Capítulo 27
Lyn:
Mis rodillas temblaban, y prácticamente podía saborear el miedo en mi boca. Me sentía acorralada. Arella estaba lanzando tal cantidad de poder sobre mí que resultaba asfixiante. Aleteé esquivando con dificultad los ataques de magia elemental que ella lanzaba sobre mí, sin embargo, era bien consciente de que eso por si solo no remediaría las cosas.
— Solo tengo que dejar que te agotes, mocosa –sentenció–. Será fácil acabarte, justo como acabé a esos patéticos animalejos que pretendían frenarme.
El miedo por mi integridad física es sustituido por el pánico acerca de Nael. ¿Nael está muerto? ¿Cómo sino se explicaría que Arella haya llegado hasta aquí? Nael. Un pulso de magia golpea demasiado cerca de mi rostro, lo esquivo con dificultad, unos cuantos mechones de mis cabellos caen al suelo convertidos en fragmentos de hielo. ¡Hija de Puta! Mi corazón protesta por Nael, pero en lugar de dejarme consumir por la tristeza, me permito ser consumida por el odio, un odio tangible hacia la Reina de Oscura. El poder reverbera en mi sangre, me rindo ante él, materializando la energía pura entre mis manos, me elevo por los aires con la mayor velocidad que puedo reunir, y lanzo el poder, encerrando a Arella en un perímetro aceptable. El círulo de magia comienza a estrecharse en su dirección.
— Exactamente, ¿qué crees que eso hará? –cuestiona burlona
Su mirada no se altera mientras observa la oleada de poder que avanza en su dirección. Le doy mi mejor mirada arrogante, a pesar de que a penas si puedo respirar gracias al cansancio. Con un gesto de fastidio, la fae lanza el contraechizo, y ese el preciso momento que espero con los dedos cruzados, cuando su magia se mezcla con la mía, rebota, y de paso el polvo de hierbas que había mezclado con la magia se abraza entorno a ella, lo siguiente que escucho es su grito de rabia y frustración, me complace escuchar una pizca de dolor en su chillido.
Desdichadamente no tarda en recuperarse, tiene los cabellos revueltos, y el rostro enrojecido, sus ojos vacíos se clavan en mí, con una sentencia de muerte.
— ¡Mocosuela imprudente! ¡¿Te atreves a desafiarme a mí?! ¡Tú antepasada!
Sus alas oscuras se abren de par en par, un siniestro brillo oscuro emerge de ellas, y es casi como si succionara la luz que nos rodeaba. ¡Mierda! ¡Esto es malo! Las sombras empiezan a bailotear a mi alrededor, escucho gemidos, crujidos, la luz del sol tiembla y escucho a la tierra gemir ante la explosión de poder de Arella, mi corazón tiembla y mi propia magia titila indecisa, la oscuridad se acrecienta, y luego en una explosión de sombras y con un chillido inhumano, estallan a mi alrededor una multitud de sombras y sluaghs. Aquellos infernales seres de pesadilla bailoteaban a entorno mi cuerpo, acechándo cada vez más de cerca, gruñendo y emitiendo aquellos chillidos inhumanos que hacían helar mi sangre. Levanto el mentón con obstinación. La última vez que me enfrenté a estas cosas, fue cuando aun vivía en la dimensión humana, la ocasión en la que hize enojar a Sorina y ella las convocó en mi contra. Ni siquiera quiero recordar lo que se sentía tener sus asquerosas esencias tocando mi alma.
Me preparo mentalmente para lo que se viene. Las criaturas se lanzan a por mí en bandadas, emito un pulso de magia elemental, la onda expansiva derriva la primera línea, pero quedan más, muchas más, lanzo una segunda y una tercera explosión, pero no es suficiente, ni de cerca, y a cambio, me siento completamente drenada, mis alas trastabillan y a penas si consigo evitar una caída mortal. Desde el aire, la reina me sonríe con suficiencia, hace un gesto con su mano, y las sombras se lanzan en picado a por mí, mis alas pierden la fuerza y comienzo a descender, directa a ellas.
De la nada, escucho gruñidos y aullidos, siento la magia a mi alrededor, mi caída es detenida por una enorme mole de piedra que me sostiene entre sus toscas manos. Una veintena de criaturas luminosas, que semejan enormes lobos árticos que irradian su propia luz nacarada, y con brillantes ojos dorados, saltan en medio de la refriega, destrozando a las sombras y los sluaghs.
— ¡¿A que ahora no te arrepientes de haberme dejado aquí, primita?!
¿Kimberly? Sip. Mis peores sospechas se confirman, cuando distingo a mi prima, sus cabellos firmemente tomados en una coleta, los acostumbrados pinceles enredados en sus cabellos, una mirada retadora a Arella, y una buena cantidad de pliegos en su espalda. La mirada de la oscura se estrecha en su dirección.
Sorina:
Una vez que nos hemos quedado solos, los Altos Señores, comparten una mirada oscura. Mirándolos comprendo que se están comunicando telepáticamente, tienen un vínculo único, resulta extraño. Entonces una curiosa sensación se abre paso en mi mente, un roce, como una caricia cálida y protectora, Linder. Instantes después me sobresalto cuando escucho su voz en mi mente: "¿Qué crees que se estarán diciendo?" ¿Y él cómo rayos hizo eso? Me guardo de hacer cualquier comentario, pero en su lugar le doy una mirada medio sorprendida, medio interrogante, me responde con una sonrisa de suficiencia, los dedos de su mano derecha acarician las líneas de mi rostro:"Soy un talento, Blanca Nieves. Eres mi mujer, necesito estar preparado para suplir cualquier necesidad tuya, apuesto a que este talento nos será muy útil en nuestras próximas noches" El calor cubre mi rostro. Le doy un manotazo y aparto sus dedos de mi rostro. Me concentro en el verde de sus ojos, y en el vínculo entre los dos, "Hmf, creído. Tú mujer está a tu altura" Una sonrisa creída pliega sus labios, sus ojos brillan con aprobación, sus dedos trazan el arco de mis labios, "Lo sé" Escuchamos un molesto carraspeo que nos hace devolver la atención a los Altos Señores. Con el rostro ruborizado me aparto de Linder.
— No tenemos tiempo para someterlos a un entrenamiento para que dominen todos sus poderes –anunciaron con aquellas voces combinadas–, sin embargo, como acaban de descubrir, muchas de las habilidades del vínculo, son cuestión de instinto.
Linder toma mi mano, y le da un apretón, su pulgar acaricia distraídamente el centro de mi mano, mientras soportamos atentos, el escrutinio y los discursos de los hermanos:
— Ustedes ahora son uno, pueden acceder a los poderes del otro, continuamente estarán intercambiando energías, de manera que puedan equilibrarse.
— Eso fue lo que pasó la primera vez. ¿Cierto?
Cuestioné recordando aquella vez, hace cosa de un año, mientras aun vivía entre los humanos, cuando recién comenzaba mi relación con Linder, había perdido el control de mis poderes, y había desatado una tormenta de nieve desastrosa sobre Nueva Catalina. Linder me daba una mirada interrogante, la verdad es que ese era un episodio que habría preferido olvidar. El señor del Invierno, por su lado, me observó con la comprensión atisbando en sus duros rasgos.
— En esa ocasión el vínculo entre los dos no estaba completado –me dice–, y tú estabas siendo restringida por el ópalo, por lo que absorbiste su magia, pero él no pudo acceder a la tuya, por eso sufriste los efectos secundarios. Ahora eso no debe de suceder. Están en perfecto equilibrio.
El señor del Verano se adelanta unos pasos, su mirada arremolinante fija en nosotros:
— Ahora deben de tener cuidado. Derrotar a las reinas no es lo realmente difícil. El verdadero problema está en su magia. Ellas dieron forma a esa dimensión mágica, son el receptáculo de su poder, se alimentan de la tierra y la tierra de ellas, así que...
— Así que si mueren sin más corremos el riesgo de destruir toda la dimensión mágica y a sus habitantes –completa Linder.
El vago gesto de asentimiento de los señores, es suficiente. Esto plantea un problema mucho más serio. Un puzle realmente molesto. Las reinas no pueden continuar como están, pero tampoco podemos exterminarlas así sin más, no podemos solo destruir dos mundos completos.
— La tierra necesita vincularse a alguien cuando sustituyan a las reinas –añaden
Estoy a punto de abrir los labios para señalar lo obvio de esa última revelación, cuando la sensación de ser absorbida por un túnel, me acapara completa. El mareo es incómodo, y la sensación de ingravidez me llena. Distantemente escucho la voz de Linder preguntándome que ocurre.
La oscuridad se disipa, los colores vívidos en todos los matices cromáticos posibles, hieren mis ojos. Mis pasos son amortiguados por un grueso colchón de nieve, altos árboles me rodean.
— ¿Dónde estamos? –la voz de Linder me hace saltar.
El Campeón del Verano se encuentra justo a mi lado y me observa inquieto. Instintivamente sus manos tantean su cadera, donde descansaba su espada, tardo unos segundos, pero reconozco los matices coloridos y la sensación de vértigo en el estómago.
— Estoy teniendo una visión –respondo–. Creo que la estás compartiendo conmigo.
Las dudas son aclaradas cuando nuevas imágenes surgen ante nuestros ojos. Lexen en medio de una encarnizada pelea contra Kurapika, Abby rodeada de sombras y sluaghs. La aldea ardiendo, faes de invierno y renegados luchando sin sentido del tiempo, muerte y destrucción. Lyn, Kimberly, Barien y Arella en una misma pelea, veo el conjuro final de la reina, su llamado a la sombras, las expresiones horrorizadas de ambas chicas y la mirada severa de Barien. Veo la explosión, los ataques que convergen, el movimiento desesperado, y finalmente, el cuerpo que cae sin vida y la expresión triunfante de Arella.
Con la última imagen de muerte, soy expulsada de la visión, un dolor caliente en mi pecho me arranca gemidos y lágrimas que no sabía era capaz de derramar. Linder sostiene mi cuerpo.
— Shh, Rina. Está bien. Tranquila. Fue solo una visión.
No. Esto iba más allá que una simple visión. Estaba acostumbrada a mis dotes de vidente, y a un nivel elemental, sabía que esto había sido diferente. Demasiado vívido, demasiado real. Mis ojos encuentran los del señor del Invierno, una muda pregunta colgando entre ellos.
— Es parte premonición y parte realidad –confirma mis peores temores–. La laguna de magia está bajo ataque, sin embargo, los eventos finales, aun no han tenido lugar.
— Tenemos que regresar –digo sin sombra de dudas.
Lyn:
El golem de piedra me mantiene a unos seis metros sobre el suelo y aunque estoy aterrada por la seguridad de Kimberly, no puedo menos que sentirme agradecida, la estructura de roca me sostiene y me da el espacio suficiente como para recuperar el aliento y que mis rodillas dejen de fastidiar.
— ¿Te atreves a desafiarme? –truena la voz de Arella
Kim, con su mejor expresión de abeja reina, le sonrié de medio lado, le enseña el dedo de en medio mientras responde:
— Lo siento querida, pero no me asusta alguien que sigue viviendo en el Medioevo. Las chicas necesitamos mantenernos a la moda. ¿Sabes? Das pena.
No puedo creerlo. ¿En serio? Se está enfrentando a la madre de Sorina, la chica que una vez prácticamente la hizo mearse en los pantalones, y se le ocurre ponerse a insultarla. Seguro que que está como una cabra. Las sombras y los sluaghs tratan de acercarse a ella, con un suave gesto de su mano, los lobos árticos se precipitan sobre las criaturas y a dentelladas los destrozan.
El ejército de la reina comienza a ser rápidamente diezmado por las criaturas convocadas por Kim, aparentemente, aunque ellas eran letales, las sombras y los sluaghs solo podían atravesarlos como si se trataran de fantasmas. Con el chillido más perforador de tímpanos que he escuchado alguna vez, la reina hace estremecer el suelo que pisamos los lobos convocados por Kimberly se desaparecen en una nube de humo, nuevos sluaghs son convocados en su lugar, pero no avanzan. Kim echa garra a otro de sus pliegos, y entonces nos encontramos rodeadas por siete figuras humanoides, con deformes rostros de mujer, brazos musculosos de los que colgaban espada y escudo y dos juegos de plumosas alas de águila. Las guerreras aladas saltan a la defensa, destrozando nuevamente las defensas de la reina, sin embargo, a penas si consigo ver una mueca de molestia en el rostro de Arella, hace un gesto con la mano, las guerreras se deshacen en otro estallido luminoso, el golem de piedra que me sostenía también se derrumba, a duras penas consigo aletear para amortiguar la caída, los pliegos de Kimberly son arrebatados por una violenta ventisca y observamos como arden en medio del aire, consumidos por unas llamas azules. Instintivamente, me coloco delante de Kim, escudándola con mi cuerpo.
— No te preocupes, no me interesa tu patética guardiana –rezonga–, tú eres mi prioridad.
¡Mierda! Me había olvidado de ese detalle. Cardania estaba desesperada por obtener a Kimberly, pero era Arella quien me perseguía a mí. Nuestros poderes tenían demasiada sincronía como para que ella lo dejara pasar por alto. Levanto los puños, tratando de adoptar una posición defensiva, la reina oscura desprende su poder en oleadas que resultan sofocantes, tratando de aplastar mi propio poder.
Una fría llamarada de plata arde entre las dos, obligando a Arella a alejarse, la sensación opresiva desaparece y puedo volver a respirar con tranquilidad. Me encuentro mirando un par de gigantescas alas blancas y una larga cabellera plateada.
— Vamos Arella. ¿Un poco de diversión por los viejos tiempos?
La nombrada chilla furiosa, apartando algunas llamas plateadas que parecen cobrar vida propia cuando se pegan a sus ropas, pierde buena parte de sus cabellos en el proceso. Sus ojos vacíos se clavan en los plateados de Barien.
— ¡Tú! ¡Tú, mi patética imitación! ¡Te atreves a...!
Las alas de Barien se abren en toda su extensión, luz pura irradia de ellas, la magia residual se siente espesa contra mi piel. El mentón del hombre se vuelve obstinado.
— Revisa bien Arella. No soy una de tus imitaciones querida.
La reina lo estudia durante breves segundos, no se que es lo que ve, pero su rostro se vuelve rojo de la ira, y sus ojos adquieren el conocido brillo de la rabia y la impotencia que producen el engaño.
— Así es –continúa Barien–. Soy tan antiguo y tan original como tú, y nuestra Nolune, tiene todos los poderes de un original. Estás acabada, querida consorte –sin mirarnos, siento como su atención se vuelve a nosotras dos–. Ahora, ustedes chicas, lo hicieron muy bien, pero a partir de aquí, puede ponerse un poco feo. Pónganse a cubierto.
No había terminado de hablar, cuando la tierra comenzó a temblar. Los pequeños guijarros del camino, la nieve misma empezó a elevarse como si la gravedad tirara de ellos a la inversa. Podía sentir el flujo de magia de la naturaleza redirigiéndose, las alas oscuras de la reina actuaban como satélite, tratando de absorber la mayor cantidad posible de poder. Las sombras, los sluaghs desaparecieron, mezclándose con la misma reina, que se transformó en una masa oscura vibrante. Ráfagas de magia elemental comenzaron a bailar de un lado a otro, era una pelea de monstruos. Arella lanzó un alud de magia oscura, de repente tuve la horrorosa sensación de que seríamos aplastados por la avalancha de sombras, el pánico interrumpió mi respiración con una intensidad que hizo doler mi pecho.
— Marilyn, respira. Estás a salvo.
La voz serena de Barien sacudió mi mundo, parpadeé sorprendida, notando como el flujo de magia, golpeaba directo frente al oscuro, pero se dividía y nos rodeaba sin tocarnos. Enseguida lo escuché murmurar una retaíla de palabras carentes de sentido, sus ojos plateados y sus alas se iluminaron, desprendió un pulso de poder, en forma de saeta que atravesó los escudos de sombras de Arella, escuché el chillido de la mujer y vi con satisfacción, como parte de su ropa y su cabello se quemaba. En represalia, se elevó en el aire, sus ojos sin vida llenándose de oscuridad, el mundo mismo pareció pestañea, Barien la imitó, alzando el vuelo, en el aire convocaron afiladas espadas de luz de luna que entrechocaban despidiendo fantasiosos destellos. Durante buenos segundos, no me fue posible distinguir más que las manchas oscuras y plateadas de ambos contrincantes, hasta que noté como el cuerpo de Arella oscilaba y con un violento pulso de magia envió a Barien unos cuantos metros en el cielo. Una multitud de sombras y sluaghs lo rodearon enseguida, apartándolo por completo de nosotras. La reina se apresuró en nuestra dirección. ¡Mierda! Intenté encontrar mi magia y levantar una defensa sobre nosotras, sin embargo, sentí la magia de la reina enredarse alrededor mío y clavarme al suelo. Fue como si perdiera la conexión con mi poder, todo mi cuerpo se sentía pesado, cadenas de sombras me clavaban al suelo, a mi lado, escuché el quejido de frustración de Kim, tan maniatada como yo.
— Entonces –susurró Arella–, ¿dónde nos habíamos quedado?
Kimberly, a pesar de estar tan reducida como yo, le lanzó unas cuantas palabrotas que hubieran hecho sonrojar a un bucanero, con eso, la atención de la bruja se volvió a ella.
— Pensé en ocuparme luego de ti, pero parece que tienes prisas, y yo no tengo ningún problema con acabar con los planes de mi hermana.
Chasquea los dedos, una poderosa corriente de magia crepitaba entre sus dedos. Mierda, no habría manera en que pudiera evitar eso. A lo lejos escucho el gruñido de rabia de Barien, con una explosión de magia se deshace de los sluaghs que lo retenían, sus orbes plateados registran la escena, Arella amenazando y el ataque en nuestra dirección. En sus ojos veo el mismo conocimiento, la afirmación de lo que ya había sospechado: no hay manera de evitar eso.
Abby:
No importa que cantidad de sluaghs me cargue, siempre aparecen más y más. Soy consciente de Lexen peleando contra Kurapika, escucho las maldiciones y los golpes, pero no tengo espacio para registrar demasiado de su trifulca. Necesito ayudarlo, necesito estar con él, se que el oscuro no es alguien a quien tomar a la ligera, y más que eso, yo también sentía la necesidad de hacerle pagar por lo que le había echo a Sorina. Entierro mis manos en el suelo, conecto mi magia a la de la tierra y tiro de ella, encerrándonos en un domo de luz dorada, que hizo arder a cuantas sombras y sluaghs quedaron dentro. No era una solución a largo plazo, pero si podíamos encargarnos del fae, el resto de las criaturas serían coser y cantar.
— Ahora solo somos nosotros, Kurapika –amenazo poniéndome junto a Lexen.
El interpelado solo sonríe burlón.
— Estás en problema si crees que necesito de esas aberraciones, princesita.
Despliega sus alas, un agujero negro se forma en su pecho, la magia del domo comienza a debilitarse, me sorprende encontrar similitudes con el control de la magia del vacío de Sorina.
— La reina Arella sabe recompensar a sus súbditos, y ustedes no tienen nada que hacer contra el poder del vacío.
Hago que unas cuantas ramas rompan el suelo, yendo directo hacia él, pero tan pronto se aproximan al perímetro de Kurapika, se marchitan, transformándose prontamente en nada más que polvo, Lexen prueba un ataque directo, pero es repelido y la magia absorbida por el agujero negro, me sitúo a su lado:
— Lex, necesitamos pensar en algo...
Mi prometido se incorpora, aferrando con la derecha su espada, y con la izquierda empujándome para que yo quede a su espalda, a través del vínculo, escucho su petición, le traslado parte de mi propio poder. La magia de Kurapika comienza a crecer, y siento como mi propio poder lucha por escapar de mí en su dirección, o mierda. El maldito bastardo pretende agotarnos. Sonríe cuando ve mi expresión horrorizada. Como si de un campo magnético se tratara, Lexen y yo somos atraídos a la órbita de Kurapika, donde su espada nos esperaba presta. Lex y yo probamos diferentes ataques de magia, pero estos simplemente desaparecen al entrar en la órbita del oscuro.
La realidad es rasgada cuando un portal se abre en medio del claro, Lexen y yo somos repelidos a varios metros, el mismo Kurapika luce desconcertado, perdiendo el control sobre su magia. En medio del claro, está ahora mi hermano, en todo su esplendor, las alas desplegadas, la marca del Beso del Verano en medio de la frente, y su cuerpo refulgiendo con los rayos dorados del sol. Su mano derecha, aquella donde está el sello que proclama su vínculo con Rina se cierra fuertemente sobre la espada. Su mirada no pierde pista de Kurapika, aunque no puedo distinguir su mirada, en la postura tensa de su espalda, y en la manera en que sus puños se tensan, se que ha capturado a su presa y que no va a escapar:
— Lexen, Abby, agradecido. Pero entenderán que a partir de aquí, es mío. Es un asunto demasiado personal.
El fae se limpia un rastro de sangre de la cara y le sonríe con procacidad:
— Enojado, ¿hadita?
Los labios de mi hermano se curvan en una sonrisa que ya había aprendido a identificar como la precursora de problemas:
— Ansioso –reconoció.
Lyn:
Iba a morir. Estaba completamente segura de ello. En el último segundo, Barien consiguió liberarse de las sombras y voló a trompicones para ponerse delante nuestro, o moríamos todos, o yo lo vería morir a él, me preparé para lo peor, no puedo decir que el viejo sea mi fae favorito, pero vamos, que le debía un montón, y no me interesaba ver morir a más personas, mucho menos delante de mí. Más desconcertante aun era el hecho de que el Antiguo quisiera sacrificarse por nosotras.
El pulso de magia de la reina es desviado en el último segundo, siento la magia oscilar alrededor nuestro, Arella es catapultada lejos por una onda expansiva, el aire se llena de aroma suave a jazmines y algodonosos copos de nieve comienzan a caer.
— Lo siento, Arella. La fiesta termina aquí. Tú y yo tenemos cuentas que arreglar.
Los vellos de mi cuerpo se erizan cuando reconozco la voz Sorina. No creí, nunca creí que ella regresaría. En medio del claro está con las mismas sencillas ropas con que la vi alejarse la primera vez, lo único distinto es una capa verde por encima, sus largos cabellos negros le caen en cascada por la espalda, en su mano derecha aferra un báculo de madera, su cuerpo refulge con los resplandores nacarados de la luna.
— Lyn, yo tomo el relevo a partir de aquí. Encárgate de los otros dos.
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Entonces chicas y chicos, hasta aquí el capi. Me ha dado trabajo y espero que no se vea demasido latoso. Como ya dije antes, cuenta regresiva, solo quedas dos capís más y un epílogo. Estamos llegando al final de la historia de Linder y Sorina. La Hija de la Noche y el Campeón del Verano se están despidiendo. ¿A alguien le da nostalgia? En fin, que trataré de hacerlo todo lo mejor posible para que los últimos capis sean por todo lo alto.
Ahora y volviendo a otro tema importante, por favor, ayúdenme con la campaña publicitaria para Hija de la Noche. Recuerden que está participando en los FiveDreamersAwards, y sin el apoyo del público, no conseguiré estar en el podio de los premiados. Puede votar cualquiera, el único requisito es que sea con la cuenta de google activada, así que porfavorcito, ayuden. Debajo en un comentario les dejo el link al formulario. Besos. Espero su ayuda, y por supuesto, sus comentarios y opiniones del capítulo.
Lennali.
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