La noche de Navidad debía estar teñida de paz, con melodías suaves de villancicos llenando el ambiente, luces navideñas brillando doquier y el aroma a galletas recién horneadas en el aire. Pero en lugar de eso, aquí estoy, atrapada en una escena que podría ser el clímax de cualquier película de bajo perfil, donde la protagonista soy yo misma.

Restaurar una pintura en el Museo Metropolitano de Nueva York en Nochebuena parecía un trabajo sencillo. Trabajar, sonreírles a todos y desear "Feliz Navidad". Pero todo se desmorona cuando los disparos rompen el silencio y el caos se apodera de la galería. Entre vitrinas rotas y gritos, un hombre de ojos grises como el hielo, me empuja hacia la salida. Dice querer protegerme y asegura trabajar en seguridad, pero su mirada helada y esa sonrisa torcida me indican que estoy confiando en la persona equivocada. ¿Qué tipo de agente besaría a la mujer que acaba de salvar?

Ahora, sentada frente a él en una cafetería bañada con las luces cálidas de Navidad, debería sentirme a salvo. Pero no es como me siento. Cada palabra suya es un juego de doble filo, cada mirada, una chispa que enciende una tensión inexplicable entre nosotros. Él me sonríe con esa mueca tan irritante como fascinante, inclinándose apenas lo suficiente para que su proximidad me haga temblar.

¿Por qué siento que pretende algo más de mí que simplemente ponerme a salvo?

Sé que debería escapar, pero mi mente está dividida entre huir de él y seguirle hasta el mismísimo infierno para descubrir quién es en realidad.

Mi nombre es Amelia White y, por primera vez, siento que mi vida no me pertenece. Esta Navidad, los copos de nieve caen teñidos de rojo, y el corazón me late como si mi destino estuviera a punto de cambiar para siempre. Como si estuviera en sus manos. Y, para bien o para mal... estoy atrapada en su juego.

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ADVERTENCIAS:

-Esta historia está ambientada en lugares reales, pero los hechos que acontecen y los personajes que aparecen en ella son completamente ficticios y no tienen ninguna base real. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia.

-Contenido recomendado para mayores de edad.