El café está frío,
ya no te busco en los espacios vacíos,
ni en el recuerdo de la calidez de tus dedos,
ni el aroma de tu cabello,

la noche es larga,
el día no llega,
y yo releo las líneas de mis textos,
te siento presente,
débilmente,
aunque podría escribir libros,
inspirados en tus ausencias,

ya no quiero divagar entre escombros,
ya no quiero preguntar por tus verdaderas intenciones,
ya no quiero perderme,
en geografía sin mapa,

estoy hastiada de suspiros,
de venir e irme,
de llorar en silencio,
ya no deseo gritar[te],
poéticamente,
y que ni siquiera escuches,
ya no quiero ilusiones,
ni futuros lejanos,
ponerme,
y ponerte alas.