Capítulo 13.- El secreto.
Algo que caracterizaba mucho a Santa Cecilia era la bondad y amabilidad de su gente. Era muy común caminar por sus calles o por su sorprendente plaza y recibir un saludo junto con una sonrisa de sus habitantes.
Pero claro, no todo era miel sobre hojuelas, había peleas y conflictos pero muy pocos, y es que la verdad eran muy pacíficos.
El verdadero problema con Santa Cecilia era su pensamiento conservador. No mucha gente era así pero si la mayoría concordaban en algunos temas sociales como por ejemplo el rechazo a la homosexualidad.
Simplemente era algo que no se podía tolerar, pero vamos ¿Para qué pelear por eso? Ni que hubiera homosexuales en el pueblo...
Ah, esperen, casi olvido a esos jotos.
Aunque bueno, ellos aún no sabían ese oscuro "secreto" que aguardaba su pueblo querído y eso les traerá problemas...y pongo secretos en comillas porque en realidad no es secreto, solo gajes de vivir en la década de 1910.
Bueno, volviendo con nuestros protagonistas, ellos estaban en la "Plaza de el mariachi", el lugar mas representativo e importante de el pueblo de Santa Cecilia, y tambien, el mas visitado así que si querían ser escuchados tenían que ir ahí.
Y como les dije, había mucha gente cantando pero ninguna interesante a excepción de una joven nunca vista por la pareja.
Una de las cosas que habían pasado en su ausencia era la llegada de una nueva familia a el pueblo. La chica que cantaba era la menor entre sus hermanos, Imelda era su nombre.
Ay de mi llorona
Llorona de azul celeste
Ay de mi llorona
Llorona de azul celeste
Y aunque la vida me cueste llorona
No dejaré de querete
No dejaré de querete
Desde que comenzó a cantar había llamado la atención de Héctor quien no dejaba de mirarla algo que comenzaba a molestar a Ernesto. Él era muy celoso con sus cosas y con Héctor ni se diga.
Imagínense, Imelda cantando su melodía mientras la gente solo admiraba su hermosa voz...
Y Ernesto la miraba emputado y celoso.
Llegó un punto de la canción en la que Ernesto estaba arto, no podía seguir soportando ver como Héctor se le quedaba viendo a la joven, así que hizo lo que cualquiera hubiera hecho...almenos eso pensaba él.
Ay de mi llorona, llorona
Llorona de azul celeste...
¡¡¡Ay de mi llorona, llorona!!!
Llorona de azul celeste
Tal vez por instinto, por celoso o por pendejo, decidió meterse a cantar con Imelda, la gente se emocionó por el dúo de los dos aunque Héctor parecia mas bien confundido.
Y aunque la vida me cueste llorona
No dejaré de quererte
¡¡¡Y aunque la vida me cueste llorona!!!
No dejaré de quererte
Ernesto volteaba a ver a Héctor, este último sentía que esas palabras eran dedicadas a él, y así era.
Fue algo romántico, por fin Ernesto logró lo que quería, llamar su atención y hacerlo olvidar a esa chica.
No dejaré de quererte
¡¡¡No dejaré de querete!!!
¡¡¡Ay ya yay!!!
***
-¿Qué me miras?
Después de una larga tarde en la plaza ya volvian a sus casas y todo el camino Héctor le sonreia pícaro, Ernesto lo volteaba a ver incrédulo ¿Ahora qué le pasa a este?
-Ernesto, Ernestito De la Cruz. Acabas de arrebatarme el título de celoso.
-¿Qué? ¿N-no se de qué hablas?
-Ay mi amor, yo tenías que hacer eso, ni que me fuera a ir con ella.
-¿Y cómo se que no lo harás?
Ya había llegado a labparte de el camino en el que cada quien se iba a su casa. Antes de irse, Héctor dijo:
-Creeme, no lo haré.
Y cada quien se fue a su casa.
Pero antes de que Héctor pudiera tan siquiera llegar alcanzó a escuchar varios gritos, la mayoria de una multitud enfurecida. Héctor se acerco por curiosidad y al llegar en medio vio una terrible escena.
Dos chicas, torturadas y golpeadas yacian en el piso mientras que la gente les gritaba y en vez de ayudarlas ¿Cómo? ¿Por qué?
-¡Alto!.- Gritó Héctor poniendose en medio de la multitud.- ¡No pueden hacerle eso a estas pobres muchachas!
-¿Pobres? ¡Son unas pecadoras de el demonio!.- Dijo una señora.
-¡Si! Malditas, traerán desgtacias a el pueblo.- Siguió otra.
-¿Pero por qué? ¿Qué hicieron estas chicas pa' merecer todo esto?
-Son unas pecadoras, ellas...son homosexuales.
-Si ¡¿Qué clase de personas son ellas?!
Héctor miró con temor a la gente, si, él tambien era así y parecia aceptarlo, pero su miedo es muy grande.
Esa noche no pudo dormir, pensaba en lo que la gente comentaba y lo que le hicieron a esas pobres chicas ¿Y si eran verdaderas sus palabras?
Ahora tenía una gran incógnita, seguir a su mente o a su corazón.
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Hola, aquí Sombra desde mi sala...
No pondré nada, ya me vale todo :v
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