Consejo de Xiao Zhan;

— Es cuestión de hacerte notar — dijo Zhan mientras consolaba a Cheng y lo abrazaba de manera maternal.

Cheng se encontraba tirado en el piso en posición fetal y envuelto en una manta morada que encontró por ahí, debajo de aquella frazada Cheng se regañaba y lentamente moría debido a la anterior vergüenza que había pasado con Kuan.

Mientras escuchaba las suaves palabras de Zhan la motivación de Cheng creció de nueva cuenta, llevaría a cabo

un plan con el objetivo de conseguir lo que más anhelaba.— ¡Un beso de Kuan-Ge no actuado! — grito con repentina alegría Cheng y dando un salto se levantó — Solo eso pido.

Decidido dijo eso último mientras tomaba la manta de los bordes y alzaba su vista y manos al cielo en señal de victoria.

Xiao Zhan lo observaba con orgullo y al borde de las lágrimas, su chico había crecido tanto.

Con la idea, o el plan perfecto en mente, decidió organizar una cena especial, habían rosas blancas en un jarrón puesto sobre la mesa del balcón de su departamento, donde todo estaba perfectamente acomodado a espera de que HaiKuan llegara para compartir una grata velada.

El siguiente paso era arreglarse, faltaba una hora y media para que el chico llegará y también para que pudiera enfrentarlo sin morir de la vergüenza en el intento.

La poca luz de la tarde iluminaba a la pareja, quienes sentados uno frente al otro se miraban atentamente. Había tensión en el aire y una nula conversación en progreso.

— A-Cheng, lo que pasó hoy durante el día...— Kuan fue interrumpido por un Cheng que con rapidez fue por la comida— ¡Wow! ¿Esto fue cocinado por ti?

El mayor miraba con anhelo las gambas, carne, pescado y verduras que posaban deliciosamente frente a el en los platos.

ZhuoCheng asintió levemente y ambos comenzaron a comer, todo transcurrió con normalidad hasta que terminaron de cenar.

Ese era un momento perfecto, momento donde conseguiría el tan ansiado beso.

Ya de noche y con un par de copas de vino encima, Cheng tomo valor y miro al mayor acercándose lentamente.

¿Ese era el momento?

¿Lo que tanto deseaba ocurriría?

No.

Claramente el destino no estaba de su lado y por ello cuando estaba a punto de tocar los labios ajenos, Cheng cayó inconsciente siendo tomado ágilmente por Kuan,

— ¿Acaso algún día te podré besar sin que algo lo impida?