Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 03

«Abriendo heridas»

“Ciudadanos de Shizuoka dicen haber visto a Todoroki Shōto por primera vez luego de cinco años de desaparecido en la plaza de Tahakura a eso de las 13:55 PM. Dónde afirman tuvo un desafortunado y conflictivo encuentro con el actual héroe número dos Bakugō Katsuki, mejor conocido como Ground Zero quien lo habría agredido fuertemente en el rostro sin provocación alguna de manera injusta e impulsiva hasta hacerlo sangrar por razones que aún son...”

—¿Así que era eso? ¿Fuiste a ver a Katsuki? —interrumpió Fuyumi mientras apagaba la televisión de la sala para entonces fijar su cariñosa y preocupada mirada grisácea en el pensativo, distante y entristecido semblante de su hermano menor— Shōto...

Quién pese al llamado cargado de preocupación en la voz que escuchaba provenir de su hermana, lo ignoraba. Pero no lo ignoraba porque él quisiera, sino que lo hacía debido a que toda su atención se encontraba centrada en un único hombre. Ese que seguía visualizando delante de él con los ojos llorosos, el entrecejo fruncido y una mirada llena de dolor y furia hacia su persona.

Una mirada que de sólo recordarla, le hizo pensar en que quizás no debió haber vuelto. Porque de no haberlo hecho, probablemente no estaría sintiéndose tan culpable como lo estaba haciendo en ese momento. No estaría lamentando el no haber pensado mejor las cosas antes de hacerlas, así cómo había ocurrido con aquel esperado y desastroso reencuentro que deseaba más que nada concretar, sin detenerse a pensar ni un segundo en las consecuencias que sus egoístas actos pudiesen provocar en el contrario.

Sin pensar en que seguramente llevar a Bakugō engañado a aquel parque lleno de gente y recuerdos era un terrible error. Sin pensar en que tal vez, la buena intención que tenía de volver a su ciudad natal con el motivo de curar viejas heridas del pasado que le concernían únicamente a él y al rubio ceniza sólo causaría que éstas se abrieran y profundizaran aún más de lo que ya estaban.

Porque a Todoroki Shōto en todos sus años de ausencia en la vida del ojirubí jamás se le pasó por la mente que ese supuesto amor que le profesó Katsuki la última vez que se vieron fuese verdadero. Nunca pensó en la posibilidad de que aquel fuerte y orgulloso chico de carácter explosivo llegaría a sufrir tanto por su partida. Y es que si bien el contrario parecía haber abierto su corazón de una manera tan directa, profunda y honesta que lo hizo dudar de su pensamiento por unos segundos, él aún así se obligó a creer que aquellas dos palabras que habían salido de los tersos y medianamente rosados labios de su ex compañero y amigo eran una mentira.

Aún cuando los profundos ojos color rubíes del contrario parecían brillar con un deje de vergüenza y tristeza, ambos escondidos detrás de aquel característico entrecejo fruncido que llevaba al momento en que lo rechazó luego de que el contrario le robará ese impulsivo pero significativo beso para ambos, siguió pensando que esos sentimientos románticos por parte del rubio ceniza hacía su persona sólo eran una confusión momentánea de su parte.

¿Pues cómo iban a ser verdad? ¿Cómo iba a creer que el explosivo Bakugō Katsuki se había enamorado de él siendo que ni siquiera él se podía amar a sí mismo?

Debía de estar confundido, fue su respuesta más lógica. Porque a decir verdad, él también lo estuvo en su momento debido a todas sus vivencias juntos, y cómo no estarlo, si de ser rivales pasaron a congeniar bastante bien entre ellos en cuestión de meses. Convirtiéndose en esa clase de amigos que se confiaban sus más íntimos secretos. Porque él confiaba en Bakugō y viceversa, ambos sabían que podían revelarse lo que fuese sin pena o vergüenza alguna de por medio, sin miedo a que alguno abriese la boca con otros. Y si bien él tenía una clase de amistad similar con Midoriya al igual que el ojirubí tenía esa confianza con Kirishima, ambos se habían admitido una vez que no era lo mismo.

Ambos habían concordado que lo de ellos era diferente. Era más profundo, más íntimo, se sentía de cierta forma algo más... especial.

Algo que en su momento a Todoroki rápidamente le había hecho sentir un vuelco en su corazón, el primer latir de un sentimiento que se negaba a aceptar. La primera vez que se sintió perdido y confundido con respecto a lo que el rubio ceniza le hacía sentir.

Pues aquella sensación tan cálida que se había formado de pronto en su pecho era algo sumamente desconocido y extraño para él. Una sensación que así como le agradaba, también le atemorizaba.

Sobre todo cuando aquel pequeño y amenazante calor interno parecía ir creciendo lentamente con cada momento que compartía su tiempo en compañía del ojirubí. Un tenue calor que repentinamente aparecía en sus mejillas cada vez que veía de reojo a un pacífico Bakugō sonreírle cómodamente a las estrellas sin que el contrario se diera cuenta de su acción. Un calor que le gustaba experimentar, pero que no quería hacerlo incrementar ni perdurar por miedo a que éste mismo lo terminará consumiendo y hundiendo a un abismo del cual no podría salir.

Un abismo tan hermoso como peligroso llamado amor.

Por ello fue que se abstuvo de llevar sus acciones a algo mucho más íntimo como lo consideraba un abrazo o un beso. Porque a pesar de darse cuenta que sentía más que un simple sentimiento de amistad por el explosivo rubio ceniza, creyó saber de antemano que aquello sólo era una confusión que se manifestó en él a causa de la falta de cuidado y cariño en su vida. Una confusión que sabía debía de terminar en algún momento. Algo temporal, algo que creía terminaría cuando ambos fuesen héroes profesionales y dejarán de verse tan seguido como lo hacían en ese entonces.

Estaba seguro de ello, lo estaba porque sabía que debido a su pasado él no podía amar. Por eso no podía ni quería corresponder al ojirubí.

Él no podía ilusionar a Bakugō diciéndole algo que sabía en realidad no sentía ni creía que podría llegar a sentir por el contrario en un futuro.

Por eso cuando Katsuki dijo que lo amaba lo rechazó.

Porque Shōto debía ser sincero, él no amaba a Bakugō. Sin embargo sí, le gustaba, pero sabía perfectamente que ello y lo otro no tenían la más mínima comparación. Sabía que el rubio ceniza no merecía a alguien tan inseguro como él a su lado, sabía que por mucho que intentara corresponder a sus sentimientos jamás lo lograría si primero no resolvía sus propias disputas e inseguridades con respecto a su ámbito familiar. La cuna de todos sus problemas.

Y con esos pensamientos en mente fue que se convenció a sí mismo de que alejarse por un tiempo era lo mejor para ambos. Lo mejor para él que tenía que superar esa etapa de confusión y lo mejor para Bakugō, quién debía quitarse esa idea errónea y descabellada donde decía estar enamorado de él. Quién creyó inocentemente que quizás así ambos superarían aquella ilusoria y prematura fase de enamoramiento para luego retomar tranquilamente su relación de amistad desde donde la habían dejado.

Sí, eso era lo que había pensado. Pero qué equivocado estuvo.

El hombre de quirk dual se había dado cuenta de eso años más tarde cuando se encontraba a kilómetros de distancia de la persona que se dio cuenta, venía amando desde que apenas era un estudiante de U.A. Desde que se dio cuenta que todos esos años sólo se había mentido y engañado a sí mismo por el miedo que las palabras “te amo” habían infundido en él.

¿Pues qué sabía él sobre amar a alguien? En ese tiempo estaba seguro que no sabía nada ¿Pero ahora? Ahora todo era completamente diferente.

Ahora que había vuelto a la ciudad de su amado y había visto a Bakugō llorar frente a él fue que se percató de todo el daño que había provocado, toda la tristeza y decepción que había implantado en el corazón del contrario así como en el suyo propio. Y es que ver a Katsuki de aquella forma sólo le hizo darse cuenta de lo imbécil que había sido, de lo mucho que deseaba darle cobijo en sus brazos en cuanto disculpas tras disculpas eran repartidas con total arrepentimiento en su voz mientras besos y abrazos prometían en silencio sanar cada uno de los males que pudo generar en su alma y corazón, esperando así, poder remediar poco a poco todos los errores que había ocasionado durante esos cinco años.

Cinco años en que nunca se atrevió a agarrar su celular para mensajear o llamar al contrario por el miedo y la vergüenza que sentía. Cinco años en que ni siquiera se molestó en saber qué había sido de su vida. Cinco años en que se preocupó tan profundamente por sanarse a sí mismo para luego volver y empezar de nuevo, que ni siquiera se puso en el caso de que Bakugō podía estar sufriendo igual o más que él.

Cinco años de errores que le habían caído en la consciencia en menos de media hora de profunda e intensa reflexión y agolpados recuerdos que llenaban de culpa su angustiado e intranquilo corazón.

—Vamos Shōto, respira... tranquilo...

Y tan metido estaba en recordar y reflexionar todo lo ocurrido con anterioridad, que ni siquiera tomó atención al momento en qué su respiración se había vuelto errática hasta llegar al punto de empezar a tomar grandes bocanadas de aire en busca de oxígeno mientras que su hermana lo acunaba en sus brazos con fuerza repitiéndole una y otra vez que guardara la calma, que estaba a su lado y que no lo dejaría solo, que confiara en ella y soltara eso que tanto lo aquejaba y preocupaba.

—Lo rompí... lo rompí... —soltó entonces lo primero que tenía en mente en ese instante en cuanto gruesas y saladas lágrimas resbalaban una a una por sus acaloradas mejillas mientras lentamente su respiración iba regulándose de a poco— lo rompí Fuyumi... lo arruiné...

—Shōto...

—Terminé haciendo lo mismo... lo mismo que papá hizo con mamá...

—Mírame Shōto —pidió Fuyumi con suavidad esperando que su hermano  respondiera a su petición, cosa que no ocurrió—, por favor mírame y escúchame —volvió a pedir entonces ésta vez teniendo éxito, encontrándose de frente con esos hermosos ojos heterocromáticos que poseía el menor de sus hermanos, entregándole así una pequeña sonrisa tranquilizadora mientras secaba las pocas lágrimas que ahora salían de los lagrimales de Shōto—. Tú no puedes comparar tu situación con lo que hizo Enji años atrás ¿entendido?

—Pero yo...

—¿Entendido? —volvió a preguntar la ojigris con un tono más firme, recibiendo del contrario sólo un leve asentimiento de cabeza— Todos nos hemos equivocado alguna vez —dijo para tranquilizarlo—. Lo importante es que te diste cuenta y qué piensas remediar tus errores ¿cierto? —preguntó esperando una respuesta que se tardaba en llegar— ¿Shōto?

—No debí volver... —comentó Shōto entonces, cabizbajo.

Provocando que Fuyumi suspirara y acariciara sus finas y suaves hebras bicolores con cariño, como si de una madre consolando a su hijo se tratase.

—Pero lo hiciste, y ahora no te queda de otra que buscar el perdón de Katsuki, de explicarle por qué hiciste lo que hiciste y esperar a que él entienda y acepte cada una de tus palabras. Sólo debes ser paciente —sonrió—. Aunque estoy segura que te perdonará, después de todo él aún te ama.

Confesó segura de sus palabras, pues si aquel explosivo hombre de ojos color rubíes no lo amase, no habría llorado y golpeado a Shōto para empezar.

Y es que a percepción de Fuyumi, Bakugō Katsuki estaba dolido, decepcionado, molesto y frustrado por todo lo respectivo a su hermano, pero muy en el fondo de aquel corazón roto, ella estaba segura que una pequeña llama ardía en el interior de cada uno de los pequeños fragmentos de éste. Una que si se le cuidaba y entregaba la mayor dedicación posible por avivarla, ésta incrementaría hasta llegar al punto donde todos los trozos brillaran por cuenta propia, uniéndose unos a otros casi como si fuera arte de magia.

—Gracias, Fuyumi.

Y en cuanto ambos hermanos se sonreían levemente para luego fundirse en un cálido y necesitado abrazo, a las afueras de la ciudad cierto pelirrojo apellidado Kirishima batallaba por abrazar y sostener con firmeza a su mejor amigo de la cintura con intención de calmar y consolar al rubio ceniza que luchaba por liberarse de ese indeseado intento de abrazo que el contrario intentaba imponer sobre su persona.

—¡Suéltame maldito pelos de mierda! —acción que para el ojirubí no era nada agradable, pues para él, aquella muestra de afecto no hacía más que recalcarle el hecho de que fue débil frente al bastardo mitad-mitad. Cosa que lo enfurecía y entristecía por igual, aunque no pensaba volver a exteriorizar eso último—. ¡Kirishima Eijirō te exijo que me sueltes ahora mismo sino quieres que te parta la madre apenas me libere de ti!

—Lo siento Blasty, pero tendrás que acostumbrarte a mis brazos porque no pienso soltarte —informó el pelirrojo con determinación, afianzando aún más el agarre que tenía sobre Bakugō hasta que terminó pegando la espalda de éste a su endurecido pecho—. Puedes patalear, golpear, insultar e incluso explotarme, pero te aseguro que por mucho que lo hagas no voy a soltarte. No permitiré que te caigas otra vez, Katsuki.

Terminó diciendo con un delicado tono de voz que hizo enfurecer al contrario. Y es que por la misma mierda, él no era débil para que lo tratará con tanta delicadeza, no era débil, no lo era...

¿Pero si no lo era, por qué de nuevo volvía a ver borroso?

—¡Qué me sueltes, estoy bien ¿no me ves?! —vociferó con rabia, frustración y un pequeño deje de tristeza, tristeza que si bien no deseaba sentir ni exteriorizar, el idiota de su mejor amigo no se lo dejaba nada fácil, pues el suave pero firme tacto de Kirishima sobre él junto a las malditas palabras que había dicho sólo lo hacían pensar en voltear y corresponder el abrazo que el otro le proporcionaba— Estoy bien...

Lo hacía pensar en que quizás ya era tiempo de dejar de fingir y admitir que él también era humano, que tenía sentimientos y que por una vez éstos salieran uno tras otro hasta vaciar su atormentado corazón por completo.

Quizás ya era hora de mostrarle abiertamente sus heridas a Kirishima para que éste lo ayudará a sanar. Tal vez expresar todo eso que venía escondiendo por años le haría sentir mejor.

—Eijirō, por favor suéltame, hay cosas que quiero decirte a la cara —pidió entonces recibiendo por respuesta un leve jadeo de sorpresa ante la tranquilidad y seriedad con la que fueron dichas aquellas palabras. Aún así Kirishima con cierta duda hizo caso a lo que su mejor amigo le pedía y lo soltó con lentitud, haciendo que el rubio ceniza avanzara unos pasos para luego voltear y chocar su mirada ojirubí con la ojicarmín que denotaba cierta curiosidad y preocupación por él—. Kirishima, no sé cómo mierda hiciste para convertirte en mi mejor amigo, no sé qué putas mierdas habrás dicho o hecho para llegar a convertirte en alguien especial para mí, pero lo que sí sé, es que no te mereces a un maldito mentiroso como yo en tu vida.

—¿Blasty de que est-

—Te mentí pelos de mierda, te mentí a ti, a mis padres y a mí, que es lo peor de todo —confesó luego, tomando una honda respiración para continuar bajo la atenta mirada del pelirrojo parado frente a él—. Les mentí al decirles que todas las putas lágrimas que solté en el pasado fueron causadas por el abandonó de ese bastardo, siendo que lo que en verdad me dolía y entristecía era... era... —se detuvo esperando que el dolor en su pecho cesase, pero era imposible, por lo que apretando sus puños y armándose de toda la fuerza de voluntad que pudo, continuó mientras nuevas lágrimas comenzaban a bajar por sus mejillas.

—Blasty...

—¡Era yo maldita sea, lo que me dolía era pensar que mi jodida forma de ser terminó por ahuyentar al único hombre que amaba! ¿Por qué más se habría ido sino? Seguramente pensó que alguien como yo no... no sabría lo que era amar a alguien que no fuera a sí mismo... quizás me creyó lo suficientemente egoísta como para pensar que todas las putas miradas y roces que le daba eran un juego... un maldito juego que el bastardo se atrevió a seguir sin pensar en qué yo de verdad sentía algo más que una puta amistad por él —aclaró tomando otra bocanada de aire—. ¿Y sabes qué? Sí, me dolió que me rechazará pero lo acepté, era una posibilidad de todas formas y estaba dispuesto a seguir siendo su amigo porque maldita sea, el hecho de separarme de él era algo que... que no deseaba por nada del mundo... que me desgarraría como no tienes idea, pelos de mierda. Algo que de todas formas sucedió, pues el bastardo se fue... sin despedirse... sin decirme el por qué... sin pensar siquiera en mensajearme o llamarme... dime Kirishima ¿eso es lo qué hace un amigo?

—No, per-

—¡Pero nada! Ese bastardo no sabe los jodidos meses que estuve pensando día y noche en lo que había hecho mal... si haberme confesado fue un error... si amarlo lo era... fue eso ¿verdad? alguien como yo... ¿alguien como yo no tenía derecho a amar y ser amado también? ¿acaso ese era mi karma por lo hijo de puta que fui con Deku, con los extras? Eijirō... ¿qué fue lo que hice mal?

Preguntó con un tono de voz tan débil que Kirishima no pudo evitar acercarse de improviso a él para abrazarlo con firmeza mientras que Bakugō finalmente se dejaba hacer, correspondiendo a esa consoladora acción del ojicarmín con ganas, fuerza y cariño.

Y es que odiaba admitirlo pero, había necesitado ese abrazo desde hace mucho tiempo atrás.

—Tú no hiciste nada malo, Blasty —soltó el pelirrojo con una media sonrisa tomando al rubio ceniza por los hombros para alejarlo un poco de sí y verlo directamente a esos ojos tan parecidos a los suyos con cariño—. Tu único error, y escúchame bien, el único que cometiste fue ser tan orgulloso cómo para no haberlo llamado o mensajeado tú.

—¿Qué? —soltó un confundido Bakugō entonces. ¿Había oído bien?

—Lo que oyes Blasty, mira... —por otro lado dijo el contrario para luego soltar un suspiro— Sé que si no lo hiciste fue porque de seguro en ese momento no querías sentirte más rechazado y dolido en caso de que Todoroki no te respondiera y así, pero Blasty, han pasado cinco años y ahora él volvió, no puedes simplemente ignorarlo aunque quisieras.

—¿Qué mierda estás insinuando? —preguntó el ojirubí entonces dejando rápidamente la tristeza de lado para ahora fruncir su entrecejo con molestia al sospechar por qué camino se estaba yendo el idiota de su mejor amigo— No me digas que quieres que hable con ese bastardo...

—Es exactamente lo que qui- —iba diciendo Kirishima hasta que una repentina explosión fue dirigida hacia su persona, haciendo que dejara de hablar para así instintivamente activar su quirk a tiempo—. ¡Blasty escúchame!

Gritó a la vez que de un rápido movimiento logró apresar a su mejor amigo entre sus brazos.

—¡Suéltame infeliz, ahora sí que te parto la madre!

—Te lo vuelvo a repetir, no pienso soltarte así que te callas y me escuchas si no quieres que me ponga duro —soltó con una inigualable rudeza en su voz, rudeza que poco le duró al darse cuenta de la leve risa que el contrario soltaba frente a él— ¿De qué te ríes? ¡Esto es serio!

—Eres un maldito pervertido, pelos de mierda.

—¿Eh? —emitió un confundido Kirishima hasta que entendió a qué se refería, haciendo que se sonrojara furiosamente por unos segundos— ¡No lo decía en ese sentido y no me cambies el tema! —gritó avergonzado por sus antiguas palabras para desviar su mirada del rostro de su amigo— Y ahora vas a escuchar tranquilamente lo que voy a decir.

—Tsk, has lo que quieras pero no esperes que te haga caso —avisó Bakugō aún con su entrecejo fruncido pero más tranquilo de lo que estaba antes.

—Bien —suspiró el contrario y al fin se dispuso a hablar—. Creo que lo mejor es que hables cara a cara con Todoro-

—Ni muerto.

—Katsuki —advirtió Kirishima entonces provocando que el ojirubí chasqueará la lengua resignado—. Así como tú me contaste tus suposiciones del por qué él se fue y pasó todo lo que pasó, creo que Todoroki tiene el derecho de defenderse. Quizás las cosas no son cómo tú las piensas. ¿Así que qué me dices?

—Te espero en el auto —dijo Bakugō entonces soltándose sin mayor problema del agarre del pelirrojo para ir a su auto.

Dejando a un preocupado Kirishima a sus espaldas que pensaba seriamente en que quizás, ya era hora de pedir refuerzos para asegurar finalmente la felicidad de su mejor amigo.

Hola tanto tiempo :'3 ¿Cómo han estado? xd

Cachan que los capítulos de ésta historia los escribo en mi app de notas del celu porque me da una capacidad de 3400 y tantas palabras, así que uso todo lo que me pueda ofrecer porque no sé, no quiero hacer menos de eso(? Aunque ahora me había pasado y tuve que cortar unas cosas ña.

Bueno quise dejar aquí una idea de cómo se sentía Shōto porque vi injusto que no se pudiera defender de ustedes ah djsj :'v bueno, la verdad es que tanto Bakugō como Todoroki tienen culpa en lo que pasó we.

En fin, gracias por seguir aquí 💕 y espero que el capítulo haya podido sacarles uno que otro sentimiento ^^

¡Hasta la próxima! 🤗

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro