Capítulo 02
«Fénix»
❦
I will love you till the end of time
Se escuchaba a lo lejos de manera suave, o quizás así lo sentía él al encontrarse reacio a despertar y callar a esa molesta voz que poco a poco se iba elevando cada vez más por todo su alrededor.
Promise you'll remember that you're mine
Tanto que finalmente terminó por persuadirlo a entreabrir sus pesados párpados con cansancio. Viendo entonces cómo el celular perteneciente a Kirishima descansaba sobre la mesa de centro frente a él tal cual lo había dejado la noche anterior, con la diferencia de que ahora éste se encontraba vibrando incesantemente sobre la superficie de madera barnizada mientras que molestas y brillantes luces eran emitidas en perfectos intervalos de tiempo desde la pantalla del mismo con intenciones de no ser ignorado.
Baby can you see through the tears?
Anunciando una llamada entrante que Bakugō ni siquiera se molestó en saber de quién era, haciendo que agarrara el aparato, respondiera la llamada que no era suya sin mayor problema y acercara el móvil a su oído con la clara intención de informar al desconocido que el dueño del celular no se encontraría disponible hasta dentro de unas horas más tarde y así cortarle sin esperar respuesta alguna. Todo sea por querer retomar nuevamente su sueño y dejar la mañana de su idiota mejor amigo desocupada para hablar tranquilamente con él sobre los errores que estaba cometiendo en su vida.
Pero entonces justo cuando entreabrió sus labios para hablar, otra voz sumamente molesta y conocida para él se oyó salir claramente de la otra línea.
—Hola Kiri bebé —provocando que todo el sueño que tenía se esfumara de pronto mientras su entrecejo se fruncía con enojo ante el cariñoso apodo que había usado la rata eléctrica para referirse a su mejor amigo ¿pues quién trataba a su ex de esa manera?— ¿Kiri, est-
—Con razón ese idiota no puede olvidarse de ti, maldito Pikachu —dijo Bakugō finalmente para luego escupir las siguientes palabras con odio—. ¿Cómo mierda podría si lo único que haces es seguir ilusionándolo al tratarlo de esa manera tan asquerosamente dulce? ¿Acaso no te da vergüenza jugar con sus sentimientos de esa forma? ¿O es que ahora piensas usarlo de amante? —preguntó apretando el celular ajeno con ira mientras esperaba una respuesta que después de unos segundos de absoluto silencio por parte del contrario parecía no querer llegar, impacientándolo— ¡RESPONDE PUTA RATA ¿QUÉ MALDITA MIERDA PLANEAS HACER CON ÉL?!
—¿Qué crees que haces con mi celular? —Bakugō oyó decir a sus espaldas, volteándose así para toparse con los hinchados ojos color carmín mirarlo con reproche en cuanto el aparato que llevaba en mano le era arrebatado sin mayor esfuerzo, haciendo que por primera vez en mucho tiempo los deseos de golpear a Kirishima volvieran a él de sólo ver cómo el recién mencionado sonreía como idiota al acercar su celular hacía sí para hablar— Disculpa Kami, ignora lo que sea que te haya dicho Blasty, no durmió muy bien anoche... —iba diciendo el pelirrojo que volvió a subir por las escaleras de la casa hasta perderse en el segundo piso, más precisamente, en la habitación del rubio ceniza.
Dejando a éste último solo en mitad de la sala con un tic en su ojo al verse en aquella maldita situación de no saber qué hacer para que el idiota pelo pincho que tenía como mejor amigo se olvidará de una vez por todas de esa asquerosa rata eléctrica que lo único que le hacía era daño.
—Ese idiota ingenuo...
—Es igual a ti, mierdecilla —respondió su madre entonces saliendo desde la cocina con ambas manos apoyadas sobre sus caderas mientras veía directamente a los ojos color rubíes de su hijo, quién no hacía más que devolverle la mirada con advertencia de lo que fuera a decir a continuación, provocando que una satisfactoria sonrisa se posará en los delicados labios de su progenitora— ¿O es que ahora me vas a decir que tú no eras igual de idiota e ingenuo cuando se trataba de Sh-
—No digas ese maldito nombre —se apresuró en interrumpir el ojirubí a su madre en cuanto su entrecejo se fruncía aún más de lo que ya estaba y apretaba ligeramente sus puños en señal de enojo—. Esa mierda ya es parte del pasado y tampoco es lo importante aquí —aclaró a la vez que se tranquilizaba, ponía de pie y pasaba de su madre para adentrarse a la cocina con ésta siguiéndole por detrás aún con aquella sonrisa—. Lo único que importa es que así como yo superé esa etapa de mierda gracias al imbécil de Kirishima él también tiene que hacerlo, y por supuesto que yo mismo me encargaré de que así sea o de lo contrario sólo seguirá esperando en vano algo que nunca va a llegar. Algo que estoy seguro terminará por romperle el corazón y borrar esa odiosa sonrisa que lleva todos los días.
—¿Quién eres y qué hiciste con la mierdecilla de mi hijo?
—¡No jodas, vieja bruja! —gruñó Bakugō entonces haciendo reír a Mitsuki quién sujeto a su pequeño de los hombros para acercarlo hacía sí hasta rodearlo en un cálido abrazo— ¡Suéltame ¿qué mierda te pasa?!
—Estoy feliz de lo mucho que has madurado —soltó su madre con una amplia sonrisa orgullosa para alejarlo un poco y ver al hombre hecho y derecho que tenía delante con una mirada llena de amor fraternal—. Tan sólo mírate, apenas ayer eras un malcriado niño que se creía superior al resto y que nadie le importaba lo suficiente como para preocuparte ¿y ahora? ahora eres un hombre, Katsuki, uno que finalmente se bajó de ese pedestal que por tantos años había mantenido en la cima para así ayudar a los que de verdad sí lo necesitan —confesó su madre volviendo a abrazarlo con cariño, uno que logró incomodar a Bakugō a tal grado de terminar por romper el abrazo con cuidado para desviar su avergonzado rostro a la derecha.
—Tsk, ya deja de hablar tanta mierda junta y mejor sirve el puto desayuno mientras voy a buscar a ese idiota —dijo el rubio ceniza aún con las mejillas levemente sonrojadas para luego salir rápidamente de la cocina bajo la atenta mirada ojirubí de su madre que lo veía con cierta gracia y nostalgia.
¿En qué momento su pequeña mierdecilla había crecido tanto?
—¡Pelos de mierda, ya sal de mi puta habitación y baja a desayunar! —gritó Bakugō tocando estrepitosamente su puerta desde el lado del pasillo, esperando a que su mejor amigo lo oyese y saliera de allí o bien le respondiera como siempre solía hacer cada vez que se quedaba a dormir en casa de sus padres— ¡Kirishima!
Pero grande fue su confusión cuando al gritar por segunda vez oyó claramente como un ruido similar al de objetos cayéndose provino del interior de su habitación para segundos después quedar todo en completo silencio. Provocando que abriera la puerta de un tirón sin importarle si el idiota dientes de tiburón seguía hablando por celular o estaba cambiándose o lo que sea que estuviera haciendo.
Encontrándose entonces con la preocupada mirada ojicarmín verlo desde la ventana en la que se encontraba con medio cuerpo fuera mientras que unos cuantos libros que solían yacer sobre su velador ahora se encontraran desperdigados por la alfombra en cuanto su sitio correspondiente era ocupado por el pie de Kirishima.
Logrando que Bakugō rápidamente entendiera lo que estaba pasando, haciendo que su semblante confuso pasará a ser de un segundo a otro uno de molestia, tan característico de él.
—¿Pensabas ir a alguna parte sin que me enterará, pelos de mierda? —preguntó con burla dirigiéndose hacia su mejor amigo con paso firme, tomándolo del cuello de su polera para así comenzar a arrastrarlo por la habitación con dirección a la cocina mientras que el contrario no paraba de intentar escapar del fuerte agarre de Bakugō mientras que le decía una y otra vez que lo dejara ir y que mañana prometía sí o sí hablar con él, obteniendo siempre una negativa por parte del ojirubí— ¡No es no y ya deja de moverte!
—¡Es que tú no lo entiendes, Blasty!
—¡¿Y qué mierda se supone que debo entender?! —soltó harto ya de la situación, dejando a Kirishima en libertad apenas bajaron las escaleras— ¡¿Acaso crees que no voy a entender el por qué quieres irte con tanta insistencia? Porque claro que sé que vas a juntarte con esa asquerosa rata eléctrica! —gritó dejando pasmado al pelirrojo ante tal aseveración.
—Eso... eso no es... —provocando que éste intentará refutar aquello, aunque era imposible, pues cada vez que abría la boca ésta finalmente terminaba cerrándose sin saber qué decir en su defensa. Por lo que al verse descubierto por su molesto mejor amigo, a Kirishima no le quedó de otra que sólo asentir y confirmar lo que Bakugō había dicho, haciendo que éste soltara un bufido en respuesta— ¿Cómo lo supiste?
—Eres demasiado obvio, idiota —respondió el ojirubí con simpleza, teniendo que complementar su respuesta al ver el rostro confuso del dientes de tiburón—. Tsk, si esa maldita rata llama y dice que te escapes por mi ventana para verlo a escondidas estaba completamente seguro que lo harías, ya que obviamente a ese bastardo aún le doy miedo desde la última vez que lo vi.
—Lo mandaste con Recovery Girl por tres costillas rotas, Blasty.
—Una mierda comparado al corazón que él rompió.
Dijo entonces restándole importancia al asunto mientras se encaminaba a la cocina junto a Kirishima para ver cómo unas tostadas con huevos los esperaban servidos sobre la mesa junto a un jugo. Haciendo que ambos amigos comenzaran a comer en un incómodo silencio que se había instaurado por parte de Kirishima, provocando que apenas ambos terminaran su desayuno Bakugō rápidamente recogiera los platos y vasos para lavarlos e irse a su habitación en silencio.
Dejando a solas a su mejor amigo en medio de la cocina sin saber qué hacer ante la repentina desaparición de Blasty. ¿Debía ir a su habitación o esperarlo? ¿Estaba enojado por descubrir que se juntaría con su ex o qué? ¿Quizás era su forma de darle el paso libre para que se fuera?
—La bruja volvió a quedarse dormida con el viejo, así que por hoy no nos despediremos de ellos —sin embargo, todas sus preguntas fueron respondidas apenas vio al rubio ceniza bajar las escaleras ya vestido y con las llaves de su auto en mano—. ¿Vas a quedarte ahí sentado mirándome como un idiota o vamos a ir de una puta vez a tu encuentro con la maldita rata?
Preguntó llamando rápidamente la atención de Kirishima ante la mención de aquella palabra.
—¿Vamos?
—No soy ni tu padre ni tu madre para prohibirte ver a esa mierda, y como no puedo obligarte a dejar de ser un idiota al menos me preocuparé de vigilar que no cometas ninguna estupidez como robarle un beso o salir persiguiéndolo cuando todo salga mal —argumentó seguro de lo que decía para luego darse la vuelta y comenzar a caminar en dirección a la entrada de su casa con un apresurado Kirishima siguiéndolo por detrás con una leve sonrisa.
—Gracias por acompañarme, Blasty —soltó Kirishima entonces entrando en el lado del copiloto junto a su mejor amigo que ocupaba el del conductor.
Quién sólo le sonrió en respuesta y puso a andar el auto mientras le preguntaba al ojicarmín hacia donde debían ir, recibiendo rápidamente la ubicación de una plaza que para él era más que conocida, haciéndole fruncir su entrecejo confundido.
Es sólo una coincidencia.
Se dijo a sí mismo entonces logrando reprimir los numerosos recuerdos de dicho lugar que luchaban por reproducirse una vez más en su traicionera mente.
—¡Llegamos! —pero no pudiendo evitar el extraño cosquilleo que sintió en su estómago apenas estacionó el auto y bajo de éste junto a Kirishima, para comenzar a caminar por la ruidosa gran plaza que se les presentaba delante con varias personas en ella— Según me dijo estaría esperándome en una banca de por aquí.
—¿Y de casualidad el idiota no te dijo en qué banca precisamente? Porque por si no te has dado cuenta, ésta es una puta plaza que se divide en otras más pequeñas alrededor, ya sea en el norte como sur, este y oeste. Por lo que hay cientos de bancas “por aquí” —informó recalcando aquellas últimas dos palabras—. ¿Por qué no mejor llamas a ese imbécil y le dices que se junten en otro lugar? Ésta plaza atestada de gente no es un buen sitio para conversar.
—Dijo que debía ser aquí, no sé por qué, tampoco me importó, e intenté llamarlo y no contesta —decía Kirishima ya con extrañeza y frustración, o al menos así se sintió hasta que una maravillosa idea cruzó por su mente—. Dividámonos.
—¿Qué? Claro que no vam- ¡bastardo, vuelve aquí! —se interrumpió Bakugō a sí mismo al ver cómo su mejor amigo se alejaba de su lado— ¡Pelos de mierda!
—¡Tú ve por allá y yo por acá, cualquier cosa nos llamamos! —gritó Kirishima por sobre las voces del resto que parecían ignorar la presencia de ambos héroes en la plaza.
Así fue como Bakugō una vez más terminó siendo dejado de lado por un enamorado e idiota Kirishima. Haciendo que respirase profundamente para calmar la molestia que estaba comenzando a sentir por la puta rata eléctrica y el maldito cosquilleo que no dejaba de producirse en su estómago, botando el aire finalmente de sus pulmones para ponerse a andar del lado izquierdo de la plaza designado por su idiota mejor amigo.
Pero poco fue lo que pudo seguir avanzando debido a que de la nada una cantidad considerable de gente se dispuso a caminar apresuradamente en sentido contrario al de él. Activando rápidamente su sentido de alerta.
¿Qué mierda está pasando?
—¡Más rápido mami, más rápido! —oyó gritar a un niño que pasaba por su lado con gran emoción reflejada en su pequeño rostro, haciendo que nuevamente se preguntara qué mierda pasaba para que la gente reaccionara de esa forma— ¡Se va a ir y no lo vamos a ver! —gritó una vez más y vio como la madre del niño lo tomaba de la mano y seguía andando en dirección a la que le señalaba el pequeño, también con una sonrisa en la cara.
¿A quién no van a ver?
De pronto la curiosidad pudo consigo, logrando que al igual que esa gente, él comenzará a caminar en la misma dirección, recibiendo de vez en cuando un par de miradas sorprendidas y alegres al verlo caminar entre ellos como si fuera un ciudadano normal y no el segundo mejor héroe dentro de la tabla de popularidad. Y es que la gente lo reconocía, por supuesto que lo hacía, pero no era tan idiota como para hablarle o pedirle fotos a Ground Zero cuando vestía de civil.
Pues hacía tiempo que Bakugō había dejado en claro que era mejor no molestarlo cuando vestía como un civil cualquiera.
—¡BLASTY! —oyó de pronto un potente grito proveniente de Kirishima, quién para su sorpresa venía corriendo a toda velocidad hacía su dirección mientras esquivaba a todos los que podía hasta finalmente situarse frente a él, donde apresuradamente le tomó de la muñeca y comenzó a andar nuevamente en sentido contrario dejando a Bakugō sin entender ninguna mierda de lo que estaba pasando, pues así como lo veía, parecía que estuviesen huyendo de algo— Debemos irnos y ten por seguro que esto lo hago por tu bien, Blasty. Eso es todo lo que necesitas saber ahora.
Fue lo poco que el pelirrojo explicó para intentar dejar a su mejor amigo tranquilo, aunque no lo consiguió, pues con ello sólo provocó que Bakugō se zafará fácilmente de su agarre y se detuviera en seco de espaldas a toda la gente que al igual que él, se detuvo para comenzar a observar la escena que estaba por suceder mientras la mayoría se ponía hablar unos con otros con emoción.
—¿Qué está pasando, pelos de mierda? ¿Por qué de pronto quieres que nos vayamos con tanta urgencia?
Preguntó expectante, provocando que Kirishima echara una mirada rápida a sus espaldas para luego suspirar y quedarlo mirando fijamente.
—Él volvió, Blasty —susurró entonces mirando con preocupación a los ojos color rubíes de Bakugō que se abrían ligeramente por la sorpresa.
¿Qué?
—Eso... eso no pue-
—Katsuki —y el sonido de aquella melodiosa y ronca voz a sus espaldas fue todo lo que bastó para que finalmente se callara de golpe y volteara lentamente hasta encontrarse con el dueño de aquella voz que tan bien conocía.
Reencontrándose así, con aquellos heterocromáticos ojos que de sólo verlos hicieron estallar el salvaje cosquilleo que venía sintiendo desde que piso ese lugar.
Liberando de esa forma a las revoltosas mariposas que revoloteaban en su estómago para cubrir toda la escena en un abrir y cerrar de ojos, dejándolos sólo a ellos dos allí, en medio de la plaza a solas.
Uno frente al otro, mirándose intensamente cada uno con el corazón latiéndole a mil por hora por el amor que ambos sentían por la persona que tenían delante.
Sí, amor... uno que Todoroki finalmente estaba dispuesto a dar, uno que creía nunca podría llegar a sentir tan profundamente dado los acontecimientos que habían marcado su infancia. Un amor que se debía y era dedicado exclusivamente por y para Bakugō Katsuki.
Quién en ese instante se hallaba perdido en la inmensidad de recuerdos que aquella mirada heterocromática traía consigo. Esos recuerdos de cuando aún eran estudiantes de U.A. aspirando a ser héroes profesionales, esos recuerdos que compartían de sus licencias provisionales y definitivamente aquellos recuerdos de salidas, risas y sonrisas que les seguían después.
Pues cómo iba a olvidarlo, cómo olvidar que gracias a esas licencias sus caminos se habían entrelazado de una manera tan perfecta que parecía irreal.
Una que los acercó lo suficiente como para pasar a ser amigos, una donde las palabras comenzaron a fluir de ellos naturalmente, donde las salidas a escondidas de sus habitaciones por la noche para hablar y ver las estrellas juntos no se hacían esperar, esas salidas llenas de risas y sonrisas dedicadas al otro, donde miradas furtivas cargadas de un sentimiento mutuo eran suficiente para ellos. Una que con el pasar de los años, se había convertido en más que una amistad para ambos.
Pero que desgraciadamente, sólo uno pudo aceptar a tiempo.
Provocando que aquellos dulces recuerdos de pronto desaparecieran de la mente del ojirubí para entonces ser reemplazados por palabras.
Unas que aún llevaba firmemente grabadas en su corazón.
“Lo siento, Bakugō. Pero lo nuestro no va funcionar, porque nunca podré verte como algo más que un amigo.”
Unas que lo bajaron de aquella burbuja donde ambos se encontraban suspirando de amor por el otro, palabras que le recordaron inmediatamente todo lo que había sufrido por él después y lo ciego que había estado siendo todo ese tiempo al creer orgullosamente que se había arrancado al bastardo mitad-mitad de su mente y corazón.
Palabras que de sólo recordarlas, le hicieron hervir la sangre en una mezcla de frustración, tristeza y enojo. Provocando que Todoroki rápidamente reparará en el semblante decaído que su rubio ceniza había mostrado de pronto, preocupándolo.
—¿Kat- —pero antes de que siquiera pudiera mencionar nuevamente su nombre, un puño se impactó fuertemente sobre su rostro.
Logrando que de la impresión retrocediera unos tres pasos para entonces llevar su mano a la zona afectada donde se dio cuenta que de su nariz comenzaba a salir un pequeño hilo de sangre. Haciendo que elevará la mirada hacia el culpable.
Encontrándose con una imagen que le hizo sentir la mierda más grande del mundo.
—No quiero verte en mi puta vida nunca más, bastardo —escuchó decir a Katsuki con la voz rota mientras sus manos limpiaban desesperadamente el rastro de lágrimas que caían por sus mejillas.
Viendo de pronto cómo el rubio ceniza maldecía en susurros para luego darse la vuelta y salir corriendo en dirección contraria a la suya seguido de Kirishima. Quién le había dedicado una última mirada a Todoroki antes de voltear y seguir corriendo detrás de su mejor amigo.
Dejándolo con un montón de personas a su alrededor que nunca podrían hacerle sentir lo que él sí podía. Personas que apenas Bakugō y Kirishima se fueron, se acercaron a él con intención de ayudarlo con su sangrado. Haciéndolo reír irónico.
Irónico de que se preocuparan por una nariz rota, y no por el corazón que acababa de destruir frente a ellos.
Disculpen la tardanza, pero aquí les dejé el capítulo :'3
Espero que haya sido de su agrado y nada, gracias por leer, comentar y votar ^^
Hasta la próxima 💕
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