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Capítulo 32: Creo que...

Su seguridad se había ido al traste en cuanto vio la realidad delante de sus narices. Había seguido a la imprudente de Madge y su amiga Olivia en un arrebato, pero realmente no había sido consciente de la magnitud de su locura. No estaba segura de estar haciendo lo que realmente quería, pero estaba claro que quedarse en casa no era una opción, no cuando tenía una vía para ir a aquel lugar que no había podido olvidar...

Por desgracia, toda esa determinación se había extinguido al instante. A pesar de que lo más lógico era que se encontrara con él, y de hecho mantenía secretamente la esperanza de que así fuese, no era lo mismo querer que hacer. Y en un solo instante, en cuanto sus ojos se tropezaron con los verdes de él, fue consciente de una única cosa lógica que ya había tenido en cuenta; había mentido a sus padres, estaba... traicionando a su familia...

Y el miedo pudo con ella.

No era muy valiente huir, pero a veces no puedes hacer otra cosa. ¿Qué esperaba encontrar realmente? ¿Qué esperaba sentir? No debería haber venido. Tendría que estar en casa, en su habitación, durmiendo tranquilamente. Exactamente como sus padres creían que hacía. Por el contrario, había hecho exactamente aquello que se había jurado no hacer; volver a verlo.

Las calles atestadas de gente joven corriendo de un lado a otro convertían su paso en una huida torpe y lenta. Pidió mil veces perdón mientras apartaba a los viandantes a su paso, escuchando los múltiples insultos y quejas de los afectados. No se detuvo a pensar en si estaba haciendo lo correcto, pero tampoco importó.

Le pareció escuchar que alguien gritaba su nombre. Instantes más tarde, una mano detuvo su carrera.

― ¡Alis! ―gritó mientras le daba la vuelta. Alison no lo miró, centró sus ojos al suelo.

Se soltó de su agarre en cuento se dio la vuelta, pero no siguió corriendo. No valía la pena. Sintió sus ojos sobre ella y un escalofrió le recorrió todo el cuerpo.

― Sí... ―murmuró―. Eres tú... ¿Cómo... qué...? ―Su voz era torpe, insegura. No parecía encontrar la pregunta correcta―. ¿Qué haces aquí? ―optó por decir.

Alison se sintió estúpida. Por la calle seguía pasando gente, ahora mirándolos con curiosidad para, instantes más tarde, seguir con sus propios asuntos. Gritar, reír, bromear...

― Nada... ―murmuró sin mirarlo a los ojos―. Ya ni estoy.

Avergonzada y con el único deseo de marcharse de allí, Alison intentó escapar dando la conversación por finalizada. Luca, el cual parecía no dar crédito a lo que sus ojos veían, no se lo permitió.

― De eso nada. Estás aquí, no pienso dejar que te alejes otra vez...

― La última vez te fuiste tú ―le recordó.

― Porque tú me pediste que me marchara.

― Pues vete ―repitió.

― No. Esta vez no seré tan idiota.

Sin esperar una respuesta, la cogió por el codo y la instó a andar hacia un callejón donde poder hablar con más tranquilidad. Pues el ruido de las discotecas apenas reducía sus gritos a simples murmullos inteligibles. Alison se negó a mirarlo mientras era conducida por el Capitolio prácticamente arrastras.

En el callejón apenas había nadie. La calle seguí haciéndose cada vez más estrecha, y ambos continuaron caminando hasta llegar a un cruce de calles pequeñas con unas escaleras que subían hacia una calle superior también vacía. A pesar de lo estrecho y poco concurrido del lugar, era un sitio bonito. Los balcones, un poco más bajos de lo habitual, estaban atestados de plantas y flores. Petunias, rosas rosas, rojas y amarillas, margaritas de todos los colores, enredaderas, claveles... Parecían estar caminando bajo un cielo lleno de color y olores embriagantes. Alison se quedó observando unos instantes con la boca abierta, pero Luca seguía arrastrándola hasta que quedaron ocultos de cualquier mirada. Las flores eran más abundantes, la calle más estrecha.

― Pensaba que no volvería a verte nunca más ―dijo sin dar ni un segundo de tregua. Alison seguía sin ser capaz de mirarlo a los ojos.

― Y así tendría que ser... Tengo que irme... no debería haber venido... ―murmuró arrepentida.

― ¿Por qué has venido, entonces? Si no deberías estar aquí... ¿Por qué...?

Alison se retorció las manos con nerviosismo. ¿Que por qué? Ni ella misma tenía clara la razón.

― Madge y su amiga me invitaron. Dijeron que irían al Capitolio a divertirse... Pensé... que sería divertido.

Luca la escudriñó con paciencia. Aunque Alison no lo veía, sentía la presión de su mirada encima de ella. Era inconfundible.

― ¿Estás diciendo que has venido para divertirte? ―repitió sin creer realmente su versión. Alison dejó escapar un pequeño murmullo―. Hace 8 días me dijiste que me marchara. Hace 8 días dijiste que era lo mejor, que no nos volveríamos a ver. ¿Y ahora me dices que has vuelto al Capitolio... de fiesta?

― ¿S...í? ―murmuró. Luca alzó una ceja.

― ¿Me lo preguntas? ―Alison se encogió un poco, pero siguió con la cabeza gacha―. ¿Por qué no me miras?

― Sí te miro... ―murmuró.

― No, no lo haces. Evitas mirarme. No me has mirado desde que me he acercado a ti ―puntualizó. Alison se sonrojó un poco mientras componía una mueca de dolor.

― No... yo...

― Alis. ¿Por qué has venido? ―preguntó de nuevo.

― Ya... Ya te lo he dicho... Quería... ―Antes de poder seguir hablando, Luca cogió con delicadeza su mentón y le alzó el rostro. Sus ojos verdes capturaron los suyos sin escapatoria posible.

― Pero esta vez mirándome a los ojos, por favor... ―murmuró―. ¿Por qué has venido, Alis?

Alison sintió su garganta secarse y un sudor frío recorrer su nuca. ¿Por qué? Esa era la pregunta. Intentaba hacérsela ella también. Pero...

― No lo sé, Luca. ―confesó―. Necesitaba... quería... ―su voz se apagó de nuevo.

― ¿Qué querías? ―la instó a hablar. Alison volvió a componer esa mueca de dolor y una pequeña lágrima escapó de sus ojos.

― No quiero hacer daño a mis padres... pero... pero... ―Su voz se quebró, pero sus palabras salieron de todos modos atropelladamente―. Necesitaba volver.

― ¿Por qué? ¿Tanto te gustó el Capitolio? ―preguntó con una pequeña sonrisa resignada. Ella negó con la cabeza.

― Me gustó que tú me lo enseñaras... ―se atrevió a decir―. No sé por qué he venido. Solo sé que quería venir, que quería... verte.

Y ante esa confesión, Luca no pudo resistirlo más. Tenerla allí delante, después de pensar una y otra vez en lo que llevaba de semana que no volvería a verla. Que la última vez que viera esos ojos azules fue esa última y desastrosa noche... Así que dejó de sujetar su mentón para coger su rostro con ambas manos y acercarlo a sus labios.

Alison abrió los ojos de par en par ante la sorpresa. No había esperado volver a besarlo, o que él quisiera volver a hacerlo si se daba el caso de que volvían a verse. Pero Luca parecía desesperado, como si necesitara ese contacto tanto como el aire para respirar. Se sintió abrumada, pero enseguida se amoldó y se unió al beso con tanta fuerza como él estaba empleando.

Sintió la pared rugosa de una de las casas a lado y lado de la estrecha calle. La piedra era rasposa y llena de salientes, pero a pesar de la incomodidad pensó que no desearía estar en ningún otro sitio que no fuera ese. Luca recorrió su boca en una dulce y apasionada caricia. Una de sus manos había abandonado su rostro para posarse sobre su cintura y acercarla todavía más a él. Sintió su cuerpo firme y duro pegado al de ella. Una pequeña y apenas perceptible capa de sudor cubría sus manos allí donde la tocaba, impartiéndole mil sensaciones que lograron estremecerla. Rodeó su cuello con los brazos y sus piernas quedaron enganchadas a él. Si Luca hubiese querido, habría podido levantarla y llevársela donde quisiera. Por el contrario, no queriendo estropear ni interrumpir el momento, siguió besándola mientras el ritmo del beso empezaba a menguar. Era Alison quien lo estaba reduciendo, hasta que finalmente lo cortó.

― ¡Luca! ¡Para, para! ―exclamó en susurros completamente roja. Luca la miró extrañado.

― ¿Qué...?

― No podemos... no podemos estar así.

― ¿Así cómo? ―Alison miró hacia un lado, avergonzada.

― Nos... besamos siempre que nos vemos...

― No siempre.

― Casi siempre, pues. Esto es... absurdo ―puntualizó exasperada. Luca la miró con seriedad.

― ¿Besarnos es absurdo?

Alison lo miró a los ojos en cuanto la pregunta salió de sus labios. Sintió que se alejaba, y al instante tuvo el irrefrenable impulso de detenerlo.

― Es absurdo que sigamos así. Tenemos... que dejar de comportarnos de este modo. Nos confundimos mutuamente. Tú me confundes... y podría jurar que yo también te confundo a ti.

― ¿Qué quieres decir con confundirte? ¿Crees que juego contigo? ―preguntó un tanto ofendido.

― Creo que ambos pensábamos que esto era una tontería, un juego o una broma. Algo que no es real, y seguimos pensando que el otro cree que así es ―se explicó―. Creo que el trato que teníamos... nos ha confundido.

― ¿Crees que estoy confundido? ¿Crees que estamos confundidos porque mi trato era un beso? ¿Crees que...?

― Lo que creo es que te quiero ―dijo tan deprisa que apenas lo escuchó―. Creo que quiero seguir pasándolo bien. Contigo me lo paso bien. Estoy confundida, sí. Pero también decidida. Tal vez viene aquí inconscientemente. Tal vez creo que me he equivocado y no debería estar aquí, pero la única razón es por mis padres. El hecho de que yo quiera o no verte no tiene nada que ver.

Luca la miraba con los ojos abiertos de par en par. Creía haber escuchado bien lo que había dicho, pero no estaba seguro. Y su corazón había empezado a latir tan deprisa que entorpecía todavía más su intento por escuchar sus palabras.

― ¿Qué has dicho? ―Alison resopló un instante.

― Que él único motivo por el que creo que está mal haber venido es por mis padres, no porque no quiera ver...

― No. Eso no. Qué es lo primero que has dicho. ―Alsion se sonrojó.

― No sé... no me acuerdo ―murmuró. Luca volvió a acercarse a ella y la acorraló contra la pared.

― Pues creo que sí te acuerdas... ―puntualizó.

― No... no lo creo...―murmuró.

―Alison... ―la advirtió.

Alsion lo miró con las mejillas rojas y el corazón latiendo a mil por hora.

― ¿Que... que creo... que te quiero? ―Luca esbozó una pequeña sonrisa.

― ¿Me lo preguntas? ―Alison se transformó en una bombilla, pero no contestó. Volvió a esconder su mirada de él―. Pues... tenemos un problema.

― ¿Cuál? ―preguntó con voz temblorosa.

― Que ya no estoy confundido. ―Alison alzó los ojos, preguntando en silencio―. Tus padres van a matarme...

― No. Creo que me matarán a mí cuando sepan que he venido aquí ―lo contradijo.

― Tal vez lo paguen todo conmigo cuando sepan que no estoy dispuesto a renunciar a ti.

― Luca... No podemos...

― Alis. Estás aquí, por mí. ¿Crees que soy tan idiota como para dejar que te marches después de lo que has dicho? ―Alison se encogió de hombros.

― No parecía que te importase mucho... ―murmuró con cierto resentimiento. Luca puso los ojos en blanco.

― Yenna ha estado estos 8 días intentando animarme. Hoy es lo máximo que ha conseguido. ¿Pero... sabes qué? ―Alison negó con la cabeza―. Con una única mirada tuya has logrado lo que ella no ha conseguido nunca. Alis. No sé decirte con seguridad si lo que siento es que te quiero, pero sí puedo decirte que no he dejado de pensar en ti, que te necesitaba a mi lado cada segundo. Que estos 8 días se me han hecho un verdadero infierno. Que no me apetecía hacen nada. Lo único que podía pensar era en las ganas que tenía de verte. Y te aseguro que no tengo ningunas ganas de repetir la experiencia.

― Pero...

― ¿Quieres marcharte? ¿Quieres que me marche yo de nuevo? ¿Quieres regresar... y no volver? ―Alison lo miró unos instantes, su voz se apagó―. Yo tuve que irme, yo tuve que regresar. No tendré de nuevo ese valor, Alis. Así que no me lo pidas. No lo hagas. No vulvas a decirme que me vaya...

Alison se mordió el labio, intentando retener sus impulsos, pero fue inútil. Sin pensarlo mucho más, se tiró encima de él en un fuerte abrazo. Luca la recibió estrechándola con fuerza, incapaz de soltarla. Ella había venido. Ella había ido al Capitolio... para verlo... Había dicho que creía que lo quería... No necesitaba nada más.

Al menos por el momento.



Todavía era pronto, las doce como muy tarde. Tenían tiempo, pero por la mañana Alison tendría que marcharse. Llegaron a la colina donde se podía ver el Capitolio entero. Pasaron el tiempo hablando de tonterías, cosas sin importancia. Pero pronto se hizo tarde, y Alison tenía que regresar. Encontrar a Madge y a Olivia y regresar.

― Iré a verte a finales de semana ―murmuró contra su pelo mientras la abrazaba por la cintura.

― Te esperaré. Annie tiene una casa apartada donde ya no viven ni ella ni su hijo. Seguro que Finnick nos la deja ―puntualizó. Luca sonrió.

― ¿Estás segura? ¿No te sentirás mal engañando a tus padres? ―preguntó con cierto pesar. Alison frunció los labios un poco.

― La alternativa es no volver a verte... así que... ―murmuró. Luca sonrió.

― No podremos mentirles para siempre. Y cuando nos descubran...

― No me importa ―afirmó volviéndose hacia él y mirándolo a los ojos―. No quiero quedarme con la duda.

― ¿La duda de qué? ―Alison sonrió y le dio un casto beso.

― De lo que sentimos.

Una hora más tarde, Alison estaba en la estación en busca de Madge y su amiga. A ambas las encontró corriendo de un lado a otro con desesperación. Cuando la vieron aparecer, sus ojos preocupados y angustiados impactaron en ella y empezó a gritar.

― ¡¿Dónde estabas?! ―gritó. Alison abrió la boca, pero no tuvo tiempo de contestar nada―. ¡Da igual! ¡Estamos en un buen lio! He llamado a Prim para ver si podíamos volver sin peligro... y... ―A Madge se le quebró la voz, así que fue Olivia quien lo dijo al fin.

― Nuestros padres nos han estado buscando durante toda la noche ―confesó―. Pero tus padres sabían que si tú estabas involucrada Prim tendría que saber algo. Ella no les ha dicho nada, pero lo han descubierto de todos modos...

― ¿Qué? ―gritó Alison asustada.

― ¡Mierda, Ali, que nuestros padres saben que estamos aquí, en el Capitolio! ―gritó Madge completamente histérica.



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¡¡Este sí que es de verdad!! Primero de todo, quiero disculparme de nuevo por el error del otro día. Fue una cagada monumental! jajajaj Lo siento muchisimo. Aquí esta la continuación de verdad XD El epílogo que visteis era el final de mi historia del dragón, nada que ver con esta, como ya pudisteis comporvar ^^

¡En fin! ¡Mil gracias por todos los comentarios! ¡¡Vuestro apoyo es lo mejor que tengo! ¡Besos!! ¡¡Y lo siento de veras!! Espero que os guste :)

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