Capítulo 24: Cuidado con lo que dices
≪ ¡Antes no te amaba!≫
Las palabras seguían resonando en su cabeza mientras la besaba. Ese había sido su primer impulso. Había creído que la había perdido para siempre. Que nada de lo que hiciese podría arreglar lo que había hecho. Pensaba que tras acostarse con ella y apartarla de su lado, su error era irremediable. Al parecer, a pesar de todo, no era el único que había notado que su relación había cambiado. Y ese cambio la había afectado también a ella.
Notó que Prim se había quedado paralizada ante su inminente beso. No había podido reaccionar a tiempo, y parecía muchísimo más aturdida después de haber dejado escapar esa exclamación de un modo tan natural. Tal vez era eso precisamente lo que había hecho que Finnick perdiera el control. La espontaneidad de la confesión consiguió que actuara también él sin pensar. Y el resultado había sido ese.
Por suerte para él, Prim no tardó en dejarse llevar. Dejó que sus labios recorrieran los suyos y permitió que su lengua la invadiera por completo. Parecía querer fundirse en ella, apretándola contra la pared con sus labios y sus brazos como verjas. Sujetó con una enorme mano su mandíbula hasta llegar a sus rizos oscuros. La sensación de esa mano sobre su nuca arrancó mil escalofríos a Prim, la cual no sabía muy bien qué hacer. Sus manos seguían inertes a lado y lado de su cuerpo, incapaces de hacer nada más que corresponder su beso con los labios. Y justo cuando parecía que iba a reaccionar, Finnick sintió un fuerte golpe que lo tumbó al suelo apartándolo de Prim.
Era la segunda vez en un mismo fin de semana que lo golpeaban cuando estaba con las guardias bajas. Sin embargo, esta vez no era Luca quien lo había herido, sino…
― ¡Espera, papá! ¡No es…! ―escuchó que gritaba la joven. Finnick se tocó la mejilla con cuidado, si había tenido suerte de no tener marcas de los golpes que Luca le había propinado, no estaba tan seguro de que no le saliera ese moratón en la mejilla al día siguiente.
― Cállate, Primrose ―ordenó Gale con el rostro contraído por la furia.
― ¡Pero me dijiste que tenía que hablarlo! ¡Me aconsejaste…!
― ¡Te dije que lo hablaras, pero no parecía tener intenciones de hablar! Y no voy a permitir que vuelva a hacerte daño, ¿me oyes? ―Y aunque estaba dirigiéndose a Prim, no dejó de mirar a Finnick en todo momento.
Finnick se levantó adolorido, tocando descuidadamente su mejilla y nariz, comprobando al apartarla que estaba sangrando.
― Gale, no pretendía… ―comenzó Finnick un poco avergonzado. Prim, al ver que sangraba, intentó acercarse.
Los pasos seguros de su padre la apartaron de nuevo dejándola al margen, y Finnick se preparó para lo que pudiera venir. Sabía que Gale se la tenía jurada desde que dijo que se había aprovechado de su hija, y no lo culpaba.
― El día que confesaste lo que habías hecho me contuve por respeto a tu madre, pero no pienso dejar que vuelvas a tocarla. ¿Ha quedado claro? ―le rugió.
Prim lo miró preocupada, intentando encontrar las palabras para apartar a su padre de él. En otras circunstancias, Finnick habría asentido con la cabeza, dejaría que dijese lo que quisiera y se marcharía sin decir nada. Pero no podía. Era incapaz de decir que sí a algo que sabía a ciencia cierta que no cumpliría. No después de lo que había dicho Prim.
― No.
Gale abrió los ojos de par en par, asombrado por su escueta respuesta. Prim avanzó un paso, temerosa de lo que pudiera ocurrir y diciéndole con la mirada lo estúpido que era. Y lo era, sin duda lo era. Pero ya que había sido estúpido desde que había comenzado todo, ¿por qué dejar de serlo ahora?
― ¿Cómo has dicho?
― He dicho que no. No ha quedad claro, y no pienso hacer eso ―aclaró. Gale frunció el ceño y lo empujó sujetándolo por la camisa hasta que la espalda del muchacho chocó contra la pared. Prim dejó escapar una exclamación ahogada.
― Si piensas que no voy a hacerte nada por ser hijo de quien eres, estás muy equivocado. No me desafíes. No seas idiota, Finnick ―le dijo con apenas voz.
― Finn… por favor, déjalo. Vete ―murmuró Prim detrás de su padre. Finnick miró a uno y luego al otro.
― No puedo… ―gimió―. ¿Quieres golpearme? ¿Quieres desahogarte conmigo? Adelante. No me importa. He hecho ya muchas idioteces como para detenerme ahora.
Un pequeño hilo de sangre terminó de bajar por su mejilla y goteó hasta su camisa. El golpe empezaba a enrojecer por segundos y la herida en la nariz parecía peor de lo que realmente era. No obstante, Finnick estaba decidido, y Gale realmente furioso.
― No dejaré que juegues con mi hija. Y con tu actitud haces daño también a tu madre. Annie no se lo merece. ¿Te das cuenta de lo que estas provocando con tu comportamiento? ¿Acaso no te importa el daño que puedas hacerle a ella? ―dijo Gale totalmente indignado.
Prim intentó acercarse a su padre y alejarlo de Finnick como pudo, pero Gale estaba decidido. Frustrado. Finnick lo podía notar. Y empezaba a estar harto de que todo el mundo pareciera saber lo que sentía mejor que él mismo.
― No tienes ni idea. ¿Creéis que hago esto por diversión? ¿Crees realmente que estoy jugando con tu hija? ¿Que estoy haciendo daño a mi madre deliberadamente?
― No. Creo que lo haces inconscientemente. Tal vez crees que como todavía no eres un adulto puedes comportarte como te dé la gana ―le espetó apretando los puños alrededor de su camisa.
― ¡Eso es absurdo! ¡Sé perfectamente lo que estoy haciendo! Tal vez no lo he hecho como tenía que hacerlo pero…
― ¿Vas a decirme que te acostaste con mi hija completamente consciente de ello? ¿Qué lo hiciste a propósito?
Finnick, totalmente furioso, apartó a Gale de un empujón y lo encaró con el ceño fruncido por la ira.
― ¡Me acosté con ella porque estaba frustrado, dolido y cansado! ¡Frustrado por lo que me ha hecho sentir durante todo este tiempo, dolido por no saber qué me ocurría y cansado de engañarme pensando que lo único que quería era aprovecharme de ella como tú has insinuado, algo que he reprimido durante años para no herirla! ¡Eso es lo que me importa! ¡Tanto que no supe lo enamorado que estaba de ella hasta que la cagué tanto que ya no tenía remedio!
Los gritos de Finnick resonaron por el pasillo seguidos de un rumor de exclamaciones y pequeños cuchicheos. No fue hasta entonces que tanto Finnick, como Prim, como Gale, se dieron cuenta de que no estaban solos.
Cerca de allí, en una posición clara de haberse detenido a medio andar, se encontraban Katniss en cabeza seguida de una Alison y un Luca cargados con sacos enormes que habían dejado caer prácticamente al mismo tiempo. Gale se había girado y miraba a Katniss con una especie de súplica silenciosa. Después del tiempo que hacía que ambos se conocían, Katniss supo identificar al instante lo que le pedía. Desde que se había descubierto el pastel que Gale no se fiaba un pelo de Finnick. Y en realidad ella lo entendía, lo que no significaba que compartiera su preocupación. Seguramente preferiría llevarse a su hija de allí y encerrarla de por vida, pero así no era como debían solucionarse las cosas.
― Gale, ¿qué tal si nos ayudas? Hay un par de sacos más que debemos tirar y están en la cocina ―informó Katniss al mismo tiempo que se giraba hacia su hija y Luca―. ¿Y vosotros qué hacéis? Recoged de nuevo eso que ya habéis hecho suficiente por hoy.
Prim se volvió hacia Alison al ver que la joven le lanzaba una mirada sorprendida y emocionada al mismo tiempo. Sin perder tiempo, la joven recogió el saco y empezó a andar de nuevo con Luca pisándole los talones.
― Catnip… después…
― Ahora ―sentenció. Y sin esperar respuesta se volvió y se encaminó hacia la cocina de nuevo.
Gale le dirigió una mirada de advertencia a Finnick, el cual no se había movido del sitio y parecía reacio a mirar hacia ninguna parte. Luego apretó el paso hasta alcanzar a Katniss.
― ¿Se puede saber por qué has hecho eso? ―se quejó Gale cuando la alcanzó―. Se suponía que debías echarme un cable.
Katniss no se detuvo ni un segundo mientras seguía encaminándose hacia la cocina. Pasó por el comedor, donde se hallaban todos los demás, y sonrió a su marido al otro lado del salón. Sus ojos azules la miraron con cierta interrogación, y sin hacer falta de palabras, Katniss sacudió la mano para quitarle importancia.
― Vamos, entra ―le ordenó indicándole la cocina. Gale entró sin dejar de protestar.
― ¿No se supone que tienes que estar de mi parte?
Katniss se apoyó sobre la mesa y se apretó con dos dedos el puente de la nariz con cansancio.
― A ver. ¿Qué tornillo se te ha aflojado, Gale? ¡Desde que eres padre que estás insoportable!
― Yo no estoy insoportable. O al menos no lo estoy desde que soy padre.
― Solo desde que Prim ha crecido y ya no es una niña. No puedes enfrentarte a todo aquel que se interese por ella. Y mucho menos con Finn. ¿Acaso no has oído lo que ha dicho? ―replicó ella. Gale empezó a dar vueltas por la cocina, señal que estaba algo nervioso. Katniss todavía recordaba cuando nació Prim y Johanna se puso de parto. Realmente fue muy divertido verlo subirse por las paredes por la inquietud.
― ¿Acaso no escuchaste lo que dijo la última vez, también? ¡Se aprovechó de mi niña! ―gritó. Katniss puso los ojos en blanco.
― ¡Venga ya! Todos sabíamos que tarde o temprano algo así ocurriría. O se mataban o…
― ¡No dejes esa frase inacabada, estás hablando de Prim!
― Bueno, pues tendrás que asumir tarde o temprano que ya no es una niña y que Finnick, el cual conocemos de toda la vida, por cierto, está interesado en ella. No es para tanto, Gale.
― Oh... ¿No es para tanto? Me gustará ver tu reacción cuando encuentres a Alison en una situación parecida. Y no creo que tardes demasiado…
― ¿Qué quieres decir? ―Gale sonrió.
― Luca. ¿O acaso no es evidente el interés que tiene en tu hija? ―acusó.
― ¿Cómo? ―gritó Katniss sorprendida. Lo cierto era que nunca había sido muy buena percibiendo ese tipo de cosas.
― Y la has dejado a solas con él… Sí, creo que me encantará ver esto…
Katniss se volvió completamente blanca y se apartó apresuradamente de la mesa. Con los ojos abiertos de par en par salió de la cocina completamente alterada.
― ¿¡No decías que no había para tanto?! ―gritó Gale con una sonrisa satisfecha en el rostro.
― ¡Cállate!
No lejos de allí, intentando no volverse y secuestrar a Prim para que confesara todo lo que había sucedido, se encontraba Alison con un enorme saco lleno de todo lo que habían estropeado y ensuciado de la cocina de Sae. Aunque el saco que Luca llevaba era muchísimo más grande ―y seguramente pesado―, no por ello le costaba menos llevar el suyo.
Después del pequeño incidente con la mantequilla, la nata y los torpes pasos de Luca ―que habían dificultado considerablemente la tarea de limpiar la cocina―, habían conseguido dejarlo todo como estaba. Más o menos… Pero también se habían visto obligados a tirar muchas cosas. Como el rollo de papel de cocina que había ―o había estado― sobre la mesa. O la manga pastelera que había utilizado ella como arma de defensa contra el bote de nata montada. Entre otras muchas cosas que fueron víctimas de los proyectiles dulces. Luca se lo había pasado genial terminando de limpiar la mantequilla del suelo. O al menos eso le había parecido a ella al ver cómo patinaba con la fregona en la mano como remo. Lo había advertido incontables veces, pero riendo le había dicho que cogiera otra fregona y lo probara. Por supuesto, se había negado. Por desgracia, finalmente cedió. Y lo cierto era que había sido muy divertido. La mantequilla resbalaba tanto que parecían estar patinando sobre hielo ―algo que probó en una ocasión en el lago cercano a la Veta que se congelaba en invierno―. Después de eso, ambos se las habían ingeniado para sujetarse dos pares de bayetas en sendos pies y así limpiar el suelo mientras se divertían patinando. Había sido lo más divertido que Alison había hecho en mucho tiempo. Y eso que pensaba que Luca era el típico chico guaperas que lo único que quería de una chica era…
― ¿No tienes curiosidad? ―preguntó Luca de repente interrumpiendo sus pensamientos.
― ¿Curiosidad?
― Por lo que ocurrirá ahora que se han quedado solos ―aclaró.
Sí. Se moría de la curiosidad. Y al parecer, por la sonrisa ladeada que Luca le dirigía, había interpretado su rostro a la perfección.
Con paso decidido, Luca dejó su saco cerca del cubo de la basura ―donde habían llegado ya― y luego hizo lo mismo con el que tenía Alison entre sus manos. Finalmente, la cogió de la mano y tiró de ella dirigiéndose de nuevo hacia el pasillo.
Alison intentó un millón de veces preguntarle qué hacía, pero estaba claro lo que pretendía. Iban a cotillear.
― ¿Qué pasa si nos ven? ―susurró Alison con apenas voz. Luca la miró por encima del hombro mientras dejaba de asomarse por el borde de la esquina.
― Dudo que presten atención a nada más ahora mismo ―puntualizó. Luego esbozó una pequeña sonrisa―. Pero si te preocupa que piensen que estamos cotilleando, si eso sucede puedo besarte para disimular.
Las mejillas de Alison enrojecieron prácticamente al instante y le dio un pequeño golpe en el brazo como reprimenda.
― De eso nada. La próxima vez que hagas eso quiero que me lo pidas, así podré saldar mi cuenta contigo y me dejarás en paz. ―puntualizó todavía roja como un tomate.
― ¿Quieres que te deje en paz? ―preguntó con cierto cinismo.
― No veo el momento de que lo hagas ―puntualizó. Luca la escudriñó con una pequeña sonrisa. La joven, siempre que intentaba ocultar o demostrar algo diferente, esquivaba su mirada y enrojecía levemente manteniendo siempre el ceño fruncido.
― Mentirosa… ―murmuró con cierta diversión. Alison se volvió hacia él con los ojos abiertos de par en par.
― ¡No es…! ―Pero Luca se abalanzó sobre ella encerrándola contra la pared con su cuerpo y tapó su boca con una mano.
Asomó la cabeza por el borde y esbozó una pequeña sonrisa. Alison intentó hablar sobre su mano, pero la protesta quedó en un murmulló inteligible. Luca estaba sonriendo, satisfecho por varios motivos. Uno sería, pensó Alison, porque Prim y Finnick estaban allí cerca, justo doblando la esquina en la que estaban ocultos. El segundo motivo era que debía pensar que llevaba el control de la situación, algo que a Alison no le gustó un pelo. Otro motivo debía ser por la certeza de haberse percatado que mentía. Porque, muy a su pesar, había mentido.
Por algún motivo que desconocía, Alison no quería que Luca la dejara en paz. Que pareciera estar pendiente de ella, que insinuara que deseaba besarla, le gustaba. Lo que no tenía claro era si le gustaba la atención que él le ofrecía o le gustaba él, punto. Aunque hubo otros chicos en la escuela que habían mostrado interés en ella, solo se había sentido alagada. Con Luca la cosa era un poco diferente, se sentía alagada, pero al mismo tiempo un poco insegura. Porque del mismo modo que demostraba que no le era indiferente, también había confesado algo que no había podido quitarse de la cabeza. A Luca le divertían sus reacciones, y no estaba segura cual era el motivo real por el que hacía todo lo que hacía. Y eso lograba que dudara de él e incluso de sí misma. ¿Quién podía asegurar que no intentaba besarla cada dos por tres solo para reírse de ella y su inexperiencia?
― Parece que a tus amigos les gusta discutir mucho. Incluso cuando intentan declararse ―puntualizó.
Fue en ese momento que se dio cuenta de lo que se estaba perdiendo por pensar en otras cosas que no debía reflexionar. Intentó asomarse por el borde y ver lo que estaba ocurriendo, pero Luca le dificultaba la tarea. Así que mientras se perdían la mitad de la conversación, una que no había podido ni escuchar a parte de algunos; ¡Eres idiota! El nombre de Sofi entre medio de una frase inacabada y alguna palabra suelta más, unos pasos lejanos alteraron a la pareja que se revolvía en la pared intentando pasar desapercibida para la pareja que discutía a unos pocos metros de ellos. Luca se volvió hacia el lado opuesto del pasillo. Aunque este era corto, estaba seguro de que alguien doblaría la siguiente esquina en cuestión de segundos. Alison también lo percibió, así que viendo el espectáculo que estaban formando, cogió a Luca del brazo y tiró de él para meterlo con brusquedad dentro de la única habitación que había cerca.
― Ahora nos perderemos el final… ―murmuró Luca en el interior de la habitación, que había resultado ser la lavandería.
― Da gracias que no nos hayan pillado ―apuntó Alison. Luca sonrió.
― Podría haber utilizado mi excusa…
― Tu excusa no creo que nos hubiera ayudado en absoluto ―murmuró Alison asomándose por la rendija de la puerta.
Escuchó los pasos más cerca y rezó por que no se le ocurriera mirar allí dentro. Sobre todo cuando vio quién era el dueño de dichos pasos. Katniss, su madre.
― Puede ayudar a pasar el rato. Seguro que estar aquí dentro mucho tiempo debe ser muy aburrido. ¿Quieres que pruebe? ―intentó. Alison lo miró por encima del hombro con los ojos entrecerrados.
― ¿Pretendes que te diga que sí para no tener que pedirme que cumpla con el trato? ―preguntó con cierta incredulidad. Luca sonrió.
― Mientras tenga eso todavía me queda un beso. Así que no me culpes por querer llevarme algunos gratis. Así que seguiré eludiendo el trato mientras pueda.
Alison se volvió un poco y lo miró con los brazos cruzados.
― ¿Y por qué supones que voy a ceder a eso?―Luca la miró unos instantes, pensando la respuesta detenidamente.
Los pasos de su madre seguían al otro lado, pues parecía estar dando vueltas de un lado para otro. Alison empezó a martillearle el corazón muchísimo más deprisa cuando la puerta de la lavandería se abrió de golpe, empujándolos a ambos y ocultándolos detrás de esta. Alison quedó pegada al pecho del joven, el cual se había quedado empotrado contra la pared. Su madre estaba mirando dentro de la estancia, pero la puerta se abría hacia dentro y el hecho de haber sido catapultados hacia la pared había sido toda una suerte.
Pronto notó las manos de Luca sobre su cintura, acercándola innecesariamente más hacia él. Luego sintió sus labios contra su oreja.
― Por tu modo de besarme.
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Hola!!! :) Capítulo nuevo!! Siento la tardanza, pero esta última semana he estado bastante ocupada y no he podido escribir XD (ni siquiera he podido leer apenas! U.U)
¿Qué os ha parecido? ¿Creeis que terminará de arreglarse la relaciónd entre Finnick y Prim? ¿Y cóm creeis que seguirán Alison y Luca?
El siguiente capítulo lo intentaré poner lo más pronto posible ^^ ¡¡Y como este jueves me iré de vacaciones, tendré mucho más tiempo para escribir!!
Como siempre, mil gracias por leer!!! En serio, gracias. Y no dejeis de votar si os a gustado, y comentar tanto si es una caca como si os gusta la continuación ^^ (Aunque si solo votais ya me siento más que feliz!)
¡¡Bueno!!¡ Y ya está! ¡¡Gracias a todos!! ¡¡Y un besazo enormee!!
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