Capítulo 2; ¡Bruja!
La gente había empezado a llegar. Sae había preparado algunas cosas para la cena y tenían una pinta realmente exquisita. Effie y Haimytch habían sido los primeros en llegar. Habían ido directamente hacia donde Alison se dedicaba a poner en orden los últimos arreglos. Parecía que la fiesta la tenía más emocionada incluso que a sus propios padres. Leo todavía no había llegado, sin embargo, Peeta estaba ayudando a su hija a terminar de colocar los pasteles alrededor de la tarta de nata.
Gale y Johanna llegaron junto con los gemelos poco después. Los dos pequeños, Lory y Nil, fueron a jugar con los cubiertos que todavía no habían terminado de poner, haciendo que Sae empezara a molestarse. Johanna no paraba de repetirles que dejaran a la pobre Sae terminar tranquila lo que estaba haciendo, pero los niños parecían no escucharla… o más bien no querían escucharla. Finalmente, Alison decidió dejarle el resto a su padre para ir a encargarse de los gemelos.
Madge apareció poco después con un regalo enorme en los brazos. Y Annie llegó prácticamente al mismo tiempo acompañada de Finnick y una joven de cabellos rubios y ojos verdes. La presentaron como Sofía.
― Alison, ¿has visto a Prim? ―le preguntó Gale mientras la quinceañera tenía entretenidos a los gemelos con un par de pastelitos de chocolate.
― Pues la verdad es que no. En cuanto dejó el pastel de mi padre en la mesa, se fue diciendo que no le había comprado nada a Leo por su cumpleaños. Parecía…―Luego lo pensó y negó con la cabeza―. No, no importa. Vendrá enseguida, seguro. No se perdería la fiesta por nada del mundo ―dijo con una sonrisa.
No muy convencido, Gale decidió no profundizar más en el tema. Cuando su mirada se cruzó con la de su mujer, ella le sonrió tiernamente para luego volver a presar atención a Finnick, el cual se había acercado para presentar a Sofía. Con curiosidad, Gale se acercó a su mujer por detrás, le dio un pequeño beso en el cuello y luego dirigió la mirada hacia Finnick.
― ¿Quién es tu amiguita? ―preguntó con una sonrisa. Finnick sonrió un poco y luego miró a Sofía.
― Es mi novia, Sofía. Vive en el Capitolio. La conocí en la universidad ―Gale miró a la joven y sonrió.
― Mucho gusto ―dijo Gale y Johanna con cortesía.
Sofía era delgadita y bajita, tenía los ojos más verdes que jamás había visto. Sus cabellos eran rubio ceniza con destellos más claros y los llevaba atados en una coleta alta. Vestía unos pantalones negros con un jersey de manga corta, y llevaba una cazadora encima. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas y su mirada iba de la gente al suelo y del suelo a Finnick. Estaba claro que estaba cohibida y avergonzada.
― Encantada ―contestó.
― Así que os conocéis de la universidad ―dijo Gale mientras se ponía al lado de su mujer.
― Sí, bueno. Amigos de amigos. Voy a un curso menos que él ―dijo con una pequeña sonrisa. Gale observó a Finnick para ver qué añadía él, sin embargo, no parecía atento a la conversación.
De repente, Alison apareció al lado de Finnick y le dio un abrazo amistoso.
― ¡Finn! ¡Se te echaba de menos! No desaparezcas tanto tiempo ―dijo con una sonrisa. Finnick no pudo evitar sonreír, Alison siempre había sido la niña de sus ojos. Puesto que fue la primera hija de Katniss y Peeta, la cuido como si se tratase de su hermana pequeña. Y así se sentía―. ¿Esta es tu novia? ―dijo girándose hacia Sofía.
― Sí, ella es Sofía ―Alison sonrió y se acercó a la rubia.
― ¿Conoces ya a los gemelos? ―Sofía negó con la cabeza, sin embargo, la sonrisa seguía ahí―. Son un desastre. Puede que lo destrocen todo antes de que podamos empezar a comer.
― ¿No se suponía que los vigilabas para que eso no sucediera? ―dijo Gale. Alison se giró con una sonrisa que mostrada sus dientes.
― Y también son unos cielitos. ¿Quieres conocerlos? Así me ayudas a vigilarlos. Son dos, así que hay trabajo para las dos ―dijo riendo. Sofía miró un segundo a Finnick, el cual ni siquiera la prestó atención, para luego girarse y sonreír a Alison.
― Me encantaría.
Mientras Alison se llevaba a Sofía hacia los gemelos, los cuales empezaban a jugar con las cucharas como si fuesen espadas y las servilletas a modo de pañuelos para la cabeza, como si fueran piratas, Finnick clavó la mirada en la puerta.
Prim había decidido ir a casa de Katniss y Peeta en cuanto hubo dejado el pastel en la mesa. Katniss fue quien abrió la puerta, al parecer le estaba costando que Leo no saliera de casa.
Prim decidió quedarse para ayudarla, y juntas entretuvieron a Leo hasta que se hizo lo suficientemente tarde como para ir a la fiesta. Sin embargo, Leo ya se esperaba la fiesta. El niño podía ser pequeño, pero estaba claro que no era tonto. Prim había buscado como escusa mantenerse ocupada todo el día. Sin embargo, nada podría haber evitado ese momento. Tenía que afrontar sus temores. Tal vez ni siquiera lo vería… No, eso era poco probable, no eran tantos como para no verse en toda la cena. Pero tal vez estaba tan ensimismado con su nueva novia que apenas le haría caso. Sí, seguramente eso sería lo mejor. De ese modo no pelearían y la fiesta de Leo transcurriría en paz. A diferencia de todas las reuniones en las que ambos habían coincidido.
Siempre encontraban algo por lo que pelearse. Una vez empezaba uno, otra vez era el otro, pero siempre tenía que haber algún comentario desagradable. Una vez, Finnick le dijo que las coletas que llevaba a lado y lado le quedaban muy bien. Ella pensó que era un alago, hasta que añadió que era lógico que le quedaran bien, porque alguien que se comportaba como una niña bien tenía que ir peinada como una niña. Otra vez fue una pelea por algo tan sustancial como un trozo de pastel. Finnick había repetido dos veces, y ella ni siquiera lo había probado porque había estado enferma dos días antes. Al final terminó comiéndose su trozo alegando que lo hacía por su bien, aunque Prim sabía que no era por eso. También se podían llegar a pelear cuando parecía que se llevaban bien otra vez. Finnick siempre tenía que decir algo que la enfadara. Cualquier cosa era buena. Era… era como si lo hiciese a propósito.
Así pues, que Finnick se trajera una novia a la fiesta, era bueno. Porque de ese modo estaría lo suficientemente ocupado como para no prestarle ninguna atención.
Mientras se convencía de ello, Prim lo olvidó todo en cuanto entró por la puerta. Había venido acompañada de Katniss y Leo, pero ella había decidido adelantarse para llegar antes. Sus ojos grises, justo al entrar, se encontraron prácticamente de lleno con unos tan azules como el mar. Finnick estaba de pie, con una camisa de color negro y unos pantalones tejanos un poco gastados. La miraba fijamente a los ojos con una expresión que no supo descifrar. Sin embargo, antes de que se notara demasiado lo paralizada que se había sentido al entrar en la habitación, se apresuró a integrarse en el grupo, situándose al lado de Madge y sus padres. ¿Dónde estaba Alison?
Leo entró acompañado de Kantiss, y todo empezó a alborotarse. Todo el mundo felicitaba al pequeño, y Leo parecía agobiado. Normal, pensó, no solían gustarle las aglomeraciones.
Prim decidió alejarse hasta que se encontró con Alison. La quinceañera y otra chica estaban jugando con los gemelos. La joven misteriosa parecía pasárselo de lo lindo con los gemelos. Era realmente guapa.
― ¡Prim! ―gritó Alison―. Al fin llegas. Mira, te presento a Sofía ―dijo mientras señalaba a la joven rubia. La aludida se giró y la miró con una sonrisa.
― Hola ―dijo mientras se acercaba para saludarla.
― Prim ―dijo simplemente. Nil se acercó a ella y llamó su atención para que lo mirara.
― Prim, Sofía va a quedarse hasta mañana. Es amiga de Finn. ¡Conoce jugos muy divertidos! ―dijo con una sonrisa.
― Eso… eso es estupendo ―dijo con una sonrisa forzada―. Si te molestan… ―dijo hacia Sofía. Ella hizo un gesto con la mano para quitarle importancia.
― No te preocupes, se me dan bien los niños ―contestó con una sonrisa―. Nunca me molestarían.
Prim se vio sonriendo sin poder evitarlo. Sin embargo, una voz provocó que la sonrisa se apagara de nuevo.
― Vamos a empezar la cena. Será mejor que vengas, Sofi ―dijo hacia la joven.
Prim se giró un poco y pudo ver a Finnick justo detrás de ella. Sofía pasó por su lado, se despidió de los niños y se acercó a Finnick.
― Un placer conocerte, Prim. Y a vosotros también, Nill… ―dijo dirigiéndose al pequeño, para luego girarse a la niña―. Lory. Y a ti también, Alison.
Finnick apenas dirigió una mirada a Prim, sonrió a Alisón y se marchó junto con Sofía.
― Es su novia, ¿no? ―dijo Prim molesta sin saber muy bien por qué.
― Sí. ¿Qué esperabas? ¿Qué fuera una bruja? ―dijo Alison de forma burlona. Antes de que Prim pudiera contestar se alejó para unirse al grupo.
Prim observó cómo se alejaba, cogiendo valor para sentarse en la mesa junto a los demás.
¿Qué si esperaba que fuera una bruja? ―Se dijo― ¡Por dios, sí! ¡Sí lo esperaba!
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