Ojalá jamás hubiese crecido. Ojalá los juegos de niños fuesen eternos. Crecer y hacerse mayor, es una pesadilla. Sobre todo cuando los juegos y las risas entre dos amigos se convierten en algo más.

Soy Primrose Hawthorne, vivo en el distrito 12 desde siempre. Mi madre, Johanna, siempre ha dicho que he nacido en una época feliz. Gale, mi padre, me ha contado todo lo que sé sobre los juegos del Hambre. Mi vida debería ser todo lo normal que podría ser la vida de una chica de 21 años. Sin embargo, cuando tus padres tienen un pasado como ese… las cosas nunca son normales.

Soy Finnick Odair y vivo en el distrito 12, mi padre tenía el mismo nombre que yo. Mi madre, Annie, me lo puso para que su memoria se mantuviera viva a través de mí. Aunque a veces parece ausente y triste, siempre he intentado hacerla sonreír. A veces pienso que le hago daño, porque todo el mundo dice que soy la viva imagen de mi padre…

Las cosas deberían ir bien, a pesar de los problemas y todo lo que sé sobre los juegos y cómo afectaron a mi madre. Sin embargo, hay cosas que no logro entender… Y que por mucho que lo intente puede que nunca logre entenderlas. 

La historia continúa. Y esta vez, tanto Peeta como Katniss, como Gale y Johanna, tendrán que enfrentarse a un nuevo problema; Sus hijos.

AVISO: Esta historia es una Segunda parte de LOS JUEGOS DEL HAMBRE; Mi último Deseo. Pueden leer la primera parte o esta directamente, no hay demasiadas referencias (alguna pero nada importante) Aunque sí recomendaría mirar el último capitulo donde pongo los personajes y una pequeña explicación de esta historia. 

Sin nada más que añadir... ¡¡¡Espero que disfruten de la historia!!