II
"Nuestra civilización está aún en una etapa media, con poco de animal, pues ya no se guía por el instinto, y apenas humana, pues todavía no se rige completamente por la razón."
Theodore Dreiser.
Cuando estás en una temprana edad donde todo lo que pides se te es concedido, tu mente se vuelve caprichosa con el pensamiento de que el mundo está a tu alcance. Hace mucho tiempo que Jungkook creció con ese pensamiento, al crecer en una cuchara de oro y ser el heredero de la misma, sintió que toda su vida sería así.
Ser el heredero traía cosas muy buenas, como el tener a todos los omegas, betas y sigmas con él cuando desease, tener clases de canto, arte, esgrima, historia que solo la alta sociedad podía permitirse, pero lo que más le gustaba a Jungkook tener, era poder. El poder de hacer y deshacer, de tener todo bajo su control y ser respetado, ese sentimiento de poder era incluso más placentero que el sexo.
Camino por los largos pasillos del palacio acariciando sus sienes, la noche la había pasado casi en vela, pensando en Taehyung y todo lo que conlleva tenerlo nuevamente bajo su poder. Comenzando por los problemas que eso podría tener con su omega; Hyori.
El pelinegro con esos sentimientos encontrados, se sienta en la silla principal del extenso comedor donde la soledad una vez más lo golpea. Opta por pedir el desayuno principal y sus ojos se dirigen al jardín principal donde puede ver al pequeño niño que Taehyung ha criado como su sobrino, riendo y corriendo tras lo que parece ser una mariposa. Y solo tal vez, aquella pequeña figura le trae recuerdos cuando él era un niño y tenía admiración por ese tipo de animales, mucho antes de que su padre omega muriera.
Jungkook realmente no se considera alguien muy hablador con los niños, de hecho, con su hijo habla solo lo necesario, lo que entendería un pequeño de cuatro años. No obstante, para este momento anhela hablar con alguien, que no sea solo su consejero real o guardias de turno.
Las mañanas en el reino suelen ser silenciosas, las únicas veces que Jungkook presencia música y risas es en las fiestas festivas o las orgías que organiza cuando su celo se acerca y una sola persona no es capaz de complacerlo.
Camina hasta el pequeño que sigue riendo y corriendo en círculos tratando de alcanzar la mariposa, Jungkook lo observa con una pequeña sonrisa y se dirige a coger la mariposa, la cual atrapa entre sus manos, agachándose para que el pequeño pueda mirarla más de cerca.
Se pregunta qué pasa por la cabeza de Seol, quien lo mira con una sonrisa, posiblemente esperando a que deje la mariposa libre para que pueda seguir jugando. Le habría gustado poder explicarle qué clase de Lepidoptera es y porqué los colores de sus alas, pero las palabras simplemente se quedan atascadas en su garganta.
— Señor, mi papi dice que las mariposas deben ser libres al igual que los demás animales, ¿eso es cierto?— pregunta Seol, hablando como solo un adulto podría hacerlo.
Al parecer este niño era tan educado e inteligente, que Jungkook se preguntó cómo le había hecho Taehyung para criarlo solo.
— Es verdad, pero a veces podemos apreciar las maravillas de la naturaleza de cerca sin lastimarlas.— dice, abriendo lentamente sus manos donde la mariposa descansa.
Seol se acerca un poco más a él y abre los ojos en grande al ver como la mariposa se posa en el dorso del pelinegro y extiende un poco sus alas. Jungkook observa cómo el niño sonríe, maravillado por ese animal y con esa imagen en mente suelta un pequeño soplo que impulsa a la lepidoptera a volar para luego seguir mirando a Seol.
— Papá.— grita alguien a sus espaldas, reconociendo de inmediato su voz.
Y con eso cesa la emoción que tenía dentro de él.
Jungkook observa cómo Seol hace una pequeña reverencia y sale corriendo por el jardín hasta desaparecer de su vista. Son demasiadas emociones, cosa que al pelinegro le cuesta controlar y solo quiere salir corriendo como lo hizo ese pequeño y encerrarse en su habitación; sin nadie más que él.
— Seok, ya te he dicho que no debes gritar, tienes que aprender a guardar tus emociones.— reprende acercándose a su hijo.— ¿Dónde está tu madre?
— Se quedó hablando con Jun.— responde como si estuviera contándole un secreto.— ¿Quién es ese niño?
Dando un largo suspiro, se agacha nuevamente quedando a la altura de Seok, quien lo mira curioso a la espera de una respuesta y aunque no lo piensa con intención, quiere ignorarlo.
— Es el sobrino de tu nuevo profesor, estarán viviendo aquí un tiempo hasta que sea el solsticio para los cachorros.
Antes de preguntarle cómo la habían pasado, un aroma llega a su nariz llamando su atención, pero al voltear viendo a sus alrededores no encuentra a nadie, lo cual lo pone nervioso y toma al cachorro de la mano para entrar junto con él; tendrá que poner más seguridad.
Jungkook espera paciente a Hyori, quien llega casi gruñendo al verlo y el pelinegro casi gime en fastidio al saber de que se trataría su reclamo.
— ¿Podría saber por qué hay un beta con un cachorro en mi hogar?
— Es el nuevo maestro de Seok, lo prepara para el solsticio.
Para suerte de Jungkook, el cachorro está entretenido viendo a través de las grandes ventanas el jardín, al menos no escucharía a sus padres discutir.
— Espero no sea otro de tus amantes, Jungkook, tu hijo y yo estamos presentes y no quiero que Seok presencia tus obscenidades.— habla en voz baja, sin llamar la atención.— Tolero cualquier cosa menos que mi cachorro vea salir a una persona diferente cada día de tu alcoba.
Con la conversación terminada, el pelinegro los deja en el gran salón, saliendo a buscar a Taehyung para darle sus indicaciones sobre la tarea que tiene, pero también preguntarle a Seol por qué ha salido corriendo y por supuesto prepararlos para la actitud de su caprichoso cachorro.
Las mañanas particularmente en agosto eran frías para Taehyung, pues ya tiene claro que es donde más se siente triste, extrañando a Hoseok, su hermano. Por eso, es costumbre para él siempre estar pegado a Seol, sentir el calor de su sobrino y su dulce voz era lo único que recompone a el rubio.
A través de la diminuta ventana, ve a Seol correr para adentrarse al pasillo y llegar a él. Hace pucheros cuando el niño entra y lo ve, dejándole claro que su ausencia lo pone meloso y busca de su pequeña fuente de calor.
— Papi, el señor me dejó ver una mariposa de cerca y fue fa-fabuloso.— grita emocionado, prendiéndose de la pierna del rubio.
— ¿Qué señor, amor?— pregunta acariciando los cabellos negros del castaño.
— El que tiene una bonita corona en su cabeza. Tu amigo papi.— Seol contesta.
Taehyung sabe a cual "amigo" se refiere su sobrino y su piel se pone pálida. Agachándose, acerca a Seol a él y huele sutilmente el olor de Jungkook en el cachorro, deja caer su cabeza en sus manos y suspira antes de volver a hablar con el pequeño.
— Seol, prométeme que no te volverás a acercar a Jungkook.
— Pero él fue muy bueno conmigo, hasta atrapo la mariposa para que pudiera verla.— reprocha el niño.
El rubio lo ve a los ojos y piensa que su niño a pesar de comportarse como un "grande", sigue siendo un niño y es uno muy inocente, por lo cual no quiere mancharlo con nada.
— Quiero que te mantengas alejado de él, así que promételo.— acerca su dedo meñique hasta unirlo con el del niño.— Sabes que te amo cariño y papi solo intenta protegerte.
Es la primera vez que Taehyung le pide algo así a Seol, normalmente deja que el niño sea una mariposa social, haciendo amigos de su edad pero también de adultos. Normalmente en el pueblo donde vivían, Seol era querido por la mayoría de ancianos allí, quienes le enseñaron varias cosas al cachorro y muy pocas veces se preguntó si era normal que un niño creciera tan rápido, porqué a ese pequeño cachorro aún lo veía como un bebé, como el que sostuvo en brazos recién nacido.
Dos golpes en la puerta alertan a Taehyung, pasa su mirada a Seol, a quien le pide que guarde silencio y se dirige a la puerta, dejando ver a Jungkook. Su cabello brilla con la luz de la mañana, como si fuese un pedazo de seda bañado en oro. Es un cabello bien cuidado, que llamó su atención queriendo preguntarle si sigue siendo igual de suave como en ese entonces.
En su lugar, hace una reverencia dejándolo ingresar solo hasta la cuarta baldosa de largo de aquella habitación. Taehyung no puede dejar de verlo y aunque quisiera gritarle para que se vaya de allí, debe contenerse por Seol.
«¿No tiene a nadie más a quien molestar? », se pregunta así mismo, porque él solo lleva dos días en aquella situación y solo desea que todo acabe pronto para no verlo nunca más.
— Mi señor, quisiera saber el motivo de su agradable visita.— sonríe con desgano para el alfa.
— Solo quería avisarte sobre la llegada de mi cachorro, Seok.— contesta, mirando a Seol, quién le aparta la mirada.— Y quería preguntarle a Seol el por qué ha salido corriendo del jardín.
Taehyung sabe que su niño no sabe mentir, porque es algo que él le enseñó recién Seol empezó a hacer demasiadas preguntas, pero él sí sabe hacerlo y realmente no le importa lo que su moral le ordene en este momento.
El rubio voltea a ver al pequeño pelinegro y se acerca dando la espalda a Jungkook, sabe que es una falta de respeto pero para él no es nada importante.— Amor, ve a cambiarte que saldremos a pasear hoy.
Cuando Seol corre al baño, Taehyung se acerca hasta estar frente al rey. Levanta la mirada encontrándose con esos ojos negros como la misma noche, el contrario también lo mira, pero tiene una expresión algo desolada e incluso fría, a opinión del rubio, aunque el frio de esos ojos es reemplazado por un destello algo indescifrable para Kim.
Permanece con la vista en Jungkook, dejando ir los segundos mientras controla la ira y tal vez otro sentimiento primitivo en él.
— Mi señor, estoy muy contento de conocer al príncipe heredero, es todo un honor para mi.— suelta de golpe, sacando al pelinegro de su trance.
— Mi cachorro está muy ansioso por conocerte.— contesta, dejando de verlo.— Pero como anteriormente dije, quiero saber por qué Seol salió corriendo sin más.
Taehyung dejó salir una sonrisa grande, que solo albergaba las ganas de darle un puño.— Mi rey, el niño me comentó que escuchó cómo su hijo lo llamaba, así que simplemente dejo que compartiera un momento de intimidad con su cachorro, pido perdón si fue mal educado.
— No es problema para mi, Taehyung.— levanta la voz, viéndolo otra vez.— Pienso que Seok y Seol pueden ser muy buenos amigos, incluso podría tomar las clases de esgrima con mi hijo y con...
El rubio levanta una mano deteniendo su palabrería, sabe que está siendo grosero por callar a su majestad de esa forma, pero algo quiere dejarle en claro.— Con todo el respeto que mi señor se merece, no quiero que esté cerca de Seol, ni usted ni su cachorro.
Taehyung realmente no quiere que Seol se vincule por ninguna circunstancia con Jungkook, mucho menos que el hijo de éste tenga contacto con su sobrino, sin mencionar que quiere acabar con todo ese show barato lo más pronto posible para regresar a su pueblo y vivir como lo venía haciendo antes de la aparición del azabache.
A pesar de querer discutir con el pelinegro para dejar clara su posición, sabe que Jungkook es el rey, lo cual le da derecho de ordenar entre vivir o morir.— Seol tomara clases aparte conmigo, pero si mi rey desea que tenga más tiempo para su cachorro, no tengo problema.
— ¿Por qué?— pregunta Jungkook confundido.— ¿Por qué no quieres que tenga contacto con Seol?
Taehyung termina suspirando y hablando en voz baja.— Porque no quiero que Seol se termine encariñando con las personas de este lugar, él no pertenece aquí y yo tampoco. Por eso majestad, le pido que no hable con él, no importa en qué problemas se encuentre, seré yo quien lo rescate.
La puerta se abre dejando ver a un pequeño pelinegro, quien está vestido para un día de campo y el corazón de Taehyung salta al verlo sonreír. Porque su pequeño niño es lo más importante que tiene y con esa idea en mente, el rubio sale de la habitación cerrándola tras Jungkook y alejándose de allí.
Sabe que nunca en su vida tomó decisiones correctas, pero ahora una pequeña vida depende de él y a toda costa la protegerá.
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