Capítulo 1.
Aquel hermoso y adorable chico se encontraba terminando de arreglar su lindo cabello rosa, cepillando sus suaves hebras que emitían un brillo de lo más hermoso al verse el sol reflejado en sus cabellos, haciéndolo ver tan sedoso y sano.
Cuando terminó de cepillar su cabello, se colocó un lindo ganchito de una flor amarilla que le había regalado su abuela. Se miró una última vez al espejo, y sonrió contento al ver el resultado ¡Se veía tan adorable!
― ¡TaeTae, ven aquí! ―escuchó la cálida voz de su abuela llamarle.―
Rápidamente se puso de pie, amoldando su pantalón color miel, y pasando sus manitas suavemente sobre su pequeño delantal blanco, quitando las arrugas.
Salió de su habitación, dirigiéndose donde su abuela se encontraba sentada en una silla mecedora de madera, mientras que tejía lo que parecía ser una bufanda de colores pasteles.
― ¿Me llamó, abuela? ―dijo mientras llevaba sus brazos detrás de su espalda, inflando un poco sus mejillas.―
― Sí, cariño. ―respondió la adorable abuelita― Tu abuelo me manda a decirte que vayas a recoger las fresas más hermosas que encuentres en nuestro cultivo, ya sabes, tiene que ir a la ciudad a dejar su pedido, y él por ahora no puede ir a recoger las fresas, por lo cual quiere que le ayudes en su ausencia.
El pelirosa asintió a las palabras de su abuela, caminando hacia la esquina de aquella sala, tomando dos canastas de un tamaño aceptable.
― Iré, abuela. ¡Ya regreso, cuídese! ―fue lo último que escuchó la anciana antes de ver a su nieto salir por la puerta entusiasmado; su niño era tan bueno.―
Taehyung mientras tanto caminaba feliz por el campo, dando pequeños saltitos mientras se dedicaba a tararear una canción desconocida para él, pero que la melodía era agradable.
La vida del pelirosa era maravillosa ante los ojos de él. Vivía rodeado de naturaleza y animales, donde podía deleitarse con el suave canto de los pajaritos, o de las suaves brisas que acariciaban su rostro cada que salía. Simplemente no había nada que hiciera desdichado al pequeño Tae.
Vivía tranquilo ahí, estudiando en el instituto que quedaba a unos minutos de su granja, en el cual, a pesar de no tener tantos amigos ahí, se sentía a gusto; y lo más importante para él, es que vivía rodeado del amor de sus abuelos, que lo amaban como si fuera su propio hijo desde que sus padres fallecieron desde que él era tan sólo un niño.
Cuando Taehyung se percató que ya estaba cerca del valle donde su abuelo tenía sus cultivos, aceleró un poco más el paso, para llegar más rápido. Una vez ahí, pudo escuchar de fondo el sonido del río que se encontraba un poco lejos de aquel lugar, y el relajante sonido de las hojas de los árboles al ser acariciadas por el viento.
El pelirosa se sentó sobre el suelo, colocándose unos guantes negros que se encontraban dentro de una de las canastas. Inmediatamente, comenzó a sacar las fresas, poniéndolas en la canasta que iba a llenar primero.
― Tan deliciosas... ―dijo Tae en voz relativamente baja, tentado a comerse una de las fresas, sabiendo que no podía hacerlo porque debía limpiarlas bien primero.―
Un pequeño ruido se escuchó entre los árboles, inmediatamente el pelirosa alzó a ver hacia el lugar donde provenía aquel ruido; como no encontró nada, siguió con lo suyo, hasta que escuchó un fuerte golpe acompañado de un quejido de lo que parecía ser una persona.
Alarmado, el pelirosa se puso de pie, caminando hacia dónde él creía haber escuchado aquel ruido. Mientras más se acercaba, más podía escuchar algunos gruñidos, comenzando a entrar en pánico.
Cuando por fin estuvo lo suficientemente cerca, pudo observar a un chico de cabellos negros tirado en el piso; rápidamente el pelirosa se escondió detrás de un árbol para que el otro no lo viera, mientras que él sí podía ver al otro quejarse.
― Estúpido árbol, estúpida raíz. ―le escuchó decir.―
Taehyung se sintió entre preocupado y ofendido. Lo primero por el chico que parecía lastimado, y lo segundo por haberle escuchado maldecir a los árbolitos que no estaban haciéndole nada.
Escondió por completo su cuerpo, pensando en si debería ir a darle una mano, o si en cambio, debería irse y seguir con lo que estaba haciendo antes, y fingir que no había visto nada. No, definitivamente Tae no tendría el corazón para irse y dejar solo a aquel desconocido.
Lentamente el pelirosa sacó su cabecita, viendo al otro aún tirado en el suelo sin intenciones de ponerse de pie. "Que extraño, ¿se habrá lastimado mucho?" pensó Taehyung.
― Uhm... ¿Usted se encuentra bien? ―dijo finalmente el pelirosa en un tono blando y tímido, pero lo suficientemente alto como para que el otro le escuchara.―
El de cabello negro alzó su cabeza en busca del dueño de aquella voz, encontrándose a un lindo chico escondido detrás de un árbol, mientras que le miraba con las mejillas sonrojadas.
― Sí, sí, estoy bien, sólo he tropezado con la raíz de este árbol. ―dijo intentando ponerse de pie, dejando el drama que estaba haciendo hace un rato, antes de darse cuenta que había otra persona presenciando su ridiculez.―
El pelirosa al ver al otro intentar ponerse de pie, rápidamente salió de su "escondite", estirando sus manos al otro, esperando a que las tomara.
― Por favor, déjeme ayudarle. ―le dijo el pelirosa al otro.―
El de cabellos negros rápidamente tomó las manos del otro que se encontraban cubiertas por un par de guantes.
Taehyung lo impulsó hacia arriba, ayudándolo a ponerse de pie por completo. Una vez el otro se encontraba de pie, soltó las manos del pelirosa, comenzando a sacudirse toda su ropa que ahora se encontraba toda llena de polvo; sobre todo resaltando su camisa ya no tan blanca.
― Gracias por ayudarme. Soy Jeon Jungkook ¿Tú eres?
El pelirosa se le quedó observando curioso al verlo hablar con otro dialecto, y con un módulo de habla no tan "formal" como el que él solía utilizar diariamente con casi todos. De todas formas, se guardó para él solito su curiosidad, haciendo una reverencia rápidamente para el ahora llamado: Jeon Jungkook.
― Kim Taehyung, mucho gusto en conocerle, joven Jeon. ―dijo el pelirosa suavemente.―
― El gusto es mío. ―dijo Jungkook― Una lástima que nos hayamos conocido de esta manera tan... peculiar.
El pelirosa simplemente sintió sus mejillas arder un poco; podía sentir como todo su lado sociable y amigable se reemplazaba por timidez.
― Sí, bueno... Es extraño, aún más si le he oído decir palabras hirientes hacia los árboles. Por favor, no se exprese así, ellos son quienes nos dan el oxígeno que ahora respiramos.
Jungkook por su parte se quedó algo confundido ante el comentario del otro, aún así, prefirió no decir nada al respecto, y solo murmurar un suave: “Sí, fue irrespetuoso de mi parte, lo siento.”
Taehyung sólo sonrió un poco, haciendo después una reverencia para comenzar a caminar de nuevo hacia donde había dejado las fresas abandonadas a su suerte.
El de cabello negro reaccionó tres segundos después, al ver al otro alejarse tranquilamente. Seguidamente apresuró el paso, intentando alcanzar al otro.
― ¡Taehyung, espera! ―dijo Jungkook, haciendo voltear al nombrado.―
― ¿Uhm? ―dijo Tae cuando tuvo al otro frente suyo, haciéndole alzar la cabeza para poder verle directamente.―
― ¿Conoces a los señores Kim de casualidad? Mi padre me mandó por asuntos de negocios aquí, y creo que me he perdido; aunque a como estoy, no creo que sea adecuado presentarme de esta forma ante ellos.
El pequeño pelirosa abrió sus ojos al escuchar como el otro nombraba a sus abuelos. Ellos eran los únicos del campo con apellido “Kim”.
― ¡Oh! ¿Se refiere a mis abuelitos? Supongo que sí, somos los únicos "Kim" aquí. Déjeme le llevo con ellos, sólo debo ir por las fresas que estaba recogiendo antes de que usted apareciese; venga conmigo, por favor.
El pelirosa comenzó a caminar nuevamente hacia donde estaba antes, seguido de un Jungkook viendo el ambiente como si nunca lo hubiera visto antes. Todo era curioso para el azabache, puesto a que él vivía en Seúl, y muy pocas veces tenía la oportunidad de poder viajar a otra parte de su país; mucho menos a un lugar que era más campo que ciudad. A su padre no le gustaba esa clase se lugares, porque los consideraba: "Lugares donde sólo viven los que no tienen ni como comprar el aire que respiran"
Ridículo, y Jeon Jungkook es capaz de admitirlo.
El pequeño Taehyung caminaba tranquilo, a pesar de que hace un momento estaba hecho una pequeña bolita de nervios, ahora se encontraba tranquilo. Al parecer el chico que caminaba a su lado le traía una inexplicable... ¿Confianza? TaeTae no sabía cómo llamarlo.
― ¿Y... de dónde viene, joven Jeon? ―habló el chico, volteando su cabeza hacia su acompañante― Puedo notar por su dialecto y por su forma de ver todo, que usted no pertenece aquí.
Jungkook que se encontraba pateando las piedras del camino, volteó la cabeza hacia el otro que le estaba hablando. "Adorable, es la palabra con la que puedo definirlo" pensó el mismo.
― Soy de Seúl. Como lo dije antes, mi padre me mandó aquí para hacerle una propuesta a tus abuelos; ya sabes, ustedes realmente tienen una buena fama en Seúl por ser quienes traen las mejores cosechas.
Taehyung sonrió mostrando su linda sonrisa cuadrada, muy característica en él. Misma sonrisa que hizo que el azabache se perdiera un poco.
Al parecer nadie puede resistirse a Kim Taehyung, y Jungkook sólo es una prueba de eso.
― Sí, lo sé joven Jeon, mis abuelos son reconocidos en la capital. Me alegra mucho, ya que ellos realmente ponen su vida en sus cultivos. ―dijo mientras fijaba su vista al camino, dejándole al otro su perfil a la vista― ¿Qué propuesta es la que le hará su padre a mis abuelos, joven Jeon? No me malinterprete, no quiero sonar como un chismoso, es la curiosidad que realmente me gana ahora.
Jungkook no sabía si debía decirle o no, puesto a que realmente su padre parecía querer que nadie más supiera sobre la dichosa propuesta. Sólo los señores Kim eran los capacitados para saber sobre el tema; al final ellos eran los dueños de los cultivos que transportaban desde Daegu, hasta Seúl.
― Mi padre parecía no querer que nadie más supiera al respecto, así que prefiero guardarme esto sólo para tus abuelos. ―dijo Jungkook al final de haber decidido no decirle nada al respecto al lindo pelirosa, que ahora tenía un lindo puchero en sus labios― No me malinterpretes Taehyung, luego puedes preguntarle a tus abuelos al respecto. Yo sólo vengo por órdenes de mi padre.
Taehyung asintió con su cabecita, comprendiendo por completo el porqué el apuesto joven que lo acompañaba no podía decirle los motivos de su visita.
El mismo, a lo lejos pudo ver las canastas con las fresas que debió haber recogido desde hace un rato.
― Por favor, espere aquí. ―le dijo el pelirosa a Jungkook, dejándolo solo por un momento mientras iba a recoger las canastas.―
Mientras Jungkook se dedicaba a observar a Taehyung quitándose los guantes, y aparentemente contando lo que había dentro de la canasta, no pudo evitar sentir tanta ternura al ver a ese chico.
Jungkook se sentía tonto, demasiado tonto a decir verdad. Venía conociendo a ese chico, y sentía como si lo hubiera visto de toda la vida.
Sus lindas hebras de un rosa pastel, el color de sus mejillas haciéndole competencia a su cabello, aquella estatura perfecta, esa vestimenta que a pesar de no ser tan moderna lo hacía ver como todo un niño hecho de azúcar, ese lindo gancho de una flor amarilla. Todo era muy lindo para Jeon Jungkook.
Taehyung se acercó nuevamente hacia el embobado azabache, haciéndolo reaccionar cuando escuchó que el pequeño chico de hebras rosadas susurró un: "Ya podemos irnos, joven Jeon."
Jungkook quería hablar de algo con aquel chico, pero nada parecía adecuado en ese momento.
Después de unos cuantos minutos, una pequeña casita que tenía toda la pinta de ser acogedora apareció ante los ojos de Jungkook.
― ¿Esta es tu casa, Taehyung?
El mencionado simplemente asintió ante la pregunta del otro, apurando sus pasos para llegar rápido y decirle a sus abuelos que tenían una visita inesperada.
― Espere aquí, joven Jeon, iré a comunicarles a mis abuelos de su presencia.
Jungkook asintió ante las palabras del otro, viendo como dejaba las canastas en el suelo, para luego ingresar por la puerta de aquella casa. Cuando eso pasó, el azabache sintió vergüenza por no haberle propuesto al pelirosa llevar esas canastas; al final ese chico lo había ayudado a llegar ahí, porque probablemente seguiría ahí tirado en el suelo quejándose de los árboles.
Después de un rato, Taehyung salió, seguido de sus abuelos. Sí, el señor Kim para ese entonces ya había llegado de la capital.
― Joven Jeon, estos son mis abuelos. ―dijo el pelirosa, llamando la atención del azabache que estaba distraído.―
Inmediatamente, Jungkook tomó su postura formal, sintiéndose un poco avergonzado por la forma en la que su vestimenta se había estropeado. Aún así, no permitió que la vergüenza pudiera alterar la confianza con la que venía desde un principio a hablar con ellos.
― ¿Joven Jeon? ¿Es usted el hijo del señor Jeon HyunYoon? ―dijo el abuelo de Taehyung.―
― Efectivamente lo soy, señor Kim; un gusto al fin poder conocerlos. ―dijo haciendo una reverencia ante los señores Kim.―
Taehyung observaba todo con curiosidad y un poco de asombro. Él no imaginó nunca toparse con el hijo de un famoso millonario, una de las personas más poderosas de toda Corea. Él había oído que el señor HyunYoon tenía un hijo, pero no imaginó que sería tan joven. En su mente, el hijo de dicho señor, sólo parecía ser otro señor... Tal vez un señor un poco más joven, pero así lo imaginaba el pelirosa.
TaeTae se sentó en una banca colgante que estaba en el pequeño corredor de su casa cuando lo último que vio, fue a sus abuelos entrar a su casa acompañado del azabache.
Después de un rato que para el pequeño Taehyung pareció casi eterno, vio salir a Jungkook, seguido después de sus abuelos; estos últimos tenían una expresión en sus caras que el pelirosa no supo exactamente cómo definirla. Realmente a través de los ojos de sus abuelos, se podía ver un poco de preocupación y miedo; lo primero más que nada.
Inmediatamente se puso de pie, acercándose hacia ellos, escuchando como Jungkook se estaba despidiendo de sus abuelos, con una reverencia. Los adultos mayores hicieron lo mismo que el joven azabache, inclinándose para realizar una reverencia, pero la expresión en sus caras seguía ahí; a Taehyung no le gustaba nada. "¿Por qué se ven tan afligidos?" pensó el mismo.
― Hasta luego, señor y señora Kim. Por favor, piensen en la propuesta dada. ―dijo para al final voltear hacia el pelirosa, que tenía las cejas fruncidas, y un puchero que dejaba ver su muy notoria inconformidad― Hasta luego, Kim Taehyung, fue un gusto haberte conocido.
El nombrado, volteó su cabeza hacia el azabache que lo estaba viendo fijamente; sonrió un poco para él, luego de haber pronunciado un: "Hasta luego, joven Jeon."
Jungkook sonrió una última vez, para comenzar a caminar por donde había venido anteriormente, dándole la espalda a los miembros de la familia Kim.
El pelirosa cuando notó que el azabache estaba ya muy lejos de su casa, se atrevió a preguntarles a sus abuelos el motivo de sus expresiones.
― Abuelos, ¿Qué les ha dicho el joven Jeon? No quiero sonar irrespetuoso, pero las expresiones en sus caras no parecen del todo agradables. ¿Ha ocurrido algo?
Los abuelos de Taehyung se miraron "disimuladamente" antes de que la señora respondiera por ambos.
― TaeTae, cariño, no debes preocuparte por nosotros, no ha pasado nada aquí. Son asuntos sobre las cosechas, no hay nada de qué preocuparse. ―dijo para sonreírle con cariño.―
El pelirosa suspiró un poco, pero luego les dedicó una pequeña sonrisa, achicando un poco sus ojos.
― Confío en su palabra, abuela. ―dijo el chico, luego llevando sus brazos detrás de su espalda para ocultar la vergüenza de lo próximo que estaba por decir― Lamento mucho no haber recolectado las fresas que me ha pedido. En ese momento el joven Jeon apareció, y no pude cumplir con mi tarea...
Después de haber escuchado un cariñoso: "No te preocupes, cariño, está bien" de parte de su abuela, el pelirosa se retiró para ingresar a su casa.
Los dos señores Kim se miraron con un poco de preocupación entre ellos. No sabían que hacer, ni cómo comentarle la propuesta dada por el señor HyunYoon. Ambos señores sabían que tenían que decirle a su pequeño nieto, para que él también diera su opinión al respecto, pero...
Kim Taehyung es tan inocente, y tenía un corazón tan precioso que ellos tenían miedo a que el pequeño pelirosa tuviera que sacrificar su felicidad, para darle la comodidad a ellos mismos.
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