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Beom Tae Joo

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La sala principal de la mansión de Beom Taejoo era un espacio imponente, decorado con elegancia sobria: cortinas de terciopelo oscuro, una chimenea de mármol en la que ardía un fuego constante y muebles que denotaban lujo sin caer en lo ostentoso. En el centro de la habitación, Beom Taejoo estaba sentado en su sillón favorito, con la misma postura que había adoptado en innumerables reuniones de negocios. Su presencia era intimidante incluso para quienes lo conocían bien.

Frente a él estaban sus dos hijos, Taehee y Taeha, ambos vestidos con elegancia, pero cada uno con un aire completamente diferente. Taehee, el mayor, se apoyaba en el respaldo de un sillón con una expresión de aburrimiento mezclada con desafío, mientras que Taeha, el menor, se mantenía recto y atento.

—¿Por qué tanta formalidad, señor? —Preguntó Taehee con una sonrisa ladeada y un tono que bordeaba la insolencia— ¿Acaso ha decidido que al fin nos va a incluir en su testamento?

Taejoo lo miró con frialdad, ignorando deliberadamente el comentario. Taehee siempre había sido el más difícil de tratar, el que desafiaba la autoridad con una arrogancia que a veces rozaba la insubordinación; pero esa noche, Beom Taejoo no estaba dispuesto a perder el tiempo con provocaciones.

—Los he llamado aquí porque hay algo importante que deben saber —Dijo con su voz grave, cortante, como una hoja afilada que atravesaba el aire.

El silencio cayó sobre la sala. Incluso Taehee pareció percibir el peso de las palabras de su padre y adoptó una postura más seria, aunque sus ojos seguían llenos de un escepticismo evidente.

—T/N está embarazada —Anunció sin rodeos.

Las palabras resonaron como una bomba en la sala. Taeha abrió los ojos con sorpresa, mientras que Taehee soltó una carcajada incrédula, como si acabara de escuchar un mal chiste.

—¿Está hablando en serio? —Preguntó Taehee, cruzándose de brazos mientras una ceja se arqueaba con desdén—¿Nos ha reunido aquí para eso? ¿Para decirnos que la señorita perfecta ahora va a darle un heredero?

—Taehee—La voz de Beom Taejoo fue baja, pero tan cargada de advertencia que hizo que incluso el desafiante mayor retrocediera ligeramente—No estoy buscando tu aprobación. Solo estoy notificándote.

—¿Y qué espera de nosotros? —Insistió Taehee, aunque su tono había perdido parte de su insolencia—¿Qué le enviemos flores?

Beom Taejoo lo miró fijamente, su expresión fría como el hielo. Taehee podía ser difícil, pero sabía hasta dónde podía llegar sin cruzar la línea.

—Espero que respeten a T/N y al niño, tanto como me respetan a mí —Respondió Taejoo con una calma peligrosa—Si alguno de ustedes se atreve a faltarles al respeto, les aseguro que enfrentarán las consecuencias.

El silencio volvió a caer, esta vez más pesado. Taeha, que hasta entonces había permanecido callado, levantó la mirada hacia su padre.

—¿Cómo está ella? —Preguntó, su tono genuinamente preocupado.

La dureza en el rostro de Taejoo se suavizó ligeramente al escuchar la pregunta de su hijo menor.

—Está bien, aunque el embarazo no ha sido fácil para ella —Admitió. Luego, tras una breve pausa, añadió—Y haré todo lo necesario para que así siga siendo.

Taeha asintió lentamente, como si estuviera procesando la noticia. Taehee, por otro lado, parecía menos dispuesto a aceptar la situación.

—Es curioso, señor —Dijo finalmente Taehee, su voz teñida de sarcasmo—Siempre nos trató como herramientas, como si no fuéramos más que extensiones de su imperio. Y ahora de repente tiene esta... ¿Familia perfecta? ¿Qué significa esto para nosotros?

—Significa que tienes dos opciones, Taehee —Respondió Beom Taejoo, levantándose de su sillón con una presencia que llenó la habitación—Aceptarlo y comportarte como un hombre, o enfrentarte a las consecuencias de no hacerlo.

Taehee apretó la mandíbula, pero no respondió. Taeha, por su parte, se levantó de su asiento y se inclinó ligeramente hacia su padre, una muestra de respeto que no pasó desapercibida.

—Entendido, señor. Felicidades por la noticia —Dijo Taeha con sinceridad antes de dirigirse hacia la salida.

Taehee lo siguió unos momentos después, aunque sin mostrar la misma disposición. Antes de salir, lanzó una última mirada a su padre.

—Espero que esta familia que está construyendo sea todo lo que espera, señor —Dijo con un tono ambiguo, antes de desaparecer por la puerta.

Cuando la sala quedó vacía, Beom Taejoo suspiró, dejando escapar un peso que no mostraba frente a nadie más. Sabía que la relación con sus hijos era complicada, llena de tensiones no resueltas, pero también sabía que ahora había algo más importante que proteger, T/N y el bebé.

Con el rostro serio y determinado, se dirigió hacia la habitación donde T/N descansaba. Al verla dormir, su rostro se suavizó una vez más. Aunque el camino no sería fácil, estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para mantener a su nueva familia unida, sin importar los obstáculos.