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Beom Tae Joo

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El sol se filtraba suavemente por las cortinas de la habitación, iluminando la espaciosa suite con un cálido resplandor matutino. T/N despertó primero, acurrucada contra el pecho desnudo de Beom Taejoo, cuya respiración era rítmica y profunda. Su rostro estaba relajado, y aunque siempre tenía esa seriedad imperturbable que lo definía, en ese momento había una calma que ella encontraba completamente embriagadora. Su cabello negro estaba desordenado, cayendo ligeramente sobre su frente, y sus labios, que la noche anterior habían recorrido su cuerpo con una pasión casi abrumadora, ahora estaban suavemente entreabiertos.

T/N sonrió con ternura mientras deslizaba sus dedos por su propio cabello desordenado, cubriendo una risita traviesa al recordar los eventos de la noche anterior. Se giró ligeramente, apoyando su barbilla sobre el pecho firme de Taejoo y observándolo detenidamente.


—Buenos días, mi amor —Susurró en voz baja, aún sabiendo que él no podía escucharla. Había algo reconfortante en simplemente verlo, en saber que ese hombre, tan poderoso y temido por muchos, era sólo suyo en esos momentos de intimidad.


Finalmente, Taejoo abrió los ojos lentamente, sus párpados revelando ese tono gris que siempre parecía analizar el mundo con frialdad. Su mirada se suavizó por un instante al encontrar los ojos de T/N, aunque su expresión seguía siendo estoica.


—¿Cuánto tiempo llevas despierta? —Preguntó con su voz baja y grave, una que enviaba escalofríos por la espalda de cualquiera que no fuera ella.


T/N se encogió de hombros, juguetona, mientras deslizaba un dedo por su clavícula.


—Lo suficiente para admirar lo guapo que te ves dormido. Aunque ¡deberías dormir más, Taejoo! Te ves cansado a veces... —Su tono era dulce, pero con un deje de preocupación.


Taejoo la miró con una mezcla de incredulidad y fascinación, su mano se movió para acariciar el rostro de T/N, sus dedos trazando el contorno de su mejilla.


—Tu preocupación es innecesaria. Estoy bien —Dijo con su habitual tono serio, aunque sus caricias desmentían su frialdad.


T/N frunció los labios, adoptando una expresión deliberadamente dramática.


—Bueno, yo no estoy bien. ¡No recibí suficientes besos esta mañana! —Se quejó, cruzándose de brazos y girándose ligeramente, como si estuviera molesta.


Taejoo dejó escapar un leve suspiro, aunque una pequeña curva apareció en la comisura de sus labios, casi imperceptible. Se inclinó hacia ella, rodeándola con sus brazos y acercándola nuevamente a su pecho.


—¿Así? —Preguntó antes de inclinarse para besarla lentamente, tomando su tiempo para explorar sus labios con una suavidad que contrastaba con su usual intensidad.


El beso la dejó sin aliento, y cuando Taejoo se apartó, T/N lo miró con los ojos entrecerrados y una sonrisa satisfecha.


—Mmm... podría acostumbrarme a esto. Aunque no sé si soy lo suficientemente afortunada para merecer tanto. —Su voz era juguetona, pero había una honestidad subyacente en sus palabras.


Taejoo arqueó una ceja, mirándola con una seriedad que hizo que su corazón se acelerara.


—Eres mía, T/N. Y no se trata de suerte, sino de una elección—Su tono era definitivo, como si estuviera declarando un hecho inmutable.


T/N se ruborizó, escondiendo su rostro en el hueco de su cuello. Sabía que no podía competir con la intensidad de sus palabras, pero tampoco quería. Lo que tenían era algo que iba más allá de las etiquetas o las normas sociales. Era su Sugar Daddy, pero también era su todo. Y eso le bastaba. Se inclinó hacia él, besando su mandíbula antes de susurrar contra su piel.


—Si pudiera, pagaría con todo el dinero del mundo por estar contigo para siempre, Taejoo. Pero me alegra que no tenga que hacerlo ¡Porque ya me tienes!


Taejoo cerró los ojos por un momento, absorbiendo sus palabras, y aunque no era un hombre dado a las demostraciones de emoción, inclinó su cabeza para besarla una vez más, esta vez con más intensidad. Sus manos la sujetaron firmemente por la cintura, como si temiera que pudiera desaparecer.

Cuando finalmente se separaron, ambos estaban ligeramente sin aliento. Taejoo la miró con esa expresión inescrutable que tan bien dominaba, pero sus ojos grises revelaban una calidez que pocas veces mostraba.


—No necesito que pagues nada, T/N. Sólo quédate conmigo. Eso es suficiente.


T/N asintió, sonriendo ampliamente mientras acariciaba su mejilla.


—Siempre —Y en ese momento, con el sol bañando la habitación y sus cuerpos entrelazados, parecía que el resto del mundo dejaba de existir.

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