Prologo
En las tranquilas calles —Y no tan tranquilas calles de Tokyo, se escuchaba desde tempranas horas del día, todo el barullo que puedas esperar. El sonido de las bocinas de los autos en el interminables tráfico, el de los trenes avisando su siguiente estación y hasta los bostezos de los salaryman entrando en estás. Listos o no tanto, para un día más de trabajo alias explotación laboral.
Pero no estamos aquí para hablar, o tal vez si. De los severos casos de fallecimiento debido a la falta de descanso de los trabajadores.
Si no más bien de cierta chica rubia de la cual está teniendo un pintoresco inicio de semana.
—Mierda, Mierda, Mierda, Mierda
Se repetía una y otra vez mientras corría todo lo que sus piernas le permitían, lo cual no era poco, ya que iba a una velocidad equiparable al de una atleta entrenado.
—Me quedé dormida y no configure bien la alarma. Mierda, mierda, mierda, se me hizo demasiado tarde.
Seguía de nuevo, esquivando a las personas que iban pasando por ahí, aunque eso no evito que se chocará un par de veces contra algunos que estaban igual de apurados que ella.
—¡Lo siento!
Decía al cruzar contra estos, sacando y revisando brevemente su teléfono celular, indicando las 9 de la mañana con 10 minutos.
—¡Maldición!
Exclamó al tropezar y dejar caer su teléfono celular, deteniéndose abruptamente para agacharse y recogerlo, sin notar como alguien iba corriendo del sentido contrario, lo cual causo que. Al levantarse chocará abruptamente contra este, dejando caer unos cuantos cuadernos y libros que llevaba en su mano.
—¡Lo siento!
Exclamó nuevamente la chica, notando los libros y recogiendo algunos que cayeron hacia su lado.
—Tch. ¡Fíjate por dónde vas!
Dijo la persona que cayó al suelo, quien era un peli-café el cual tenías unas grandes ojeras y unos ojos rojos casi pareciendo color sangre. Agarrando los libros prácticamente de un manotazo de los manos de la mujer.
El cual rápidamente procedió a continuar su recorrido, sin darse cuenta que había dejado un cuaderno tirado en el suelo, a lo cual la rubia agarro.
—¡Oyeee, olvidas algo!
Decía al darse la vuelta y mirar en dirección en dónde fue corriendo, pero ya lo había perdido de vista entre toda la multitud, a lo cual suspiro y y sin más empezo a limpiarse algo del polvo que cayó sobre su ropa. Guardando el cuaderno en un bolso que llevaba colgado de su hombro.
Continuo caminando hacia su destino, pero a paso un poco apresurado para evitar más accidentes que evitarán algún otro accidente.
"Espero que no pase nada más, ya se me hizo demasiado tarde y probablemente mi padre me regañara por eso. Maldición, ¿porque esto me tiene que pasar a mi?" Pensaba la rubia, ya resignada a su situación.
- Mientras Tanto. En Otro Lado -
- Minutos Antes -
En una pequeña residencia de apartamentos, ubicados casi al extremo de la ciudad, se encontraba un muchacho peli-cafe de complexión delgada y descuidada. Quien estaba teniendo un particular momento al despertar.
—¡MIERDAAAAAAAAAAA!, ya casi son las 9 y tengo que entregar este maldito proyecto que me tomo toda la noche.
Su nombre era Kazuma Sato, quien se encontraba en un pequeño apartamento con dos habitaciones, la cual una era el baño y la otra la usaba como su cuarto, compartiendo la sala de estar con la cocina, algo ajustado pero era más que suficiente para una sola persona.
Al notar la hora, rápidamente se cambió a su uniforme escolar, quien estaba en una esquina de su habitacion y agarrando su mochila junto a algunos libros y el cuaderno en el cual tenía el proyecto listo.
Tomo algo de dinero que tenía en un sobre que estaba sobre una mesa en la cocina, las llaves del apartamento, los cuales puso en el bolsillo de su pantalón y dispuso a retirarse rápidamente del lugar.
Kazuma era un estudiante de la preparatoria llamada Axis, el cual su nombre hacia referencia a una especie de culto o religión que veneraba a algo que ellos consideraban como una diosa del agua, quien antiguamente reinaba sobre las tierras en la cual fue fundada el lugar.
Eso sinceramente no le interesaba para nada, solo estaba ahí por obligación, ya que sus padres fueron quienes lo inscribieron ahí, pero lo malo no era el lugar, si no que le quedaba a casi una hora caminando desde su apartamento hasta la preparatoria.
Por lo cual decidía usar el metro, el cual le ahorraba casi toda esa hora y media de viaje. Pero si de por sí la situación era mala, ahora mismo estaba en estado crítico, ya que el tren que debía tomar salía exactamente a las 9:15, y ahora mismo eran las 9:10 y Kazuma acaba de salir recién de su apartamento.
Así que hizo lo más lógico que haría una persona en su lugar. Correr, correr y no dejar de correr, como si tú vida dependiera de ello, lo cual no estaba muy alejado de la realidad.
—¡Mierda, mierda, mierda, mierda!
Exclamaba mientras esquivaba a la multitud que se amontonaba sobre las calles de Tokyo, usando un firme agarre sobre sus libros.
Por el rabillo del ojo noto un callejón que era un atajo hacia la estación, pero no noto que en el momento en que se disponía a girar, una mujer rubia un poco más alta que el estaba parada frente recogiendo algo, a lo cual no pudo detenerse a tiempo, causando un inminente choque.
El choque causo que echara lo que llevaba encima, pero al estar en un leve estado de confusion, por el golpe sumados a la posible falta de sueño que tuvo, por lo cuál solo pudo ver una silueta, pero no pudo distinguir muy bien que, o quien era.
—¡Fíjate por dónde vas!
Como pudo recogió todo del suelo y continuo su camino hacia el callejón, sin escuchar como esa silueta la estaba llamando.
Llego justo a tiempo a la estacion y entro al tren, que aún no estaba tan lleno para su "fortuna".
Camino un par de segundos y se sento en una esquina del tren, se quito la mochila y coloco los libros que sostenia, y ahí fue cuando se dio cuenta de algo importante.
"MIERDA" Fue lo unico que pudo pensar, ya resignandose, mientras cerraba sus ojos y tomaba un descanso en lo que llegaba a su destino.
Poco tiempo después, el tren avisaba su próxima parada, a lo cual el peli-cafe a regañadientes se colocaba atrás de la fila de personas que igualmente se bajarían.
Apenas dió un paso fuera, se dispuso a continuar con su "particular" maratón, el cual era llegar—o tratar a tiempo.
Visualizando las enormes rejas del portón de la entrada de la preparatoria, aumento la velocidad, una gota de sudor recorrió su nuca y sus piernas empezaban a acalambrarse debido al esfuerzo y presión constante a la cual se estaba sometiendo
—¿Estás horas de llegar Kazuma-san?
Exclamaba el entrenador encargado, quien estaba a punto de cerrar la única entrada del lugar. Pero no lo detuvo ni nada porque había llegado justo a tiempo.
—¡Colócate en una posición más erguida y inclina levemente tus brazos en cada trote! —Aconsejaba a la distancia con una leve sonrisa adornando su rostro —Si continúa así tendrá un lindo "aterrizaje" —Reia mientras cerraba con llave y se retiraba del lugar.
Kazuma no logro entender del todo lo dicho por el entrenador, estaba más concentrado en encontrar su salón de clases, como era de la segunda sección se encontraba un poco más alejada que las demás.
"La maestra siempre tarda 5 minutos en llegar al salón, el entrenador siempre está cerrando el lugar 3 minutos después del horario. Por lo cual tengo 2 minutos para llegar ahí" El cerebro de Kazuma estaba a mil por hora en esos instantes, estaba tan concentrado que no noto como alguien iba caminado a un par de metros frente a el "MIERDA, NO DE NUEVO" Forzando a sus piernas a cambiar de lado y con un sonoro gruñido de dolor logro moverse hacia otra dirección, pero al hacerlo perdió el equilibrio causando que se sujete por lo primero que encuentre.
Y en este caso fue una larga melena de cabello negro.
—¡Eso duele! —Exclamo la persona a su lado, quien era una mujer de una corta estatura y llevaba un parche en el ojo.
No dijo nada y levantándose como pudo continuo su camino.
Un sentimiento de alivio le recorrió el cuerpo.
Aunque no le duró mucho, porque se dió cuenta que la puerta estaba cerrada y al momento de tocarla fue recibida por una mujer de aspecto un poco mayor con señales de enojo evidente en su rostro.
—¿De nuevo tarde? —Fue lo único dicho con obvio desprecio en su voz.
—Dejeme pasar por favor Sensei —El rostro de Kazuma estaba completamente rojo, asemejándose a un tomate maduro, su uniforme completamente arrugado con rastros de arena y polvo, su cabello completamente desaliñado acompañado de unas claras ojeras y con marcas de sudor en todo el cuerpo.
—... —La única respuesta recibida fue un manotazo de la puerta siendo cerrado en su cara.
"ME LLEVA LA-"
Luego de esa "cálida bienvenida" de parte de su maestra. Kazuma empezó a sentir las consecuencias de forzar su cuerpo y sus piernas. Cayendo de espaldas prácticamente inconsciente, tratando de recuperar el aliento.
—Debo...haah... hablar....con..sensei...haah —Dijo entre suspiros tratando de recoger todo el oxígeno posible que sus pulmones le permitían.
Arrastrándose fue hasta una esquina y se apoyo contra el duro concreto. Cerrando los ojos y intentando reponerse.
—Oh que sorpresa. ¿Tu también aquí?
Le costó unos segundos abrir los ojos para notar quien era el causante de esas palabras debido a un pequeño mareo que estaba teniendo.
Luego de que su vista se hubiera aclarado, noto como un adolescente rubio de más o menos su altura se encontraba parado frente a el.
—Yo Dust —Dijo el algo que parecían suspiros, aún le costaba hablar y respirar a la misma vez.
El rubio se colocó a un lado de el y lo saludo con choque de puños.
—¿Buen inicio?
Kazuma no respondió hasta minutos después, Dust simplemente saco su teléfono y reviso las redes sociales.
—Es como si estuviera jugando por primera vez a Dark Souls.
—¿Tan jodido? —Kazuma asintió mientras sacaba una bebida de color rojo con blanco de la mochila del rubio.
—Eso es mío —Intento recuperarlo pero el ya lo había abierto y procedía a degustar su contenido.
—Gracias por la consideración —Luego de vaciar su contenido colocó nuevamente la bebida en la mochila —Me hizo sentir levemente mejor —Exclamo con una sonrisa burlona, sacando también su teléfono para revisar la hora —A propósito. ¿Que haces aquí? —Decia ya un poco recuperado guardando su teléfono y intentando levantarse pero sin claro éxito.
—Olvide el proyecto y como no prestaba atención me saco del salón —Explico con sencillez y relativa calma scrolleando en su teléfono —¿Y tú?, sé que tampoco eres el más aplicado y que tienes tus momentos con la Sensei, pero dudaba que llegarás hasta ese nivel.
—Como desperté tarde, fui corriendo desde mi casa hasta la estación y de la estación hasta aquí, tropezando y cayendo con personas dos veces en el camino —Dijo señalando su uniforme en estado para nada "óptimo" —Y creo que llegué un par de minutos después que ella y al intentar pedirle que me deje entrar me cerro la puerta en la cara —Mientras tomaba un pedazo de Pan de Melón que le invitaba Dust explicaba su situación, para luego proceder a devorarlo —Gracias por eso.
—Tu cuerpo y cara están hechos un desastre —Reia a viva voz dándole todo el pan que contenía el paquete —Lo necesitas más que yo, después de todo te tomaste mi bebida y eso ya arruinó mi desayuno ideal —Su risa solo aumento al ver la reacción enojada de Kazuma, aunque esté asintió en agradecimiento.
—Si sabes que pueden "multarte" nuevamente si descubren que trajiste alcohol aquí, ¿no? —Dio un mordisco al pan y nuevamente se recostó en un intento de relajación.
—Tu no viste nada, además, no escuché que te hayas quejado —Dijo con una sonrisa de diversión dando un codazo al ojiverde.
Este gruño en respuesta debido a que aún le dolía el cuerpo —Ese Ron era bueno, te pediré uno personalmente la próxima vez —Cerro los ojos, pero aún así pudo darse cuenta de la sonrisa que Dust le estaba dando.
—Trato —Susurro, parándose y caminando hacia quien sabe dónde.
Kazuma solo suspiro en cansancio. "Dormiré hasta el cambio de horario" Uso su mochila como una almohada improvisada y dispuso a dormirse. —Que buena manera de empezar el día... —Exclamo con un tic en el ojo, para luego relajarse y dejarse llevar por el sueño.
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