Capítulo 1
TRAICIÓN
El puerto de Busan era el lugar favorito de Jennie cuando necesitaba tranquilidad, las noches eran el mejor momento para deambular al encontrarse vacío. Los problemas con la banda enemiga seguían creciendo, cada vez ganaban más terreno en Gangnam, en Itaewon y en Incheon, los lugares más importantes que su grupo controlaba desde que ella tiene memoria.
Cuando el gran jefe de la banda enemiga murió, su única hija tomó su lugar, causando un gran desconcierto para muchos al cambiar absolutamente todo, incluso el nombre de la organización, llamándolo ahora: "El clan de las rosas"
Jennie al principio la tomó como solo una mujer patética que no sabía lo que hacía, hasta que encontró a su grupo de soldados de Gangnam muertos en un club nocturno en la zona vip.
Cada hombre tenía un disparo en la cabeza, en donde una linda rosa rosada y con espinas estaba plantada junto a una tarjeta de presentación que decía: "Hasta el acto más atroz necesita una buena presentación. Bienvenida a esta nueva era, Jennie; ahora te toca enfrentarme a mí. Atte: La reina rosa 💓"
Ese no había sido el único problema, a la semana siguiente, los nuevos soldados dirigidos para el centro de Gangnam, habían muerto por la explosión dentro del auto. Cuando Jennie recibió la noticia directamente de uno de sus capos, este le entregó la tarjeta que había encontrado junto a la rosa rosada. En la tarjeta decía: "¿Siempre vistes de negro? Hasta tus autos son negro; la sangre de tus hombres le dará un color más lindo 💓"
Era evidente que La reina rosa había roto con el pacto de paz entre ambas mafias. Al parecer no se conformaba con las zonas que lideraba su padre, ella quería todo el poder, y esa ambición estaba perjudicando a Jennie.
Estaba furiosa al ver que una tonta rubia que vestía de rosa le estaba humillando. Sus tontas tarjetas y frases ridículas ya estaba siendo una de sus marcas reconocidas, que incluso las noticias resaltaban como: la mafia elegante.
Jennie mandó a sus capos organizar un golpe con la banda enemiga, que por cierto, fue un éxito, había salido muy bien.
Demasiado bien...
Era como si La reina rosa hubiera dejado en bandeja de plata a sus soldados. Murieron más de cincuenta hombres ese día en la isla Jeju, como si fueran simples personas sin alguna experiencia en usar las armas que tenían.
Lamentablemente para Jennie, todo había sido un plan de La reina rosa. Aquellos hombres no eran parte de su organización, habían sido simples personas que habían sido llevados con engaños, entre ellos, el hermano menor de Kim Jisoo, quien tiene el rango militar más alto, era general del ejército.
Jennie había cabado su propia tumba.
Supo que ahora estaba en la mira de por aquella general, ella personalmente la andaba buscando, y con su poder, posiblemente la espera sería corta. Ahora estaba de pie en el muelle, pensando qué hacer, si retirarse e irse a otro lugar junto a su organización, dejar todo un legado en Seúl, o quedarse y enfrentar lo que venía, como una digna Kim.
—¿Qué es lo que necesitas? —Jennie había recibido una llamada de Yerin, una mujer más que era parte de su grupo, pero a diferencia de las demás, Jennie la usaba para sus placeres. Estaban en la autopista solitaria, frente al puerto— te dije que no me llamaras si no fuera una emergencia —encendía su cigarrillo dentro del auto.
—Tú me llamas cuando quieres sexo.
—Solo para eso sirves —Jennie fue cortante, ignorando la notable molestia de su compañera.
—Nunca me vas a tratar como me lo merezco, ¿verdad? Nunca seré la señora Kim.
—¿Señora Kim? —la castaña reia— ¿Crees que quiero tener como esposa a una prostituta? —pronunció divertida— yo no me ataré a nadie, y si llego a hacerlo, no será con alguien como tú. No tengo tan pésimos gustos.
Yerin quedó en silencio, viéndola furiosa. Se acercó a ella con decisión y la atrajo a un beso apasionado, dejando algo confundida a Jennie. El beso se cortó, viendo extraña a Yerin saliendo del auto y cerrarla con notable molestia.
—Era la última oportunidad que te daba —Yerin se puso frente a el auto— te hubiera perdonado si al menos me tratabas bien, pero tenías que ser una maldita hija de perra como siempre.
Jennie simplemente sonrió burlesca, hasta que vió confundida el arma en la mano de Yerin. De inmediato buscó en su bolsillo y su arma no estaba, el beso solo había sido una distracción.
Jennie quedó pensativa, pero luego una sonrisa apareció en ella, volviendo a reír divertida. Que manera tan tonta de morir, era algo chistoso para ella. Cruzó miradas con Yerin y señaló su frente, indicando en dónde quería la bala. Se relajó en su asiento y esperó relajada que dispare, pero Yerin solo la miraba, la personalidad de Jennie era muy extraña, a veces asustaba.
—Disfruta tu tortura —Yerin pronunció con rabia, escupiendo en su auto y retirándose a pie.
Jennie frunció los ceños, confundida, hasta que un ruido en su espalda hizo que mirase el espejo retrovisor sin moverse. En ellos, aparecía la mirada divertida de La reina rosa, viéndola también.
—Bonita noche —la rubia saludó.
—Rosé...—Jennie pronunció seriamente. Notó a los hombres vestidos de traje rosa rodeando el auto— que ridículos se ven.
—Es visualmente hermoso. No puedes enviar a tus hombres vestidos de manera tan horrorosa y tan común.
—¿Sabes lo que es trabajar en secreto? No puedes ir vistiendo de una manera tan evidente a tus hombres, dejando en claro quienes son. Además de que se ven ridículos, son blancos fáciles.
—Dile eso a tus soldados muertos, ellos fueron un blanco fácil —sonrió. Se acercó a su oído, esperando alguna reacción de Jennie, pero no hizo ningún gesto— ¿No tienes miedo? —susurró divertida— soy alguien muy mala...—seguía susurrando— y creo que estoy un poquito loca.
—Parece que no haz notado un pequeño detalle —giró su rostro a ella, quedando cara a cara, incluso sintiendo sus labios rosar con los de ella— yo también estoy un poco loca —susurró divertida.
Rosé sonrió tranquila, volviendo a su asiento. Suspiró profundamente y buscó algo dentro de su saco. Mostró la rosa a Jennie, la castaña sabía qué significaba.
—Esta rosa es para tí —pronunció Rosé— y quise entregarlo yo misma. Me hubiera gustado pelear, pero fue tan fácil convencer a esa mujer que te trajera aquí. Pobre, se veía muy decepcionada —fingió lastima— ¿Sabes? No, no quiero que sea tan fácil. Sal del auto —ordenó— quiero que pelees conmigo, puño a puño —sonrió— hagamos divertido tus últimos minutos.
Jennie suspiró, decidió solo salir y abrió la puerta de un golpe. Rosé salió del auto con entusiasmo, estaba emocionada, como una niña por jugar con su juguete.
Los hombres solo miraban, las dos chicas llegaron frente al auto, quedando frente a frente a una distancia prudente. Rosé se quitó su chaqueta de cuero rosa, y Jennie abotonó su chaqueta de cuero negro, poniéndose en posición para pelear.
Rosé se acercó, relajó su cuello y llevando sus manos a la espalda, se inclinó un poco a Jennie y esperó, como si le estuviera ofreciendo su mejilla.
La castaña se mostró algo extrañada, pero no desaprovechó la oportunidad de sacar su ira por esa rubia en ese golpe. El rostro de Rosé la hizo mirar hacia la derecha por el fuerte puño, incluso la hizo tambalear un poco, pero al regresar su rostro a Jennie, simplemente sonreía mostrando la sangre en sus dientes.
—Vamos, otro más —susurró de manera tan espeluznante— me encanta como duele.
—¿Tu madre te tuvo en un psiquiátrico? —preguntó con molestia.
—Sí, ¿Por qué? —esa sonrisa tonta no se iba.
El nuevo golpe logró tumbar a Rosé en el suelo. Fue entonces que levantó la mirada, la sangre caía en vista por su mentón, su labio se había partido por un lado.
—Mi turno.
El golpe fue tan rápido, que al segundo Jennie caía al suelo. Rosé se sentó sobre su vientre y golpeaba sin control, una y otra vez. Sonreía de manera fría, se estaba divirtiendo, era alguien felíz.
—¡COMO ME ENCANTA ESTA MIERDA! —reía al ver sus manos cubierta de sangre.
Jennie, sintiéndose desesperada por huir, llevó su mano a su bolsillo de su pantalón mientras con la otra mano trataba de cubrirse. Tomó la pequeña cuchilla y clavó el arma blanca en la zona que pudo de inmediato. Rosé gritó adolorida al sentir la cuchilla en su pierna, fue empujada con un nuevo golpe en su rostro y sintió el cuerpo de Jennie salir de debajo de ella.
La castaña corrió para huir, pero uno de los hombres levantó el arma a ella, y cuando su dedo iba a presionar el gatillo, se escuchó un grito.
—¡NO! —Rosé lo empujó, haciendo que la bala solo lastime del brazo a Jennie, quien siguió corriendo sujetando la herida. Rosé gritó llena de ira y ante el silencio de todos, Rosé tomó el arma de sus manos y disparó directo a la cabeza del hombre hasta que las balas se acabaron— ¡Ella es mía! ¡Solo yo puedo lastimarla! ¡Nadie más! ¡NADIE, NI UN JODIDO IMBÉCIL, VA A LASTIMARLA! ¡¿ENTENDIERON?!
Todos asintieron, viendo la rabieta que Rosé hacía pateando el cuerpo del muerto hombre.
Jennie no sabe por cuánto tiempo corrió, lo único que tenía en mente era llegar a su escondite, en donde seguramente sus hombres la estaban esperando como siempre lo hacían. Pero al estar frente a la gran vivienda, quedó desconcertada al ver el fuego consumiendo todo. Ni siquiera había gritos, ni nadie intentando apagar el fuego. Bajó la mirada entre temblores, y detrás del fuego de la entrada, logró ver a varios de sus hombres muertos, cada uno con una rosa enterrada en sus pechos y cabezas.
Retrocedió asustada, nerviosa, al ver a su mano derecha aún más de cerca, ya quemado al lado de la basura. La rosa que estaba sobre su pecho, tenía una tarjeta, y entre manos temblorosas, lo tomó para leerlo. En letra cursiva y rosa decía: "Te dejé escapar, así no sería divertido. Sé que escaparás de esa general también 💓"
Jennie giró al escuchar el sonido de un auto, del coche bajó Jisoo, viendo impresionada el inmenso fuego. Tomó su celular para llamar a los bomberos, cuando al bajar la mirada, toda acción se detuvo al ver directamente y con claridad a la mismísima Jennie Kim.
Llevó rápidamente su mano a su arma, pero Jennie ingresó corriendo dentro de la vivienda sin importarle el fuego. Jisoo corrió detrás de ella, ignorando el fuego igualmente, solo quería atraparla, vengar la muerte de su hermano, así sea matarla con sus propias manos y fingir que había sido en defensa propia.
La visión era casi nula por el humo y las llamas, ambas sentían el ardor en sus cuerpos que comenzaba a afectarles rápidamente. La tos en ambas fue casi al instante. Corrieron a la sala, en donde Jennie tomó de sorpresa a Jisoo y logró dejarla en el suelo por un golpe con el bate de béisbol.
Jisoo gritó furiosa y se levantó sangrando de la frente al ver a Jennie correr hacia la puerta trasera. Despareció de su vista por unos segundos y al salir al patio, ya no lograba ver a Jennie por ningún lado. Tomó su arma en alto, lista para disparar en caso tuviera la oportunidad de verla a lo lejos, pero no apareció.
Jisoo giró a sus espaldas, viendo el fuego seguir consumiendo la vivienda. Se alejó un poco más para respirar mejor y llamó a los bomberos. No le dijo a nadie que había visto a Jennie, había decidido seguir con la investigación, fingir que seguía el plan de sus compañeros, pero sería ella misma quien la encontraría y acabaría con ella. Esa criminal lo iba a pagar muy caro.
Jennie se dejó caer sentada en aquel callejón, estaba exhausta, jadeante. La herida en su brazo seguía sangrando y no sabía si llamar a su gente, después de la traición de esa perra, no sabía si confiar. Solo tenía una opción por el momento, y era esconderse.
Tomó su celular y llamó a la única persona que no rechazaría su pedido, porque aquel hombre le debe muchas y si no la ayudaba, ella no sería la única en caer.
—¿Hola? —respondieron en la otra línea.
—Padre Nam —pronunció jadeante— soy Jennie Kim...—se escuchó el largo silencio del padre, incluso la saliva que pasó, notando su miedo y nerviosismo— necesito que haga un favor para mí.
Voten ❤️
Solo quiero decirle a mi chica que la quiero mucho 🥺💓
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