Capítulo 5. 🔥
"No olviden sacar la basura; sobre todo la acumulada en la cabeza y en el corazón".
Anónimo.
Nelly.
Hace un mes exactamente qué soy libre. Hace un mes que escapé de la casa de Seth. Hace un mes que estoy aquí encerrada en mi casa sin poder ver la luz del sol, esa que tanto había anhelado ver y que ahora me parece una estupidez.
Ahora ya nada tiene sentido para mí y la venganza que en algún momento quise llegar a ejecutar contra Seth Beckett ahora no es nada comparado con el dolor que siento en mi pecho, tengo el corazón roto en mil pedazos y nada ni nadie podrá repararlo jamás.
Estoy acostada en la cama, hecha un ovillo, la manta cubre mis piernas y mi cintura, la televisión está encendida ya que Cami así la ha dejado, no sé por qué ha hecho esto, sabe que no quiero saber nada de nadie.
La habitación es como yo la recordaba, los cobertores blancos, el sofá frente a la cama del mismo color, las cortinas que se mueven con el suave viento que sopla desde fuera, las paredes también blancas, tanto blanco me pone de malas, la lámpara encima de mi cama se mueve ligeramente. Suspiro.
La puerta se abre y detrás de ella está Aleksei que trae en una bandeja un tazón con diferentes tipos de frutas, un vaso con jugo y las vitaminas.
—Creí que estabas dormida.
No le respondo.
—Te he traído de almorzar —cierra la puerta —. Y tus vitaminas.
—Déjalo ahí.
—Y como la última vez no vas a comer nada.
—Solo vete y déjame sola —miro la ventana y lo poco que puedo ver del patio.
—No, Nelly —deja la bandeja en frente de mi cama, en el sofá.
Creí que esto sería diferente, creí que el odio hacia Seth y mi sed de venganza sería más grande que cualquier cosa en mi vida y ahora, ahora nada tiene sentido ya, esto no es en nada a como me lo imaginé en un principio, es todo lo contrario.
—Por favor —se sienta a mi lado en la cama, agarra mis manos y me hace mirarlo a los ojos—. Tienes que salir de esta cama y continuar con tu vida, luchar por lo que siempre has querido y por vengarte de Seth.
—Tú no entiendes —le digo mirándolo directamente a los ojos —. Ya nada tiene sentido, Aleksei, ahora ya no.
—Parece que la qué no quiere entender eres tú, estás desperdiciando tiempo valioso.
—¿Haciendo qué? —inquiero un tanto molesta y mirándolo mal —. ¿Matando gente? ¿Haciendo qué más personas se mueran por las drogas que vendemos? Dime ¿Haciendo qué?
—Vengándote de Seth Beckett —remarca cada palabra con odio —. Eso es lo que deberías de estar haciendo en este puto momento —me reclama.
—No es tan fácil como tú lo haces parecer.
—¿Por qué? —masculla.
—Han pasado cosas que me han hecho cambiar de opinión.
—No entiendo que puede ser más fuerte que la necesidad de vengarte de ese hijo de puta.
—He perdido a mi bebé, Aleksei, eso es más fuerte.
—Era solo un bebé —dice sin importarle el dolor que yo siento.
—Era mi bebé —le hago ver el dolor que aquello me provoca —. Lo llevaba en mi vientre —se pone de pie molesto.
—Era el hijo del maldito que te golpeó, te secuestró y también te violó ¡Carajo! Entiende eso —se da la vuelta —. ¡Entiéndelo! —se voltea y me mira con furia.
—¡Aun así Aleksei! ¡Él no tenía la culpa de nada de lo que me hizo su papá! ¡Era mi bebé! —me pongo de rodillas sobre el colchón —. ¡Mío! ¡Una criatura que no tenía por qué morir! ¿Cómo crees que me siento? —lo encaro.
—Supongo que mal —encoje un hombro.
—¡Eso Aleksei! Me siento como la vil mierda, rota, destrozada, acabada, ¡sin esperanzas de seguir adelante! Ese bebé era mi hijo y no importa quién sea su padre y si es un hijo de puta como dices o es el peor monstruo de toda la historia, él no tenía la culpa de nada.
—Nell...
—No digas nada, en este momento no puedo pensar en nada más que no sea ese bebé.
—Tienes que pensar en ti, en lo que quieres hacer en un futuro, en qué debes vengar lo que te han hecho ¿Vas a dejar que ese cabrón se salga con la suya? ¿Vas a permitir que quede impune lo que te hizo?
—No —se acerca a mí.
—¿Entonces?
—No sé —pone sus manos en mis hombros —. No sé qué hacer.
—Lo tienes aquí —levanta su mano y extiende su palma —. En la palma de tu mano —forma un puño y agarra mi mano —. Tú venganza Nelly, tu libertad —con su mano forma un puño con la mía —. ¿Dónde está la chica que peleaba con hombres y no se dejaba caer? ¿Dónde está la mujer que le rompió la cara un hombre solo por agarrarle el trasero? ¿Dónde quedó la mujer que nunca se dejaba vencer?
—Esa Nelly se quedó en el sótano de Seth Beckett. Ya no hay nada de ella. Esta que ves aquí es Anya Záitsev.
—No Nelly, Anya murió hace años, no puedes traerla de regreso, no puedes siquiera pensar en la posibilidad de regresar a esa niña débil y tonta. Nelly está más viva que nunca ¿Lo entiendes?
—S-sí.
Digo temerosa, con miedo.
—No te escucho.
—Sí.
—Sigo sin escucharte.
—¡Qué sí carajo! —se ríe un poco.
—Esta es la Nelly que yo quiero ver, la Nelly que siempre sale adelante y que no se deja caer, menos por un imbécil que no vale la pena, tienes que hacerle ver su suerte a Beckett, tienes que hacerle pagar con creces lo que te hizo y más que nada derribar poco a poco su imperio. Eso es lo que tienes que hacer Nelly. Hacerle pagar cada una de tus lágrimas, cada cicatriz, cada sentimiento de miseria.
—Tienes razón.
—Los dos vamos a hacerle pagar Nelly, yo te voy a ayudar con esto, no estás sola. Nunca te dejaré.
—¿Y ahora qué? —me limpio las lágrimas de las mejillas.
—Allá abajo hay unos rusos que están dispuestos a pelear contigo y no tener compasión de ti.
Eso suena cruel y sádico. Me gusta.
—¿De verdad?
—Es como tu bienvenida a la mafia —me guiña el ojo y me ayuda a bajar de la cama.
Así es como crecí en este mundo, peleando con hombres y dándome mi lugar en esta organización, haciéndome respetar a como dé lugar. Haciéndoles saber que la única que manda aquí soy yo y que a pesar de mis caídas y mis destrozos yo siempre seré Nelly Król, hija de Víctor Záitsev y Vera Petrova, el Rey de la mafia Rusa y si la gente piensa que esa Nelly está muerta pues les dejaré en claro a todos que estoy más viva que nunca y que jamás me voy a dejar caer y que Seth Beckett debe prepararse para lo que se viene porque en esta maldita ciudad mando yo y solo yo y todo aquel que no esté de acuerdo con esto puede irse directo al infierno.
Me cambio de ropa y bajo las escaleras con Alek detrás de mí.
—Vera ha dicho que si sigues así llamará a un psicólogo para que te vea.
—No necesito un psicólogo.
—Lo sé y se lo he dicho, pero está preocupada por ti, dice que nunca te había visto así y eso le preocupa.
—¿Dónde está ella?
—En el patio desayunando.
Terminamos de bajar y salimos al patio de atrás, en la mesa están Camila y mi mamá. Cuando llego me pongo detrás de ella.
—No necesito un puto psicólogo —le advierto a mi madre que se voltea a verme y después mira a Alek con reproche.
—¿Le has dicho? ¿Qué parte de "no le digas nada a Nelly" tú no has entendido? —Alek se encoge de hombros.
—No le digas nada —me estiro y agarro un pedazo de fruta del plato de mi madre —. Él tiene razón y yo no necesito un psicólogo, lo único que necesito es vengarme de Seth y acabar con él de una maldita vez.
—¿Estás segura de esto? —pregunta Cami —. Digo, hace unos días ni siquiera querías salir de la cama y ahora estás aquí diciendo que quieres hacer pagar a Beckett.
—Sé que necesito ponerme al corriente en muchas cosas, pero lo haré —les sonrío —. Ahora díganme ¿Qué hay de nuevo aquí? —Cami mira a mi mamá, sube y baja las cejas.
—Hemos contratado más gente —dice mamá —. Han venido de lejos.
Bajamos las escaleras y caminamos por el pasillo del piso de abajo, miro cada una de las zonas en las que venía a entrenar meses atrás, llegamos donde están entrenando, todo sigue igual a excepción de maquinas nuevas para entrenar, algunos sacos, un ring que han puesto en medio de todo y por supuesto algunos hombres desconocidos para mí son altos, rubios y llenos de músculos.
Al entrar algunos empiezan a murmurar, me miran de arriba abajo.
—Sé que en este momento se deben estar haciendo muchas preguntas —los tres nos quedamos al lado de Vera —. Sé también que se han dicho muchas cosas de mi hija y que algunas se han mal interpretado, pero en este momento puedo decirles que ella está aquí, con nosotros, como antes. Que lo que pasó hace meses fue solo lo que pasa cuando se vive en este mundo, siempre habrá consecuencias y esta fue una de ellas. Nelly regresa y regresa más fuerte que nunca —me cede la palabra y doy un paso hacia delante.
—Yo sé que recuerdan a Seth, si ese hombre que parecía una buena persona pero que en realidad no lo es. En este momento estamos en una guerra con su padre, Jared, es nuestro enemigo nuestro siguiente objetivo. Por si se lo preguntan si fue él quien me tuvo secuestrada todos estos meses y si él nos engañó para poder entrar aquí y hacer lo que hizo. Solo tengo una advertencia para quien se atreva a traicionarnos; no tendré piedad de nadie, si me llego a enterar que alguien habla aun con él no sabe lo que le tengo preparado, no sabe como le irá si se atreven a tan solo pensar en traicionarnos.
Algunos asienten con la cabeza y otros dicen que sí muy bajo.
—Vuelvan a lo suyo. Nelly, mira —con el mentón señala a los hombres musculosos que golpean los sacos y a los que pelean sobre el ring —. Ellos vinieron de Rusia, están aquí para cuidar y ayudar.
—Sabes que no van a tener piedad de ti —Alek se coloca a mi lado, al igual que yo observa a los rusos.
—No espero que tengan piedad de mí, al contrario. Creo que me vendría bien una exhaustiva practica con estos hombres.
Alek sonríe de lado y niega con la cabeza. Así es como yo me entrené hace años, así es como Víctor me enseñó a defenderme, decía que solo enfrentándome a los hombres más fuertes iba a poder defenderme y enseñarme a nunca doblegarme ante nadie. Puede ser que días atrás me sentía sin ganas de nada, sin ningún propósito, pero en este momento me siento renacida, siento que soy invencible y que nadie puede contra mí, necesito práctica, necesito ser aquella mujer que dejó esta casa hace meses y con esfuerzo lo haré, lo juro.
Seth Beckett probará lo que es la sed de venganza y estoy dispuesta a arrasar con todo si es necesario
Seth.
Meto mis manos en las bolsas de mis pantalones y camino a la casa de Jared. Entro y de inmediato camino hacia la cocina. Nadia se asombra cuando mira en mi mano la botella y el vaso que llevo conmigo.
— ¿Ya tan temprano vas a empezar? —Nate sale del despacho y señala el vaso en mi mano.
—Note importa —mascullo.
—Eres mi... —antes de que siga hablando sus estupideces lo hago callar.
—No lo digas — bufo —. No sigas hablando Nate —camino a la puerta y entonces, como si todo fuera en mi contra mi padre aparece bajando de su auto. Un desaliñado Jared aparece frente a mi con la barba tupida y sin afeitar.
—Su padre ha llegado —ríe a carcajadas como si lo que hubiera dicho fuese gracioso, pero no, no lo es, al menos no para mí. Creo que estar con los mexicanos le ha hecho daño.
Extiende sus brazos y me abraza cuando se acerca a mí. Al igual que Nate mira la botella en mis manos y se sorprende.
— ¿Ya estás bebiendo? —sacude la cabeza como si tratase de quitarse algo del pelo —. Apestas a cantina barata — frunce la nariz y hace un gesto de asco. Y sin dejarme hablar deposita un beso en mi mejilla derecha y se acerca a Nate a quien abraza y besa también.
"Ese no es mi padre, me lo han cambiado".
Me doy la vuelta para mirarlo mejor y entra canturreando. Nate entra detrás de él y yo atrás de Nate. Aprieto bien la botella a mí, no vaya a ser que me descuide y mi hermanito me la quite.
Bufo cuando entramos por completo a la estancia. Jared se sienta en uno de los sofás, empieza a toser de nuevo como aquellas veces que nos llamaba por teléfono. Me siento frente a él mientras Nate se queda de pie.
—Seth te ves mal —en este momento siento la mirada de Nate sobre mí y como desaprueba mi comportamiento.
—Estoy bien —hago un movimiento con la mano para restarle importancia a lo que dice.
— ¿Qué no ves que ya está bebiendo? —señala la botella en mi mano la cual sigo apretando. Mi mano se hace un puño en cuanto la mirada de Jared se posa sobre mí.
—Siempre, de los dos has sido el más problemático Seth, pero realmente te miras mal.
— ¡Es que ya se lo he dicho! —gruñe Nate. Como si él supiera o sintiera lo que yo estoy sintiendo en este momento, ninguno de los dos sabe por lo que estoy pasando.
—Tú mejor cállate —digo poniéndome de pie y señalando a mi hermano —. De los dos eres quien menos debe hablar de esto —la sangre me hierve dentro de mis venas y siento como sube a mi cerebro —. Solo eres un traidor —miro el rostro de Jared y como este pasa de la preocupación al enojo, sé lo que me va a decir y es mejor salir de aquí antes de que las cosas salgan a flote.
—¿Dónde vas? Te he preguntado ¿Dónde vas? —dice y grita mi padre molesto. —, Eres el hermano mayor y debes cuidar a tu hermano... —y antes de que siga hablando me detengo de golpe y me doy la vuelta sobre mis pies para toparme con mi padre que ya iba a por mí.
—¿En serio me estás diciendo esto? —me río sarcásticamente, él no tiene una idea de lo que mi hermano me ha hecho —. Tú no puedes defender a este... — señalo despectivo a Nate —. No sin saber lo que él me hizo a mí.
—¿Lo que yo te hice a ti? —se hace el ofendido —. ¿Lo que yo te hice a ti? — vuelve a preguntar ahora más ofendido —. Y que me dices de lo que tú le hiciste a esa pobre mujer.
—¿De qué están hablando? — he aquí un padre en medio de dos hermanos que se enfrentan por la misma mujer.
—Dile Seth. Dile a tu padre hasta donde te ha llevado tu venganza.
—Y por qué no le dices tú que te acostaste con la mujer que amaba —mi padre abre sus ojos y mira a Nate y unos segundos después a mí.
—¿Qué? ¿De qué están hablando ustedes? —nos señala.
—Seth secuestró a Nelly, la hija de Vera y Víctor.
—Y Nate se enamoró de ella y ahora ella se ha escapado de esta casa.
—¿Dónde está ella? — camina fuera —. ¿¡Donde está ella!? —se detiene en la puerta cuando se da cuenta que vamos detrás de él.
—No está.
—Acabas de decir que ella...
—Sí —lo interrumpo yo —. Estaba aquí, pero ya no. Hace unos días escapó Jared —se lleva las manos a la boca y me mira.
Puedo sentir el coraje que irradia mi padre hacia mí. Y la verdad me importa poco, pero debe saber lo que su niño me ha hecho a mí.
—Yo la secuestré por odio, coraje y rabia hacia ella y lo que su madre le hizo a la mía —aprieto los puños en un acto reflejo por pensar en Nelly, pero más que nada en lo que me hizo —. Pero aquí tu hijo se ha enamorado de ella, se la folló y ahora no sé dónde demonios está ella, hasta puedo decir que el la ayudó a escapar —Nate no se inmuta con lo que digo, al contrario, se cruza de brazos.
—Nate —arrastra las palabras mientras mira al traidor que se encoge de hombros ante la mirada asesina de mi padre —. No importa lo que hizo tu hermano nunca debiste enamorarte de esa chica. Ni uno de los debió hacerlo —espeta —. Pero Seth fue quien se enamoró primero y tú — lo señala con el dedo —. Estuvo mal lo que hiciste Nate, ese tipo de traición no se perdona. No quiero verte aquí, no quiero imaginarme lo que tu hermano es capaz de hacerte a ti y ella.
—Lo defiendes —masculla Nate —. ¿Defiendes lo que ha hecho? Entonces está bien secuestrar a una mujer, torturarla y violarla ¿no? es lo que estás queriendo decir.
—Yo nunca dije eso.
—No pero tampoco le has dicho nada a él —me señala. Jared sacude la cabeza, suspira y me mira a mí.
—Si yo hubiera sido tú no hubiera hecho eso.
¿Qué? ¿en serio? No puedo creer lo que él me está diciendo.
—Pero yo creí que... —no termino de hablar cuando él ya está haciéndolo.
—Yo no dije que no, pero para ahorrarte esto que es tan patético —nos señala —. En tu lugar hubiera cortado su pequeña cabeza rubia y se la hubiera mandado a su madre en pedazos, eso hubiera hecho yo, pero claramente no eres yo — blanquea los ojos.
—Pero no soy tú. Gracias a Dios —esto último lo musito. Pero obvio él me ha escuchado y solo niega con la cabeza.
—Como sea ya está hecho y ¿ahora qué?
—Hay gente vigilando su casa, pero ellos no están, ni Vera ni el primo, ni ella — suspiro —es como si se los hubiera tragado la tierra. Nadie los ha visto.
—Eso debía pasar — gruñe —. Ella no se va a quedar de brazos cruzados y te aseguro que hará algo para acabar contigo poco a poco. Ahora si una puta guerra se vendrá, estamos en contra de los rusos y quien sea que esté con ellas es nuestro enemigo.
Pienso. Ahora sí, y por primera vez en la vida estoy de acuerdo con mi padre, quien sea que esté de su lado es nuestro enemigo y claramente él niño bonito que ahora me mira con coraje es mi enemigo también, no importa que llevemos la misma sangre. No importa que muchas cosas nos unan, ahora muchas más nos separan y eso es lo que importa, el lazo de sangre ya no existe entre nosotros dos, somos enemigos y como tal vamos a acabar el uno con el otro, papá lo sabe.
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