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Capítulo 43. 🔥

"Si te llegó a ti, es porque puedes"

Nelly.

―Estoy embarazada.

Silencio.

―Yo quiero que sea un niño ―me encojo de hombros ―. Dice mamá que no importa lo que sea con tal de que esté sano. Yo quiero que sea un niño y que sea cómo tú, que tenga tu nobleza y el alma tan pura cómo la tuya.

Le sonrío cómo si él me estuviese mirando.

Él ni siquiera parpadea. No sé si él me escucha, así que parezco loca hablándole a mi esposo.

―¿Sabes? He pensado mucho las cosas, dijiste que de luna de miel te querías ir lejos y olvidarte por un momento de esto, de todo lo malo que nos rodea y sabes que yo siempre lo he querido también.

Agarro sus manos y paso la yema de mi dedo por el anillo que le regalé cómo símbolo de nuestro amor.

―Quiero ir a Suiza. Quiero que estés bien cuidado y que tengas la mejor atención médica, si es que tú...si es que despiertas ―un nudo se forma en mi garganta ―. Algún día.

Tiene que despertar, tiene que conocer a su hijo.

Aún no puedo creer que en mi vientre se esté formando una vida, un hijo de Nate que había estado deseando pero que no sabía que lo quería, hasta ahora, ahora que él no está es lo único que tengo de él. No me queda nada más. No tengo nada más que recuerdos hermosos y un hijo que será el constante recuerdo del amor más grande ha podido existir.

―...y lo he decidido ya. Creo que es la mejor opción que tengo en este momento. Llevas aquí casi una semana y dice el doctor que no sabe cuando vas a despertar, y para mí es muy difícil estar aquí. Podía soportar esto por ti, a las personas, la vida y la ciudad solo por ti, pero sin ti nada es igual. Nada tiene sentido para mí, Nate. Nada.

Escucho las voces de Alek y Eli, me limpio debajo de los ojos y cuando ellos entran sostengo la mano de Nate.

―El doctor viene para acá ―dice Alek que trae en las manos dos vasos de café. Me entrega el mío, él y Eli se sientan en el sofá que está pegado a la pared de enfrente.

No me separo de Nate cuando el doctor me mira y se pone a revisar el expediente. Revisa el suero, los tubos que tienen conectado a Nate, sus ojos, su corazón.

―¿Cómo lo ve doctor? ―pregunto. Necesito saber que, al menos su estado no ha empeorado.

―La herida del pecho está sanando, no les puedo decir que mañana va a despertar pero va bien.

―Entonces no hay fecha para que despierte ―asiente con la cabeza.

―Yo les sugiero que si tienen la posibilidad lo lleven a un hospital que se especialice en neurociencia, nosotros hacemos lo que podemos pero no tenemos un especialista en esta rama.

―¿Otro hospital? ―pregunta Alek. El doctor lo mira.

―Sí, aquí en el país hay hospitales especializados en neurociencia.

―¿Y otro país?

Alek, Eli y el doctor me miran.

―¿Qué otro país? ―mi primo levanta una ceja.

―Bueno... ―dice el doctor pero yo lo interrumpo.

―Suiza ―digo de repente.

―¿Suiza? ―Alek se pone de pie.

―En Suiza están los mejores especialistas, los mejores hospitales, la mejor atención ―piensa ―. El papeleo es un poco difícil pero de eso nos encargamos nosotros, y también podemos solicitar al mejor de los hospitales que reciban a su esposo. Lo difícil sería la ambulancia, tendría que ser una aérea.

―¿Y se puede un avión privado? ―el doctor levanta una ceja.

―Habría que llevar a una enfermera y un doctor...eso es muy costoso.

―No importa lo que deba pagar, pero me quiero llevar a mi esposo a Suiza.

―Está bien, creo que es la mejor decisión que puede tomar ahora.

―Usted encárguese del papeleo y yo del avión. En dos días tiene todo que estar listo.

―¿Dos días? ―Alek se pone de pie y me mira ceñudo.

Creo que no le gusta la idea de que me vaya tan lejos.

―No se preocupe, ahora mismo empiezo a arreglar los papeles.

El doctor sale y cierra la puerta. En cuanto Alek se da cuenta que estamos solos se acerca a mí.

―¿Te vas?

―No tengo porqué quedarme.

―¿Y nosotros qué somos, nada?

―No me refiero a eso ―niego con la cabeza.

―Sí, sí lo haces. Aquí tienes a tu familia, Nelly, tu madre tus amigos que te quieren y yo, tu primo que dejó todo para estar contigo.

―Y te lo agradezco mucho, Alek, pero mira a lo que me ha llevado no haberme ido antes. Y ahora es el momento, no quiero seguir aquí, no sin él.

―Yo te entiendo, Nell ―Eli me dedica una sonrisa comprensiva, pero mi primo está molesto.

―Gracias, Eli.

―No puedes irte así cómo así ¿Tu mamá lo sabe?

―Nadie lo sabe, solo tú y Eli. Sé que ella lo va a entender. Además no será por mucho tiempo, solo hasta que Nate despierte ―lo miro unos segundos y regreso la mirada a mi primo ―. Pero antes necesito que me ayuden en algo que es muy importante para mí.

―Tiene que ver con Seth ―a Eli se le dibuja una sonrisa en los labios. Veo que ya me está empezando a conocer.

―¿Ahora que harás? ―Alek parece fastidiado ―. No te das cuenta hasta donde te ha llevado este maldito odio que sientes hacia él.

―No le voy a hacer daño ―frunzo el ceño ―. Solo quiero que vea y sienta lo que yo estoy sintiendo en este momento.

―No quiero saber que harás ―dice y se da la vuelta pasándose las manos por el cabello.

―¿Me crees que soy cómo él?

―No ―se voltea y me mira fijamente ―. Eres peor. Por vengar esto que le hizo a Nate eres capaz de matar a su padre o la chica con la que está.

―Jared no me importa, ella sin embargo ―levanto un hombro ―. Podría hacerle lo mismo que él me hizo y matarla frente a sus ojos, tan lentamente que Seth deseará ser él quien esté sufriendo y no ella.

Alek me mira con cara de horror, cómo si yo fuese un monstruo.

―Pero no lo haré.

Me pongo de pie.

―Te aseguro que esta vez nadie saldrá herido y que Seth pagará con lágrimas de sangre haberme quitado lo que más amo en este mundo.

Mi primo se queda pasmado en su lugar. Le sonrío a Eli, quien ya sabía de esto. Me asiente con la cabeza y bebe de su café.

―¿Nos vamos?

―¿Ya?

―¿Pues cuando crees que será? ¿Dentro de dos días? Yo ya me habré ido de aquí ―me acerco a la puerta y miro a Nate unos segundos que se me hacen interminables.

Alek se despide de Eli, ella me asegura que cuidara de Nate el tiempo que nosotros estemos fuera y yo le juro a Nate que volveré por él.

Mi primo y yo salimos del hospital y subimos a su auto. Ya dentro él se empieza a quejar.

―Siempre soy el último en enterarme de todo ¿Quien más lo sabe? ―me mira de reojo.

―Eli, Cami, Billy, Pete y ahora tú.

―Ya ves, siempre soy el último en saber todo.

―No te quejes, tú estarás en primera fila viendo cómo sufre la sanguijuela esa.

―Sí, pero...

―Nada ―lo interrumpo ―. Seth no se imagina lo que se viene para él.

Y sufrirá y deseará no haber nacido, querrá estar muerto también, y me pedirá perdón de rodillas y yo gozaré verlo retorcerse del dolor.

Nos quedamos de ver cerca del departamento de Seth. Mandé a alguien para que lo siguiera y él está en su departamento con la mujer esa. Antes de irrumpir en su nidito de amor repasamos el plan una vez más para que nada falle, para que todo salga según lo acordado y todo sea perfecto.

Ya que todos saben lo que hay que hacer subimos por la parte de atrás del edificio. Tuve que pagar para que me dejaran entrar con mi gente detrás de mí, no quiero que esto se arruine por culpa de un maldito soplón.

Camino por el pasillo delante de todos con una pistola en la mano. Siento la rabia recorrer cada centímetro de mi piel y creo que hace días que no me había sentido así de bien.

Toco a la puerta y esperamos unos segundos hasta que esta es abierta por una chica, es aproximadamente de mi edad, su cabello es largo y negro cómo el carbón, sus ojos son tan azules, ella es bonita, ella debe ser Ileana. Pobre de ella.

―¿Dónde está Seth? ―mira por encima de su hombro y cuando se da cuenta que traemos armas intenta cerrar la puerta en vano, porque yo ya estoy dentro revisando el lugar.

―Está igual que la última vez que viene ―murmuro.

―N-no sé que quieran...

―A Seth ―me volteo a verla ―. Quiero a Seth.

La miro fijamente, creo que ella sabe quien soy yo porque abre los ojos y cierra la boca.

Cami y Alek entran y se colocan detrás de ella, bloqueando la puerta.

―Él-él no-no está.

―Sé que está, no soy estúpida, dime dónde está ese malnacido ―veo que aprieta las manos en puños ―. ¿Te molesta que le diga malnacido al malnacido de tu novio?

―Yo...―y se calla cuando escuchamos la voz de Seth.

―¿Quien era?

Aparece en el pasillo y cuando se da cuenta que soy yo, se sorprende, veo que lleva un soporte en el brazo izquierdo.

―No le hagas daño ―advierte mirando a Ileana.

―No la quiero a ella ―le hago una señal con la cabeza a Alek quien la agarra del cuello y la trae a mí ―. Aunque me gustaría hacerle lo mismo que tú me hiciste a mí ―agarro a Ileana del brazo y le pongo la pistola en la cabeza ―. ¿Te gustaría, Seth? ¿Quieres ver cómo la mujer que amas muere en tus brazos y no puedes hacer nada para evitarlo?

―Nelly.

―Tú aquí no pones las condiciones, Seth, ahora no y sino quieres que la mate frente a tus ojos es mejor que vengas conmigo.

―No voy a ir a ningún puto lado contigo ―espeta.

―Creo que escuché mal ―le pongo la pistola justo en la cabeza y le quito el seguro.

―¡No! Nelly, espera ―Ileana se tensa a mi lado.

―No mandas tú, no se hace lo que tú dices. O vienes conmigo o te juro Seth que no voy a dudar y la voy a matar ante tus ojos.

―Tú no harías eso ―levanta el brazo a la altura de mi pecho y se acerca a mí con paso lento.

―Tú no me conoces ―espeto.

―Está bien ―baja el brazo, lento.

―Seth, no.

―Está bien, cariño, todo va a estar bien, yo voy a regresar te lo prometo.

―No prometas cosas que no puedes cumplir, Seth ―le dice Alek.

―Revísenlo bien.

Alek y Cami revisan a Seth, que no lleve armas ni navajas. Lo conozco y sé que va armado hasta los dientes.

Alek lo agarra del cuello y junto con Cami lo sacan del departamento.

Me doy la vuelta hacia Ileana que tiene lágrimas en los ojos.

―Es un gusto conocerte, lamento que este encuentro se haya dado en estas condiciones tan...penosas ―levanto un hombro con fingida pena.

―No te atrevas a hacerle daño.

―No me digas que hacer ―me acerco a ella y la miro fijamente ―. Y sino sabes porque hago esto mejor no hables, no conoces a Seth y te puedo asegurar que cuando sepas toda la porquería que va cargando detrás querrás irte de su lado en un pestañeo.

Ella quiere decir algo pero la interrumpo.

―Y solo entonces vas a comprender porque estoy haciendo esto.

Levanto la pistola y le apunto directo a la cabeza.

―Y es mejor que no le digas a nadie lo que ha pasado aquí, menos a la policía, si lo haces tendrás aquí a mi gente y ellos no dudaran en matarte ―camino hacia la puerta sin dejar de apuntar a su cabeza.

Salgo y cierro la puerta. Cuando subo a la camioneta Cami y Alek ya tienen a Seth en los asientos de atrás, con una mano en su cuello sin que pueda levantar la cabeza y ver a dónde lo vamos a llevar.

―¿A dónde me llevan?

―Vamos a dar un paseo ―ordeno a Pete quien arranca.

Seth no se imagina lo que le espera.

Seth.

Ha pasado casi una semana desde lo ocurrido desde ese día y no sé nada de Nate, Jared no me dirige la palabra y cuando le llamo para saber si ya sabe algo no me responde las llamadas, August es quien me ha mantenido al tanto. Pero dice que nadie sabe de nada de Nate, que han llamado a los hospitales pero no está en ninguno. Han buscado en las morgues y nada. Jared ha pedido una recompensa, quiere información de Nate, lo que sea que le haga saber que está bien y qué, no está muerto.

No quiero pensar que Nate está muerto, quiero pensar que está en algún hospital pero que está bien. Conociendo a Nelly sé que ella no va a dejar que le pase nada y que tampoco va a permitir que Jared o yo nos acerquemos a él.

―Has estado muy pensativo desde que llegamos ―me doy la vuelta y veo a Ileana apoyada del marco de la puerta.

―No dejo de darle vueltas al asunto de mi hermano ―trago saliva ―. No quiero pensar que él...

―No es lo que tú piensas ―se acerca ―. Además ya te dije que tengo conocidas en algunos hospitales, si alguna de ellas llega a ver tu hermano me lo dirán en seguida.

―Gracias ―se sienta en mis piernas. Los dos miramos la ciudad ―. Mi padre no me habla.

―Los míos tampoco y no se me hace raro que no quieran saber nada de su única hija.

―Ellos son unos idiotas ―sonríe un poco ―. No saben lo que están haciendo y cuando se den cuenta ya será demasiado tarde.

―Pero no quiero que esto siga así ―rodea mi cuello con sus brazos.

―Ya se les pasará, solo están...sorprendidos por la noticia de que serán abuelos.

―No creo que sea eso.

Con la mano que tengo libre acaricio su vientre. No me creo que ella esté embarazada y que me vaya a dar un hijo, un bebé que llegará para cambiar todo aquí.

Hoy hemos ido con el doctor a su primera revisión y nos ha dicho que están bien los dos, le ha mandado vitaminas para que el bebé crezca sano.

Escucho el timbre y ella se pone de pie.

―Yo voy ―se adelanta. Me quedo en el balcón mirando la ciudad y pensando en Nate, en dónde estará y cómo estará.

Escucho un par de voces en la puerta y cuando veo que Ileana no aparece decido ir a ver que está pasando. Las voces se intensifican cuando estoy en el pasillo.

―¿Quien era?

Lo primero que veo es a Nelly, Ileana frente a ella y detrás a Alek y Cami.

―No le hagas daño ―miro a Ileana. Su rostro con miedo y miro a Nelly. Ella es capaz de hacer cualquier cosa.

―No la quiero a ella ―Nelly le hace una señal a Aleksei que se acerca a Ileana, la agarra del cuello y la acerca a Nelly ―. Aunque me gustaría hacerle lo mismo que tú me hiciste a mí ―cuando agarra a Ileana del brazo y le pone la pistola en la cabeza todas mis alarmas se encienden ―. ¿Te gustaría, Seth? ¿Quieres ver cómo la mujer que amas muere en tus brazos y no puedes hacer nada para evitarlo?

Ella es cruel y fría con las palabras, tal y cómo era hace meses.

―Nelly ―le advierto con la voz.

―Tú aquí no pones las condiciones, Seth, ahora no y sino quieres que la mate frente a tus ojos es mejor que vengas conmigo.

―No voy a ir a ningún puto lado contigo ―espeto. Ni loco iré con ella, no sé que se trae entre manos pero esa sonrisa diabólica me dice que no es nada bueno.

―Creo que escuché mal ―no duda y le pone la pistola en la cabeza a Ileana, le quita el seguro.

―¡No! Nelly, espera ―está demente. No sé que pretende con esto.

No quiero que le haga daño a Ileana, no voy a permitir que lo haga.

―No mandas tú, no se hace lo que tú dices. O vienes conmigo o te juro Seth que no voy a dudar y la voy a matar ante tus ojos.

―Tú no harías eso ―me acerco a ella, levanto el brazo derecho poniendo una distancia prudente entre ella y yo.

―Tú no me conoces.

―Está bien ―bajo el brazo. Los ojos de Ileana se abren, está asustada.

―Seth, no.

―Está bien, cariño, todo va a estar bien, yo voy a regresar te lo prometo.

―No prometas cosas que no puedes cumplir, Seth ―me dice Aleksei.

―Revísenlo bien.

Aleksei y Camila se acercan a mí y me revisan todo, hasta el soporte del brazo. Es Aleksei quien me saca del departamento, lo último que veo es a Nelly e Ileana, le primera le sigue apuntando con el arma a Ileana.

Vamos por el pasillo, yo con la cabeza agachada y ellos a mi lado apuntando con sus pistolas a mi cabeza. Bajamos por las escaleras y salimos por la parte de atrás del edificio, dos camionetas esperan, una con la puerta abierta. Aleksei me empuja dentro y de nuevo pone una mano en mi nuca. Me quejo de dolor pero eso a él no le importa.

―Te mereces esto y más, si por mí fuera te metería un disparo en la cabeza por todo lo que le has hecho a mi prima, pero ella tiene mejores cosas planeadas para ti ―Cami se sienta a mi lado derecho.

Se ríe con sorna.

Esperamos unos minutos a que baje Nelly, me da miedo lo que le pueda estar haciendo a Ileana en este momento. Pasados unos minutos la puerta de adelante se abre y por el inusual perfume caro sé que es Nelly.

―¿A dónde me llevan?

―Vamos a dar un paseo ―la camioneta empieza a andar.

Me han cubierto la cabeza en algún punto del trayecto. Siento que ha pasado mucho tiempo que llevamos de camino, no sé donde estamos, no sé dónde vamos.

Escucho que nos detenemos y me bajan a punta de jalones, caigo al suelo de rodillas y alguien me jala del brazo para ponerme de pie. Siento la grava debajo de mis pies y huele a tierra. Seguimos caminando unos minutos más, creo que estamos dentro de algún lugar porque siento más frío y huele a humedad.

Nos detenemos. Una puerta se cierra.

―¿Dónde estamos?

Me quitan la bolsa de la cabeza y lo primero que veo me hace cerrar los ojos. Una luz blanca cegadora.

―Bienvenido a tu nuevo hogar ―abro los ojos de nuevo y es una habitación totalmente blanca. No hay ventanas.

―¿Se te hace conocido este lugar, Seth? ―Aleksei golpea mis rodillas por detrás y caigo al suelo de rodillas frente a Nelly que se impone poderosa ante mí.

―Yo creo que si lo recuerda ―Aleksei da una vuelta alrededor de mí.

―Yo creo que le trae muchos recuerdos ―ahora es Camila la que se pasea a mi alrededor.

―¿Qué hacemos aquí? ―miro a Nelly.

Ella se agacha hasta quedar a mi altura.

―Vamos a jugar un poco.


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