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Capítulo 29. 🔥

"Creí que ya no existía todo eso que tú tienes"

Andrés Ixtepan.

Nelly.

La cena fue un éxito a pesar que Alek se comportó como un verdadero idiota, no puedo creer que haya sido capaz de decirle esas palabras tan horribles a Nate, es un estúpido. No le voy a perdonar esto, sabía lo importante que era esta cena para mí y casi la arruina con su bocota que no puede mantener cerrada.

—Sino hubiese sido por mi primo todo hubiese estado bien —le digo a Nate que está acostado a mi lado.

—No te preocupes, ni siquiera le puse atención —mi mano recorre su abdomen.

—¿De verdad?

—No me importa lo que diga él o digan los demás, solo me importa lo que pienses tú y ya. Me tiene sin cuidado la opinión de las personas —lo miro y me sonríe, me da un beso en la frente.

—Más te vale porque vas a convivir con mi familia.

—Me agrada tu familia.

—Todos están locos.

—Tú también lo estás y aún así te amo —entiendo sus palabras y le doy un golpe en el pecho.

—¡Oye! —Nate se soba donde le he dado el golpe y se ríe.

—Mentira, mentira, tú no estás loca —me acaricia el cabello.

Me gusta tanto estar con él, sin hacer nada, solo platicar, estar juntos, nunca me voy a cansar de esto, de estar tan enamorada de él.

Mi celular suena, lo agarro y veo que es Alek.

—¿Qué quieres? —me siento en el colchón.

—Recuerda que el segundo golpe está a punto de llevarse a cabo —miro a Nate y está viendo la televisión, me pongo de pie —. Espera —me pongo la pijama y me acerco a la ventana —. Dime.

—Que estés preparada porque en cualquier momento Vera llevará a cabo el plan —suspiro.

—Lo sé.

—¿Cuando le vas a decir a tu amorcito lo que está pasando?

—No sé Alek no me presiones.

—No te estoy presionando, solo te estoy recordando que tarde temprano Nate se va a dar cuenta de lo que está pasando y lo mejor será que sepa de tu boca lo que estás haciendo.

—Lo sé, lo sé pero no he encontrado el momento correcto para hacerlo.

—Nunca es el momento correcto, prima.

—Ya por favor, se lo diré cuando yo crea que es el momento, deja de presionarme.

—Como digas —bufa —. Yo te aviso.

—Por favor.

Cuelgo y me acerco a la cama, Nate me mira y me sonríe.

—Era Aleksei.

—Cariño no te estoy preguntando quien era, yo confío en ti.

¿Puede ser más dulce? No lo creo.

Dejo el celular en la mesita y me acuesto a su lado, Nate me abraza y me presiona a su cuerpo, es tan dulce y tan atento que no puedo evitar enamorarme de él cada día.

Seth.

Ileana sigue dormida en la habitación, ella es...Dios, no hay palabras para describir la maravillosa mujer que es ella. Tan dulce y comprensiva, tan tierna y atenta, no se compara a nadie ni a nada.

Me he dado un baño y estoy preparando algo de desayunar.

—Buenos días —la veo salir del pasillo con una camiseta mía, al verla me sonríe y yo a ella.

—Buenos días —se sienta en uno de los bancos de la cocina, se estira y me da un beso en los labios —. ¿Cómo dormiste? —se estira y deja el celular encima de la barra.

—Bien, me siento descansada ¿Qué preparas? —mira la sartén encima de la estufa.

—Huevos y serví jugo en los vasos —agarra uno de los vasos y le da un largo trago, su celular suena, lo agarra y deja el vaso a un lado. Su rostro se descompone en segundos, traga saliva y se pone de pie —. ¿Pasa algo? —niega con la cabeza.

—No, nada, voy al baño —deja el celular en la barra y sale corriendo al baño. Aprovecho la oportunidad y agarro el celular, abro los mensaje y veo el que le ha llegado segundos atrás. No soy la clase de persona que le revisa el celular a su pareja, pero Ileana se ha puesto pálida, esto no es normal.

Desconocido:

Eres una perra Ileana, te vas con el primer tipo que se te pone enfrente, te haré pagar cada humillación, cada vez que me has dicho que no. Tú y tu amante pagarán, tú por zorra y él por atreverse a tocar lo que es mío.

Atte: Claus.

¿Claus? ¿Quien demonios es Claus? ¿Por que se atreve a hablarle a Ileana de la manera en la que lo hace?

Cierro la aplicación y dejo el celular en su lugar. Ileana regresa y la veo un poco mejor.

—¿Todo bien? —se siente frente a mí.

—Sí, me mareé un poco.

—¿Solo eso?

—Solo eso —me sonríe pero puedo notar que no es una sonrisa genuina, ese mensaje la puso mal, no entiendo porque ella me miente.

Desayunamos en paz, ya no recibió ningún mensaje, se veía un poco más tranquila, le presté un pantalón de pijama para que se vaya a su casa.

—¿Segura que vas a estar bien? —la agarro de la cintura y la pego a mí —. Te puedo llevar a tu casa, no tengo ningún problema con eso.

—Estaré bien, no te preocupes —apoya ambas manos en mi pecho —. Primero quiero decirles a mis padres acerca de ti ¿vale?

—Está bien —le doy un beso. Degusto su boca, saboreo su lengua y entierro mis dedos en la tela de la camiseta que trae puesta. El claxon del taxi que le he pedido me saca de mis pensamientos. Gruño y ella se ríe.

—¿Nos vamos a ver pronto?

—Más pronto de lo que tú te imaginas —le digo y beso su frente —. Me avisas cuando llegues a tu casa —asiente con la cabeza, suelto su cintura y la veo alejarse, abre la puerta del taxi y me dice adiós antes de entrar.

Entro al edificio y voy al estacionamiento, subo a mi auto y conduzco al club, sé que ahí está Dixon y tengo tantas preguntas para él.

Dejo el auto frente al club que a estas horas se encuentra vacío, cruzo la puerta de la entrada y Castiel es a quien veo primero.

—¿Dónde está Dixon?

—Buenos días —en las manos trae una tabla con algunos papeles —. Está en la bodega —señala la puerta de la bodega.

—¡Dixon! —le grito yendo hacia la bodega —. ¡Dixon! —empujo la puerta y lo veo cargando unas cajas de vino —. Dixon, con un carajo —me acerco y le quito los auriculares.

—¿Qué quieres? —deja la caja encima de una mesa y apaga la música.

—¿Tú sabes quien es Claus? —me mira y se sorprende.

—¿Tú sabes quien es? —niego con la cabeza.

—Por eso te estoy preguntado porque no tengo ni una puta idea de quien sea.

—¿Cómo sabes de su existencia? ¿Mi hermana te dijo algo?

—No Dixon, ella no dijo nada. Ella recibió un mensaje que la puso nerviosa, fue al baño y aproveché para leer el mensaje que la puso nerviosa, era un tal Claus que la amenazó.

Dixon se pasa las manos por el cabello y bufa.

—Mierda —su cara se descompone en odio puro.

—Dime quien es —aprieto la mandíbula.

—Es su ex novio, está obsesionado con ella. Tiene una orden, no se puede acercar a ella.

—Pues parece que no le importa la orden —asiente con la cabeza.

—No te metas en esto Seth, es mi hermana.

—No te estoy pidiendo permiso Dixon. Quiero que me digas todo lo que sabes de ese tipejo.

—Este no es tu asunto, Seth —repite.

—Ya te dije que no necesito de tu permiso ¿Me darás la información que te estoy pidiendo?

—¿Lo vas a matar?

—Si es necesario lo haré —sonríe con malicia y empieza a hablar.

Ileana.

El taxi me deja enfrente de la casa y le pago al señor, me cuelgo el vestido en el brazo y salgo, saco las llaves de mi bolso, entro a la propiedad y cruzo el patio, al entrar a la casa mi madre espera en el lobby.

—Ileana, por Dios —se acerca a mí y me abraza.

—¿Qué pasa mamá? —me separa de ella.

—¿Qué pasa contigo? Dixon llegó solo anoche y tú no estabas con él ¿Dónde estabas?

—Yo pasé la noche con alguien —me encojo de hombros —. Estoy bien.

—Me alegra que estés bien pero por favor no hagas esto ¿Puedo saber quien es el chico que te trae así? —pone sus manos en mis hombros y me sonríe.

—Su nombre es Seth Beckett.

—¿Seth Beckett? —mi padre sale de sala. Parece molesto —. ¿Estás saliendo con el hijo de Jared Beckett? —se acerca a nosotras. Mi mamá se separa de mí y se coloca a mi lado.

—Sí.

—No puedes salir con él.

—¿Por qué? —como sino lo supiera.

—Su padre está metido en cosas turbias. No quiero que te acerques a su hijo ni nadie que esté cerca de Beckett.

—Papá tú no me puedes prohibir con quien salir o con quien no.

—Soy tu padre Ileana, yo sé porque te digo las cosas.

—Pero...—ni siquiera me deja hablar.

—Pero nada —sentencia —. No quiero decirte después te lo advertí.

—Tú no lo conoces —se ríe de manera sarcástica.

—Y no quiero conocerlo Ileana, Beckett tiene mucho dinero pero no gracias a los clubes ni las empresas de las que es socio, no, sino a el lavado de dinero, los prostíbulos, la venta de armas y drogas. No te quiero cerca de él —me señala con un dedo —. Y si te atreves a desobedecerme te juro que te vas a arrepentir.

Se da la vuelta y entra a su despacho.

—Mamá —la miro y ella niega con la cabeza —. ¿No dirás nada?

—Ya escuchaste a tu padre —veo como traga saliva.

—Pero...

—No digas nada Ileana, si tu padre dice que es una mala persona lo es.

—Ni siquiera lo conoces.

—Y tampoco quiero hacerlo.

Se da la vuelta y entra a la cocina.

Yo por mi parte subo las escaleras y me encierro en mi habitación, saco mi celular y veo el último mensaje que me envió Claus, él está loco, él es capaz de hacer cualquier cosa y yo no sé como detenerlo, creo que lo mejor que puedo hacer es hablar con él y ver como puedo alejarlo de mí, hacerle entender que no somos nada y que...

Dios mío no sé que estoy pensando, hablar con él no es una opción, está mal de la cabeza y es capaz de matarme si me acerco a él.

Eli.

Me quedo al pie de las escaleras, mientras Alek habla con su tía, me dijo que esperara aquí y eso es lo que hago.

—¿Qué haces aquí? —volteo a ver las escaleras y Cami baja, se guarda el celular en uno de los bolsillos de su pantalón.

—Espero a Alek —con el mentón señalo la puerta del despacho.

—Oh —se sienta en uno de los escalones —. He visto como te mira Alek, creo que está enamorado de ti y tú de él —levanta una ceja.

—Él es lindo —le digo y me siento a su lado —. Yo he visto que Castiel viene a veces —la miro.

—Estamos juntos.

—¿Y eso no les trae problemas? —me mira y arquea una ceja.

—¿Problemas? ¿Qué tipo de problemas?

—Pues él trabaja para Jared y lo sabes, yo no sé como él sabe lo que le pasó a Nelly y siga junto a Seth.

—Él no lo sabe —me siento al lado de Cami —. Yo no se lo he dicho y no creo que Seth tampoco, es un cobarde mierda.

—Lo es —suspiro —. Pero cuando sepa todo.

—Cuando sepa todo él tendrá que decidir, yo no quiero ponerlo en contra de su mejor amigo —asiento con la cabeza dándole la razón a Cami.

—Cuando pasó lo de mi mamá Seth me mandó un mensaje preguntando como estaba, después me mandó otro y hace unos días otro más.

—¿Le respondiste? —niego con la cabeza.

—No porque sé que si le respondo mi dignidad volverá a ser pisoteada por él y ya no quiero eso, quiero dejar atrás a todo lo malo que me ha pasado hasta hace unos meses. Quiero empezar de nuevo.

—Eso está bien, creo que lo mejor es que dejes tu pasado ahí, en el pasado, que empieces de nuevo y que olvides todo. Es bueno empezar de nuevo, te lo mereces Eli, te mereces todo lo bueno que te está pasando.

—Gracias Cami —agarra mi mano y me sonríe.

La puerta del despacho se abre y Alek sale con una gran sonrisa en los labios. Me pongo de pie y me acerco a él.

—Te tengo una sorpresa —agarra mis manos.

—¿Una sorpresa? —asiente con la cabeza.

—Desde hace días que te quería decir esto, pero mi tía me dijo que no era el momento —volteo y miro a Cami, ella sonríe y asiente con la cabeza.

—¿De que se trata?

—Ven —entrelaza sus dedos con los míos y me lleva fuera de la casa. Miro por encima de mi hombro y Camila se pone de pie mientras me dice adiós con la mano.

—¿Dónde vamos? —Alek me suelta y abre la puerta de su auto, entro y lo rodea para entrar y ponerse el cinturón.

—Es una sorpresa, pero es algo bueno —me hace un guiño y arranca el auto.

Conduce por unos minutos y se detiene frente a un hotel.

—¿Un hotel?

—No es nada malo —apaga el auto y abre la puerta, hago lo mismo que él y salgo, observo el lugar y veo que Alek entra. Le sigo el paso, él me espera a un lado del ascensor, las puertas se abren y entramos juntos.

—No me gusta esto —él está dentro del ascensor, estira la mano y espera a que yo entre con él.

—Vamos, no es nada malo —entro y agarro su mano, no sé porque confío tanto en él, es como si todo lo que él representa fuese bueno, como si dentro de su alma solo hubiese cosas buenas.

El ascensor sube y yo sostengo con fuerza la mano de Alek, él no dice nada y no espero que lo haga, el ascensor se detiene y las puertas se abren, Alek deja que salga primero y me conduce por el pasillo hacia una de las habitaciones.

Nos detenemos y toca un par de veces la puerta, observo el pasillo, la puerta se abre y un hombre grande y fortachón está detrás, le sonríe a Alek y se hace a un lado, entramos y nos detenemos a un lado de la puerta.

—Señora Olivia, la buscan.

Escucho ruido en la pequeña cocina que está dentro del departamento, mi madre cruza el umbral de la puerta, cuando me mira el trapo que sostiene en las manos cae al suelo, mi corazón late como un loco al verla aquí, es ella mi madre y está aquí en Nueva York.


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