Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 22. 🔥

"La diferencia es que contigo creo que puedo con todo"

David Sant.

Nate.

Miro por última vez la que hasta ahora era mi habitación. Me doy la vuelta sobre mis pies y ahí está la foto que tanto me gusta de mamá, ahí debo tener unos 4 años y ella me abraza mientras deposita un tierno beso en mi frente. Agarro la fotografía en mis manos y la aferro a mi pecho. Extraño a mamá, la extraño tanto, esa mañana fue el último día que la ví, que le dije te quiero y que ella me dio un beso en la frente como siempre lo hacía, esa fue la última vez que ví una de sus hermosas sonrisas y sus hermosos ojos.

Si hubiera sabido que ese era el último día no hubiese salido de mi casa, no lo hubiese hecho.

Abro mi maleta y guardo la foto, agarro las maletas saliendo de la habitación. Suspiro. Bajo las escaleras y antes de bajar el último peldaño, miro el halo de luz que sale del despacho de mi padre, el cual contrasta con la oscuridad de toda la casa.

No me refiero al tipo de oscuridad que se produce cuando las luces están apagadas, sino a ese tipo de oscuridad que emanan dos personas como mi padre y mi hermano. Los dos están cortados con las mismas tijeras, y eso no pronostica nada bueno. Creo en las palabras de papá cuando dijo que sí él hubiera tenido la oportunidad, hubiera matado a Nell, y no quiero saber que otras cosas hubiese sido capaz de hacerle.

Empujo la puerta y ahí está él, revisando unos papeles, tan centrado en lo que hace, que se olvida completamente de que a su alrededor hay más gente.

Pa —lentamente levanta la cabeza y me mira. Un "uhm" sale de su boca —. Necesito hablar contigo —cierra la carpeta y deja caer su cabeza sobre el respaldo de su sofá negro.

—¿Qué sucede Nate? —entrelaza sus dedos y hace que estos crujan cuando los estira hacia delante.

—Yo... —un nudo se forma en mi garganta —. Necesito decirte que... —entonces se da cuenta de la maleta a mi lado, ladea un poco la cabeza y me mira lleno de miedo.

—No creí que te fueras a ir tan pronto —se pone de pie.

—No puedo quedarme aquí. Ya no puedo pa —suelto el aire retenido —. Tienes razón al decirme que estando bajo el mismo techo Seth y yo somos una bomba a punto de detonar —asiente con la cabeza — .Lo siento.

—¿Por qué? —frunce el ceño.

—Por no ser como tú esperabas, por decepcionarte, por no cumplir con tus expectativas —papá niega con la cabeza y sonríe de manera divertida.

—Tú siempre fuiste lo que siempre quisiste ser, no te tienes que disculpar por lo que eres o por lo que se suponía debías ser, no te puedo cambiar Nate, eres mi hijo y siempre voy a estar orgulloso de ti.

—Gracias pa —me acerco a él y como cuando era pequeño le doy un beso en la frente. Él no quiere que me vaya, pero yo ya no puedo seguir aquí. En este lugar que me trae malos recuerdos.

—Deja darte dinero, lo vas a necesitar —cuando da un paso para ir a su escritorio lo detengo.

—No necesito dinero. Tengo lo suficiente, pero gracias —sonrío.

—No me llames por ahora, deja que pasen unos días para que te comuniques conmigo —asiento con la cabeza.

—Solo una cosa, no le digas a Seth, por favor —suspira.

—Está bien Nate —me pellizca una mejilla. Esa es su manera de decirme que me quiere, y aunque no es la mejor demostración de cariño, papá es único en eso —. Te quiero hijo —toma mi cara en sus manos y me da un beso en la frente.

—Hasta luego pa —agarro la maleta y salgo bajo la mirada de mi padre.

Salgo de la casa y camino alrededor de la piscina para salir de la propiedad. Ya es de noche y la casa de Seth está en penumbras, él no está, ni la moto. Es mejor así, no tengo cabeza para sus interrogatorios.

Subo a mi auto y miro por última vez la casa que hasta ahora fue mi hogar, las luces se empiezan a encender poco a poco, el sol se está metiendo dejando a su paso solo rayos de color naranja y amarillos.

Me despido de Dan y él me dice adiós con un movimiento de mano. Me duele dejar a papá, me duele que las cosas hayan terminado así, lamento que la relación que había entre mi hermano y yo se haya roto por mi culpa pero lo que no lamento ni lamentaré es haberme enamorado de Nelly, de eso jamás me voy a arrepentir.

Salgo de la casa y antes de salir a la calle principal saco el celular y le llamo a Nelly, quiero hablar con ella, es la única persona que me entiende en este momento.

—Hola.

—Hola. Pasó algo, nada malo —le digo antes de que piense mal.

—¿Qué pasó Nate? —se escucha algo preocupada.

—Es muy largo de explicar pero te puedo decir que me salí de la casa, papá me corrió por lo que pasó con Seth.

—Dios.

—Lo sé, pero estoy bien, voy hacia la casa ¿Crees que puedas ir?

—Voy para allá —sonrío al saber que puedo confiar en ella, que está para mí.

—Te espero.

—Te amo.

—Y yo te amo a ti cariño —cuelgo y guardo el celular, conduzco unos minutos cuando llego a la casa. Apago el auto y bajo las maletas que he traído, abro la puerta y meto dos, regreso al auto y meto la que falta, cierro la puerta y subo todo a la parte de arriba, no acomodo nada, dejo todo cómo está y bajo a preparar algo de comer, antes de llegar aquí pase a un super a comprar algunas cosas.

Nelly.

Llego a Upper East Side, detengo el auto frente a la casa y bajo, abro la cajuela y saco la maleta en la que he traído un poco de ropa, abro la puerta de la casa y cuando empujo la puerta el olor delicioso a comida se mete en mis fosas nasales.

Cierro la puerta y dejo la maleta a un lado de la puerta, esta casa es tan acogedora, es pequeña pero se siente el ambiente hogareño.

—¿Nelly? —escucho desde la cocina, camino por el comedor y me encuentro a Nate frente a la estufa. Voltea a verme, una bonita sonrisa se dibuja en sus labios, se limpia las manos en un trapo y se acerca a mi —. Creí que ibas a tardar más.

Nos acercamos y cuando estamos frente a frente pasa sus manos a mi cintura, la aprieta y me da un beso corto sobre los labios, sonrío al sentir sus suaves labios encima de los míos, al poder inhalar de nuevo su perfume.

—No tuve problemas para salir de la casa —le digo una vez nos separamos.

—¿Tu mamá sabe que estás aquí, conmigo? —niego con la cabeza.

—No quiero decirle por ahora, ellos...ellos piensan que todos los Beckett son iguales, pero no, tú eres diferente a tu papá y tu hermano.

—Es por eso que papá no me quiere en la casa.

—¿Qué pasó?

Suelta mi cintura y me agarra de la mano, me hace sentarme en la encimera mientras revisa lo que tiene en la estufa.

—Discutí con Seth, sabe que nos fuimos juntos de la fiesta y sabe que estuve contigo.

—¿Como lo sabe? —se encoge de hombros.

—Es Seth, es como si tuviese un radar de maldad que se activa cuando alguien dice una mentira.

Se mete entre mis piernas.

—¿Y luego?

—Mi papá me dijo que lo mejor era que me fuera de la casa e hiciera todo aquello que no pude hacer por estar trabajando con él.

—¿Te dejó ir? —asiente con la cabeza.

—Se puede decir que sí —se acerca a la estufa y apaga lo que sea que está cocinando, pero huele muy bien.

—Eso es...raro, lo digo por ser un acto desinteresado de parte de tu padre.

—Lo sé, pero es mi padre y dijo que haría cualquier cosa por mi...o Seth.

—¿Y qué harás ahora que tienes tanto tiempo libre?

De nuevo se acerca a mí y se mete entre mis piernas.

—Quiero terminar de arreglar el piso de arriba, aún le faltan algunas cosas, también quiero terminar la universidad, quiero hacer tantas cosas que no había podido hacer solo por trabajar para mi padre.

—Serás un sexy universitario —él ríe —. Me encanta que ahora seas libre, que ahora podrás hacer todo lo que se te había negado.

—Y pronto tú también podrás dejar esta vida —la sonrisa en mi rostro se borra en un segundo, parece ser que Nate nota el cambio tan drástico porque frunce el ceño y me mira —. ¿Pasa algo?

—Yo también quiero dejar esta vida, pero ahora no podrá ser, hay asuntos que arreglar y yo...—pone un dedo sobre mis labios.

—Lo entiendo y no te preocupes, tu mamá te necesita.

Asiento con la cabeza.

—Cuando seas libre vamos a hacer todo lo que no hemos podido hacer estos últimos años.

Me sonríe tan dulcemente que se me rompe el corazón al mentirle de esta manera, me siento como una perra sin sentimientos que le miente en la cara al amor de su vida. Soy la peor novia que existe y el día que Nate se entere de lo que estoy haciendo en contra de su padre y hermano seguro me va a odiar. Al menos Nate no estará cerca el día que destruya a su familia.

Seth Beckett.

Siento el viento chocar en mi cuerpo, la adrenalina correr por mis venas y esa sensación de libertad que no había sentido hace tanto tiempo. Se siente tan bien.

Mi cuerpo se ladea hacia la derecha para poder agarrar mejor la curva que viene delante de mi. Hace tanto que no me sentía así. Acelero más, hasta que mi corazón se comprime en mi pecho. Mi cuerpo pide más de eso que me he estado negando a darle, alcohol. La lengua me pica y las manos me tiemblan.

Acelero más para así poder llegar a casa y calmar esta ansiedad que quema por dentro.

Miro las luces de la ciudad que parece más viva de noche. Mujeres y hombres salen de los tantos clubes que hay, se ven felices y sonríen, no sé si es por el alcohol que de seguro debe estar haciendo efecto en su sistema, o es simplemente que disfrutan de la vida, más de lo que yo lo hago.

Llego a casa y cruzo el umbral de la verja, Dan me saluda y yo hago lo mismo, dejo la moto en su lugar y camino a la casa de mi padre. Me asomo a su despacho pero no hay nadie, solo la luz de la lámpara que está sobre el escritorio, es lo único que alumbra la casa. Me detengo en la estancia cuando veo una sombra que se mueve y apenas y se distingue con la luz que entra por la ventana.

¿Pa? — busco el interruptor y enciendo la luz. Papá echa su cabeza para atrás sin dejar ni una sola gota de whisky en su vaso —. ¿Qué haces aquí tan solo?

Me acerco a él y entro a la sala, enciendo la luz y lo puedo ver mucho mejor.

—Lo necesito —me siento en el sofá a su lado y veo como agarra un vaso y sirve whisky, uno para él y el otro para mi.

—¿Dónde andabas tú? —mueve su vaso en círculos, el líquido se mueve y se derrama una gota cae sobre el suelo. Papá niega con la cabeza y me mira.

—Fui a la pista clandestina —le doy un trago a mi vaso —. Vi a Milo y Jhon —no se sorprende nada cuando le digo a quien me he encontrado.

—¿Y qué han hecho esos dos?

—Lo de siempre ya sabes —levanto un hombro —. Dice Milo que vendrá a verte uno de estos días, necesita mercancía y que tú eres el único en quien confía. Al parecer ha tenido problemas con las entregas y la policía ha confiscado varios camiones.

—No me sorprende —le da un último trago a su bebida —. Milo es bueno en lo que hace pero por Dios, a veces la mala suerte no está de su lado. Pobre hombre —sacude la cabeza.

—¿Entonces? —me mira por unos segundos, me pide mi vaso y sirve mas whisky.

—Vamos hacer negocios con él. Nos conviene. Él maneja las carreras clandestinas y eso también deja buena plata.

—Lo sé. Hoy sus hombres ganaron la mayoría de las carreras —miro el fondo del vaso y por unos minutos me pierdo en mis pensamientos.

—Nate se ha ido —suelta mi padre.

—¿Qué? —arrastro lentamente mi mirada hacia él.

—Nate se ha ido —suspira con tristeza. Ahora sé el porque de la melancolía en su cara.

—¿Dónde? —levanta un hombro y hace una mueca de no saber —. Es seguro que se fue....—antes de que termine de hablar me interrumpe.

—No, no se fue con ella, como lo estás pensando —se pone de pie y deja el vaso sobre la mesita al lado del sofá.

—¿Cómo sabes? Es obvio que no te iba a decir —mascullo.

—Además si se fue con ella, bueno —encoge un hombro —. Nate ya está grande como para saber que le conviene o no —camina delante de mi y me pongo de pie cuando veo que cruza el umbral.

—Si sabes donde está me dices —niega con la cabeza y con un dedo me dice que no.

—Ni loco. No voy a ser el causante de la muerte de Nate. Es mi hijo.

—Es un hijo de puta —se detiene en seco al subir el primer peldaño. Se da la vuelta y frunce el ceño.

—Más respeto para tu madre muerta. Y no Seth, si vas a matar a tu hermano, hazlo tú, yo no te voy ayudar.

—¡Pues eso haré! —grito molesto y lleno de rabia. He de parecer un perro rabioso, pues mascullo y digo groserías.

—Lo que hizo estuvo mal, lo sé. Pero él no es el único culpable de eso, esa zorra debería pagarlo también ¿no crees? —levanta una ceja esperando mi respuesta.

—Y yo me encargaré de acabar con esos dos traidores —mi padre suspira.

—Todo lo que hacemos se nos regresa, pero es duro ver a dos hijos enfrentarse por una mujer. Una que puede llegar a ser la perdición para cualquier débil.

—No soy débil —me cruzo de brazos molesto, esta conversación me está sacando de quicio.

—Lo eres, tú y Nate son débiles, porque se enamoraron de ella. De esa mujercita de cabello dorado y cara de ángel. Se enamoraron de ella sin saber el maldito infierno que les esperaba a su lado, sin saber que ese amor maldito los iba a arrastrar con ella —sube las escaleras de prisa —. Y te repito que yo no te voy ayudar a buscar a tu hermano.

—Me lleva...

—¡Te estoy escuchando! —levanto las manos al cielo y blanqueo los ojos.

Me encierro en mi habitación, y destapo la botella, dándole un gran trago, me dejo caer sobre la pared al lado de la ventana y enciendo un cigarrillo, apoyo la cabeza y suspiro.

En la guerra y en el amor todo se vale ¿no? Pues esta "mujercita" como dice papá, pagará por todo lo que hizo, puedo soportar el que se haya ido, que me haya amenazado y se atrevió a decirme lo de nuestro hijo, pero no puedo soportar el que se haya enamorado de mi hermano. Con su vida pagará eso, solo con su vida podré vivir en paz.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro