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Capítulo 19. 🔥

"Soy solo un cielo que no quiere que te vayas en la tormenta"

David Sant.

Nate.

Huelo su cabello, le doy un beso en la frente y la aprieto a mi cuerpo que la necesita demasiado.

—Quiero vivir contigo los mejores momentos de mi vida —le digo.

—Y yo quiero compartir contigo cada segundo de mi vida —sonrío.

—Te amo —mi agarre en su mano se hace más fuerte.

En toda la noche no me he despegado ni un solo minuto de ella, estas semanas habían sido las peores, la tuve para mí y después nos alejamos, no sé como podré seguir así, no creo que mi existencia pueda soportar mucho tiempo sino la tengo a mi lado.

—Quiero que viajemos, no sé, a todo el mundo —acomoda su cabeza en mi pecho.

—Iremos a todos los paraísos, solo quiero estar contigo Nate, no importa el lugar.

—Podemos ir a tu país de nacimiento —siento cómo su cuerpo se tensa tan solo al decir estas palabras —. ¿Pasa algo?

—No quiero ir a Rusia —dice. Me sorprendo por lo que me está diciendo —. Somos traidores, Nate, para la Bratva somos perros traicioneros.

—¿Por qué dices eso?

—Porque es la verdad, mi padre rompió las reglas al enamorarse de mamá y formar con ella una familia, para la mafia rusa eso es imperdonable, por eso viajó a Nueva York, para formar su organización y no depender de la Bratva.

—No tenía ni idea de eso.

Me voltea a ver.

—Nadie sabe esto, solo mi familia —pienso un momento y parece que ella lee mis pensamientos —. Tampoco Seth —aclara.

—¿Qué otra cosa no sé de ti?

—Mi hermano Misha murió cuando era un niño, un ruso enemigo de papá lo mató. Mi cumpleaños es el treinta y uno de diciembre y te amo.

—Eso último lo sabía. Me imagino lo que has pasado, no es fácil vivir en este mundo, siempre pierdes a personas que amas y debes hacer cosas que no quieres hacer.

Ella asiente con la cabeza.

—Me hicieron pasar por muerta, me cambiaron el nombre y me quedé sin padres de un día para otro, la mafia me ha quitado a muchas personas, Tom, Misha, mi padre y mi bebé —escucho un suspiro.

—¿Quien es Tom?

—Era —aclara ella —. Era como mi amigo, más que eso.

—¿Eran novios?

Niega con la cabeza y sonríe.

—Trabajó un tiempo para mi papá, nos hicimos buenos amigos, papá no quería que tuviese novio, así que nos besábamos a escondidas, pero no, nunca fuimos novios. Tom murió defendiéndome.

—Yo te voy a proteger —la aprieto más a mi cuerpo —. Sé que tú puedes defenderte sola pero quiero cuidarte, Nelly, quiero hacerlo y quiero que me dejes hacerlo. Por favor.

—Creo que quien cuidará de ti soy yo, eres demasiado noble para este mundo Nate, tu generosidad no te llevará a ningún lado.

—Aprendí eso de mi mamá, ella era la más noble de la familia, siempre estaba ayudando a quien lo necesitaba aunque eso no le gustaba a mi papá. De ella aprendí que no todo se resume en matar o en hacerle daño a las personas.

—Creo que tu papá debió aprender un poco más de ella.

Se separa de mí y se sienta a mi lado, ya se ha puesto el sostén, su cabello es un desastre y su maquillaje se ha corrido.

—Aunque no lo creas mi papá la amaba mucho, ella era todo para él y cuando ella se fue algo se rompió dentro de él. Antes era un hijo de puta, pero después...él nunca será el mismo sin ella.

—Eso es lo que pasa cuando perdemos a alguien que amamos, no somos los mismos después de alguien.

—Yo por eso no te voy a dejar jamás —le digo agarrando su mano.

—No prometas cosas que no puedas cumplir.

Nelly.

Estar con Nate es algo que jamás me imaginé que llegaría a pasar, la sola idea de darle un beso hace meses me hacía temblar de miedo. Nuestra relación no empezó de la mejor manera, todo era secreto y nuestra relación era prohibida.

Ahora sé que las cosas pueden ir bien si nos lo proponemos, si todo sale como yo lo quiero pronto Seth dejará de ser un estorbo, su padre dejará de ser un peligro y sus sombras dejen de ser un tormento para mí y mi existencia.

He dormido acurrucada en sus brazos y por primera vez en mucho tiempo me siento en paz, me siento completa y no me da miedo dormir.

El canto de las aves afuera me hace despertarme, mantengo los ojos cerrados mientras agudizo el oído y escucho todo lo que hay a mi alrededor. Carros van y vienen, la gente habla y abajo se escucha música. Ese debe ser Nate.

Abro un ojo y no lo veo a mi lado, abro el otro ojo y me los froto con las manos para poder despertar bien. Bostezo. Me estiro en toda la cama y escucho como los huesos de mi espalda crujen.

La puerta se abre y Nate entra, en las manos trae una bandeja y dentro de ella el desayuno.

—Buenos días —me dice y deja la bandeja en la mesita que hay al lado de la puerta. Se acerca a mí y se pone de rodillas, me da un beso en la nariz y yo acuno su rostro con mis manos.

—Buenos días —le devuelvo el beso en la nariz.

—Te he preparado el desayuno —miro la bandeja encima de la mesita.

—Gracias —se pone de pie y coge la bandeja. Me deslizo sobre el colchón y estiro mis piernas, Nate se sienta a mi lado y los dos empezamos a desayunar, me mira por unos segundos —. ¿Pasa algo?

—Hay algo que quiero decirte.

—Dilo —suspira y se pone de pie. Solo trae un pantalón de pijama, la parte de arriba está descubierta dejándome apreciar el hermoso cuerpo que tiene.

—Yo te amo —dice y se da la vuelta hacia mí, yo mastico el pedazo de mango que me he echado a la boca —. Lo sabes ¿verdad?

—Lo sé.

—Sé que las cosas no fueron muy buenas hace meses y que pasaste por cosas por las que ninguna mujer debe pasar. Lo que te hizo —lo miro, le advierto con la mirada que no diga su nombre, no hoy, no en este momento que solo es de nosotros —. Él, es imperdonable, entiendo el odio que sientes, la impotencia y la rabia que te consume, pero quiero que sepas que no me arrepiento de nada de lo que pasó hace meses y de lo que está pasando en este momento.

»No me importa que digan que estuvo mal enamorarme de la ex novia de mi hermano porque es la mejor cosa que me ha pasado en mucho tiempo, y sí, quizá fue un error pero es uno que cometería una y otra vez. Yo te amo Nell, te amo como nadie jamás te amará.

Veo que camina hacia el closet, abre las puerta y empieza a buscar algo, dejo la bandeja a un lado y me siento en el filo del colchón.

—Nate ¿Qué pasa? —me preocupa como está actuando, no es propio de él estar tan nervioso.

—Yo no tuve que pensar tanto las cosas y espero que tú tampoco pienses demasiado —se da la vuelta y esconde algo detrás de la espalda, se acerca a mí y se sienta a mi lado.

—Nate...—las palabras se me quedan atoradas en la garganta cuando veo que de la espalda saca una cajita de color rojo forrada de terciopelo —. ¿Qué es esto?

—¿Tú aceptas ser mi esposa? —miro la cajita en las manos de Nate y después lo miro a él.

—Nate yo...

—Sé que es muy pronto, que en sí nuestra relación no es muy larga, que nos conocimos en circunstancias muy difíciles, que estás rota por dentro y que tus cicatrices no han sanado, pero quiero ser yo quien te ayude a curar cada una de tus heridas, quiero ser el hombre con el que puedas contar para cualquier cosa, quiero ser tu amigo, tu esposo y tu amante Nell, quiero ser todo así como tu lo eres para mí.

Me quedo patidifusa, escuchando estas hermosas palabras, analizando lo que está pasando y que no puedo creer que de verdad esté pasando.

—¿Nell? —frunce el ceño al ver que no respondo nada.

—Nate...

—No tienes que responder en este momento, piénsalo, no quiero presionarte a nada y que tomes decisiones apresuradas, pero ¿Puedes aceptar el anillo?

Asiento con la cabeza mientras una lágrima se desliza por mi mejilla, la limpio con el dorso de mi mano y Nate saca el anillo para después rodear mi dedo con el. Es una hermosa piedra de color rosa.

—Te amo —levanta mi mano y me da un beso en donde hace tan solo unos segundos ha puesto el anillo.

—Y yo te amo a ti, Nate —me abraza tan fuerte que siento como mis huesos crujen.

No puedo describir que es lo que siento, es una mezcla de sentimientos, Nate me ha propuesto matrimonio, jamás me imaginé que esto llegara a pasar, no así, no en estas circunstancias.

Seth.

Las cosas esa noche salieron muy bien, me dice Castiel que el club se llena cada noche y que las ganancias son muy buenas. Si las cosas siguen así llegará el momento en el que ya no voy a depender de mi padre, hace mucho que me gano mi dinero, pero no es suficiente como para vivir con las comodidades con las que crecí.

Desde esa noche no he visto a Nate y por lo que me dijo papá no llegó a dormir y no se ha aparecido por aquí ni a trabajar.

—¿Y Nate? —la pregunto a Jared quien está en la sala mirando la televisión —. Creí que ya había llegado.

—Hace dos días que tu hermano no se aparece y no responde mis llamadas, nunca se había ido tanto tiempo.

—Esto no me gusta —le digo y él me voltea a ver.

—¿Qué quieres decir?

—Ese día se fue con...ella —levanta una ceja.

—Nelly Król —afirma y yo asiento con la cabeza.

—Espero que mis sospechas no sean ciertas porque sino...

—Tu hermano estará en problemas.

Aprieto los puños y asiento con la cabeza.

—Nate se enamoró de ella así...

—Así como tú también lo hiciste.

—Eso fue un error y ahora estoy pagando muy caro por no haberla matado cuando pude hacerlo.

—¿A que te refieres?

—A nada —niego con la cabeza y pienso de nuevo en ese bebé.

Todo sería tan diferente ahora mismo pero por algo pasan las cosas y todo es así como debe ser.

—¿Crees que Nate se atreva a traicionarnos por ella? —le pregunto a papá quien se queda pensando unos segundos.

—Más le vale que no, más le vale que no se atreva a cambiar a su familia por ella, por la hija de Víctor Saitzev —apaga la televisión y aprieta las manos en puños.

—No creo que Nate sea tan estúpido como para hacer algo así.

O bueno está enamorado, puede hacer cualquier estupidez, más si ella se lo pide, si le pide ir en contra de su familia.

—No lo puede hacer.

Zanja mi papá y se pone de pie.

En ese momento la puerta principal se abre y Nate entra, mueve las llaves en uno de sus dedos y al verme todo rastro de sonrisa se le borra de los labios.

—Puedo saber donde estabas.

—No te debo ninguna explicación, menos a ti, Seth —cierra la puerta y cuando pasa frente a la sala papá habla por fin.

—Creo que a tu padre si le debes una explicación, Nathaniel. Hace dos días que no vienes a dormir y no respondes mis mensajes.

—Papá, estoy bien —me fijo en que Nate no trae la misma ropa de esa noche, él estuvo con ella, lo sé.

—No te estoy preguntando si estás bien o no, solo no desaparezcas así como lo haces, por favor.

—¿Estuviste con ella, verdad? —entorno los ojos y me fijo en Nate, en cada uno de sus movimientos.

—No sé de qué estás hablando —dice serio.

—¡No soy estúpido Nate! Esa noche te fuiste con ella, no llegaste en dos días a la casa y ahora traes otra ropa —lo señalo de arriba abajo —. No soy imbécil, vi como la mirabas, como se te iban los ojos por ella, estás enamorado hasta el culo por esa mujer y eso será tu ruina.

—No te metas en mi vida, Seth, yo no me meto en la tuya —camina hacia las escaleras y cuando pasa a mi lado lo agarro del codo y le digo:

—Más te vale que no le des la espalda a tu familia por esa zorra.

Reacciona como me lo imaginé se suelta de mi agarre y me da un puñetazo en el rostro que me hace dar dos pasos hacia atrás, me sobo donde me ha pegado y sonrío al ver la rabia en sus ojos, se acerca apretando los puños y dejando ver las venas en sus brazos.

Siento la boca a sabor metálico y me paso la mano por los labios.

—Vamos Nate, defiende a tu zorra.

—¡Cállate! —me grita con coraje —. ¡No hables así de ella, te prohíbo que hables así de Nelly!

—¡Es una zorra, Nate! —se acerca y me agarra del cuello de la camiseta —. Esa es la verdad, no te gusta aceptar la verdad, Nelly es una maldita que...

—Te advierto que no hables de ella así como lo haces o sino.

—¡Ya basta! —se mete mi padre y nos separa a Nate y a mí —. No voy a permitir que mis hijos se peleen por una mujer como Nelly, no por ella.

Nate se aleja de mí pero me mira con odio.

—Ustedes no saben de lo que hablan, no sé como te atreves a decir todas esas cosas de la mujer que un día amaste.

—Es la hija de la asesina de nuestra madre.

—Y nosotros somos los hijos del asesino de su padre, Seth —voltea a ver a Jared —. No somos tan diferentes.

—No me compares con ellos —le digo de manera despectiva.

—Tú no cambias Seth, ni sabiendo que Nell esperaba un hijo tuyo has cambiado, nunca lo harás Seth, tu odio te llevará directo al infierno.

Se da la vuelta y sube las escaleras, lo veo caminar hacia su habitación.

—¿Un hijo? —inquiere Jared.

—Eso dijo ella, lo perdió el día del ataque.

—Eso dijo ella, Seth, quizá solo fue una mentira más para hacerte bajar la guardia —niego con la cabeza.

—No Jared, ella no mintió, alguien más me dijo que ella si estaba embarazada —me paso la mano por la cabeza.

Aunque me gustaría que fuera mentira no lo es, ella sí esperaba un hijo mío, un hijo que no tenía la culpa de nada de esto, ese bebé no merecía morir.


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