Capítulo 15. 🔥
"No sabía lo que quería hasta que quería verte todos los días"
David Sant.
Seth.
Estoy disfrutando de un buen día soleado, Naomí está dentro de la piscina y va de un lado de esta al otro, trae puesto un traje de baño de color negro que deja ver cada curva de su cuerpo. Veo que Antonio sale de la casa y rodea la piscina para acercarse a mí, se sienta a mi lado debajo de la sombrilla que nos cubre del sol.
—Bonito día —dice y bebe de su vaso, una cerveza bien fría.
—Es bueno que sea soleado.
—Me ha dicho Naomi del club que vas a abrir estos días —lo miro.
—Sí, bueno ya estamos en lo último será un gran club.
—No lo dudo, esta ciudad es como el pozo donde la clandestinidad está permitida, por eso me gusta —su cabello negro en rizos está peinado de lado y un mechón cae en su frente.
—Pero en México tienes poder y te temen.
—Y todo eso cuesta mucho, te imaginas tú tener que pagar a la policía municipal, a la federal, a los alcaldes y hasta gobernadores para que se hagan de la vista gorda, pagamos a los más altos para que no hagan nada, son como sanguijuelas que te succionan la sangre y entre mas les das más quieren.
—Pero así nadie está detrás de ti ni tu mujer —sonríe, veo como él mira, como si ella fuese todo lo que él tiene.
—Naomi sabe cuidarse sola, tiene a un poli comiendo de su mano y él no sabe quien es ella —niega con la cabeza —. Estúpido.
—Algo me dijo de eso. No sé como puedes pasar por alto que se acueste con él y la toque.
—Porque así es nuestra relación, Seth, ella es libre no está atada a mí y yo a ella tampoco, puede hacer lo que se le hinche la gana y yo también.
Parpadeo y él me mira para después echarse a reír.
—Nunca vas a entender lo nuestro, solo nosotros nos entendemos.
—Ya veo —Naomi se acerca a la orilla de la piscina, apoya ambas manos en el filo y se impulsa para salir, agarra su cabello en una coleta de lado y se exprime el exceso de agua, después se acerca a Antonio y se sienta sobre su regazo, una mano de él se posa en su trasero sin importarle que yo esté aquí enfrente de ellos.
—Voy a extrañar este lugar —le quita la cerveza de la mano y le da un largo trago —. ¿Podemos regresar pronto? —Antonio la mira y asiente con la cabeza.
—Todo lo que tú me pidas —ella le da un beso en la mejilla cerca del labio y me mira.
—Oye me cayó muy bien Ileana eh, no quiero que le hagas daño porque te juro que vengo y te corto los huevos —levanto los brazos en señal de paz, Antonio ríe.
—No lo asustes —pasa una mano por su cabeza hasta su cabello húmedo.
—Es solo una advertencia —dice ella —. No quiero que le hagas lo mismo que le hiciste a la pobre chica esa.
Al recordar todo eso siento un estremecimiento que me recorre el cuerpo, últimamente he querido olvidar lo sucedido pero cada que cierro los ojos la veo a ella, sus ojos tristes, su mirada sin vida, su cuerpo roto, sé que esto no ha terminado, tan solo empieza y me preocupa un poco que Nelly no haya hecho nada en mi contra, pero conociéndola como la conozco sé que lo que me tiene preparado no se compara en nada con lo que me imagino.
—No le haré daño, te lo aseguro.
—Más te vale, Beckett.
Seguimos platicando de ellos, de su vida en México y de como poco a poco se han dado a respetar y han hecho crecer el negocio que el padre de Antonio empezó.
Nelly.
Reviso con Camila las pistolas, hemos comprado un gran cargamento y necesitamos ver que ninguna tenga registro.
—He pensado dar el primer golpe en contra de Beckett —le digo de pronto.
—Sé que en unos días abrirá el club ese —niego con la cabeza.
—Nada de eso, yo sé que está saliendo con la hija de un multimillonario —la miro y ella enarca una ceja.
—Ah sí, estaba con ella la otra noche ¿Piensas hacerle algo a ella?
—Porque no, Seth no se tentó el corazón para destruirme, yo tampoco lo haré y si necesito ir en contra de esa pobre chica lo haré sin contemplaciones —digo seria.
—Lo sé, ella parece ser una buena chica, que pena que se haya cruzado en la vida de esa sanguijuela. No se imagina la clase de hombre que es.
—Un monstruo —trago saliva —. Le va a arruinar la vida como lo hizo conmigo, la va a romper y dejar solo un cascarón vacío.
—Alguien debe advertirle de eso.
—Ya lo hice yo —le digo dejando la pistola sobre la mesa, Cami me mira.
—¿De verdad te preocupa esa chica? No la conoces —encojo un hombro.
—Puede ser, pero si ella es importante para él...ese es su punto débil. Nate ya no lo es.
—Hablando de Nate —se gira hacia mí —. ¿No te ha llamado aún? —niego con la cabeza y por instinto miro el celular que se encuentra encima de la mesa.
—Aún no y ya han pasado unos días, no sé que mierda pasa con él pero le haré pagar cada segundo que me ha tenido en ascuas —ella ríe.
—Sí, con sexo salvaje.
—Cállate —en eso entra Alek con una tableta en la mano.
—Ya tenemos la información que nos pediste —se acerca y se sienta en medio de Cami y yo. Le hago una indicación con la mano para que siga hablando —. Seth le manda dinero a la mamá de Elizabeth, cada mes ella recibe una cantidad para poder vivir, eso desde hace...unos años.
—Supongo que desde que ella está con él.
—Me imagino. A Elizabeth la conoció en un bar, ella trabajaba bailando y bueno, ella era la que lo consolaba mientras él se acostaba con otras mujeres, su hermano murió joven ya que andaba metido en la venta de drogas y no adivinas para quien trabajaba —nos mira a Cami y a mí.
—Para Jared Beckett —decimos las dos al mismo tiempo a lo que él asiente con la cabeza.
—Exacto. Creo que al final Seth no es tan hijo de puta.
—Y a mí eso me importa una mierda —espeto —. Seth es un cabrón que me arruinó la vida y yo haré lo mismo con la suya. Quiero a Elizabeth de nuestro lado y tú Alek te vas a encargar de eso, dile que queremos arruinar al rubio ese.
—¿No crees que ella le diga algo a él? —pregunta Cami.
—Por lo que sabemos ya no están juntos —Alek mira a Cami —. Ella ahora está trabajando en un bar, no ha visto a Seth desde hace semanas.
—Bueno, espero que ella acepte, creo que sabe más de lo que nos imaginamos y esa es una gran ventaja para nosotros —le doy la razón a mi amiga.
—Entre más rápido te metas entre sus piernas mejor —Alek se pone de pie.
—No me voy a meter entre sus piernas.
—Eso dices tú, en menos de lo que te imaginas terminarás rendido a sus pies.
—Eso no va a pasar.
—No estés tan seguro de eso. Cami vamos —me pongo de pie y la agarro de la mano —. Necesito que me acompañes a comprar un vestido, tengo que lucir espectacular para el día que Seth inaugure el club ese —. Y tú —señalo a Alek —. Ve a convencer a Elizabeth para que se una a nosotros y terminar de una vez por todas con ese hijo de puta.
—Ok.
Se da la vuelta y se va al igual que nosotras, le informo a Vera que vamos a salir y que estaremos bien, conduzco a la tienda de donde quiero el vestido.
—¿Estás segura de esto? Si Seth te ve en su club te mata.
—No lo hará —digo segura.
—No estés tan segura, es un cabrón.
—Lo conozco Cami.
Y por más odio que sienta hacia él, lo conozco demasiado, sé lo que le duele, lo que le puede y yo soy la única ahora mismo que puede romperlo con tan solo unas palabras. No me hará daño, al menos no lo hará esa noche.
Llegamos a la tienda y me pruebo unos vestidos para otra ocasión, compramos ropa interior sexy y demás. El vestido que he elegido para esa noche es de color vino, largo, con un escote no tan llamativo, dos tiras forman los pechos y bajan hasta la cintura dejando ver un poco mi piel, cuenta con dos tirantes delgados y como accesorio he decidido usar unos de los collares que me regaló mi padre hace años.
Esta noche será inolvidable, sobre todo para Seth Beckett, ni siquiera se imagina lo que le tengo preparado.
Aleksei.
Hago lo que Nell me pide y voy en busca de Elizabeth, el lugar en el que trabaja es tan poca cosa que me imagino la miseria que deben pagarle, miro a ambos lados asegurándome que es la dirección, cruzo la calle y subo la banqueta, empujo la puerta que está a nada de caerse ya, el olor a tabaco y alcohol rancio me penetra las fosas nasales y me da asco.
El lugar está lleno y una canción country se escucha a lo lejos, paso mi mano por el asiento con un pañuelo, lo sacudo y lo guardo en el bolsillo de mi abrigo, tomo asiento en el destartalado banco.
—¿Qué se le ofrece caballero? —me pregunta el hombre detrás de la barra.
—Vodka y necesito hablar con una de sus trabajadoras —debajo de la barra saca un vaso de cristal y empieza a servir vodka, cuando termina deja el vaso frente a mí.
—¿Qué chica? —deja la botella en su lugar y me mira.
—Elizabeth Cárter.
—Ahora le llamo —se aleja saliendo de la barra y me deja ahí solo, le doy un sorbo a mi vaso y miro el lugar con asco ¿Cómo es que ella terminó trabajando aquí? Lo tenía todo estando con Beckett, un buen departamento en un buen lugar, no tenía la necesidad de trabajar, menos en un lugar de tan mala muerte como este.
Regresó mi mirada hacia enfrente.
—Ella ya viene —asiento con la cabeza y le doy otro sorbo a mi vaso.
—¿Quien me busca Bill? —volteo y me encuentro con una chica de piel pálida, grandes ojos cafés y cabello negro recogido en una coleta. El tal Bill me señala con la cabeza —. ¿Y tú eres?
—La salvación de este infierno.
Ella ríe y niega con la cabeza.
—No estoy para bromas estúpidas —sobre la barra deja unas botellas de cerveza vacías y unos vasos.
—Tengo un trato para ti es sobre Beckett —digo tan bajo para que solo ella me pueda escuchar, ella frunce el ceño.
—¿Para qué?
—Si aceptas hablar conmigo te lo diré, antes no, no estoy dispuesto a hablar contigo —bufa y del delantal que rodea su cintura saca un celular.
—En media hora es mi descanso —asiento con la cabeza —. Te veo detrás del bar.
—Nos vemos —agarra la bandeja que Bill ya ha llenado con botellas y botanas y le pido otro trago.
La veo andar entre las mesas, sonriendo e ignorando que los viejos morbosos la desnudan completa, me imagino que tampoco le queda otro remedio. Se acerca un par de veces a mí pero ignora mi presencia y se dedica en atender las mesas.
Pasa la media hora y me dirijo a la parte de atrás, el lugar es un callejón abandonado, hay unas cajas de cerveza, botes de basura y ratas que se pasean de un lado de la calle al otro.
—Y dime —ella está apoyada en la pared al lado de puerta —. ¿Qué te traes tú con Seth?
—Lo quiero ver muerto —mascullo y me pongo frente a ella, ni siquiera se inmuta ante mis palabras.
—No me sorprende, muchos de esta ciudad lo odian a él y su padre así que..—encoge un hombro —. ¿Qué te hizo? ¿Te robó mercancía, te debe dinero, se robó a tu mujer?
—Le hizo daño a una de las personas que más amo en esta vida y eso jamás se lo voy a perdonar.
—¿Quien fue, tu hermana?
—Casi —musito —. ¿Recuerdas a Nelly Król? —bufa.
—La rusa mafiosa —asiento con la cabeza —. Cómo olvidarla, ella fue la primer mujer con la que Seth tuvo una relación seria, cuando ella llegó a su vida él simplemente...cambió, se olvidó de mí y de cualquier mujer, no era el mismo, y después ella desapareció y él...nunca fue lo mismo ya —sus ojos se llenan de tristeza y melancolía, veo como traga saliva y me mira a los ojos —. ¿Qué con ella?
—Es mi prima, Seth la secuestró, la golpeó e hizo de ella lo que quiso, ahora quiero venganza y te necesito de mi lado.
—No me esperaba esto.
—Lo que sea que Seth te haya hecho se lo haremos pagar, te lo juro, tú estuviste con Seth por muchos años.
—Demasiados —suspira.
—Sabes más de lo que cualquiera de nosotros sabe, tú puedes ayudarnos a acabar con él y su imperio.
—¿Qué te garantiza a ti que no iré a decirle a Seth lo que quieres hacer contra él?
—Porque si lo quisieras así se lo hubieras dicho en el momento en el que te dije su nombre.
—Buen punto —dice —. Pero no sé, Seth y su padre son muy poderosos, ellos saben que yo sé mucho y si yo decido hablar me cortan la lengua y después matan a mi madre.
—Te prometo que si accedes a ponerte de nuestro lado nada le pasará a tu madre.
—¿Por qué he de confiar en ti o alguno de los tuyos? Los rusos no son diferentes a ellos.
—Sé que no debes confiar en mí, ni en nadie, pero te doy mi palabra que estarás segura conmigo y los míos, mira —del bolsillo interno de mi abrigo saco un pedazo de papel con mi número de celular —. Si te decides llámame a este número, te vamos a proteger, te lo juro.
Ella sonríe, mira el papel en mi mano que duda en agarrar, pero al cabo de unos minutos lo agarra y lo guarda en su delantal.
—Hasta luego —se da la vuelta y abre la puerta.
—Piénsalo —le digo antes de que entre al bar.
Me alejo de ahí y regreso a casa, solo espero que ella acepte, así será más fácil acabar con los Beckett de una puta vez por todas. Lo que me da miedo son los sentimientos que Nelly siente por Nate, espero que esto no cague las cosas.
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