Capítulo 10. 🔥
"La sincronía de cruzar miradas, con quien te desequilibra las emociones"
Juan Pablo Velasco.
Nelly.
Voy al baño, me aseo y me pongo solo la ropa interior, al salir del baño lo veo acostado boca arriba mirando el techo, se ve tan lindo así, como el ángel que es él.
Me subo a la cama y me acuesto a su lado, subo una pierna en las suyas, mi cabeza se apoya en su pecho y una mano en su abdomen.
—¿Qué es eso que tienes que decirme? —pasa una mano por mi cabello acariciándolo delicadamente.
—¿Recuerdas que ese día, cuando fuiste al supermercado te pedí una prueba de embarazo?
—Sí, lo recuerdo.
—Pues, si estaba embarazada, Nate —se levanta con brusquedad y se sienta sobre el colchón, yo hago lo mismo que él con las piernas cruzadas.
—¿Estabas embarazada? ¿Estabas? —asiento con la cabeza con tristeza, todavía duele recordar ese mal momento.
—Perdí al bebé esa noche y no fue por que yo lo quisiera, fue por todo lo que pasó, lo dijo el doctor.
—Lo siento tanto —agarra mi mano —. Yo pensé que...—sacude la cabeza —. Ya no sé que pensar.
—No te imaginas cuanto me dolió —me mira con tristeza —. Nunca estuvo en mis planes pero si hubiese nacido yo lo iba a amar con todo mi corazón.
—Lo sé y yo también lo hubiese amado.
—¿Sin importar que no fuera tu hijo? —levanto una ceja.
—Yo te amo Nelly, te amo y amo todo lo que es tuyo, todo lo que tiene que ver contigo.
Sonrío como estúpida el escucharle decir esto. Sonrío al saber que él me ama igual o más de lo que yo lo amo.
—Yo, no sé que decir.
—Solo di que me amas, por favor.
—Te amo, Nate, te amo demasiado y me da miedo, porque sé que no seremos como cualquier pareja, que no vamos a poder estar juntos cuando queramos estar juntos y que nuestras familias no van a aceptar esto que tenemos.
—Yo también tengo miedo, bella —afinca se agarre en mi mano —. Pero por ti seré fuerte, lo seré por los dos y te voy a defender de todos y de todo. Seré más fuerte de lo que he sido en los últimos años —me da un beso en la mano —. Te amo y por ti daré todo.
Quisiera preguntarle si estaría dispuesto a ir en contra de su padre y hermano solo por mí, pero me da miedo su respuesta o que no sea capaz siquiera de responder. Ya llegará el momento para hacerle esas preguntas que tanto miedo tengo que responda.
—Vamos a preparar algo de comer, que muero de hambre —se pasa la mano por la barriga, le sonrío.
—Vamos.
Busco la maleta que me dejó Cami, en ella hay algunas tangas, ropa sexy y otra de hombre, me imagino que es de Aleksei.
—Camila debió pensar que nos la íbamos a pasar metidos en la cama todo el día —me doy la vuelta y le muestro a Nate el baby doll de color rojo que tengo en las manos, mientras tanto él se pone su camiseta, mira el pedazo de tela en mis manos y sonríe.
—A mí no me importaría pasar todo el día metido en la cama contigo.
—Esa idea me gusta demasiado.
Me pongo un suéter delgado que me llega hasta los muslos y bajamos los dos para ver que hay en el refrigerador.
Estar aquí con él es lo mejor que me ha pasado desde hace meses, en este momento puedo decir que lo que pasó no fue solo casualidad, esto ya estaba escrito, esto debía pasar por algo, debía conocer a Nate en aquellas circunstancias, vivir esa horrible pesadilla para estar en este momento aquí mismo con él.
Puede ser que las cosas no fueron muy buenas desde el inicio, pero ahora este es nuestro inicio, nuestra historia, la que quiero compartir con él. Solo con él.
Seth.
Me despierto con un horrible dolor de cabeza, siento la boca pastosa, tengo sed, me duele el labio y siento como si me hubiera arrollado un camión. Me llevo una mano a la cabeza y me incorporo en la cama, aprieto los ojos para acostumbrarme a la luz que entra por la ventana, maldigo porque de nuevo me está pasando esto.
Me siento en la orilla del colchón y miro mis pies, solo traigo puestos los calcetines.
—¿Qué demonios pasó? —no recuerdo nada de lo que pasó ayer. Me pongo de pie y camino al baño, empujo la puerta y me bajo los pantalones al estar frente al inodoro, siento un molesto dolor en el labio y al tocarme un recuerdo vago llega a mi memoria. Una chica de cabellos negros, sus ojos azules, sus labios de color rosa.
—Seth ¿estás vivo? —escucho desde la puerta de mi habitación.
Me limpio, bajo la cadena y me lavo las manos. Al salir veo a Cas asomado en la puerta.
—¿Qué demonios pasó ayer?
—¿No lo recuerdas? —niego con la cabeza, intento recordar que fue lo que pasó pero no llega nada, solo la vaga imagen de esa chica.
—Solo recuerdo a una chica de cabello negro.
—Ella debe ser Ileana —entra a la pieza por completo —. La hermana de Dixon quien te trajo a casa.
—No recuerdo nada.
—Debe ser, bebiste demasiado y te agarraste a golpes con un tipo.
Abre la puerta y salimos los dos, bajamos las escaleras y veo a Gale en la cocina, quien sabe qué está haciendo.
—Como sea, de todos modos no pasó a mayores y saliste ileso.
—¿Cómo dices que se llama la chica?
—Ileana —me voltea a ver —. Ella te curó los golpes.
—Ella parecía un ángel —Gale asiente con la cabeza. Huele a café y pan tostado.
—Es muy guapa.
Jalo la silla y me siento frente a Cas, Gale empieza a traer el desayuno, café pan tostado, fruta picada, jugo, huevo con tocino. Le doy un gran trago a la taza de café.
—Ya les dije que quiero abrir un bar ¿cierto? —los miro a ambos y asienten con la cabeza.
—Pero no nos has dicho de qué tratará, como, donde, cuando —dice Gale.
—Quiero que sea exclusivo, tipo Sky Room, pero donde se permita de todo. Niños ricos despilfarrando el dinero de sus papás y gastando en alcohol, drogas, mujeres.
—¿Será legal? —pregunta Cas.
—Por fuera sí, pero por dentro será solo clandestinidad ¿me van a ayudar?
—Yo sí, necesito dinero y esto me ayudará bastante —dice Gale.
—¿Y tú Cas? No puedes dejarme solo en esto, confío en ti para todo.
—Lo sé Seth, pero necesito arreglar las cosas con Cami, lo sabes.
—Está bien, date tu tiempo.
Desayunamos juntos como no lo habíamos hecho últimamente, platicamos un rato del bar que quiero abrir, del nombre —que me he reservado— y del lugar donde lo quiero abrir. Quiero que sea cerca, aquí en Manhattan, en un lugar exclusivo, en una buena zona.
Ya por la tarde ellos se van y yo me quedo solo, me doy un buen baño, que de verdad lo necesito, y espero a la gente que hoy terminará por arreglar mi casa de una vez por todas, ya quiero que todo regrese a como era antes.
Salgo a la piscina y en mi celular busco algo que tenga que ver con esa chica y su hermano, pero sin apellidos será muy difícil averiguar algo. Decido mandarle un mensaje a Cas, él debe saber algo.
Yo:
Sabes como se apellida la chica de anoche?
Cas:
Ya sabía yo que te estabas tardando en preguntar por ella.
Yo:
No me jodas y dime si sabes algo.
Cas:
Su nombre completo es Ileana Loughty. Su papá es dueño de una empresa que transporta de todo a todo el mundo.
Yo:
Tú como sabes eso?
Cas:
Deberías ver más las noticias. Su padre se llama Darek, es un hombre millonario que heredó la compañía de su padre e hizo crecer la empresa.
Yo:
Vaya. Por lo que me dices los hermanos son famosillos.
Cas:
Pues sí, no hagas una estupidez Seth, te conozco.
Yo:
No haré nada, nada malo.
Cas ya no me responde nada y busco todo lo relacionado con Ileana y su hermano. En Google no hay mucha información de ellos, solo de sus padre, Cas tiene razón, su padre es multimillonario y su madre no se queda atrás, ellos han tenido siempre lo que han querido, por lo que dice en Internet, Dixon trabaja con su padre, a veces, porque hay muchas fotos de él saliendo de bares, antros de moda y otras más de él siendo parte de peleas y cosas así. Todo lo contrario es su hermana que estudió medicina y es enfermera en uno de los mejores hospitales de Nueva York, ellos son como la luz y la oscuridad, Ileana por supuesto es luz, mientras que su hermano es oscuridad pura.
—¿Donde está Nate? —Jared aparece y se pone frente a mí, en una de sus manos sostiene un puro —. Desde ayer no lo veo.
—No tengo ni idea de donde pueda estar —mira a su alrededor. Empieza a toser, la tos se hace más intensa, se lleva una mano para cubrir su boca, veo como se pone rojo y le ofrezco un vaso de agua.
—Creo que deberías ir al doctor —lo miro de reojo —. No te ves bien.
—Estoy bien —niego con la cabeza, a veces es muy terco —. Una simple tos.
—Esa no es una simple tos —sigo buscando en Instagram algo de los hermanos.
—Ya dije —sentencia.
—Está bien, no dije nada —me mira severo y se da la vuelta , entra en la casa.
Mi padre a veces es demasiado terco y no hace caso de las indicaciones que se le dan, el doctor, que fue el mismo que me atendió después del accidente, le dijo que dejara de fumar y por supuesto mi padre no lo ha hecho y no creo que deje de hacerlo, no por ahora.
En Instagram encuentro a Ileana y su hermano, ella tiene más de tres mil seguidores y él casi llega a los cinco mil, ella no tiene muchas fotografías, algunas son de ella en alguna playa y otros lugares exóticos, parece que le gusta viajar mucho, algunas fotografías son de plantas, aburrido, tazas de café, la torre eiffel, ropa, algunas citas que tienen que ver con ser medico, las demás son de ella, es bonita, sus ojos son casi grises, su cabello es tan negro y su piel tan blanca.
Todo lo contrario es su hermano, la mayoría de las imágenes son de él, de sus amigos, de fiestas, carros, dinero, se ve que le gusta la buena vida, creo que él podría ser un buen amigo, digo, solo si él quiere entrar, correr peligro y estar siempre en la mira.
Dejo el celular a un lado y pienso en Nelly ¿donde estará ese demonio? No hay señales de ella, nada que me diga que está viva o muerta, nadie sabe nada, Jared se ha encargado de investigar con sus conocidos si alguien sabe algo, si la han visto o si su madre ha dicho algo pero nada, nadie sabe nada de la hija de Vera Pretova, es como si la tierra se la hubiese tragado y eso es imposible, ella debe estar planeando algo y debe ser bueno sino las cosas no estarían tan calmadas, sé que está planeando algo y cuando ese día llegue yo estaré más que preparado, pero conociéndola sé que no se va a detener hasta verme muerto, eso es lo que ella quiere y yo lo acepto, fui un hijo de puta con ella y debí matarla en el instante que pude hacerlo, no lo hice y ahora estoy pagando las consecuencias de ello.
Debí matarla, eso debí hacer.
No sé en qué momento el amor que le tuve pasó a ser esto, este coraje y este odio que ahora mismo siento por ella, en todos estos sentimientos negativos que me queman el alma. Lo único que sé es que hay una sola cosa que nos une y es el odio que sentimos el uno por el otro, mismo odio que terminará por matarnos. Solo eso, matarnos para terminar con esto de una puta vez.
Ileana.
Llamada perdida (x10)
Número desconocido.
Dejo el celular encima de la cama y camino a la ventana, el celular empieza a sonar y vibrar, pego un respingo, corro la cortina con mis dedos temblorosos y me asomo para ver si hay alguien sospechoso, pero lo único que puedo ver son a los hombres de papá haciendo guardia en el patio y los alrededores de la casa.
Me alejo de la ventana y camino hacia la cama, veo ahí el celular pero me da miedo tan siquiera pensar en agarrarlo, he estado recibiendo mensajes de Claus, de nuevo, y cada uno es más aterrador que el anterior. Creo que jamás me dejará en paz y me da miedo de lo que pueda hacer, la restricción que puse en su contra no ha servido de nada, las denuncias que he puesto por acoso tampoco, la última vez que fui con la policía dijeron que yo no estaba segura de si era él quien me estaba marcando o mandando mensajes, no necesito escuchar su maldita voz para saber que es él quien me sigue y me manda mensajes.
Maldita policía, no sé si quieren que un día aparezca muerta en un callejón para hacer algo contra él, yo creo que eso es lo que quieren.
Puedo decirle a mi hermano pero estoy segura que actuará igual o peor que la última vez y no quiero eso.
—¡Ya basta! ¡basta! —le pedía a gritos, le suplicaba que por favor lo dejara ya, y no era por Claus sino por mi hermano. Claus estaba debajo de Dixon que lo golpeaba una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, sus puños se estrellaban en su rostro y con cada golpe salpicaba un poco de sangre en su ropa y su rostro, podía escuchar los nudillos romper la piel de las mejillas de Claus, el cráneo chocar contra el pavimento, un diente salió volando hasta mis pies, tenía sangre y un pedazo de raíz.
—¡Dixon, basta!
—No te vuelvas acercar a mi hermana o te juro por mi vida que yo mismo me encargo de terminar con tu miserable vida y desearás jamás haber nacido hijo de puta.
Lo agarró del cuello de su camiseta y estrelló su cabeza contra el concreto, sus ojos se pusieron blancos y en ese momento creí que estaba muerto. Mis manos estaban temblorosas, las lágrimas caían de mis ojos como una cascada, estaba a punto de caer al suelo de rodillas.
La gente que pasaba por ahí se quedaba viendo el espectáculo, alguien llamó a la policía y esta de inmediato llegó, me dio gusto ya que Dixon pudo matar a Claus pero fue a mi hermano al que se llevaron a la cárcel por agredir a Claus y dejarlo inconsciente unos días por el golpe que recibió en la cabeza. No se murió gracias a Dios, aunque en este momento me gustaría que desapareciera de la faz de la tierra y jamás haberlo conocido.
No sé cuando será el día que me deje en paz y que por fin yo pueda estar tranquila.
La puerta se abre abruptamente, me abrazo y miro en dirección a esta, Dixon es quien entra con el celular en su mano.
—Dice mamá que bajes a cenar...—levanta la cabeza y me mira, frunce el ceño —. ¿Qué pasa? —mira a su alrededor —. ¿Hay algo malo? —levanta una ceja.
—No, no es nada —intento sonar lo más relajada posible —. Entró una corriente de aire —mi hermano sigue sosteniendo el picaporte, yo me acerco a la ventana y la cierro.
—¿Segura? Sabes que si sucede algo malo solo debes decírmelo —cierro las cortinas echando un ojo al patio y asiento con la cabeza.
—Sí, segura —me doy la vuelta y le sonrío para que vea que no pasa nada malo —. Vamos.
Me acerco y me engancho a su brazo, cambio de tema rápidamente para que no sospeche, para mi desgracia y su buena suerte me conoce demasiado bien, él sabe cuándo algo no va bien conmigo, lo sabe a la perfección y no quiero que tenga problemas solo por mi culpa.
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