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Un problema menos y un caos más

Capítulo IV

Candis tironea mi brazo con fuerza, llevándome a paso acelerado por el pasillo de la majestuosa mansión victoriana, con paredes adornadas de papel tapiz de seda y lámparas de araña que reflejaban la luz en el suelo de madera pulida, mientras intento recuperar el aliento.

— ¿Qué sucede?— pregunto, preocupada.

— Es uno de los grupos femeninos— empieza a explicar, sin detenerse. — Es la cantante principal de Midnight, está teniendo un berrinche de proporciones épicas.

— ¿Qué? ¿Por qué?— cuestiono, intentando mantenerme al tanto mientras lucho para seguirle el paso pero el largo de mi vestido lo dificulta.

— Parece que su novio no le comentó nada en su última publicación, y eso la tiene completamente fuera de sí— dice Candis, con una mezcla de exasperación y diversión en su voz.

— Y para colmo, no le gusta cómo le queda el vestido que se suponía iba a usar.

— ¿Qué? Eso es ridículo— respondió Jenna, suspirando.—  Voy a hablar con ella.

Desde donde estaban, era necesario rodear la mansión para acceder al área de los artistas. El personal de la fundación tenía habitaciones en la zona oeste que estaban ocultas del público, mientras que los artistas tenían sus camerinos que daban justo a un pasillo que tenía una glamorosa alfombra blanca diseñada especialmente para que los fotógrafos tomaran fotos impresionantes.

La experiencia era mágica, salvo cuando debías apresurarte por el pasillo con un vestido largo y tacones altos, lo que resultaba sumamente incómodo.

El vestido de Jenna estaba diseñado para lucir fabuloso, profesional y en tendencia. Era de color verde agua, sin hombros y ceñido por un broche impresionante, suficiente para considerarlo elegante pero no excesivo.

— Ten cuidado — le advirtió su amiga. — Está muy sensible.

Jenna no pudo evitar notar la presencia de Louis Vein que venía detrás de ellas. Sentía como las observaba con una mirada intensa que la hacía sentir incómoda. No tenía más tiempo para él.

Respiro hondo, intentando mantener la calma. La situación era ridícula, pero también entendia lo crucial que era mantener a todos los artistas contentos para que el evento salga bien.

— ¿No podemos simplemente darle otro vestido?— sugiero, tratando de ver una solución rápida.

Candis suelta un bufido.

— Ya intentamos eso, pero ningún otro vestido le parece adecuado. Está convencida de que no puede salir a escena si no recibe respuesta de su novio— responde, usando comillas en el aire. — Y como no hay señal en la mansión, no puede ni siquiera llamarlo.

— ¡Qué alguien de arriba nos ayude!— murmuro, mientras llegamos al salón donde se encuentra la cantante.

Sin entrar, no tengo que preguntar quien es, la veo desde la entrada, ella se encuentra de pie frente a un espejo, con un vestido rojo que claramente realza su figura, pero su expresión de disgusto no tiene nada que ver con su apariencia. Sus compañeras están alrededor, tratando de calmarla, pero ella solo cruza los brazos y niega con la cabeza.

— No saldré así, lo siento— dice con un tono definitivo tirando de la falda de su vestido rojo como si quisiera arrancárselo

Candis y yo entramos en el salón, un espacio grandioso con techos altos y ventanas que se extienden desde el techo hasta el piso. Clara es una joven de unos dieciocho años, con el cabello negro y largo, y ojos verdes brillantes. Sus compañeras, tres chicas igualmente deslumbrantes de su misma edad, la rodean con expresiones que oscilan entre la desesperación y la irritación. Sus compañeras, Poem, la bajista, con un cabello rosa corto y ojos azules, Isabela, la baterista, con un cabello castaño y ojos marrones, y Eva, la tecladista, con un cabello rubio y ojos verdes.

— Clara, por favor, tienes que calmarte— dice Poem, la bajista del grupo, con un tono desesperado. — No es para tanto, estoy segura de que Zain solo no ha visto el post.

— ¡Eso es fácil para ti decirlo!— replica Clara, con la voz temblando de frustración. — Tú no estás saliendo con alguien que nunca tiene tiempo para ti. Ni siquiera le importa cómo me veo en este horrible vestido

— No es horrible, Clara— interviene Isabela, la baterista, intentando mediar. — De hecho, te ves espectacular, como siempre. Pero si no te gusta, podemos cambiarlo.

Sin siquiera dar un vistazo rápido detras de ella en la puerta de la sala confirma lo que temía: Louis Vein se encuentra observando, se lo imaginaba con una expresión burlona en su rostro.

Él sabía que estaba fallando, y yo también.

— ¡No!— Clara responde tajante, cruzando los brazos. — No voy a salir ahí afuera sintiéndome así. Es demasiado.

Veo como la situación es más complicada de lo que imaginaba, y trato de abordar el problema con profesionalismo.

— Clara, entiendo que te sientes mal ahora mismo, pero todos están esperando verte. Esto no se trata solo de ti, sino también de tus fans y de la causa que estamos apoyando—añado mientras gesticulo para que tome asiento—  Podemos encontrar una solución, pero necesito que confíes en mí y en tus compañeras— digo, manteniendo un tono calmado pero firme.

De un momento a otro Clara estalla en llanto

—¡No hay solución! ¡Todo está mal!— respondió la artista, entre sollozos.— Mi novio no me ama, este vestido es horrible... ¡quiero irme a casa!

Me siento a su lado y le tomó la mano.

—Escucha, entiendo que estés molesta, pero debes calmarte. Su show es uno de los más esperados de la noche—explico con calma, pero ella no hace más que llorar. Desde el pasillo Louis suelta una pequeña risa por lo bajo dejándome saber lo evidente esto no esta funcionando.

Antes de que pueda decir algo más, la puerta del salón se abre y entra Louis Vein, con una sonrisa encantadora en el rostro. Su presencia parece cambiar inmediatamente la atmósfera en la sala; las chicas lo miran como si un príncipe hubiera entrado

—¿Que sucede aquí?—preguntó Louis, mirando a la artista.

—La artista está teniendo un mal momento— respondió Jenna, secamente, implorando por sus adentros para que Louis se marchará, no eran necesarios sus comentarios mordaces.

Las chicas no pueden evitar sonreír ante su actitud despreocupada y el magnetismo que irradia.
Clara, que hace unos segundos estaba al borde de soltar mares con sus lágrimas, lo mira con una mezcla de sorpresa y adoración.

— Louis, es un desastre— dice Isabela, con una risa nerviosa. — Clara, no se siente bien con su vestido y no quiere salir al escenario — añade, y eso parece desatar el llanto de la mencionada.

Cuando parece que la situación no tiene solución, Louis finalmente se mueve, dando un paso hacia adelante. Su presencia se siente como si inundara la habitación,

— ¿Podemos tener un momento a solas?— dice, dirigiéndose a Clara.

Clara lo mira con ojos sorprendidos pero asiente, y aunque dudo un segundo, decido confiar en su estrategia y nos apartamos de ellos hacia la otra punta de la habitación.

— ¿Qué crees que le dirá?— pregunta Candis en un susurro, la curiosidad es evidente en su voz.

— No lo sé, pero espero que funcione— respondo, cruzando los brazos mientras intento contener la ansiedad.

El tiempo parece pasar lentamente, y el sonido amortiguado de susurros se pierde por el sonido de nuestro alrededor. Clara y Louis están sentados juntos, él le presta toda su atención mientras ella habla. Me intriga ver a Louis tan atento, tan diferente a su comportamiento. No puedo evitar preguntarme qué está diciendo Louis, qué truco tiene bajo la manga para conseguir lo que yo no logré.

Finalmente, Louis se aparta de Clara, y sale de la habitación con una sonrisa tranquila en el rostro. Clara lo sigue, ya no parece la misma chica que estaba a punto de renunciar, las demás los seguimos expectantes.

— Está lista— dice él, dirigiéndose a mí con una satisfacción silenciosa.

Las demás chicas junto con Candis se apresuran a rodear a Clara y la siguen al camerino para dar los últimos retoques. La transformación es asombrosa, como si toda la negatividad se hubiera esfumado en un instante. Una vez que desaparecen de nuestra vista, me acerco a Louis, incapaz de contener mi curiosidad.

— ¿Cómo lo hiciste?— pregunto, mi tono mezcla de incredulidad y admiración. Louis se encoge de hombros con un aire de falsa modestia.

— A veces, todo lo que alguien necesita es sentirse comprendido. Solo le recordé lo increíble que es y lo mucho que significará para sus fans que salga al escenario— responde, su tono suave pero cargado de intenciones ocultas.

Jenna no podía creer lo que estaba viendo. ¿Cómo podía Louis calmar a la artista tan rápido? ¿Las palabras de ella no habían sido las mismas que utilizo él?
En menos de cinco minutos salieron las chicas junto a Candis, quien amaba relacionarse con famosos

—¡Oh, Louis! ¡Eres tan amable!— exclamó Clara, abrazando al nombrado.

Las demás compañeras de la artista comenzaron a suspirar y a mirar a Louis con adoración.

—¡Eres nuestro ídolo!—se despidieron sonriendo mientras se marchaban, lanzando risitas por lo bajo.

—¿Cómo lo hiciste?—  le preguntó Candis cuando llegó al lado nuestro

— Simplemente le hablé — respondió Louis, sonriendo.—  A veces, solo necesitan alguien que les escuche.

Candis parecía encantada con su respuesta y se marcho suspirando. —Debo irme, le prometí a mi sobrina videos de Midnight

Todas caían ante el encanto de Louis, todas quedaban prendadas por una simple mirada de él, una pequeña sonrisa o por simples palabras. Era increíble.

Jenna no respondió. No sabía qué decir, se mantuvo en silencio viendo como Candis se marchaba, pero Louis no dudó ni un segundo en rostarle en su cara, diciéndole que ella debía estar agradecida con él por haber calmado a la artista.

— ¿Por qué debería estar agradecida? — respondió Jenna, enfadada. — No necesitaba tu ayuda.

Jenna no estaba dispuesta a admitir nada al darse cuenta de su cambio de actitud.

— Oh, claro que sí. Sin mí, la artista seguiría llorando. —Louis se rió con una sonrisa socarrona que resaltaba sus pómulos altos y su mandíbula definida.

No quería seguir oyendo sus comentarios petulantes, tenía trabajo pendiente. Jenna camino hacia la salida, seguida por Louis, quien aún disfrutaba molestandola con su mirada y su sonrisa.

—Eres una novata que no está calificada para trabajar aquí.—dijo sobre pasándola, dejándola atrás mientras giraba a la vuelta de la esquina.

Jenna se enfureció, y lo siguió.

—¡Puedo manejar situaciones como esta sin tu ayuda y no necesito demostrarte nada a ti!—contesto aún cuando el seguía de espaldas hacia ella.

Ambos se quedaron en silencio, no era porque no tenían nada que decirse, más bien era porque en ese momento una banda invitada había salido de sus camerinos. Los miraron extrañados, claramente habían oído su discusión, sin embargo, solo se limitaron a dar un pequeño saludo con las cabezas y siguieron su camino.

—Como tú, he trabajado con muchos famosos sin problemas.— dije, mintiendo, ya que era la primera vez que  trataba con varias celebridades— Les gusta ser el centro de atención y que los demás corran ante cualquier exigencia.

—No te has dado cuenta dónde estás —Louis rio irónico, se acercó a ella.—  no sabes y no tienes lo que se necesita para estar aquí. ¿Debería enumerar todos tus errores?

Jenna no tenía ganas de prestar su atención a las palabras de Louis, ni admitir que en cierta manera él llevaba la razón, así que, comenzó a pensar en lo que debía hacer y por un momento quedó absorta mirando fijamente la corbata de Louis, que estaba un poco torcida. Sin pensarlo, se acercó a Louis, intentando ignorar su mirada sarcástica, no soportaba ver las cosas torcidas, algo dentro suyo se despertaba y no dudaba en ir arreglarlo.

—Deja que te ayude con la corbata— le dijo, intentando sonar calmada.

Louis se rió. —Oh, ¿crees que puedes hacer algo bien? ¿Incluso acomodar una corbata?

Jenna ignoró su comentario y comenzó a acomodar la corbata. Louis se quedó quieto, mirándola con una mirada intensa.

—¿Qué miras?— le preguntó Jenna, sintiendo su mirada en su piel.

—Te miro a ti—respondió Louis—. Eres una persona muy rara, Jenna.

Jenna se inclinó un poco más cerca de él, tenían una diferencia de estaturas significativa, de casi unos veinte centímetros. Louis se descolocó al sentir su cercanía y titubeó al volver a hablar.

—Creo que eso es un error menos que debes preocuparte—dijo Jenna con una sonrisa tranquila, sin dejar de mirar a Louis a los ojos.

Louis se quedó quieto, mirándola con una mirada intensa, ella le devolvió la mirada.

—Bueno, supongo que tienes algo de valor— le dijo Vein— Gracias, creo que ya está bien

Al sentirla tan cerca Louis intentó quitarla, pero al ser brusco, enganchó uno de los gemelos de su blaizer con el cabello de Jenna.

—¡Ay! —se quejó Jenna, intentando desengancharse.

Louis intentó ayudarla, desatarlo con delicadeza, pero a cada tirón, le dolía a Jenna. Desesperada por tanta cercanía y miradas de desaprobación, Jenna comenzó a dar tirones sin pensarlo. Consiguió desengancharse a base de gritos, lo que desconcertó a Louis. Finalmente, lograron desenganchar su cabello, pero en el proceso, su gemelo se desabrochó y cayó al suelo.

—¡Mira lo que has hecho! —exclamo Louis, recogiendo su gemelo destrozado —Ni siquiera puedes acomodar una corbata sin causar un desastre

Jenna se sintió furiosa, pero intentó mantener la calma. —Eso es suficiente, fue un accidente—le dijo con dureza —No necesito que me sigas atacando, deja de ofenderme.

A Louis ciertamente le daban igual los gemelos, pero en esta ocasión no eran suyos ni siquiera. Una de las marcas que se habían mantenido junto a el luego de la polémica, le había prestado los gemelos para exhibirlos en el evento.

—Vaya, ¿Te sientes ofendida? ¿Qué vas a hacer al respecto?

Jenna se enfureció, pero intentó no perder el control contando una cuenta regresiva en su mente como mantra—Voy a... voy a...— comenzó a decir, pero no pudo terminar la frase.

Louis se acercó a ella, su cara cerca de la suya.

—¿Vas a qué?— le preguntó, su voz baja y amenazante, pero sonreía burlonamente

—Me voy a vengar y no me importará verte llorando por un estúpido gemelo. Crees que eres el único con problemas, el único que importa, no eres más que una cara bonita del momento.

—¿Quieres venganza? Creo que debería cobrarme por el estúpido gemelo.—dijo Louis con una sonrisa sarcástica

En un instante de rabia, Louis decidió vengarse con un ejemplo práctico y arrancó el broche que sujetaba su vestido. Pero lo que no sabía era que el broche era una unión importante en el vestido, que se rompió y dejó a Jenna expuesta.

La escena que siguió fue caótica. Jenna gritó y trató de taparse, mientras Louis intentaba calmarla y disculparse.

—!Oh, Dios mío!—gritó Jenna, su rostro rojo de ira.— ¡Estás loco!

Louis se quedó sin palabras, su mirada se mantuvo fija en la de Jenna durante unos segundos interminables, sumidos en un silencio sepulcral. Luego, su mirada se desplazó hacia abajo, y lo que vio le heló la sangre. Jenna, por su parte, lanzó un grito brutal mientras intentaba subir los jirones de su vestido para cubrirse, y a la vez destrozar la cara de Vein.

Louis seguia desconcertado con la boca abierta, sin saber qué había hecho.

—Eres el ser más detestable e idiota que he conocido en mi vida.—dijo Jenna, observando su broche destrozado— Mi vestido quedó arruinado por tu culpa.

Louis se sintió avergonzado y dio un paso atrás, pero luego se enfureció de nuevo.

—Tú me provocaste—exclamo Louis, su voz llena de furia— ¡Tú eres la culpable de todo!

— ¡Cómo te atreves!—le gritó Jenna, su voz temblando de rabia —¡Eres un cerdo egoísta que solo piensa en sí mismo!

— No tienes ni siquiera la decencia para disculparte — exclamó dándole una patada en el tobillo.

—¿Qué haces, maldita bestia? —gritó Louis, sorprendido, retrocediendo un paso— ¿Quieres una demanda?

Ella ya no escuchaba. En pleno ataque de furia, arrancó los botones de arriba de la camisa de Louis y se rió a causa de su venganza y vergüenza de él
—¡Eres un cretino! —gritó Jenna, su voz temblando de rabia— ¡Un completo cretino!

Jenna retrocede hacia la pared, su furia y frustración hacia Louis aumentando con cada paso. Louis la sigue, intentando hacer que se callará y se calmará, pero Jenna no quería escuchar.

—Deja de gritar, ¿acaso crees por un momento que tenía intenciones de verte desnuda?—pregunta Louis exasperado por el ataque de Jenna.— Este cerdo cretino te dará su ropa para que tapes tus vergüenzas.

—No quiero nada de ti.—exclama Jenna, dandose la vuelta para alejarse.
En su prisa por alejarse no ve el borde de la alfombra y tropieza. Louis, que la sigue de cerca, intenta agarrarla para evitar que caiga, pero también tropieza.

Juntos, se caen hacia la pared, gracias a los reflejos y el fuerte brazo de Louis, aún así, en un intento de recuperar el equilibrio sus cuerpos quedan demasiado cerca uno del otro.

—¡Suéltame! —gritó Jenna, intentando zafarse de su agarre.

La mano de Louistermina tapando su boca para evitar que siga gritando.

—¡Cálmate! —dijo Louis con suavidad, intentando calmarla.— Se dice en cambio gracias Louis.

Jenna se calmó un poco, pero su mirada seguía siendo furiosa. Louis retiró su mano de su boca, pero no se movió. Siguió pegado a ella, mirándola fijamente.

—¿Qué vas a hacer ahora? —preguntó Louis, su voz baja y desafiante.

Antes de que Jenna pudiera responder la habitación se vio invadida por un torrente de flashes cegadores, que capturaron la escena en la que Jenna y Louis estaban hechos un desastre. Jenna, con su vestido roto y su cabello despeinado, se protegió los ojos con la mano, mientras Louis, con su camisa desabotonada y su expresión de sorpresa, intentaba comprender qué estaba sucediendo.

"¡Mira! ¡La pareja del momento!", gritó un fotógrafo.

"¿Son pareja? ¿Cuando comenzaron a salir?", gritó otro.

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