Día 6 | ¿Alas, Jimin?
—Jimin, no me parece sensato que salgamos, el clima ha empeorado.
—Pero necesito ir al auto, tengo toda mi ropa allí, los regalos que he comprado para... Ya sabes, para Taemin y su familia. Y lo más importante, también tengo cosas ricas que llevaba para la mesa dulce de la nochebuena.
Ese último dato impulsó a JK a ponerse el abrigo y enfrentar la intemperie para acompañar al insistente Jimin.
—Jungkook…
—¿Sí?
—Antes de salir, ¿puedes darme un abrazo?
Jungkook abrió sus ojazos, no entendía el motivo del pedido, pero no desaprovecharía la oportunidad de tener entre sus brazos al rubio que le gustaba.
—Claro que sí, pero ¿puedo saber por qué?
—Por si me desmayo en la tormenta, mi cuerpo queda oculto bajo la nieve, tú no me encuentras y si… —hizo un gesto con su mano señalando el cielo— parto a mejor vida y me crecen alas blanquitas, al menos me iré con un abrazo bonito.
Sonrió. Jungkook confirmó que esos ojos de luna creciente pasarían a ser a partir de hoy, lo más precioso que haya visto en su vida.
Seguía allí, parado como si lo que hubiera dicho no fuera la ilusión más disparatada del mundo.
Jungkook debió contenerse para no arrimar su boca a la del chico y besarlo.
¡Todo ese relato fantástico que Jimin había inventado y dicho en cinco segundos era tan o más hermoso que él!
Entonces él lo abrazó. Jimin apoyó su cabeza en el pecho ajeno, y Jungkook acarició sus cabellos con ternura.
Al separarse se quedaron por un gran rato mirándose a los ojos, cuando Jimin le miró la boca, JK venció a la tentación y se alejó.
—¿Alas, Jimin?
Sí, afirmó con la cabeza.
—Siempre voy a encontrarte.
—¿Me lo prometes?
—Lo prometo, Jimin, hoy no te crecerán alas.
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