Al-Haitham estaba sumamente aterrado, hace unas horas su esposo tuvo un pequeño accidente, eso lo llevo a tener dolores en su vientre, esto lo aterró tanto que incluso no podía creer que a pocos semanas del nacimiento de su hija, por qué, ese bebé que durante meses estuvieron cuidado iba a ser una niña, estaba por llegar, todo por un accidente que el mismo se culpaba.

Caminaba en círculos, teniendo una mano en su mentón, a veces cubriendo su boca, recordando costantemente el momento en que todo ese alboroto inicio. Incluso Cyno y Nari llegaron en cuestión de minutos cuando se le aviso. El más alto solo le quedó obsevar al duo, incluso el híbrido lo llevo hasta la silla, intentando calmar el estado, pero tan pronto como intento una enfermera apareció, llamando al de cabellos plateados quien rápidamente se puso de pie.

La información fue buena, puesto la preocupación del más alto se esfumó y solo llegó la calma, cuando fue a ver a su pareja pudo verla descansando, incluso llegó a tomar su mano, esperando ver que despertara, quería ver esos orbes rubi que tanto amabas y así fue, el rubio comenzó a abrir sus ojos con pesadez, su cuerpo se sentía más liviano, sin embargo sentía miedo, por fortuna su amado se encontraba ahí, sujetando su mano.

— Ha-Hayi

Llamo, con una suave voz que esperaba ser escuchado, mientras su mano apretaba un poco la de su alfa, no podía moverse demasiado, sin embargo su vista fue a inspeccionar su cuerpo, viendo con detalle como su vientre se encontraba casi plano, incluso miro a su amado.

— ¿El bebé? ¿D-donde está?

Pregunto, incluso su voz sonó temblorosa, ya que pensaba lo peor, Al-Haitham miro a su pareja y se acercó a este besando su frente y liberando un poco de su aroma, puesto podía oler el aroma de miedo, ansiedad.

— Se encuentra bien. Bueno, está en una incubadora, pero está bien, no tiene nada malo, está sana, muy sana.

Dice relajado, cosa que el rubio comienza a hacer lo mismo, sin embargo tiene la necesidad de verla, quiere verla.

— ¿Cuando voy a verla?

— Tienes que recuperarte primero sabes.

— Entiendo, podrías cuidarla, mientras me recupero, quiero que le cuentes todo.

— Lo dices como si te fueras a quedar más tiempo.

— Tengo miedo de no poder verla.

— Todo estará bien, ambos iremos por ella, así que descansa.

El pánico que una vez existió en el duo se esfumó, en cambio Al-Haitham sabía que su amado debía mantenerse tranquilo, por fortuna tenía a sus amigos quien esperaban que le hicieran compañía.

[...]

Una semana. Una semana le había tomado, para que la feliz pareja estuviera finalmente frente al central, en dónde podía verse a los pequeños nenes, el rubio miro con asombro, su bebé era muy hermosa, no había duda, tenía sus rasgos, sin embargo tenían unos que otros detalles de parte de su amado alfa.

Poco después la recibió entre sus brazos, era tan frágil, ligera, Kaveh dirigió su vista hacia su alfa, sonriendo con orgullo y cariño, incluso besando con dulzura aquella mejilla.

— Te amo mi vida.

Dijo el rubio, solo para acercar a la pequeña a su rostro, sabía que Al-Haitham la tendría como toda una princesa y que posiblemente crecería siendo una mimada, ya que sabía que el más alto podría llegar a ese punto, mimar a todos sin tener problema alguno.

Cuando el duo llego a casa, Kaveh se dejó caer junto a su bebé al sofá, estaba exausto, el trayecto había sido difícil y eso que el alfa sostenía una maleta y todo lo necesario, el mayor dirigió su vista a la pequeña una vez más, solo para ver cómo continuaba dormida.

— Aw~ no se que nombre ponerle. ¿Alguna recomendación al mejor papá del año?

Pregunta con curiosidad, mientras una sonrisa se hace presente en el Omega, mientras el alfa solo deja las cosas y se acerca, pensando en un nombre que pueda ser bueno para su hija. El silencio preduro por unos momentos, haciendo que el rubio pensara que al de cabellos plateados no le importe mucho solo para escucharle decir algo que le dejo sorprendido.

— ¿Ponerle el nombre de mi madre?

— Si, tal vez no es original, pero un nombre para brindar honor no estaría mal, aunque es cierto que hará recordar demasiado al pasado.

— Entiendo, aunque ¿por que eso? Pensé que dirías cualquier otro nombre.

— Realmente te he visto muy desanimado y pensé que un nombre así sería algo bueno para ti.

El mayor miro al alfa, seguía pensando en que eso podía ser cierto, cibbuba sonrisa pequeña y mirando a su pequeña afirmó.

— Está bien, ese será el nombre del bebé.

Dijo finalmente, solo para demostrarle una cálida sonrisa al alfa, quien prontamente le brindo una serie de besos en los labios.

La nueva familia en Sumeru estaba tan feliz, Cynony Tighnari había venido a visitar a la bebé, incluso el trío de híbridos zorritos miraban curioso, algunos se quejaban debido que el bebé aún no hablaba o caminaban. Pero serían pacientes, a menos esperaba Nari de su trio de niños.

Kaveh nunca se imagino en tener un familia, estaba tan emocionado y aún más teniendo a la bebé entre sus manos, pediría a gritos ayuda de Nari, para iniciar con pequeñas clases de madre, la vida le estaba dando una oportunidad, después de todo, él haría lo posible para que nadie lo separara de su bebé, nadie lo alejaría nunca, él sería la mejor mami del planeta para su bebé.

Quien iba a pensar que un Omega mayor, porque era mayor de edad que su alfa, tendría una hermosa relación con un alfa de pocas emociones, que incluso después de a verlo visto por segunda vez siguiera enamorado de esa manera, sin tener que utilizar su aroma. Era alguien especial y siempre pensó así. Por ende no haría ninguna cosa estúpida, no haría que esa hermosa relación terminará destruyéndose y ahora con esta hermosa bebé todo cambiaría para bien.

Fin.