Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cadenas de moralidad

Izuku suspiró, haciendo su mejor esfuerzo por tratar de ver el mejor lado de sus compañeras, lo que le ganó sonrisas de simpatía de la señorita del mostrador, y lástima de parte de las camareras; ninguna de ellas quería ver al lindo Druida tan desanimado a esta hora de la mañana. Pero el gremio también era un negocio, por lo que no podían ofrecerle tragos gratis al muchacho.

Apenas una hora antes, las chicas en su grupo habían iniciado una acalorada discusión, y siendo el chico amable y de buen corazón que era, trató de calmarlas a las dos...

...

Todo había comenzado bastante tranquilo; Izuku había sacado a colación un tema con el cual Megumin no se sentía cómoda... y ese era que ella se volviera útil.

- No te estoy diciendo que TIENES que aprender a utilizar otros hechizos de ataque. – dijo Izuku con una sonrisa cálida, intentando transmitirle solo buenas intenciones. – Solo digo que un poco más de utilidad nos podría beneficiar a todos nosotros.

Megumin hizo un puchero, tratando de sacar una respuesta que le diera la victoria, pero solo hizo un adorable ruidito al tratar de sonar amenazadora.

- ¡Y yo te digo que solo me gusta usar la Magia Explosiva! – replicó Megumin tras unos segundos, como si intentara dominar a Izuku con su acto de niñita. – Cualquier cosa es un desperdicio de tiempo y de mis puntos de habilidad.

Izuku no pudo evitar sonreír ante la niña, incapaz de enojarse con su terquedad, pero realmente estaba dispuesto a ayudarla a superar su obsesión para que pudiese convertirse en una mejor Archimaga.

- ¿Desperdicio? ¿En serio? –preguntó Izuku ladeando la cabeza, sabiendo ya por dónde tenía que atacar. – ¿Cuántos puntos cuesta aprender Luz Mágica o Crear Fuego?

Izuku ya sabía la respuesta, por lo que el puchero de Megumin era una señal clara de su derrota... al menos en el departamento de lógica.

- Un punto cada uno... – replicó Megumin en voz baja, sin fallar en notar la sonrisa de victoria en el rostro del joven Druida. – ¡PERO AÚN ASÍ!

- Entonces no pierdes nada... sino que ganas mucho. – la interrumpió Izuku, haciendo que Megumin se quedara cabizbaja por un momento. – ¿Sabías que puedes incendiar las cosas usando Crear Fuego? Con eso también puedes hacer explosiones.

Megumin realmente no quería ceder, pero al mismo tiempo, la lógica de Izuku no tenía fallas; podría ser la mejor haciendo explosiones, y a la vez ser útil en muchas otras situaciones... y entonces Aqua habló...

- Ya basta, esta niñita nunca te va a escuchar. – Las palabras de Aqua no solo eran burlonas, sino que le dieron a la Archimaga donde más le dolía. – Además, ¡si te pones a colmarla de atención te hará ver como un lolicon!

- ¡NO SOY UNA NIÑITA!

- ¡NO SOY UN LOLICON!

Ambos, Megumin e Izuku, golpearon las manos contra la mesa en claro desacuerdo, haciendo que Aqua retrocediera por la enérgica respuesta... y luego se miraron fijamente a los ojos, como si se acabaran de dar cuenta de algo.

- Tengo catorce, ¿y tú? – le preguntó Izuku a la pequeña Archimaga en voz baja, lo que le ganó la sorpresa de sus compañeras.

- Trece, ya no soy una niña. – replicó Megumin, haciendo un esfuerzo por ser discreta mientras escaneaba al chico frente a ella.

- ¿Ya lo ves? Mismo rango de edad. – añadió Izuku volviendo a sentarse.

- ¡Sí! ¡Yo no soy una loli, así que él no es un lolicon! – agregó Megumin sentándose también, y cruzando los brazos para añadir impacto.

- Además, no podría ponerme a flirtear con alguien que bien podría ser mi hermanita menor. – terminó Izuku... sin darse cuenta que acababa de cavar su propia tumba...

...

Izuku recordaba, no sin culpa, cómo Megumin se excusó para ir a la librería local... para pensar sobre su propuesta en paz. El chico tuvo que admitir que, al menos, debería haberle explicado a la Archimaga que le parecía muy pronto para estar hablando de romance... aunque no era que pudiese verla como una mujer... todavía.

Aqua se había puesto mucho más irritante luego que Megumin se había ido con la cara deprimida... riéndose de la falta de tacto del chico, por jugar de ese modo con el corazón de una chica; y para empeorar las cosas, el momento en que se volvió obvio que iba a darle una reprimenda... salió huyendo, excusándose de que tenía que ir a la iglesia local de Axis para ofrecer gracia a sus devotos con su divina presencia.

- Las chicas son tan complicadas... – murmuró Izuku para sí mismo, sabiendo que no era culpa suya que la pequeña maga había sacado conclusiones erradas, y aun así sintiéndose algo responsable por el malentendido.

Intentando distraer su mente de sus problemas con las chicas, Izuku se puso a ver su tarjeta de aventurero, notando los niveles que había ganado, y los puntos de habilidad que ahora tenía a su disposición. Decidiendo no caer en la tentación de solo fortalecer sus habilidades actuales, eligió chequear otras que podrían ser potencialmente útiles, ya fuese como su propia manera de crear su set de habilidades basadas en un Quirk, o un método para mejorarse a sí mismo para la monumental tarea de derrotar al Rey Demonio.

- Crecimiento de Plantas, Crecimiento de Espinas, y Luces Danzantes... – murmuró Izuku para sí mismo mientras leía las descripciones de dichas habilidades.

Crecimiento de Plantas le permitía asegurar un crecimiento pleno de la vida vegetal local, fuesen cosechas o de otra índole, o crear plantas que podía hacer crecer tocándolas acorde a sus necesidades.

Crecimiento de Espinas creaba plantas que podría hacerles brotar espinas filosas de diferentes tamaños, aparentemente para colocar como trampas o restringir los movimientos de diversas criaturas.

Luces Danzantes producía numerosas motas de luz que podrían tomar cualquier forma que él imaginara, y se moverían acorde a su voluntad, ya fueran dispersas o como una única fuente de luz.

Izuku ya tenía un poco de experiencia combinando habilidades para crear efectos inesperados, tal como su Látigo de Vides, el cual se podía controlar con Manipulación de Plantas para que actuara como un tentáculo... por mucho que odiara la comparación. Basándose en su experiencia previa, se preguntaba si sería posible combinar más habilidades para crear algo nuevo para máxima versatilidad.

- Bueno, solo hay una forma de averiguarlo con certeza... – volvió a murmurar al seleccionar y comprar las tres habilidades.

En el momento en que sintió los cambios tomando lugar, decidió conducir un pequeño experimento: primero, creó el Látigo de Vides, luego usó Manipulación de plantas para enrollarlo alrededor de su brazo y mano para formar una nudillera de color verde... y luego activó Crecimiento de Espinas...

- Esto podría funcionar...

Observó cómo su nudillera hacía brotar unas espinas de aspecto muy afilado, pero solo por afuera, manteniendo su mano a salvo.

- ¡Esto definitivamente funcionará! – Izuku casi gritó de alegría, al ver cómo los efectos de Crecimiento de Plantas cambiaban de forma las ya de por sí filosas espinas en unas amenazadoras garras.

Feliz con los resultados, gastó sus puntos restantes en Piel de Zarzas y Crecimiento de Espinas, mejorándolas para no tener que dudar de sus capacidades de combate en el caso de que las chicas volvieran a estar en peligro por más sapos gigantes... aunque todavía dudaba de si serían efectivas contra oponentes con armadura, pero seguía siendo un Druida de nivel bajo.

- ¡CHICOS! ¡CHICOS! – gritó fuertemente un aventurero de pelo rubio, atrapando la atención de todos. – ¡Lady Dronya! ¡Lady Dronya está en la ciudad!

Inmediatamente todos los aventureros masculinos en el salón comenzaron a murmurar, haciendo que Izuku se interesase ligeramente, aunque no lo suficiente como para hacer preguntas. Pese a que apenas llevaba poco tiempo en este lugar, ya había comenzado a entender las inclinaciones y proclividades de la población local... y suponía que las "armaduras de bikini" que muchas mujeres solían utilizar influenciaban ese comportamiento tan inapropiado en los sujetos más crudos.

- ¿Estás seguro de eso, Dust? – le preguntó otro de los aventureros, uno que usaba una cresta de Mohawk, identificando ahora al rubio. – Es un poco pronto para que venga aquí.

Ahora Izuku estaba realmente interesado, si se trataba de alguien famosa, y que aparentemente su aparición era como un evento anual. Aun así se preguntaba, ¿sería una mercader especial? ¿Tal vez una artista?

En cuanto Dust llegó a una mesa, las puertas del salón del gremio se abrieron, revelando a una mujer voluptuosa de cabello largo y negro. Izuku se sintió agradecido de que llevase un vestido modesto, que le cubría todo el cuerpo sin ocultar su hermosa figura... aunque sus ojos eran algo tenebrosos.

Y entonces, ahogó un grito cuando otras dos figuras entraron detrás de ella.

Una era una chica bajita de estatura, probablemente igual de alta que Megumin, con pelo negro como la medianoche que parecía congelado en un estilo específico, apenas lo bastante largo para cubrirle las orejas y un ojo, lo que algunos describirían como el corte típico de un emo; sus brazos, sin embargo, eran un par de enormes alas con largas plumas del mismo color que su cabello. Y para rematar, sus piernas, de la rodilla para abajo, eran claramente avianas, como patas de un pájaro que terminaban en garras como ganchos. El término "Harpía" le vino a la mente con solo mirarla.

La segunda, también una chica, parecía más una campeona de las Amazonas; sus brazos y pies parecían reptilianos, cubiertos de gruesas escamas, y por detrás de su espalda sobresalía una masiva cola de reptil. Parte de su rostro también estaba enmarcado con escamas, y en vez de orejas humanas se le podían ver unas estructuras como aletas. Las escamas y su largo cabello eran totalmente blancos, los cuales aunado a su piel pálida y ojos rojos le daban una apariencia albina. Izuku realmente no quería usar el término "Hombre Lagarto" por alguna razón... quizás porque el cuerpo era obviamente de una mujer... o quizás porque mostraba unos músculos bastante intimidantes.

Lo que a Izuku le preocupaba sobre estas dos, sin embargo, eran dos cosas: primero, la única ropa que llevaban puesta eran unos sacos de tela, y segundo, tenían unos enormes collares de hierro alrededor de sus cuellos... no había otra forma de verlo; esas dos eran esclavas.

- ¿Madam Dronya? – preguntó Luna algo sorprendida, atrayendo la atención de Izuku. – No la esperábamos hasta el próximo verano.

- Lo sé, querida; mi presencia te estresa a ti y a las demás mujeres en la ciudad. – La mujer hablaba de una manera que sonaba de disculpa... aunque algo contrastada por la burla en su voz. – Pero te aseguro que vengo por un asunto totalmente diferente.

Ante sus palabras, la mayoría de los hombres en el salón dejaron salir su decepción. Izuku tenía un mal presentimiento sobre esto, pues no podía imaginarse por qué tendrían tantas ganas de ver a esta mujer... que caminaba tan libremente con un par de esclavas... en una ciudad donde no faltaban los pervertidos... oh, Dios...

- ... ¿Estás segura? – preguntó Dronya tras unos minutos de conversación, forzando a Izuku a volver al presente. – ¿Esta misión exacta?

- En efecto, el noble que está buscando tomó esta misma misión. – respondió Luna con una mirada preocupada en sus ojos. – Solo una de los miembros de su equipo regresó, hablando de cómo fue asesinado por el campeón goblin.

- ¿Y esta miembro no traía sus pertenencias? – La pregunta de Dronya hizo fruncir el ceño a Izuku.

- Apenas regresó viva, y con toda la ropa hecha jirones. – le informó Luna, como ofendido. – Es muy obvio que la pobre no tendría tiempo de recuperar las pertenencias de sus compañeros.

- Ya veo... – replicó Dronya con una sonrisa algo macabra, haciendo que un escalofrío recorriera la espina de Izuku.

La mujer miró al tablón de misiones por unos segundos, antes de volverse hacia las mesas del salón; Izuku podía ver esos ojos fríos y calculadores, que miraban a todos los presentes como si fueran herramientas en un almacén... como objetos desechables.

- Acabar con el campeón de los goblins, y limpiar la cueva infestada dentro del bosque, un millón de eris como recompensa. – anunció Dronya en voz alta la misión y la recompensa, sin fallar en notar que los aventureros reunidos no parecían demasiado interesados. – Mientras pueda recuperar las pertenencias de mi colega noble imperial, y su grupo, ustedes podrán quedarse con la recompensa, ¡y cualquier otra cosa que encuentren dentro de la cueva!

Las únicas respuestas que recibió fueron uno que otro carraspeo por aquí y allá. El ojo de Dronya emitió un tic, pues era obvio que su petición estaba siendo ignorada. Izuku, sin embargo, sabía por qué: la misión era verdaderamente peligrosa, y la recompensa era muy baja considerando los riesgos. Los goblins, aunque no eran más que una peste incómoda en bosques abiertos, eran absolutamente mortales dentro de sus nidos, donde podían moverse y emboscar con absoluta impunidad. Y ser liderados por un campeón solo lo hacía peor, lo que significaba que, si la mujer buscaba contratar alguna ayuda, tendría que esperar a que vinieran combatientes de muy alto nivel.

- También estaré dispuesta a ceder cualquiera de mis comodidades... – dijo Dronya con fastidio, obviamente usándolo como último recurso... lo cual sí atrajo algunas miradas esperanzadas – ... dentro de lo razonable, por supuesto.

Al terminar, la mayoría de las miradas esperanzadas murieron... hasta que un par de manos se golpearon contra una mesa contra la mesa, y un chico de pelo verde se puso de pie, con una mirada penetrante...

- ¿Estarías dispuesta a ceder a tus esclavas? – preguntó Izuku en voz alta, atrayendo una mirada sorprendida de la vil mujer... y aun así sintió que se le bajaba el estómago por la falta de murmullos o gritos de furia ante la mención de esa palabra tan horrible.

- ¿Estas dos? – preguntó Dronya al girarse hacia la ahora temerosa harpía y la enfurruñada mujer reptiliana. – Seguro.

(-0-)

Horas más tarde, en su camino hacia el centro del bosque...

Mientras viajaban en una carreta hacia su destino, Izuku no pudo evitar sentir que todo estaba mal.

Él esperaba que los aventureros en el gremio, especialmente las mujeres, se sintieran furiosos por la mención de esclavos, por ver a las chicas en ese estado tan horrible, pero no, nadie le había prestado atención a ver semejante crimen de lesa humanidad...

A cada tanto le echaba un vistazo a las dos chicas en la parte trasera del vagón, solo para encontrarse con que le devolvían el gesto con curiosidad. Parecían entender que él estaba interesado en ellas, aunque incluso eso parecía sonar mal dentro de la mente del joven Druida.

- Voy a aventurarme a adivinar... – dijo Dronya, finalmente rompiendo el incómodo silencio – ... y diré que no eres de por aquí.

Izuku soltó un suspiro, sabiendo que esta vil mujer estaba a punto de burlarse de su falta de conocimiento, y probablemente le iba a decir que la esclavitud era perfectamente legal.

- Yo... – Izuku comenzó a responder, tratando de pensar en la mejor forma de decirlo para que sonara plausible – ... vengo de una tierra muy lejana.

La vil mujer se rio, como si se burlase de su respuesta, ganándose un gesto fruncido del adolescente.

- He de suponer que en esa tierra lejana tuya la esclavitud es ilegal. – La respuesta de Dronya sorprendió a Izuku, pues eso al menos daba a entender que, al menos, estaba al tanto de la idea de que la esclavitud fuese vista como algo malo.

- Sí, lo es. – respondió Izuku con algo de preocupación.

La mujer sonrió de oreja a oreja, viéndose absolutamente malvada mientras lo hacía.

- Me voy a aventurar de nuevo... – El tono de Dronya se había vuelto más sombrío, haciendo sudar a Izuku – ... ¿tu tierra lejana no se llama... Japón?

Izuku se llevó una sorpresa; estaba dividido entre la emoción de encontrarse a otra viajera como él, y el temor de lo que eso podría significar.

- Sí... así es. – Izuku no pudo evitar responder con los ojos muy abiertos. – ¿Tú también eres de Japón?

- ¿Te parezco asiática? – Dronya solo pudo reírse por la pregunta esperanzada, negando con la cabeza. – Yo provengo de Inglaterra.

Admitiéndolo, Izuku se sentía como un idiota; por supuesto que no se veía japonesa, solo esperaba que ambos estuvieran en la misma página. Otro pensamiento cruzó su mente... ¿qué tal si era de una Tierra alterna?

- Debes ser bastante nuevo en este mundo, si todavía te aferras a tus sueños de héroe. – continuó Dronya. Eso al menos respondía una de las dudas de Izuku, pues sus palabras significaban al menos que provenía de un mundo de héroes. – Yo era igual a ti cuando llegué por primera vez. Quería compensar por haber nacido sin Quirk convirtiéndome en la heroína más increíble de este mundo.

Izuku no pudo evitar dar un respingo por esa revelación, y ante el hecho de que la mujer junto a él... se había dado por vencida...

- ¿Qué cambió? – preguntó Izuku con aprehensión, no queriendo escuchar esa típica estupidez sobre que era un sueño inútil, y tampoco dispuesto a que lo fuera a alejar de su sueño un discurso sobre la dura realidad.

- Descubrí que este mundo no se merece un verdadero héroe. – La respuesta de Dronya fue dada con una voz triste. – Así que me rendí.

Viendo el gesto fruncido de su acompañante, procedió a elaborar:

- Inicié mi viaje en el Imperio, la nación vecina. Tenía catorce años y era ingenua, estaba llena de esperanzas en una ciudad realmente brillante donde nacían los héroes de leyenda, y con un tesoro legendario en mis manos, realmente creía que podría poner de rodillas al Rey Demonio, y administrar justicia para salvar al hermoso mundo que me recibió con los brazos abiertos.

Las palabras de Dronya estaban llenas de sarcasmo y dolor, haciendo que el joven Druida se sintiera mal por ella.

- Una semana después... solo una maldita semana después... – Las palabras de Dronya salieron de un rostro lleno de ira, siseando como si fuera una serpiente enojada. – ¿Sabes lo horrible que se siente darle tu corazón a alguien, solo para atrapar al bastardo engañándote con la que había proclamado que sería tu mejor amiga?

Aunque Izuku no tenía nada de experiencia en el departamento del amor, sí estaba al tanto que ese tipo de dolor solía ser terreno común para la caída en la villanía, y por eso le colocó la mano en el hombro, tratando de ofrecerle al menos algún consuelo a la mujer... aunque fuese algo tarde.

- Yo... lo siento. – dijo Izuku con palabras honestas, tratando de llegar a la mujer, tal vez incluso devolverla al sendero de los héroes. – Si sirve de algo, no puedo imaginarme cómo alguien pudiera engañar a una mujer tan hermosa como tú.

- Ya basta; no soy una shotacon. – La repentina respuesta de Dronya hizo que Izuku tomara conciencia de cómo se habría sentido Megumin ante esas palabras, para diversión de la mujer de pelo oscuro. – Además, creo que es hora de que te diga lo que necesitas saber.

Dronya hizo una pausa dramática, haciendo ver al chico que tenía que poner atención a sus palabras.

- Quieres adueñarte de estas esclavas para liberarlas, ¿verdad? – le preguntó Dronya con una voz algo grave, ganándose la total atención del joven Druida junto a ella. – Estás pensando en ser su héroe para romperles sus cadenas.

- Sí, ese es el plan. – replicó Izuku sin un ápice de duda, ganándose un suspiro de parte de la mujer imperial. – ¿Acaso te opones?

- No soy yo quien se opone. – respondió la noble con una voz pesada, y algo de molestia. – Es el mundo entero el que se opone.

- Espera, ¡¿QUÉ?! – Izuku no pudo evitar gritar su incredulidad, accidentalmente asustando a la harpía en la parte trasera de la carreta.

- En este mundo, la esclavitud está permitida por los cultos de las dos diosas... – La respuesta de Dronya rápidamente le ganó una mirada de shock de parte del muchacho. – Sí, por la misma diosa Aqua que nos engañó a los dos para venir a este maldito mundo.

Izuku hizo una nota mental de sentarse con cierta diosa luego de que todo esto terminara, y tener una muy larga charla sobre todo lo que estaba mal con la esclavitud... y eso asumiendo que no se enfadara más y dejase que sus látigos hablaran por él.

- Ahora, no es que puedas encontrar niñas jóvenes humanas en el mercado de esclavos... al menos no en este reino. – Dronya no estaba ayudando en absoluto a calmar a su empleado temporal. – La esclavitud solo se aplica a semihumanos, gente que tiene características animales. Los humanos, elfos, enanos y los medios híbridos son favorecidos por las diosas, y por lo tanto es ilegal esclavizarlos.

- Eso explica por qué a nadie le importaba... – masculló Izuku, haciendo que la mujer asintiera.

- Los esclavos, como esas dos que quieres, son marcados y maldecidos, para que no puedan desobedecer, traicionar o lastimar a su dueño de ninguna manera. Esta marca también les imposibilita sobrevivir lejos de sus amos. – La explicación de Dronya hizo que se le helara la sangre a Izuku, esa era una existencia bastante infernal. – Para empeorar las cosas... los esclavos de razas como estas dos nacen y se crían en cautiverio. ¿Entiendes lo que quiero decir?

Izuku se quedó congelado, incapaz de soportar semejante crueldad. Dronya le dio una sonrisa de simpatía, como si pudiese entender su conmoción.

- La marca fue hecha por una de las diosas, y solo dicha diosa puede deshacerla. – Las palabras de Dronya le dieron algo de esperanza a Izuku, pues eso significaba que tal vez Aqua sería capaz de liberarlas. – Sin embargo, incluso si de alguna manera puedes contactar a esa diosa y convencerla de que se las quite... ellas no sabrán cómo sobrevivir por su cuenta.

Dronya no esperó una reacción de parte del chico para voltearse a ver a las dos chicas en la parte trasera de la carreta, mostrando una sonrisa algo arrogante y un brillo maligno en sus ojos, haciendo que las pobres chicas se encogieran del miedo.

- Hey, escamosa, plumitas, ¿quieren ser libres? – La pregunta de Dronya dejó confundido a Izuku, forzándolo para ver a dichas chicas con la esperanza de oírlas decir que, en efecto, sí ansiaban su libertad.

- ¡No! ¡Por favor no nos deseche! – La harpía hablaba con un susurro rasposo, temblando a la idea de ser desechada. La chica reptiliana junto a ella solo tenía una mirada de súplica en sus ojos. – ¡Trabajaremos el doble de duro!

- ¿Ahora lo entiendes? – le preguntó Dronya a un Izuku que ahora se sentía enfermo, y solo quería administrar justicia violenta contra los salvajes que le hicieron daño a estas pobres chicas... y a cualquier otro esclavo.

(-0-)

Media hora después...

Izuku y Dronya llegaron a la entrada del nido de los goblins, teniendo solo unas pocas horas antes de la puesta del sol, cuando las criaturas estaban más activas y se preparaban para atacar a los inocentes. Ya era hora de que la mujer revelase la verdadera naturaleza de su misión...

- Bien, creo que es justo que te diga de qué se trata todo esto. – habló Dronya, atrayendo la atención del joven Druida. – Lo que quiero, la única razón por la que vine, es recuperar mi tesoro robado.

Izuku sabía que algo andaba mal con la mujer, aunque al menos, no parecía ir en una dirección más siniestra.

- Hace unos dos meses, el hijo de un noble con el que solía trabajar me robó mi tesoro divino. El tomo maldito conocido como Tractatus De Monstrum. – le explicó Dronya a un sorprendido Izuku. – El muy imbécil debió haber pensado que podría utilizar sus magníficos poderes para ganar fama y fortuna. Aparentemente, tuvo que descubrir de la manera difícil que dichos tesoros divinos no pueden ser usados por nadie que no sea su legítimo dueño.

- Entonces... ¿terminó muriendo por su propia mano? – preguntó Izuku, sintiéndose mal por usar esas palabras para expresar tal tragedia.

- Se lo merecía. – respondió Dronya sin un ápice de duda o remordimiento. – Como sea, solo me importa mi tesoro; luego de que lo consiga, las chicas serán tuyas.

- ¿Así nada más? – preguntó Izuku, con un mal sabor en la lengua de nuevo.

- Bueno, tendremos que completar la transacción en el gremio, para que sea legal. – replicó Dronya, haciendo una pausa cuando notó la mirada del chico. – Por supuesto, si te sientes muy confiado en completar la misión de exterminación de goblins, no te voy a detener. Pero prefiero conseguir mi tomo antes de intentar algo tan peligroso.

- Entonces... ¿entramos, conseguimos tu libro y salimos? – preguntó Izuku mientras observaba la entrada de la cueva, deseando que su Piel de Zarzas y su recién aprendido Crecimiento de Espinas fueran suficientes para sobrevivir al intento. – Puedo hacer eso... creo.

- Antes de que entres, toma, usa esto. – Dronya interrumpió al chico dándole una bola de cristal. – Esta es una bola sensora, está conectada a esta otra bola de cristal, lo que me permite ver los alrededores del sensor. El libro no tiene el aspecto de un tesoro divino, así que necesitaré decirte cuando lo encuentres.

Izuku observaba ambos artefactos con un tic en el ojo, sin saber cómo expresar en palabras lo molesto que se sentía, tanto consigo mismo por pensar en estrategias tan peligrosas, como con la mujer por tardarse tanto en decirle sobre algo tan útil.

- ¿Qué? – Ahora fue el turno de Dronya quedarse confundida por la mirada molesta de Izuku.

(-0-)

Aproximadamente media hora más tarde...

Dronya estaba a partes iguales asustada e impresionada. El chico frente a ella aparentemente portaba un talento divino, pues no había otra explicación para el absurdo nivel de ingenio que demostraba el joven Druida...

- Parece ser un callejón sin salida... – dijo Dronya mientras ella e Izuku observaban la bola de cristal entre ellos. – Aunque esa espada de allí podría valer un buen precio.

Izuku había decidido que ninguno de los dos debía correr riesgos, por lo que cogió la bola sensora y la amarró a su látigo de vid. Dronya comprensiblemente se había aterrado de ver que el látigo se movía como si fuera una serpiente, y luego observó con fascinación mórbida cómo el druida atraía una horda de luciérnagas que rodeaban al sensor, para después seguirla mientras el látigo avanzaba adentrándose en la cueva oscura.

- Entendido. – replicó Izuku, y entonces hizo crecer otra vid en el sensor, para enredarla alrededor de la espada, arrancándola de un jalón del suelo. – ¿Estás segura que ese libro llamativo que vimos antes no era tu tesoro?

Mientras el látigo verde continuaba su viaje a través de la cueva, ellos habían encontrado varios objetos muy buenos, como una vara dorada con un hermoso rubí en la punta, una espada plateada con diversas joyas, y un libro con cubierta de marfil. Y aun así, la mujer insistía en que su tesoro debía estar en otra dirección.

- No me mires como si fuera una avara. – replicó Dronya lanzándole una mirada molesta, y aun así mantenía la voz bajo control. Estaba muy cerca de recuperar su tesoro, por lo que no podía permitirse alienar a este compañero tan extremadamente útil. – Tú eres quién se quedará con todos estos cachivaches raros.

- Quisiera conservar estas bolas de cristal. – se le escapó decir a Izuku sin pensarlo, pues no podía evitar notar el valor táctico que le podrían agregar a su set de habilidades.

- ¿Te gustan? – preguntó Dronya con una ceja levantada, haciendo que Izuku se pusiera nervioso. – Podemos hablar de trueques o precios luego de valuar tu botín en el gremio.

La sugerencia de Dronya atrapó la curiosidad del joven Druida, que decidió enfocarse en la tarea a la mano antes de pensar en la oportunidad frente a él. Izuku no se dejaba cegar por el tesoro, porque con cada sección que exploraban, se volvía aparente que muchos aventureros habían perdido sus vidas en este nido en particular, si la cantidad de huesos y cadáveres en descomposición eran un indicio.

- ¡Allí está! – gritó Dronya, con una alegría raramente escuchada al ver dentro de la bola de cristal, mirando algo que Izuku solo podía describir como basura.

- ¿Ese es? – preguntó Izuku con incredulidad ante la vista de un libro bastante pequeño con la cubierta llena de parches, y adornado con un ojo. – ¿De verdad?

- De verdad. – dijo secamente Dronya, no queriendo perder más tiempo para recuperar su tesoro... y entonces oyeron que se acercaban problemas...

El sensor de pronto empezó a temblar, y forzosamente se vio dirigido hacia un enorme goblin, probablemente el campeón que lideraba la horda. No era que no se hubiesen encontrado con goblins durante la exploración, pero esas estúpidas criaturas no reaccionaban a las vides o luciérnagas como si fueran una amenaza, sino que solo las tocaban y luego se retiraban...

Ahora los viajeros se dieron cuenta, que se habían ido para reportarle a su líder.

- ¡Oh no! ¡No cuando estamos tan cerca! – Dronya estaba a punto de caer en la desesperación, sabiendo que ninguno de ellos estaba equipado para luchar contra un campeón goblin, y el feo bastardo no los dejaría recuperar su sensor.

- No tengo tiempo para esto... – dijo Izuku en una voz fría, para sorpresa de la mujer.

Izuku se había dado cuenta que estas criaturas eran malvadas, monstruos que asesinaban y destruían por diversión, bestias que, como perros rabiosos, tenían que ser exterminadas. Por eso, no dudó ni un segundo en usar su nueva habilidad ofensiva.

Dronya vio cómo brotaba otra liana por debajo del sensor, y rápida como un látigo salió disparada hacia la boca del campeón que gruñía. Espinas comenzaron a brotar violentamente desde adentro del monstruo, matándolo sin darle oportunidad de pelear...

- ¿Pero qué diablos...? – Dronya no podía creer lo que estaba viendo, pues las vides hicieron brotar espinas extremadamente largas y agudas que rápidamente mataron a todos los goblins por docenas, sin dejar ningún tipo de resistencia.

- Acabemos esto de una vez. – dijo Izuku, sonando algo tembloroso luego de ser testigo de lo letal que era su nueva habilidad. – Se está haciendo tarde, y no quiero que mis compañeras se preocupen por mí.

Dronya no pudo evitar pensar... que tal vez este ingenuo Druida sería capaz de lograrlo. Tal vez él podría convertirse en el héroe que este maldito mundo necesitaba... aunque no se lo mereciera.

(-0-)

Salón del gremio, al atardecer...

Izuku estaba temblando bajo la mirada de la pequeña Demonio Carmesí, incapaz de soportar su adorable puchero, o de incluso tratar de defender su posición en el asunto...

- P-por favor, no mires feo a nuestro amo. – Los susurros rasposos de la harpía solo parecían hacer que la pequeña Archimaga se enojase aún más.

Una vez que volvieron al pueblo, Izuku y Dronya pudieron evaluar el valor de su botín apropiadamente, y luego de que todas las transacciones y cambios de propiedad habían sido completados, Izuku se había encontrado con tres millones de eris a su nombre, dos esclavas bajo sus órdenes, y dos cajas llenas de ropa y accesorios femeninos. Las dos chicas animales se habían sorprendido mucho cuando les dijo que se pusieran lo que llamaban ropas bonitas, y más todavía cuando su nuevo amo les compró comida de verdad, que ahora estaban comiendo en una mesa, y no en el suelo.

- ¿Desde cuándo tienes dinero para comprar y mantener esclavas? – preguntó Megumin en una voz tan seria que casi era graciosa, y aun así, Izuku empezaba a sudar.

- Las obtuve como parte de una misión. – replicó Izuku, obteniendo un puchero todavía más fuerte de la pequeña maga. – Y solo para que sepas, puedo alimentarlas independientemente del dinero que tenga. Puedo producir comida, después de todo.

Megumin seguía sin dejar de hacer pucheros, pero ahora dirigió su mirada de enojo a las esclavas, que ahora llevaban shorts de color caqui y túnicas verdes, y les habían removido sus esposas y collares de esclavas, lo que significaba que el Druida no tenía la intención de tratarlas como objetos o sirvientes. Su único miedo era que tal vez al chico le gustaran las semihumanas.

- Supongo que ahora tendremos algo de ayuda extra durante nuestras aventuras... – concedió finalmente Megumin, dejándose caer junto a la mesa. – ¡Aún tienes que invitarme la cena! ¡No debiste haberte ido sin mí! No después de que yo... de verdad... desperdicié un punto de habilidad para aprender Crear Fuego.

La demanda y la confesión de Megumin realmente le sacaron una sonrisa al joven Druida, que rápidamente ordenó un enorme plato de sapo frito para su explosiva compañera. La sonrisa y cambio de semblante de la Demonio Carmesí se sentían como una medicina muy necesaria para Izuku, que realmente quería ver cosas que valiera la pena salvar y proteger en este mundo.

- ¡Hey! ¿Quién trajo estas dos a mi mesa? – La voz de Aqua era justo lo que Izuku estaba esperando, pues creía que esta sería la mejor oportunidad para ver a la diosa siendo útil y poderosa, para variar.

- ¡Aqua, te he estado esperando! – Las palabras de Izuku le arrancaron una sonrisa radiante a la Arcipreste, y un amargo gesto enfurruñado a la Archimaga.

- ¿De verdad? – La voz de Megumin pasó ignorada, para aumento de su molestia.

- ¡Oh! ¡Así que al fin estás listo para reconocer mi grandeza y alabar mi poder divino! – dijo Aqua con alegría, pues sentía que ya era tiempo de ser alabada y consentida por este idiota sin Quirk.

- Seguro. – empezó a decir Izuku, ganándose la atención total de la diosa peliazul. – Si le puedes remover las marcas malditas de esclavitud a estas dos.

- ¡Por supuesto que puedo! – respondió Aqua felizmente, sacándole una sonrisa esperanzada al druida. – ¡Pero no lo voy a hacer!

Aqua había estado demasiado feliz de demoler sus esperanzas para este mundo, demasiado dispuesta a quemar su deseo de proteger a todos... fue en ese instante que Izuku Midoriya comenzó a dudar de su camino como héroe, pues ningún héroe que se respetase querría alinearse con una deidad tan malvada como la que estaba frente a él.

Esta historia continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro