Prólogo
Las calles de New York estaban plagadas de humo y escombros; personas huyendo a dónde pudieran mantenerse a salvo de lo que le estába ocurriendo a su ciudad. Mientras naves con tamaño del más pequeño de los dirigibles flotaban por toda la ciudad, misiles salidos de estas se encargaban de impactar con violencia sobre la gran manzana; el sonido de disparos policíacos y del mismo ejército era acompañado por el sonido de un fuerte rugido en la lejanía, entre sonidos de explosiónes y el cargar de un tipo de cañón plasma entre el caos.
De entre los escombros la gente sacaba como podía a aquellos desafortunados en haber sido cubiertos por las consecuencias de aquel ataque; pronto, un crujido fue escuchado de lo que antes había sido un pequeño complejo departamental de dos pisos. Aquellos escombros se levantaban lentamente entre un fuerte quejido que era escuchado desde debajo de ellos, además de uno que otro murmullo; apenas la luz del exterior iluminó lo que levantaba los restos, un traje rojo se vislumbro, teniendo este en el centro una araña negra y red.
—¡Tu puedes Spider-man!— gritaba en afán de dar ánimos una pequeña niña en los brazos de su madre, viendo como es que Spider-man levantaba aquellos escombros entre gritos de dolor y voluntad cumplir su cometido
Spider-man yacía sin su máscara, su traje estaba rasgado de varias partes en todo su cuerpo; su rostro tenía una corta barba por crecer, muestra de haber sido afeitada, sangre salía de su nariz y poco más arriba de su frente, además de un claro ojo morado. Spider-man dio un fuerte grito y solo así, en aquella liberación de fuerza y dolor, pudo levantar aquel piso de escombros sobre él, ante las miradas sorprendidas de las personas.
—¡Salgan!— pidió Spider-man, con los brazos tambaleantes ante aquella presión sobre sus brazos —¡Ahora, no resistiré más!— tras esta orden, cada persona salió con rapidez y entre gritos de los escombros, a lo que finalmente, Spider-man lanzó hacia atrás el piso y de un brinco salió de ahí, quedando en la calle, o lo que quedaba de ella, junto a las demás personas —¿T-Todos están bien?— pregunto Spider-man, a lo que nadie respondió y solo hubo un par cabezas que asintieron —Okey, mi culpa...
—Toma, Spider-man— dijo un hombre con una vestimenta de guardia de seguridad ya sucia por el polvo y sangre, haciéndole entrega de su máscara, aunque esta ya carecía de uno de sus blancos ojos, dejando a la vista el ojo morado del arácnido —G-Gracias— declaró el hombre, mientras veía a su alrededor
—Gracias a usted oficial— contestó sin importarle que fuera solo un guardia de seguridad —, ahora por favor mantenga a salvo a estas personas y yo me encargaré de los malos— finalizó Spider-man, dando un par de palmadas al oficial antes de salir de esa calle en búsqueda de ir por los robots que estaban siendo mantenidos a raya por los militares en un puente cerano
Apenas Spider-man logró ver que ya no había gente presente a su alrededor, este se permitió un respiro ante la situación, cayendo de rodillas al suelo entre una acelerada respiración y un doloroso andar; podría jurar que oía sus huesos crujiendo en un ultimo esfuerzo por no romperse, sus órganos palpitando al borde del colapso y su corazón tan fuerte que no necesitaba ni hacer esfuerzo por escucharlo, pues prácticamente lo escuchaba tan claro como todo el caos en la ciudad.
—Arriba hombre araña, arriba...— se decía a sí mismo el arácnido, mientras usaba sus antebrazos para mantenerse aún de pie
—¡Peter!— escucho a lo lejos el arácnido, girandose solo para ver una especie de jeep rojo con los toldos de las llantas en azul, además de un diseño de telaraña en todo su chasis; en el volante, y por la falta de techo, ventanillas y un parabrisas que no estuviera roto, se lograba ver una cabellera pelirroja, ondeando en el aire de manera violenta, aquella mujer era Mary Jane —Ay por dios ¡Peter!— grito Mary Jane, corriendo a atender a su marido sin importarle que la vieran o el riesgo que corría al estar ahí
—No, no, no— se decía a sí mismo mientras veía acercarse a Mary Jane, logrando sacar fuerzas para ponerse de pie —¿¡Qué estas haciendo aquí!?— regaño —¡Tienes que irte con Tía May y Ben!
—Flash se los llevo fuera de la ciudad, Flint los cuida— declaró Mary Jane, sosteniendo a su marido y ayudandolo a mantenerse aún de pie —, tengo que sacarte de aquí
—N-No, tienes que irte MJ, todo aquí está mal, apenas y pude salvar a las personas de ese edificio— declaró Spider-man, sosteniéndose de su esposa y mirando con detenimiento el collar que está llevaba en forma de corazón; el cabeza de red entonces estiro tembloroso sus dedos y abrió aquel collar, logrando ver una foto pequeña de ambos, Peter y MJ, en una mitad y en la otra la de un bebé pelirrojo —Ben te necesita, vete, MJ, por favor— suplico el arácnido, poniéndose finalmente de pie con la espalda erguida —. Deja que los chicos y yo nos hagamos cargo de esto...
—Peter, Silver Sable apenas y puede con esas cosas y los vengadores ya perdieron a dos de los suyos, tenemos que irnos y planear algo mejor que esto— decia entre unos llorosos ojos MJ, mientras sus manos eran sostenidas por las de Spider-man
—Entonces voy a empezar a pegar más fuerte— dijo con molestia Spider-man, viendo como una nave a lo lejos era derribada por un gran hombre verde —y... ¿Tenemos?
—Si, Peter. Tenemos— remarcó la pelirroja con una mirada firme y seria —, e-esto tal vez sea plan del Master Planner o del Dr Octopus...— aseguraba MJ en búsqueda de una explicación ante tal apocalíptico escenario
—Son el mismo...— susurro Spider-man, mientras se alzaba la máscara hasta descubrir su mentón y besar así a MJ
—¿Qué?— pregunto nerviosa MJ
—El Master Planner y Dr Octopus son el mismo, pero esto no es obra de Otto, estos no son octobots y tienen una letra u en cursiva en su pecho o antebrazos— decía el arácnido mientras tomaba su hombro y giraba el brazo, brazo que tenía gravemente herido y hasta dejando caer una preocupante cantidad de gotas de sangre —y pegan duro.
—Es una M en realidad, creo— corrigió —. Tienes que atender tu brazo, tigre— pedía MJ mientras posaba su mano sobre su brazo herido pero sin tocarlo, mostrando una mirada sería ante la sonrisa apagada de su marido —, se ve muy mal...
—MJ, estaré bi...— pero fue interrumpido rápidamente
—Si, si trepa muros, corre a lamer tus heridas— se escuchaba desde una bocina; aquella voz no era gruesa ni aguda, más bien parecía la de un hombre que hablaba de manera elegante y, aunque burlona, con clase —abandona a tu ciudad al igual que has abandonado a muchos otros...
La voz que sonaba venía desde un robot que descendió lentamente; carecía de piernas y tenía enormes brazos, resaltando su "rostro" que consistía en una pequeña pantalla con dos ojos anaranjados, contrastando con el resto del cuerpo del mismo.
—¿¡Qué es lo que quieres!?— pregunto Spider-man, mientras ponía detrás de él a MJ en manera protectora
—Peter Parker...— inicio aquella voz a través del robot, haciendo que tanto MJ como Peter sintieran escalofríos ante aquella revelacion; sabía su nombre —. Si, se tu nombre y también que esa bella mujer de ahí, es tu esposa, Mary Jane Watson...
—¿Cómo es que...?— se dijo preocupada MJ
—Deben intuir que lo se todo— declaró aquel robot, dejando que pronto una pequeña tropa de estos robots se acercara a gran velocidad hacia ellos, rodeándolos —, ahora, Peter, veré que sufras algo similar a lo que yo he sufrido por ustedes "héroes"— apenas termino de decir esto, y ante las miradas nerviosas de Spider-man y MJ, una especie de brazalete salió disparado hacia el brazo herido de Spider-man, más específico a unos centímetros más arriba de su codo; aquel brazalete dejó salir una especie de pivote del cual salió la punta de un taladro, clavándose al suelo y dejándolo ahí atrapado
—¿Q-Qué es esto?— pregunto Spider-man, mientras trataba de quitarse aquel brazalete, acción que lo hizo apretarse más, causándole dolor al arácnido
—¡Peter!— exclamó MJ, tratando de acercarse a Spider-man, pero viéndose rodeada por los robots
—¡Mary Jane!— exclamó Spider-man, jalandose en búsqueda de soltarse pero solo haciendo más fuerte el agarre del brazalete
—No haría eso si fuera tu, aunque lograrás arrancarlo del suelo, seguirá apretandose— aconsejo la voz, emanando esta vez de un robot distinto —Pregúntale al asgardiano, oh espera... ya no puedes, el brazalete se le ató al cuello y bueno... no dejo de forcejear— continuó con cierto orgullo —Veras, yo estoy muerto desde que ustedes "héroes" no acudieron a nuestro apoyo, pero si con una razón— añadió la voz, a lo que el arácnido sólo forcejeo más, dejando a la vista como el brazalete se aferraba aún más, logrando hacer que su brazo sangrara más y más
—¡Déjala en paz!— grito Spider-man, agonizando de dolor mientras tiraba de su brazo con intensiones de zafarse del brazalete
—¡Peter!— grito MJ, justo antes de ver como es que más y más robots se acercaban, incluso uno llegando a sostenerla agarrando sus brazos
—¡Resiste Mary Jane!— grito Spider-man, dando un tirón que rompió carne, tendones y los nervios de su brazo entre un grito agonizante, manchando aquel blanco brazalete con su sangre hasta teñirlo de rojo; Spider-man finalmente cayó a un lado con un muñon aun chorreando sangre, logrando ver, con una mirada perdida y un agudo zumbido, como su brazo arrancado seguía atrapado en el brazalete —¡Deja en paz a mi familia!— tras este grito, cargado de rabia, adrenalina y la voluntad de proteger al amor de su vida, Spider-man salto y con un puñetazo de su ahora único brazo, destrozo la pantalla de un robot y lanzó telaraña hacia otros dos, cegandolos
Mary Jane quería apartar la mirada de aquella escena, no soportaba ver a su esposo en aquel estado de sufrimiento, con un muñón chorreante y una expresión de total desesperación en su rostro; el blanco rostro de la pelirroja era bañado por una imparable corriente de lágrimas y una acelerada respiración; cada golpe que Spider-man daba con pies y mano, incluso con cabeza, eran dolorosos para él, pero poco le importaba tras la amenaza de perder a la madre de su hijo, por lo que daba todo de sí con cada golpe, con cada grito ya no se contenía.
—No tan rápido— se escucho una voz metálica desde el cielo, cayendo de manera casi gloriosa un hombre metálico que tomó la cabeza de Spider-man y con un movimiento rápido y brusco, este simplemente lo azotó contra el suelo, haciéndolo soltar un quejido al agrietar concreto con su rostro —. Quieto, amenaza arácnida...
Aquel "robot" parecía tener más libre albedrío que el resto. Su diseño parecía emular al de la armadura de Iron Man, salvo que su diseño era más grande, más robusto y con un cambio de colores, siendo dorado cambiado por plata y el rojo por naranja.
—¿T-Tony?— pregunto Spider-man, forcejeando por liberarse
—No exactamente araña— respondió esta "cosa" metálica que parecía un reflejo más salvaje de Stark
—Veras, ambos somos víctimas y queremos hacer justicia de los justicieros— declaró aquella voz, en un tono más serio —tal vez yo tuve suerte pero tu solo buscaras un susurro, ya que jamás me encontrarás— añadió la voz saliendo de los droides, aunque ahora como un eco de la multitud —Yo estoy muerto con una razón para vivir ¿Pero tu?— pregunto él, mientras uno de los droides más cercanos a MJ, sacaba una afilada cuchilla de su palma, con la intención de matarla
—¡No!— gritaba Spider-man, tratando de soltarse y salvar a su mujer —¡Matame a mi, déjala!— rogaba con lágrimas escurriendo de sus ojos hasta llegar al suelo, mezclándose con su sangre —¡Por favor! ¡Matame!— suplicaba entre un desesperado grito
—Tu estarás vivo, sin una razón para estarlo— decía aquella voz
—No tan rápido— decía el robot de naranja al sentir el forcejeo increíble de Spider-man, activando un pequeño propulsor en su antebrazo, el cual ejerció presion a la cabeza de Spider-man
—¡Por favor! ¡No! ¡Mary Jane!— gritaba entre un llanto el arácnido, siendo su vista bloqueada por más robots que se ponían frente a Mary Jane, dejando a la vista únicamente su cabeza
—¡Peter te amo!— grito MJ, llorando pero lista para lo que venia, pues esto era inevitable —Cuida de nuestro Ben, t-tigre...— finalizó entre un titubeo MJ, justo antes de ver como un robot tomaba impulso para acuchillarla
—¡Mary Jane!— pero el grito de Spider-man fue en vano, y tan pronto fijo su mirada en el robot, este clavo sin piedad o cuidado la navaja en el vientre de MJ, haciéndola dar un grito ahogado ante los ojos de su esposo —¡No!— grito al borde de desgarrar su garganta; otro más la acuchillo, y otro, y otro, y otro hasta que finalmente, la sangre salió de la boca de la pelirroja y el aire en sus pulmones no bastaba ni siquiera para un grito ahogado, y entonces Peter lo vio, vio la luz de los ojos de Mary Jane Watson apagarse lentamente, tenido como un fugaz recuerdo aquel primer baile que tuvo con ella en preparatoria —Mary Jane...— dejó salir al aire, casi sin voz, viendo finalmente a su esposa, cayendo sin vida alguna al suelo, y así, solo así, fue soltado por el robot de naranja.
—Cementerio de New York - Algún tiempo después.
La lluvia azotaba con furia los paraguas, lápidas y a las personas en el lugar. Peter sujetaba, con su única mano, la mano pequeña de un niño pelirrojo, ambos yacían frente a un ataúd en descenso bajo la lluvia; a su lado estaban May Parker con un velo negro en su rostro y un paraguas en su mano para cubrir tanto a ella, como a Peter y el pequeño; Flash Thompson, quien se mantenía en su silla de ruedas con un semblante triste, incluso trabajadores del Bugle como Betty Brand o el mismísimo J.J Jameson asistieron. La familia de MJ también había ido, nadie más que su madre y sus familiares más "cercanos" hacian el honor de estar ahí con él marido de la difunta en este día, aunque claro, a la distancia estaba el padre de Mary Jane, bebiendo con lágrimas bajando por sus mejillas y viendo de manera triste la escena.
El pequeño niño pelirrojo que era sostenido por Peter, de nombre Ben, miraba con suma tristeza y ojos rojos la lápida de quien enterraban, "Mary Jane Watson Parker: Amiga, Esposa y Madre" tenía grabada esta, siendo la última palabra la que más tristeza le infundia al pequeño niño de cabellera naranja.
—Hoy se conmemora otro aniversario del devastador día en que New York sufrió aquel ataque que costó miles de vidas, héroes entre ellas.— reportaban desde un noticiero cualquiera de New York
—Se confirma la muerte del Dr Bruce Banner, mejor conocido como Hulk tras, y cito: Hincharse hasta estallar, aún en su forma de Hulk, es el cuarto Vengador muerto desde la trágica disolución del equipo.
—informaba la CNN
—Control de daños lamenta hoy otro aniversario del ya ahora llamado "Miércoles Gris" que costó la vida de tres vengadores y otros justicieros clandestinos, sin contar las cientas de muertes aquel día.
— decía la reportera del noticiario matutino
—Un aumento de crimen tras la muerte del criminal Wilson Fisk y el renacer de la pandilla a cargo del apodado Mr Negative ¿Qué le pasó al amigable vecino?— preguntaba un reportero de la NBC
—¿Juzgamos de más a Spider-man? La respuesta les será ambigua, esto no es una disculpa— se leía en un encabezado escrito por el mismísimo Johan Jameson en su periodico
—Hoy se cumplen catorce años del "Miércoles Gris" y así es el luto neoyorquino tras casi dos décadas, para el Daily Bugle TV, soy Betty Brand— informaban en la televisión, por el noticiero conducido por una ya mayor Betty Brand
—Actualidad - Queens.
El reloj despertador sonaba con fuerza, despertando así con cierta molestia a un joven pelirrojo de dieciséis años, el cual estaba tan solo vestido con un bóxer amarillo y una camiseta roja de manga corta con el logo amarillo de la banda Nirvana en ella. El joven oprimio el despertador y se giro hasta quedar con la vista directo al techo, viéndolo fijamente, ante la quietud de la mañana, o al menos la que un hogar en Queens le podía dar.
—¡Ben!— llamó una mujer desde el piso de abajo —¡Es hora del desayuno, llegaras tarde a la escuela!— advirtió aquella mujer, a lo que el chico, de nombre Ben, dio un pequeño suspiro y una vez sentado al borde de su cama, habló
—¡Ya voy Tia!— grito el joven, levantándose mientras se tallaba los ojos con ambos puños y bostezaba; Ben entonces se tomó un momento para ver su tan "ordenado" cuarto
Aquel cuarto si bien no era el más pequeño, tampoco era enorme, lo suficiente para tener una cama, escritorio y suficiente espacio para un par de muebles y un armario unido al muro para ahorrar espacio; la decoración solo se valía de color celeste para las paredes y un montón de posters de bandas, series o cómics decorando la misma. Ben esquivó un par de prendas en los suelos de su habitación y avanzo hasta su armario, sacando una camiseta gris, unos vaqueros y una chaqueta de color azul marino con dos franjas grises a los lados. Ben se acercó con rapidez a su escritorio, el cual para ahorrar espacio contaba con un gran espejo unido a la pared sobre el mismo.
—Wow.. esto es nuevo— se dijo a si mismo Ben, notando que al quitarse la camiseta, contaba con una musculatura leve, pero mayor a la noche anterior; Ben simplemente tocó con la llena de sus dedos índice y anular sus triceps y brazo, marcando una pequeña sonrisa
Entonces, de nueva cuenta aceleró su paso, se le hacia tarde. Al ponerse la camiseta gris, el joven dejó ver que está tenía impresa la imagen de Anna Frank sosteniendo una barra de jabón, claramente editada para aquella camisa; se puso con rapidez el pantalón y tomó su mochila aún abierta y con sus útiles a medio acomodar. Y entonces, antes de salir, Ben echo desde el marco de su puerta un vistazo a una fotografía recargada en una lámpara de lava color rojo; aquella fotografía era una donde sus padres y él, con apenas dos años, posaban en un día de playa, un cálido recuerdo para iniciar el día, un día que sin duda, iba a marcarlo.
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