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Venganza

Mientras Ben, Cerbero y Charlie discutían los últimos acontecimientos, Cerbero entregó a Ben una carta proveniente de Beelzebub, en ella, ella expresaba la ofensa que represento su ausencia en la fiesta de los pecados capitales y exigía su presencia en una reunión. Inicialmente, los tres leyeron la carta con evidente molestia, pero pronto una idea comenzó a formarse en la mente de Ben. Recordando la promesa que le había hecho a Cerbero de acabar con Beelzebub cuando tuvieran la oportunidad, y consciente de que probablemente ninguno de los otros pecados capitales estaba de acuerdo con sus ideales (y posiblemente le guardaban rencor por derrotar a Belial), Ben decidió aceptar la invitación.

Sin embargo, Ben no planeaba ir solo. Formó un grupo compuesto por Cerbero, su leal amigo y poderoso aliado; Charlie, cuya perspectiva única sobre la redención podría ser valiosa; Velvet, quien, a pesar de su odio hacia Ben, se había convertido en su asistente personal y Adán, el ángel caído, cuya presencia serviría como un recordatorio del poder de Ben.

El grupo se preparó para embarcarse en un viaje hacia el territorio de Beelzebub, conscientes de que estaban entrando en lo que podría ser una trampa elaborada o, en el mejor de los casos, una tensa negociación.

Mientras se alistaban para partir, Ben instruyó a sus lugartenientes sobre cómo manejar el imperio en su ausencia, consciente de que su partida podría ser vista como una oportunidad por aquellos que se oponían a su gobierno. Con determinación y una mezcla de anticipación y cautela, el grupo partió hacia el territorio de Beelzebub, cada uno con sus propias motivaciones y preocupaciones, pero unidos en su resolución de enfrentar lo que sea que los pecados capitales tuvieran planeado para ellos.

En otro rincón del Infierno, Stolas se encontraba sumido en un estado de furia e inconsolable dolor. La noticia de la muerte de Blitzo a manos de lo que él consideraba un "sucio perro" había llegado a sus oídos, desatando una tormenta de emociones en el príncipe infernal. A pesar de que su relación con Blitzo había terminado hace tiempo, Stolas aún albergaba fuertes sentimientos por él, y enterarse de su brutal final fue un golpe devastador.

Consumido por la ira y el deseo de venganza, Stolas decidió tomar cartas en el asunto. Utilizando sus poderes de teletransportación, se materializó justo frente al grupo de Ben momentos antes de que partieran hacia el territorio de Beelzebub, por pura coincidencia.

Con una voz que resonaba con poder y furia divina, Stolas exigió: "¡Exijo la cabeza del asesino de mi amado! ¡El perro llamado del título Cerbero de este distrito pagará por lo que ha hecho!"

Charlie, reconociendo inmediatamente al poderoso demonio, se acercó a Ben con evidente preocupación. "Ben," susurró urgentemente, "ese es Stolas, uno de los duques infernales más fuertes. Su poder está casi a la par de un pecado capital, esto es muy peligroso."

Ben, evaluando rápidamente la situación, se volvió hacia Cerbero, quien ya estaba en posición de combate. "¿Quieres encargarte de esto?" preguntó Ben.

Cerbero asintió, sus ojos brillando con determinación. "Sí, pero necesito que desactives todas las limitaciones de mi armadura. Quiero ver los límites de mi fuerza, si voy a enfrentarme a Beelzebub, necesito saber de lo que soy capaz."

Ben dudó por un momento, consciente de los riesgos que implicaba liberar todo el poder de Cerbero. Sin embargo, la amenaza que representaba Stolas y la confianza que tenía en su amigo lo llevaron a tomar una decisión.

"De acuerdo," dijo Ben, activando un comando en su Omnitrix. "Todas las restricciones están desactivadas ahora, ten cuidado, amigo."

Cerbero dio un paso al frente, su armadura zumbando con energía recién liberada. Stolas, reconociendo el desafío, desplegó su aura demoníaca, el aire a su alrededor crepitando con poder ancestral.

"Vamos a ver de qué estás hecho, perro," gruñó Stolas, sus ojos brillando con una luz sobrenatural.

Cerbero, sin dejarse intimidar, adoptó una postura de combate. "Te mostraré por qué soy digno de mi titulo," respondió, su voz cargada de determinación.

Mientras los dos poderosos seres se preparaban para chocar, Ben, Charlie y el resto del grupo observaban con una mezcla de anticipación y temor. Este enfrentamiento no solo determinaría el destino inmediato de Cerbero, sino que también serviría como una prueba crucial de su fuerza antes de enfrentarse a Beelzebub y los otros pecados capitales.

El choque entre Cerbero y Stolas fue inmediato y espectacular. Cerbero, con su armadura liberada de restricciones, se lanzó hacia adelante con una velocidad sorprendente, sus puños, envueltos en energía infernal, impactaron contra una barrera mágica que Stolas conjuró en el último segundo.

Stolas contraatacó con un movimiento de su mano, enviando una lluvia de plumas afiladas como cuchillas hacia Cerbero. La armadura de Cerbero resistió el ataque, pero algunas plumas lograron penetrar, causando cortes superficiales.

Cerbero activó los propulsores de su armadura, elevándose en el aire para igualar la ventaja de vuelo de Stolas. El príncipe infernal, sin embargo, demostró ser un oponente formidable en el aire. Con un chasquido de sus dedos, Stolas abrió portales dimensionales alrededor de Cerbero, lanzando ataques desde múltiples ángulos.

La batalla se convirtió en un torbellino de movimientos rápidos y ataques devastadores. Cerbero utilizaba la tecnología avanzada de su armadura para contrarrestar la magia ancestral de Stolas. Rayos de energía chocaban contra hechizos arcanos, creando explosiones de luz que iluminaban el cielo infernal.

Stolas demostró su dominio sobre el espacio y el tiempo, quebrndo la realidad alrededor de Cerbero para confundirlo. Pero el Hellhound, con su entrenamiento y experiencia, logró adaptarse rápidamente, utilizando los sensores de su armadura para predecir los movimientos de Stolas.

En un momento crucial, Stolas invocó una lluvia de meteoritos infernales Cerbero, en lugar de esquivarlos, los enfrentó de frente. Utilizando la fuerza aumentada de su armadura, comenzó a golpear y desviar los meteoritos, enviándolos de vuelta hacia Stolas.

El príncipe infernal, sorprendido por esta táctica, tuvo que crear un escudo mágico masivo para protegerse. Aprovechando esta distracción, Cerbero se lanzó a través de la lluvia de meteoritos y logró conectar un poderoso golpe en el pecho de Stolas atravesando su escudo.

El impacto envió a Stolas volando hacia atrás, pero el príncipe se recuperó rápidamente. Sus ojos brillaron con una luz sobrenatural y, de repente, el mundo alrededor de Cerbero comenzó a distorsionarse. El Hellhound se encontró luchando no solo contra Stolas, sino contra versiones alternativas de sí mismo provenientes de diferentes líneas temporales.

Cerbero, sin embargo, no se dejó abrumar. Activando todos los sistemas de su armadura, creó un campo de energía que disipó la ilusión. Luego, concentrando toda la potencia de sus armas, lanzó un rayo de energía masivo hacia Stolas.

El príncipe respondió con un hechizo igualmente poderoso. Los dos ataques chocaron en el aire, creando una explosión de energía que sacudió todo el área circundante.

Cuando el polvo se asentó, tanto Cerbero como Stolas estaban de pie, jadeando y visiblemente agotados. La batalla había sido verdaderamente pareja, demostrando que el poder de Cerbero, potenciado por la tecnología de Ben, estaba a la altura de un duque infernal.

Los dos combatientes se miraron fijamente, el respeto mutuo comenzando a reemplazar la hostilidad inicial y pero no el deseo de sangre por parte de Stolas. Era claro para todos los presentes que esta pelea podría continuar indefinidamente sin un claro vencedor.

La breve pausa en el combate duró solo unos segundos antes de que Stolas y Cerbero se lanzaran nuevamente el uno contra el otro. Esta vez, Stolas invocó su báculo real, un artefacto antiguo que brillaba con poder arcano. Cerbero, en respuesta, materializó una espada de energía desde su armadura.

Los dos chocaron en el aire, el sonido del metal contra energía resonando por todo el Infierno. Cada golpe generaba ondas de choque que agrietaban el suelo debajo de ellos. Stolas demostraba una gracia y precisión sobrenatural en sus movimientos, mientras que Cerbero compensaba con fuerza bruta y adaptabilidad tecnológica.

Stolas comenzó a recitar un antiguo hechizo, sus palabras hicieron temblar los alrededores de Cerbero. El Hellhound se encontró luchando contra la gravedad misma, su armadura trabajando al máximo para mantenerlo estable. Pero Cerbero no se rindió.

Activando un nuevo protocolo en su armadura, generó un campo de anti-gravedad que no solo contrarrestó el hechizo de Stolas, sino que le permitió moverse, aunque no del todo cómodo.

El príncipe infernal, sorprendido por esta adaptación, cambió de táctica. Con un movimiento de su mano, convocó a espíritus antiguos del Infierno para que atacaran a Cerbero. Decenas de entidades espectrales rodearon al Hellhound, intentando atravesar su armadura.

Cerbero, sin embargo, estaba preparado. Su armadura emitió un pulso de energía que disipó a los espíritus, y contraatacó lanzando una serie de misiles guiados hacia Stolas. El príncipe los esquivó con elegancia, pero no se dio cuenta de que los misiles se reagruparon y volvieron a atacar desde diferentes ángulos.

La explosión resultante envolvió a Stolas en una bola de fuego, pero cuando el humo se disipó, el príncipe emergió protegido por un campo de fuerza mágico. Sus ojos brillaban con una intensidad aún mayor, y con un grito, liberó una onda de energía psíquica que golpeó a Cerbero con la fuerza de un maremoto mental.

Cerbero sintió como si su mente estuviera siendo desgarrada, pero los sistemas de su armadura reaccionaron rápidamente, estabilizando sus ondas cerebrales y permitiéndole mantener el control. Aprovechando el momento de sorpresa de Stolas ante su resistencia, Cerbero activó los propulsores de su armadura al máximo y embistió al príncipe con toda su fuerza.

El impacto fue tremendo, enviando a ambos combatientes en espiral hacia el suelo. Crearon un cráter masivo al aterrizar, levantando una nube de polvo y escombros. Por un momento, todo quedó en silencio.

Luego, desde la nube de polvo, emergieron dos figuras. Stolas y Cerbero, ambos magullados, pero aún de pie, se miraron fijamente. El respeto mutuo en sus ojos era evidente, pero también lo era su determinación de continuar la batalla.

Stolas comenzó a brillar con una luz sobrenatural, su forma volviéndose cada vez más etérea y poderosa. Cerbero, por su parte, activó los últimos protocolos de emergencia de su armadura, la energía arremolinándose a su alrededor en un torbellino de poder tecnológico.

Los dos se prepararon para lo que parecía ser su ataque final, la tensión en el aire era palpable mientras todos los presentes contenían la respiración, esperando ver el desenlace de este épico enfrentamiento.

Mientras Cerbero se preparaba para su ataque final, una sensación familiar pero mucho más intensa comenzó a recorrer su cuerpo. La energía que fluía a través de su armadura blanca empezó a resonar con el poder robado de Vox y Valentino que yacía dormido en su interior. Esta resonancia desencadenó una reacción en cadena, iniciando una metamorfosis mucho más profunda y dramática que la anterior.

La armadura blanca de Cerbero comenzó a fundirse con su carne, ya no como un simple recubrimiento externo, sino fusionándose a nivel molecular. Su piel se tornó de un blanco brillante y pulido, con líneas de energía verde pulsando a lo largo de su cuerpo en patrones intrincados que recordaban a los uniformes de los Plomeros.

Su única cabeza comenzó a transformarse de una manera sorprendente. Dos protuberancias emergieron a ambos lados, creciendo rápidamente hasta formar tres cabezas distintas pero interconectadas. Cada cabeza tenía rasgos únicos pero complementarios, capaces de operar independientemente o en perfecta sincronía. Los ojos de cada cabeza brillaban con una intensa luz verde, reflejando la energía que fluía por su cuerpo.

El cuerpo de Cerbero creció en tamaño y masa, alcanzando casi el doble de su estatura original. Su musculatura se definió aún más, cada fibra reforzada con nanomáquinas que aumentaban su fuerza y resistencia exponencialmente. Sus manos y pies se transformaron en garras de una aleación blanca y verde, capaces de manipular la energía y la materia a voluntad.

De su espalda brotaron cuatro alas de energía verde pura, cada una capaz de reconfigurarse para formar escudos, armas o propulsores según fuera necesario. En el centro de su pecho, un núcleo de energía pulsaba con un poder inimaginable, su brillo verde intenso irradiando poder puro.

Su voz, ahora una amalgama de sus tres cabezas, resonaba con un timbre sobrenatural, capaz de modular frecuencias que podían alterar la realidad misma. Cada palabra que pronunciaba venía acompañada de ondas de energía verde visibles que distorsionaban el aire a su alrededor.

La transformación culminó con la manifestación de un aura de energía que combinaba la esencia tecnológica de Vox con la corrupción carnal de Valentino, todo filtrado a través de la naturaleza primigenia de Cerbero. Esta aura formaba patrones fractales en el aire, como un código digital infernal que reescribía la realidad misma.

Cerbero había trascendido el concepto de Overlord. Se había convertido en algo más: un Tecno-Demonio Primordial, una entidad que encarnaba la fusión perfecta entre la tecnología más avanzada y la magia demoníaca más antigua. Su presencia sola era suficiente para hacer temblar los cimientos del Infierno, y su poder rivalizaba con el de los Pecados Capitales mismos.

Ante esta transformación, incluso Stolas, en toda su gloria infernal, no pudo evitar dar un paso atrás, consciente de que el combate había alcanzado un nuevo nivel de peligro y poder.

El recién transformado Cerbero, ahora un imponente Tecno-Demonio Primordial, se lanzó contra Stolas con una velocidad y fuerza sobrecogedoras. El duque infernal, a pesar de su vasto poder, se encontró rápidamente a la defensiva.

"¡Imposible!" exclamó Stolas, sus ojos cósmicos dilatados por la sorpresa y el miedo. "¡Ninguna criatura del Infierno debería tener tal poder!"

Cerbero, con sus tres cabezas coordinadas en perfecta sincronía, respondió con una voz que resonaba como un coro infernal: "Ya no soy una simple criatura del Infierno, Stolas. Soy algo superior."

Cada golpe de Cerbero hacía temblar los cimientos del Infierno. Stolas conjuraba escudo tras escudo, pero las garras energéticas de Cerbero los despedazaban como si fueran de papel. El príncipe infernal intentó contraatacar con sus hechizos más poderosos, distorsionando el espacio y el tiempo alrededor de Cerbero, pero el Tecno-Demonio simplemente los atravesaba, su nueva forma inmune a tales trucos.

"¡Basta!" gritó Stolas, su voz quebrándose por primera vez en eones. "¡Esto es una locura!"

Cerbero detuvo su asalto, sus ojos verdes brillando con una mezcla de poder y compasión. "Tienes razón, Stolas. Esto ha ido demasiado lejos."

Para sorpresa de todos los presentes, Cerbero retrocedió, sus alas de energía plegándose tras su espalda. "No busco tu destrucción, Stola sintiendo porque me atacas, pero estos e termino

Stolas, jadeando y visiblemente magullado, miró a Cerbero con una mezcla de incredulidad y alivio. Por un momento, pareció que la batalla había terminado.

Sin embargo, el orgullo herido de Stolas no pudo aceptar tal humillación. Con un grito de rabia, el príncipe infernal reunió sus últimas fuerzas y lanzó un rayo de energía cósmica hacia la espalda de Cerbero.

"¡Cuidado!" gritó Ben, pero su advertencia era innecesaria.

Con un movimiento fluido, las alas de Cerbero se desplegaron, formando un escudo impenetrable que absorbió el ataque traicionero de Stolas. El Tecno-Demonio se giró lentamente, sus ojos ahora ardiendo con una furia fría.

"Me has decepcionado, Stolas," dijo Cerbero, su voz cargada de pesar y determinación. "Ofrecí misericordia, y respondiste con traición. El Infierno no puede evolucionar con seres como tú en el poder."

Antes de que Stolas pudiera reaccionar, Cerbero se movió con una velocidad cegadora. Sus manos, ahora convertidas en garras de energía pura, se cerraron alrededor del cuello del príncipe infernal. Con un movimiento preciso y despiadado, Cerbero giró, produciendo un crujido escalofriante que resonó por todo el campo de batalla.

El cuerpo de Stolas cayó al suelo, inerte, sus ojos cósmicos apagándose por última vez. El silencio que siguió fue ensordecedor, roto solo por el zumbido de la energía que aún emanaba de Cerbero.

Ben, Charlie y el resto del grupo observaban la escena, atónitos ante el poder y la decisión mostrados por Cerbero. El Infierno acababa de presenciar la caída de uno de sus más poderosos duques, y las repercusiones de este acto se sentirían en todos los círculos infernales.

Tras el impactante desenlace de la batalla, Cerbero, agotado por su transformación y el intenso combate, cayó de rodillas. Su cuerpo, aun irradiando energía, temblaba visiblemente. El dolor y el agotamiento se reflejaban en sus tres rostros.

"¡Cerbero!" exclamó Ben, corriendo hacia su amigo junto con el resto del grupo.

Entre jadeos, Cerbero levantó la mirada. "Tenía... tenía que hacerlo," murmuró con voz entrecortada. "No había otra opción."

Ben, conflictuado por la situación pero consciente del sacrificio de su amigo, asintió en silencio. No podía reprocharle nada a quien acababa de arriesgar su vida por protegerlos.

Con un esfuerzo visible, Cerbero alzó su mano al aire. Su voz, aunque débil, resonó con determinación. "Yo... me declaro un Beyond Overlord. He trascendido los límites de lo que se creía posible para un Overlord. He derrotado a un duque infernal, algo nunca antes logrado."

Charlie, visiblemente impresionada y preocupada, se acercó a Cerbero. "Necesitas descansar. Tu poder es asombroso, pero ha tomado un gran peaje en ti."

Cerbero negó con la cabeza. "La misión... deben continuar. Yo me quedaré atrás esta vez, necesito recuperarme." Dirigió su mirada hacia Charlie. "Por favor, cuida de Ben y del grupo. Confío en ti."

En ese momento, varios Hellhounds de la ciudad llegaron para asistir a Cerbero.

Sin embargo... Ben antes de que se lo llevaran Ben dijo incomodo "me siento mal pensé que cerbero era tu nombre y...

Cerbeero evento la mano deteniéndolo y dijo "se que aun te faltan cosas por saber, pero prefiero que me llamen por mi titulo... pero conociéndote no vas a dejar de molestarme hasta que te de mi nombre... mi nombre de nacimiento es Rook.

Ben solo asintió y dejo a los demás hacer su trabajo

Mientras lo ayudaban a ponerse de pie, el recién autoproclamado Beyond Overlord miró a Ben con determinación. No te detengas ahora. El Infierno necesita el cambio que estás trayendo."

Ben asintió, una mezcla de preocupación y resolución en su rostro. "Descansa, amigo. Continuaremos la misión en tu honor."

Mientras Cerbero era llevado para recibir atención, el grupo se preparó para reanudar su viaje hacia el territorio de Beelzebub. La atmósfera era tensa, cargada con la magnitud de los eventos recientes y la incertidumbre de lo que estaba por venir.

En otro lugar del Infierno, Octavia, la hija de Stolas, sintió una repentina oleada de poder recorrer su cuerpo. Sus ojos se abrieron de par en par, comprendiendo instantáneamente lo que significaba. "Padre..." susurró, una mezcla de dolor y asombro en su voz. El poded de STolas fluyo en su hija.

Simultáneamente, en las profundidades del Ars Goetia, Paimon, el poderoso rey y padre de Stolas, percibió la pérdida de su hijo. Su rostro permaneció impasible, pero un destello de emoción cruzó sus ojos por un instante. Se mantuvo en silencio, su mente ya calculando las implicaciones de este giro de los acontecimientos para el equilibrio de poder en el Infierno.

Con estos eventos entrelazados, el escenario estaba preparado para un cambio sísmico en las estructuras de poder infernales. Ben y su grupo se adentraban en territorio desconocido, conscientes de que sus acciones estaban remodelando el Infierno de maneras que ni siquiera ellos podían prever completamente.

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