015
El tiempo después de eso siguió transcurriendo.
Jimin volvió a la Universidad después de dos semanas con el instituto bajo investigación. Al parecer, varios alumnos Omegas de la facultad de derecho y economía también fueron acosados por el profesor Choi Hyunjoong. Y, lamentablemente, uno de ellos que recién había ingresado tras acabar la preparatoria, fue víctima de abuso físico.
Las cosas empeoraron después de allí, los padres de la víctima levantaron una denuncia nueva y con ello, el profesor Choi fue declarado como culpable bajo una condena de siete años de prisión. Muchos estuvieron en desacuerdo con el juez por el poco tiempo que le había dado a un ser humano despreciable. Pero bajo fianza todo era posible.
El dinero movía todos los hilos.
Jungkook no estuvo de acuerdo con que Jimin volviera a la Universidad después de todo aquel revuelo. Pero el Omega insistió, le quedaba solo pocos días para finalizar el último parcial y…
Abandonar la carrera.
Tomar esta decisión fue difícil, incluso lloró toda la madrugada mientras Jungkook intentaba hablar con él de manera razonable y explicarle el porqué sus decisiones deben ser fructíferas para su futuro. Fue una charla amena y emocional. Jimin puso en la mesa todo lo que llevaba sintiendo desde que era tan solo un niño.
Vivir atrapado en las exigencias de su madre lo consumió tanto hasta asfixiarlo.
Ahora que tenía a Jungkook en su vida, podía hacer cualquier cosa que quisiera.
Su vida amorosa jamás pudo ir mejor que ahora. Vivía con Jungkook, quien hace unos meses atrás era sólo un forastero en su camino. Durante todo este trayecto de aprendizaje y experiencias nuevas, no le quedó duda de que era el hombre que el destino y la madre luna le puso en su camino para siempre.
Pero todo lo bueno también tenía sus lados malos.
Fue alrededor de las siete y cuarenta cuando Jimin acabó el último parcial que le quedaba. Después de eso, se dirigió a la oficina del decano y presentó su solicitud de retiro. Fue un largo papeleo y charla, hasta que finalmente salió de la Universidad con un alivio sobre los hombros. Mientras caminaba hacia una tienda de comestibles, un auto muy lujoso estacionó frente a un hotel. Jimin le dio un vistazo fugaz, encontrándose cara a cara con el Omega pelirosa que hace un par de semanas atrás toqueteaba a su novio.
Duró días intentando investigarlo con ayuda del novio de Taehyung, quien trabajaba como policía local de Daegu. Pero no encontraron información sobre él. Sólo una vaga foto estudiantil. Pensó en darse por vencido pero él no era una persona que se rendía tan fácilmente.
Otra vez el destino ponía en su camino a las personas correctas para hallar la verdad.
Chan Hee ladeó la cabeza con los ojos fijos en el rubio de la otra esquina. Una sonrisa dibujó su rostro, y con un vago gesto de manos, lo llamó para que se acercara.
Jimin no tenía nada que perder, así que cruzó la calle y se dirigió a su persona.
—Nos volvemos a encontrar. —dijo Chan— Que coincidencia.
—Supongo. —replicó Jimin.
—Por tu cara y tu tono pienso que tienes algo que decirme. —con su mano le hizo una seña a su chófer para que les abriera la puerta del hotel. El cual era un cinco estrellas más costoso que la casa de Jimin— ¿Entramos? Hace frío aquí afuera.
Aceptó entrar junto a él al hotel, solamente porque tenía muchas cosas que preguntarle. Estaba actuando con impulsividad otra vez, pero este caso era necesario para quitar todas las lagunas que se habían hecho en su cabeza desde la última vez.
Llegaron a los pisos más altos y Chan deslizó la tarjeta de acceso por la cerradura hasta que la puerta cedió y abrió. Ingresaron juntos, pero Jimin tenía un nudo en la boca del estómago, producto de los nervios.
—¿Quieres algo de tomar? ¿Jugo? ¿Champán? ¿Agua?
Jimin negó.
—Lo que diré será rápido.
—Como quieras. —tomó asiento en el sillón de cuerina bajo el tintineo de una manta con cascabeles.
Jimin se sentó de frente, mirándolo sin alguna emoción o expresión que le delate los nervios.
—Te escucho. —indicó Chan.
—Esa noche donde tú y Jungkook estuvieron juntos, sé que era por trabajo, pero me gustaría saber qué tipo de relación tienen o tenían.
El pelirosa tomó una cereza del tarro sobre la mesa de vidrio y se la llevó a la boca antes de responder. Estaba siendo vacilante, pero Jimin ya lo imaginó al ingresar aquí.
—Jeon y yo. —murmuró sin interés— Fuimos compañeros sexuales un tiempo, nada más que eso.
Jimin tragó grueso, aunque tuvo una corazonada sobre esto.
—¿Por cuánto tiempo? —preguntó.
—No me acuerdo, tal vez seis meses, o más. —se encogió de hombros— Era bueno follando así que me lo quede un poco más mientras me sacaba de encima a mi ex. Quizás te estés preguntando si hubo más que eso, y la respuesta es no. —Jimin entrecerró sus ojos, quizás fue muy obvio— Jungkook no se toma en serio las relaciones y prefiere el sexo casual, y con lo ajetreado que es su trabajo, no lo culpo. El pobre tiene tanto peso en sus hombros que merecía una chupada al menos. ¿No crees?
La mirada de Jimin se desvió hacia el suelo, este era el precio que pagaba por ser tan curioso. Pero como el adulto que era, no dejaría que sus celos hicieran acto de presencia.
—¿Conoces su trabajo? —se armó de valor para mirarlo— Su verdadero trabajo, me refiero. Sé que tiene un negocio de vinos, pero tú y yo sabemos que no es así.
Chan esbozó una sonrisa.
—Estás cruzando la raya, ¿sabes?
—¿Qué?
—Hay una delgada línea entre lo que una persona te dice para mantener las apariencias y darte ilusiones, a lo que realmente es y muestra a tus espaldas. —Chan se levantó, acercándose a Jimin para tomar su mentón— La curiosidad mató al gato, Jimin. Si sigues indagando en su vida vas a terminar jodiendolo.
—¿De qué estás hablando? —se zafó de su agarre— Sólo quiero saber qué tanto hace, y tú pareces conocerlo muy bien, casi que escupes su partida de nacimiento para hacerme sentir inferior a ti.
—Es porque llevo conociendolo mucho más tiempo que tú. —lo apuntó— Eres un Omega corriente y ordinario a su lado, un estorbo más para él. Pero desgraciadamente ese idiota está encaprichado contigo y no te va a soltar si tú no lo haces primero. —Jimin hizo el mayor esfuerzo de fingir que esas palabras no le dolieron. Chan se incorporó y caminó hacia la cocina en busca de la botella de champán— No te pongas a llorar por decirte la verdad. Tú no perteneces a nuestro mundo, y creo que también eres consciente de eso.
—¿Y según tú, por qué no? —se acercó a donde se encontraba, mirándolo con ojos fulminantes.
—Ah, realmente eres molesto e insistente. —llenó una copa de champán y se la entregó a Jimin— Bebe, necesito que estés ebrio para que escuches lo que voy a decirte.
Jimin bufó y tomó la copa bebiendo todo el líquido. Chan alzó una ceja en su dirección.
—Habla. —ordenó.
—Me caes realmente mal, y odio a los chicos revoltosos como tú. —ambos se miraron desafiantes— Pero si tanto quieres saberlo, entonces bien. Será un placer romper una relación.
Chan cruzó el umbral de la puerta y se dirigió a su habitación para sacar su maleta. Tras revisar su interior, sacó un papel en japonés y se lo entregó a Jimin.
—Mira la foto en la parte inferior derecha.
Jimin observó la fotografía, pero sólo vio un rostro difuminado y un texto en japonés. Pero las siglas marcadas en rojo se encontraban en inglés, y mencionaban a un clan apodado “el dragón”.
—¿Por qué me das esto? —preguntó.
—Ese periódico se anunció hace ocho meses atrás en Tokyo. La policía recibió una denuncia anónima sobre el miembro líder de una mafia apodada “el clan dragón”, con delitos blancos que alertó a la policía. El líder de esta mafia huyó a Seúl hace cinco meses, y la ley sigue buscando su paradero. Este mafioso no sólo tiene problemas de difamación, si no que también está siendo buscado por un clan enemigo que quiere arrebatarle su actual trabajo. En pocas palabras, este Alfa no sólo está jodido por la policía, también lo está con la misma mafia. Si uno de los dos lo encuentra, se acabó para él. ¿Quieres saber su nombre?
Jimin apretó el papel con un retumbar arrasador en su corazón. El estómago le burbujeaba y quería vomitar el champán que había bebido hace poco.
—Tú lo sabes. —Chan se acercó a Jimin— Así que dilo.
—No. —murmuró— Estás mintiendo.
—Jimin, no seas ingenuo. —su aliento chocó contra su rostro— Ambos somos Omegas y tenemos un instinto que nos avisa sobre cualquier presentimiento. Tu cara es tan obvia que sé lo que estás pensando. Así que dilo.
—Jungkook. —pronunció— La persona de la que hablas, es Jungkook.
Chan sonrió ladino.
—Sabía que no eras tan tonto. Ahora dime, ¿qué vas a hacer con esta información? ¿Le romperas el corazón al hombre que ha descuidado su vida por ti, o serás el justiciero que lo delate?
—Yo… —su cabeza daba vueltas, no podía responder con claridad si su cuerpo y su mente no estaban sincronizados.
Chan lo observó en silencio, detallando cada parte de su rostro. Jimin lo miró tembloroso y cayó sentado sobre el sillón.
—¿Qué le echaste a la bebida? —murmuró, agarrándose el estómago.
—No le puse nada, ¿por quién me tomas?
—¿Entonces por qué me siento así?
—¿Y me lo preguntas a mí? No soy doctor.
Jimin sostuvo su estómago con un fuerte dolor que lo debilitó. Chan Hee maldijo entre dientes y se dirigió a la cocina para buscar un vaso de agua y dárselo.
—Si te mueres aquí, quedaré como el único sospechoso, así que levántate y vete.
—Espera…
El rubio se levantó pero sus piernas flaquearon. En consecuencia, su cuerpo se desplomó en el suelo con la piel fría y sudada.
—Oye. —Chan Hee se agachó, tocando su mejilla— No juegues así, levántate. ¡Hey!
Tras no recibir respuesta, se levantó y tomó su teléfono. Varios tonos transcurrieron hasta que la voz gruesa de Jungkook resonó al otro lado.
—¿Para qué me llamas?
—Tu novio está aquí. —avisó.
—¿Qué?
—Sólo ven, está… bueno, cayó inconsciente en el suelo y no quiero ser acusado de homicidio.
—Chan Hee. —gruñó, al fondo se escuchó una puerta siendo tirada— Más te vale que tengas una explicación razonable del porqué tú y Jimin están juntos, de lo contrario, voy a entregarle tus extremidades a tu padre en una puta bolsa de basura.
La llamada se colgó. Chan bufó, observando la pantalla del teléfono en negro junto a la amenaza del Alfa retumbando en sus oídos.
¿Este maniático qué estaba dispuesto a hacer por un simple Omega?
[🖤]
El timbre sonó. Chan se levantó del sillón y corrió hacia la puerta, pero al instante en abrirla, Jungkook entró como una bala tomándolo del cuello.
—¿Dónde está? ¿Qué le hiciste?
—Espera… —se sujetó de sus hombros, buscando oxígeno— No le hice nada, él vino a mí.
En la sala se visualizó Jimin recostado de un mueble. Jungkook soltó a Chan, tirandolo en el suelo, y se agachó frente a Jimin, tocando su mejilla.
—Está ardiendo en fiebre. ¿Qué estaban haciendo antes de que se desmayara?
Chan, con una mano sobre su cuello adolorido, habló.
—Él quería saber sobre ti y le dije la verdad. Después comenzó a actuar extraño y se desmayó. No le hice nada.
Jungkook miró al Omega pelirosa con sus ojos abiertos de par en par.
—¿De qué verdad estás hablando?
—La tuya. —Jungkook levantó a Jimin en peso y caminó en silencio hacia la salida. Chan lo tomó del brazo— Oye, acabo de hacerte un favor. Si tú crees que este chico es el amor de tu vida, lo sabrás una vez que despierte. Tiene dos opciones. O delatarte, o guardar tu secreto. No estás en condiciones de jugar a la casita, Haru ya sabe de él y sabe que estás vivo. Si no quieres que la vida de un inocente se perjudique, toma bien las decisiones.
Jungkook inhaló hondo.
—No tenías que abrir la boca disfrazando tus celos con un “favor”. Yo sé perfectamente lo que estoy haciendo.
Salió de la habitación con Jimin en sus brazos colgando como un manto.
Pidió el primer taxi y llegó hasta el hospital de Gashin. Una enfermera se detuvo al ver su rostro atractivo y el chico en sus brazos, así que lo llevó inmediatamente a una habitación para atenderlo. Durante ese rato de espera, su cabeza se convirtió en un cuenco vacío. No pensaba ni podía sentir nada bajo las circunstancias en las que se encontraba. Mentiría si dijera que no tenía miedo, porque en el fondo, estaba aterrorizado de cualquier palabra que saliera de la boca de Jimin.
Ni siquiera cuando estuvo frente a la muerte, tuvo tanto miedo.
—¿Jungkook? —la enfermera salió de la habitación buscando al Alfa. Él se levantó tras oír su nombre.
—Aquí. ¿Cómo está?
—Está bien, los resultados saldrán en un momento, puede pasar a verlo mientras los retiro en el laboratorio.
—Gracias.
Los pasos hasta la habitación de Jimin eran sumamente pesados. Cargados de una sensación abrumadora. Con esfuerzo entró a la sala, mirando a Jimin en la camilla con una vía atravesando su brazo.
Cuando sus ojos se encontraron, Jungkook se detuvo en seco.
Jimin lo miró inexpresivo, pero no por estar molesto, sólo, no sentía nada en estos momentos. Estaba en blanco.
—La doctora dijo que estabas bien y que..-
—¿Eres un mafioso? —lo interrumpió.
No se esperaba que fuese a preguntarlo directamente. Pero viniendo de Jimin, era lo más razonable.
—¿Mi respuesta cambiará algo entre nosotros? —caminó lento hasta la camilla, quedando a escasos centímetros de Jimin.
—Eso depende de ti.
—Podemos hablarlo en otro momento.
—No habrá otra oportunidad de hablarlo si no me lo dices ahora. —el muro que había logrado derrumbar, nuevamente se alzaba frente a ellos.
Jungkook suspiró.
—Sí. Lo soy.
Jimin apartó la mirada, eso desconcertó al Alfa.
—¿Por qué no me dijiste la verdad cuándo te dí la oportunidad de hablarlo?
—No es un tema que sea fácil de mencionar. Pero estoy seguro que tuviste sospechas desde que nos encontramos, así que, ¿por qué finges sorpresa?
—Por supuesto que sospechaba algo turbio. —lo miró molesto— Pero no llegué a ese extremo de pensar que eras un mafioso.
—Bueno, ya no es un secreto. Chan Hee te contó todo, aún cuando yo no planeaba decírtelo todavía. Me dejaste claro desde el inicio que si te encontrabas con uno de ellos, no dudarias en llamar a la policía. No iba a arriesgarme de esa manera. Temía perderte.
—¿Dices que ocultaste todos estos meses que eras un mafioso, para no perderme?
Jungkook asintió.
—Era eso o nada. Tuve mis razones y todas giran entorno a ti. Si no te hubieras convertido en alguien importante en mi vida, no me hubiese importado contarte la verdad. Puedes enojarte conmigo todo lo que quieras, pero era mi forma de protegerte, y protegernos.
El muro se derrumbó otra vez. Jimin suavizó el rostro y bajó la mirada. Honestamente, no tenía intenciones de pelear con él, ni mucho menos buscar tantas explicaciones una y otra vez. Lo hecho, hecho está. Estaba enamorado y no podía volver el tiempo atrás.
Jungkook acarició su cabello, llamando su atención. Al mirarse bajo la distancia que los separaba, el Alfa se inclinó y dejó un beso en su boca. Jimin bufó, sacándole una pequeña sonrisa al mayor.
—Sabía que éramos iguales. —murmuró Jungkook contra la boca de Jimin— Estás en una camilla después de enterarte quién soy en realidad, y en vez de gritarme y pelear, me sigues un beso para después hacerte el tonto.
—Supongo que no tengo la energía para cuestionar nada. O simplemente estoy cegado por ti.
—Mis preocupaciones fueron en vano.
Jimin tiró de su cabello y volvió a besarlo. El sedante fue efectivo, o en realidad le importaba poco lo que era Jungkook. Dicen que el amor es ciego y te hace cometer cientos de errores, probablemente este era uno de esos. El amor lo consumió, no tenía escapatoria.
No podía escapar de él.
La enfermera ingresó a la habitación, deteniéndose en seco tras la escena íntima que presenció.
—Ah, aquí están los resultados. —dijo avergonzada.
Jungkook cortó el beso y tomó el sobre.
—Gracias.
—¿Estoy bien, no? ¿Puedo irme ahora? —inquirió Jimin.
Jungkook leyó los resultados, pero su ceño se frunció al leer los párrafos entre líneas.
—Enfermera, ¿está segura que estos son los resultados correctos? —Jungkook le mostró el papel.
—Por supuesto. ¿Hay algún problema?
Jimin le quitó el papel a Jungkook y se sentó para leerlo. Su rostro palideció casi al instante.
—Tiene que ser un error. —dijo— Yo no puedo tener cachorros porque soy un Omega recesivo, hasta hace poco tuve mi primer ciclo.
La enfermera los miró a ambos y sonrió de oreja a oreja.
—Es posible, sólo cuando tienes contacto físico con un Alfa dominante. En este caso, tu novio. —señaló a Jungkook— Sólo él es capaz de dejar su esperma y hacerte fecundar un bebé. Tu cuerpo se prepara en el acto sexual para recibirlo. Así que es posible quedar en cinta siendo recesivo. Felicidades a ambos, serán unos apuestos padres.
Jimin y Jungkook se miraron mutuamente con la misma expresión. La enfermera los dejó a solas para cotillear con las otras enfermeras sobre la escena romántica y de película que había presenciado.
El rubio se levantó la camisa y tocó su vientre, aturdido. Jungkook se sentó a su lado y deslizó sus dedos por su cabello, buscando su mirada.
—Me hiciste un bebé. —dijo Jimin con las mejillas ruborizadas— Si no me sintiera tan débil, te estrangularía aquí mismo.
—Lindo. —sonrió.
Jimin lo fulminó con los ojos.
—¿De qué te ríes?
—Nuestra calentura nos trajo un regalito, ¿no te sientes feliz? Porque yo sí. Mira que treinta y dos años ya es mucho. Necesitaba un heredero en el trabajo.
Jimin lo golpeó con la almohada, sacándole una carcajada.
—¡No convertirás a mi bebé en uno de los tuyos!
—¿Entonces te convierto a ti? —le sostuvo la muñeca, rozando sus bocas. Jimin se mordió el labio, sosteniendole la mirada por mucho que quisiera matarlo aquí mismo. Jungkook lo recostó de la camilla y se abalanzó sobre su cuerpo— Ya está, Park. Las cosas ya están hechas de esta forma, depende de ti aceptar todo lo que tengo para darte. Si me das una respuesta sincera, tomaré medidas a partir de ahora. Las cosas cambiarán.
—Pero —sus ojos se cristalizaron—, te busca la policía y hay unos lunáticos detrás de ti. ¿Cómo puedes pretender que estemos bien si mi vida y ahora la de este cachorro en camino, peligran? ¿Llegaste a pensar en eso?
—Claro que lo hice. Tomé en cuenta todo lo que te puedas imaginar, incluso tu futuro. No seré un egoísta y pedirte que dejes todo por mí. Pero quiero que confíes en mi palabra desde ahora. Soy consciente de todos los peligros que hay detrás, pero nadie se atreverá a tocarme un pelo mientras sepan que estoy vivo. Déjame a mí todo, y tú enfócate en cuidarte. Ya no eres un estudiante normal de medicina. Ahora eres la pareja del líder del clan dragón, y en consecuencia, el padre de su hijo. ¿Entiendes lo que intento decirte?
Jimin lo entendía, pero era confuso. ¿Eso qué significaba?
—¿Tengo la opción de salir corriendo? —bromeó.
Jungkook pinchó su mejilla.
—Incluso en momentos así te da por ser chistoso.
—Bueno, de mis desgracias me tengo que reír. —Jungkook le dio una mirada descolocada. Jimin le tiró de su labio, besándolo y metiendo su mano entre las hebras de su cabello negro— Es broma —susurró mediante el beso— quiero estar contigo.
Volvió a tirar de su boca, ensimismado en tenerlo sobre su cuerpo con sus manos alrededor de su cuello como un collar. El eco de embarazo yacía sobre sus piernas, recordándoles a ambos la realidad que tenían frente a sus ojos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro