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014

Una caja entera de cigarrillos usados adornaba la mesita en la sala de estar. El sol ya había salido por la mañana y los pájaros cantaban sobre el tejado. Pero Jungkook no había pegado el ojo en toda la noche. Y todo gracias a Jimin. El Omega se mantuvo encerrado toda la noche en su habitación sin salir siquiera a comer algo. Jungkook quiso darle su debido espacio para no presionarlo.

La situación con su madre se había salido completamente de sus manos. Por la mente de Jungkook pasaron muchas cosas, una de ellas era darle una lección a su querida suegra. Já, lo tenía más que merecido, por supuesto. Pero después de pensarlo un poco, decidió no actuar imprudente.

Se trataba de la madre de su Omega, por muy molesto que estuviera, tentar contra la vida de la familia de Jimin no estaba en sus planes. No era esa clase de criminal.

No era como su padre.

La incertidumbre de querer saber un poco de la vida de Jimin, lo llevó a un abismo de dudas con respecto a su relación. Le quería, eso era un hecho. No iba a dejar a Jimin por mucho que estuviera molesto. El primer paso para su relación era hablar sobre las cosas que les preocupaban. Si bien, Jungkook no tenía moral para decir eso, por lo mismo de que le ocultaba demasiadas cosas a Jimin. No deseaba que su relación se basara en reprimir las emociones del otro.

Tenía que hacer algo al respecto.

Se levantó del sofá con el dolor de espalda matandolo por dentro. Se acercó a la habitación de Jimin y alzó el brazo para tocar la puerta, pero el Omega la abrió de golpe, topandose frente a frente con Jungkook.

—Eh, buenos días. —dijo Jungkook, rascándose la nuca.

Jimin lo miró avergonzado y pasó por un costado para dirigirse al baño. Jungkook quedó desconcertado tras ser ignorado. Entendía que estaba sensible por lo de anoche, ¿pero era necesario pagarlo con él? ¿Acaso hizo mal en defenderlo?

Tras una rápida ducha, Jimin se dirigió a la cocina para prepararse un poco de yogurt con cereal. Jungkook se secaba el cabello en la sala, mirándole dudoso, sin saber cómo actuar a continuación. Nunca pensó que terminaría en esta situación. Él, un mafioso respetable, siendo acorralado por un Omega doce años menor que él.

Já.

Se colocó una camisa de botones negra dejando parte de su pecho descubierto, y unos pantalones de gabardina junto a un cinturón de cuerina. Por lo menos Wooyoung le había dejado algo de ropa antes de irse.

Jimin se volteó con el tazón, pero quedó boquiabierto al ver a Jungkook vestido de esa forma. El Alfa se arregla el cabello con un aura peculiar. Pero no le quiso dar mucha importancia, aún sentía vergüenza por lo de anoche.

Jungkook se sintió feliz de ver que había obtenido la atención de Jimin, pero esta felicidad desapareció cuando el rubio pasó de largo hacia su habitación. Sin dirigirle siquiera la palabra.

—¿Pero qué carajos..?

Estaba confundido, ¿de verdad había hecho algo malo?

De todas formas, no tenía tiempo para adivinanzas. Se acercó a la puerta y habló, aún sabiendo que probablemente Jimin no le respondería.

—Saldré. —avisó— No hagas nada tonto mientras no estoy.

Sin respuesta. Era muy desconcertante la situación, pero intentó no darle vueltas, se marchó finalmente tras esperar unos cuantos segundos para ver si Jimin respondía algo. Aunque sea un “Adiós”.

Jimin se mordió el labio, cayendo de espaldas en la cama y cubriéndose el cuerpo con las mantas. ¿A dónde se supone que iba? ¿Desde cuándo sale tanto? ¿Con quién se ve? ¿Estará molesto por lo de anoche? Jimin tenía cientos de preguntas que no era capaz de hacerle a Jungkook por más que quisiera.

Agh, que molesto era todo esto.

[🖤]

Comprarse un celular, listo.

Comprar ropa nueva, listo.

Ahora sólo faltaba una cosa por hacer.

Entró al restaurante del hotel, pidiendo la mesa que había reservado su acompañante. Tomó asiento cerca de la fuente, mientras se llevaba a los labios una copa de vino. El olor le recordaba a Jimin, pero su Omega olía mucho más delicioso que esto.

—¿Señor Jeon?

Jungkook alzó el rostro, mirando a un chico de baja estatura, cabello rosado y piel lechosa. Este le sonrió, mostrando una perfecta dentadura blanca.

—Chan Hee. —se levantó para ofrecerle un asiento.

—Fue muy inesperada su llamada, señor Jeon. —dijo el chico, mirando al Alfa con ojos seductores.

—Lamento la interrupción, de seguro estabas muy ocupado. —respondió, aplicado un tono más sereno y grave.

—Para nada, siempre estaré disponible cada que decida llamarme. Ya lo echaba de menos.

Jungkook sonrió divertido. Era tan típico estos encuentros que ya no le causaban ni una pizca de emoción. Hace mucho tiempo que no quedaba con un Omega adinerado para follar, o al menos desde que está con Jimin. Chan Hee fue uno de sus tantos acompañantes de cama cuando ambos residían juntos en Japón. Era un Omega bastante listo y coqueto, quien no le importó serle infiel a su novio con él.

Pero no estaba aquí para revivir el pasado.

—Supongo que debes de saber porque te llamé. —dijo, un poco más serio.

—Claro, su guardaespaldas me dijo que recibiría una llamada de su parte para encontrarnos. Al principio pensé que era una broma, ya que, muchos lo creen muerto. Pero después de verlo aquí, confirmo mis sospechas.

—Bien. Entonces iré al grano. —se cruzó de brazos, mirándole fijamente a los ojos— ¿Tienes conexiones todavía con Haru Kamatsu?

—Haru, ¿habla del Alfa que lo está buscando para matarlo? —sonrió— ¿Por qué quiere saber eso?

—Hay unos asuntos que debo tratar con él, pero vine a ti porque sé que te gusta jugar sucio con la mafia. ¿Tu padre sabe que le chupas la polla a su enemigo más grande? —Chan Hee soltó una carcajada.

—Vaya, si no lo conociera, diría que me está amenazando. —el Alfa entrecerró los ojos— Bien. Corté todo lazo con Haru, pero sé que está trabajando de manera turbia en un club nocturno de Tokyo. Utiliza a los grandes magnates para sacarles dinero con ayuda de los Omegas que trabajan para servicio vip.

—¿Servicio vip?

—Ya sabe. Los servicios que usted pagaba para acostarse con Omegas en su ciclo de celo. Sin embargo, la diferencia entre este club y los que usted frecuentaba. Es que Haru utiliza a Omegas recesivos y menores de edad. En su mayoría, no pasan de los veinte años. Ellos se acuestan con estos Alfas adinerados y tras una buena paga, Haru se queda con el dinero. Al parecer, está quebrado hasta los huesos, no tiene ni un centavo.

—Entonces, quiere quedarse con el terreno porque no tiene dinero. —pensó por un momento que estos tipos no podían ser más estúpidos, pero que equivocado estaba.

—Haru no es lo suficientemente valiente para matarlo, señor Jeon. —el chico se acercó al Alfa, colocando una mano sobre su muslo— Pero debe tener cuidado con quién se mezcla, puede que ahora salió ileso de la policía, a pesar de que están buscando al susodicho mafioso que los retó. Pero si alguien se entera de su identidad y decide entregarlo a la policía, será una completa desgracia para todo lo que está pasando.

Jungkook frunció sus cejas.

—¿Por qué me dices esto?

—Bueno, escuché algo por allí.

—Chan Hee. —apretó su mano con fuerza, demostrándole que no estaba jugando en este momento. El Omega se mordió el labio y se inclinó para rozar sus bocas.

—¿Qué le preocupa, señor Jeon? —susurró— ¿Que el Omega con el que está descubra que es un mafioso y lo entregue? ¿O que lo deje por miedo? Siempre supe que usted tenía gustos exóticos, pero jamás pensé que fuese a fijarse en un Omega corriente y de la ciudad. Y aún peor, un estudiante universitario. ¿Qué diría su padre?

—¿Cómo sabes eso? —gruñó.

—Señor Jeon, usted no fue el único que me investigó. Yo también hice mi parte. Pero no se preocupe, su secreto está a salvo conmigo. —su mano se deslizó por su pecho hasta bajar a su entrepierna— Sólo con una condición… Y creo que usted sabe a qué me refiero.

El Omega apretó su entrepierna, causando que un gruñido saliera de la boca del Alfa. Jungkook estaba perdiendo la cabeza, y no por el chantaje, si no por el descaro de este chico en querer jugar sucio con él. Lo había subestimado demasiado.

Alzó su mano para apartar al Omega pelirosa de encima, pero sus acciones quedaron a medias cuando un vaso de agua fue tirado sobre Chan Hee.

—¿Dónde crees que estás poniendo tus manos?

Jimin estaba allí parado con el rostro enrojecido, una sudadera tres tallas más grande que su cuerpo y sus feromonas agrias inundando todo el restaurante. Las cosas sucedieron tan rápido que Jungkook no tuvo tiempo de reaccionar.

—¿Pero qué demonios te pasa? —Chan Hee se levantó, sacudiéndose la costosa ropa que ahora estaba empapada.

—A mí no me pasa nada, tú eres el descarado y regalado que le estaba tocando el pene a mi novio. ¿Acaso soy ciego?

Chan Hee alzó sus cejas y miró a Jungkook, quien se encontraba como un cachorro regañado y en silencio.

Ah.

—¿Con que tú eres Jimin? —una sonrisa adornó su rostro— He oído hablar de ti, eres bastante popular entre los subordinados de Jungkook. Ahora entiendo porque no te quiere dejar, si ambos tienen la misma impulsividad.

Jimin chasqueó la lengua y tomó a Jungkook del brazo para levantarlo como si no pesara nada.

—No sé de qué hablas, pero no vuelvas a aparecerte frente a mí otra vez, porque no responderé con palabras. —tiró a Jungkook para irse, dejando al Omega sorprendido y al mismo tiempo intrigado.

Menudo chico se vino a conseguir el famoso Jeon Jungkook. Si que le gustaban las cosas exóticas, y un poco difíciles.

[🖤]

—Cielo…

Jimin le lanzó un plato, el cual se destrozó contra la pared. Jungkook se cubrió con un cojín, tratando de salvar su cabeza de un homicidio.

—¡¿Qué se supone que hacías en ese hotel con ese chico?! ¡Yo sabía que estabas actuando sospechoso! ¡¿Y de dónde sacaste esa ropa nueva?! ¡¿Y el dinero?!

Jungkook dejó el cojín de lado y se acercó al Omega para intentar hablar. Pero Jimin estaba realmente furioso.

—Te diré lo que quieres saber, pero mantén la calma, vas a matarme si continuas así.

—Pues no sería una mala idea. —gruñó— De no ser porque te seguí, ¿qué cosas no habrías hecho a mis espaldas? ¿Ya te aburriste de mí? ¿Te diste cuenta de lo miserable que soy, o ahora que estás mejor ya puedes volver a tu vida normal?

—¿Qué? ¿De qué estás hablando? Jimin, las cosas no son así, yo —intentó tomar sus manos, pero el Omega lo apartó de un manotazo.

—Lo sé, te diste cuenta de que no soy tan asombroso cómo pensaste. ¿Mi madre te hizo caer en cuenta en dónde te metiste? ¿Crees que no noté esa mirada de lástima que me diste cuando me golpeó?

Jungkook escuchaba todo con una extraña frustración creciendo en su interior. Si antes estaba desconcertado, ahora estaba enojado, y todo por las cosas que Jimin le estaba diciendo.

—Park. —gruñó.

—Sólo admite que estás desconcertado conmigo y que fuiste a buscar a alguien de tu nivel. Para mí también es vergonzoso que veas esta parte de mí y que mis actitudes sean totalmente contradictorias a mis palabras. Así que, si te aburriste, sólo dímelo y lo dejamos hasta aquí..

Jungkook ya no aguantó más oírle hablar tantas porquerías. Lo tiró al suelo y acorraló sus manos contra la cerámica uniendo sus bocas de manera tan abrupta e impetuosa. Jimin gimoteó, no por la fuerza de sus besos, si no por el dolor de su espalda al caer con el peso del Alfa sobre el suyo. Patalear o quejarse era totalmente en vano cuando Jungkook parecía desquitarse con él, o simplemente callarlo.

Probablemente ambas.

Sus pulmones reclamaron el aire que le faltaba, se alejó de Jungkook, cortando el beso con un exhalación casi arrasadora. Jungkook tragó saliva, mirando como el rubio evitaba su mirada.

—¿Ya dejaste de decir tantas estupideces? —al no recibir respuesta, apretó las mejillas de Jimin, obligándole a verle la cara— Tú si que sabes cómo sacarme de quicio eh.

—No fui yo quien se vio con otro. —balbuceó.

—Era un encuentro de trabajo, no esperaba que un enano gruñón fuese a llegar haciendo un escándalo. —le pinchó la frente, dejando aún más malhumorado a Jimin.

—¡Tú no hacías nada mientras te manoseaba!

—Estaba a punto de quitarmelo de encima de no ser por ti y tu voz de ardilla reclamando cosas enfrente de todos.

Jimin bufó e intentó de quitárselo de encima, pero Jungkook lo volvió acorralar, no lo dejaría escapar de aquí hasta que no hablen las cosas.

—¡Déjame ir!

—Jimin. —su voz salió más grave de lo normal, el Omega tragó saliva, aguantándose las ganas de meterle una patada.

—¿Qué?

—Lamento que hayas malinterpretado todo. Lo que sucedió con tu madre no cambia mi percepción de ti de ninguna manera. Al contrario, duré toda la madrugada cuestionandome si durante este tiempo fue considerado contigo así como tú lo eras conmigo. Nunca te pregunté nada al respecto de tu vida y de tus sentimientos, y tampoco hice incapié en saber cuáles eran tus pensamientos constantes cuándo estabas conmigo. Ahora sé que no llevas una relación buena con tu familia y que probablemente sufres en silencio por eso. Sé que te presionas a ti mismo para dar lo mejor y que eres obstinado con casi todo. Nunca te pregunté la razón de esto. Y lamento haber ignorado por completo lo que sentías.

Jimin tiró de su labio inferior con fuerza y apartó la mirada de Jungkook. Verse de esta forma y totalmente expuesto lo hacía sentir inferior.

—Sin embargo —Jungkook continuó—, esa no fue la razón por la cual me encontré hoy con ese chico. Son dos cosas totalmente diferentes y que no tienen nada que ver contigo. No me aburrí de ti, sólo intentaba darte tu espacio y comprender porque me evitabas. Llegué a pensar que había hecho malo, y ahora estás enojado.

—No eres tú. —murmuró, observando todo excepto al Alfa— Sólo me sentía avergonzado porque presenciaste algo que no quería. Mi mamá siempre fue dura conmigo y con mi hermano para que seamos los mejores de la familia. Al venir de una familia de Alfas, éramos los únicos Omegas… Mi hermano nació normal, pero yo terminé siendo un Omega incapaz de concebir un bebé y sin aroma, eso molestó a mi madre porque no era como los otros chicos. Así que su único consuelo era que me destacara en la escuela ya que no fui lo que pidió. Cuando mi hermano decidió irse de casa con su novio, fui el títere de mi madre y la presión se ejerció sobre mí, no tuve tiempo para vivir como me hubiera gustado por miedo a decepcionarlos a todos, callé mis angustias y reprimí mis deseos porque era inferior a todos. Esa es mi historia, así que no esperes mucho de mí, no soy lo que quieres.

Hubo un largo silencio hasta sentir un golpe en su frente. Jungkook lo miró con una ladina sonrisa, como si todo lo que dijo hace un momento no tuviera importancia o efecto sobre él.

—Tonto. —Jimin arrugó el entrecejo— ¿Qué te hace pensar que no eres lo que quiero? Eres mi complemento perfecto, Jimin. Te lo dije cuando nos conocimos y me amenazaste con cortarme los dedos. Tenemos el mismo sentido del humor y la misma forma de actuar a la defensiva con otros. No tienes miedo a defenderte y eso es lo que más me gustó de ti. Eres un Omega diferente, eres perfecto para estar conmigo. Quizás, al ser tan iguales choquemos un poco, pero me encanta que sea así, no buscaría a nadie más.

—Si que estás loco. —sus mejillas se tornaron rojas y calientes. Pero su corazón no dejaba de latir como loco.

—Puede que sí lo esté. No soy un santo de todas formas, hice muchas cosas malas a lo largo de mi vida, pero sé con certeza que tú no eres parte de esas cosas de las cuáles me arrepiento de tomar.

Jimin quería que se callara y dejara de decir tantas cosas cursis porque no soportaba el calor de su rostro. Jungkook podía ser un completo idiota que lo molestaba y lo sacaba de sus casillas, pero también era genuino a la hora de expresar sus sentimientos, no había transparencia en él. Es como si no le importara sonar como un imbécil dominado por uno menor que él.

Já.

Aún así, quería respuestas sobre ese chico pelirosa con el que se encontró hoy. No desconfiaba de lo que Jungkook le dijo, pero si era sospechoso todo. Sin embargo, se encargaría él mismo de averiguar quién era y de dónde conocía a Jungkook para tenerle tal confianza. No es como si fuese a jugar al detective, o bueno, tal vez un poco.

Pero razones habían muchas, y él era impaciente.

—Bueno —carraspeó tras sentir algo duro contra su pantalón—, ya quítate de encima, me estás asfixiando.

Jungkook esbozó una sonrisa y se incorporó de rodillas. Jimin hizo lo mismo, pero manteniendo cierta distancia. Su cara ardía demasiado, y más que todo con la vista del Alfa junto a esa erección en su pantalón.

—Tienes… hm —señaló el lugar— Allí.

Jungkook bajó la mirada y otra sonrisa alumbró su rostro.

—Vaya, creo que me emocioné de más.

—Eres un pervertido. ¿Cómo puedes ponerte así mientras teníamos una charla seria?

—No es mi culpa, cielo. —gateó hacia el Omega, jalando sus piernas— Es la tuya por calentarme de esa forma.

—¡Yo no hice eso!

—Ajá.

—¡Oye! ¡¿Dónde crees que me estás tocando?!

—Ya relájate, los vecinos pensarán que te estoy matando.

Jimin definitivamente iba a perder la cabeza. Con Jungkook quitándose la ropa y él avergonzado como una pequeña ardilla arrinconada, estaba seguro que nada bueno saldría de allí. Pero como siempre, su juicio se nubló y sus quejas quedaron en segundo plano cuando su cuerpo comenzó a ser tocado y amasado por las fuertes manos del Alfa. Jimin odiaba perder, pero que inevitable era no gemir con sus caricias y besos por todo su cuerpo. Incluso con sus colmillos tirando de sus pezones, se sentía abrumado y deseado.

Había sido una larga y agotadora noche, y lo que faltaba apenas empezaba.

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