013
« Noticia de último momento que ha conmocionado a la comunidad académica y a la ciudadanía en general.
La policía ha encontrado a un hombre gravemente herido cerca de la comisaría local. El individuo, identificado como Choi Hyunjoong, era profesor de la Universidad Nacional de Seúl, especializado en medicina. Según fuentes policiales, la situación del profesor es crítica, y se encuentra bajo atención médica.
Las investigaciones preliminares indican que la policía recibió una denuncia anónima que alertaba sobre múltiples casos de acoso por parte de Choi Hyunjoong hacía varios de sus alumnos. Esta denuncia desencadenó una investigación que llevó a las autoridades a actuar rápidamente.
El profesor Choi, conocido en la universidad por su trayectoria académica, ahora enfrenta graves acusaciones que han dejado a la comunidad universitaria en estado de shock. Las autoridades han confirmado que el caso será procesado para juicio, y se están recopilando más testimonios de los estudiantes afectados.
La policía ha instado a cualquier persona que tenga información adicional sobre este caso a que se presente y colabore con la investigación. Las denuncias de acoso en el ámbito académico son un tema serio y preocupante, y las autoridades están comprometidas a garantizar la seguridad de los estudiantes.
Mantendremos a nuestra audiencia informada sobre los desarrollos de esta situación. Recuerden que es fundamental apoyar a las víctimas y fomentar un entorno seguro en nuestras instituciones educativas. »
Silencio.
El televisor se apagó, y Jungkook se levantó del sofá con una sonrisa en el rostro.
Cogió la taza de café y se dirigió a la habitación de Jimin. El rubio seguía durmiendo, ajeno a lo que estaba pasando allá afuera. Dejó la taza sobre la mesita y se recostó del Omega, besándole los hombros y el cuello. Jimin se removió somnoliento, tras abrir sus ojos, observó al Alfa besándole ensimismado.
—Buenos días. —musitó el mayor, mirándole con una expresión juguetona.
Jimin se talló los ojos y se acomodó de lado para entrar entre los brazos del Alfa. Jungkook lo estrujó fuerte, pegando ambos cuerpos semi desnudos.
—¿Dormiste bien?
—Um, mi cuerpo se siente caliente. —musitó.
—Es normal. Tuviste mucha adrenalina anoche. —bromeó, el Omega se sonrojó— Si hubiera sabido que follariamos tanto, lo habría hecho hace tiempo contigo.
—No te hubiera dejado.
—¿Por qué? —fingió indignación, llevándose una mano al pecho— Me duele tu rechazo.
—Ajá, como si no lo hubieras hecho con otros Omegas. —desvió la mirada, sintiéndose un tonto por pensar en las otras parejas de Jungkook. Y cuántos de ellos habrán estado presentes en su celo.
Jungkook se mantuvo en silencio con una pequeña sonrisa en el rostro. Para Jimin, era algo muy normal verle sonreír cuando estaban juntos, pero no era una sonrisa de felicidad, era algo característico de Jungkook. Su sonrisa tenía varios significados según la ocasión; Estaba la juguetona, que le dedicaba cuando hacía bromas seductoras. La sarcástica, que usaba cuando quería molestarlo. La indignada, que usaba cuando algo o alguien decía algo estúpido y nefasto. Y por último, la sutil, que es la que siempre usaba con Jimin cuando lo miraba fijamente a sus orbes.
La que tenía justo ahora.
—¿Estás celoso de los otros Omegas? —preguntó, aún sabiendo que era así.
—Sólo digo que has tenido más experiencia que yo, es todo.
—Cielo. —su mano bajó a la espalda de Jimin, acariciando con el dedo índice su columna— Me he acostado con muchos Omegas, hombres y mujeres. Pero nunca sentí nada especial por ellos. Para mí, fue mi primera vez contigo, la experiencia quedó en un segundo plano, me sentí como un novato.
—¿En serio?
—Por supuesto.
—Ah, eso explica porque te corriste tan rápido en las últimas tres rondas.
Jungkook abrió su boca indignado. Jimin comenzó a reír, divirtiéndose de molestarlo.
La risa cesó cuando el Alfa lo tumbó y se subió sobre su cuerpo, esta vez él era quien reía y Jimin lucía como un cordero asustado. Le alzó el mentón y chupó su labio inferior, sus cuerpos se tocaron por un segundo, con una electricidad fulminante que los hizo jadear.
Jimin le acarició la nuca y le dio la vuelta, quedando sobre su regazo esta vez. Jungkook se mordió el labio, mirando al Omega tomar su miembro y llevarlo a su entrada para penetrarse. Las palabras quedaron ajenas, sólo querían fundirse en sus cuerpos, sentirse, tocarse. Jimin tomó la iniciativa de moverse primero, aún con su inexperiencia, logró que el Alfa se sonrojara y gimiera con los ojos llenos de lujuria. Le gustaba ver esa faceta en Jungkook, porque no era fingida, era tan natural el rubor de su cara y su voz rota pidiéndole que parara porque estaba a punto de venirse.
Jimin no se detuvo y continuó saltando como si fuese una carrera que ganar. Su voz se alzó y sus manos se clavaron en el pecho de Jungkook, rasgando su piel sudada. Amasó con ambas manos sus pectorales y se desplomó sobre él cuando el orgasmo hizo acto finalmente. Jungkook alzó sus caderas terminando lo que inició, y llenando todo su interior de su esencia. A este punto, Jimin comenzaba a disfrutar la sensación caliente y espesa que se deslizaba por sus muslos después de cada orgasmo.
En silencio, Jungkook se levantó con Jimin sobre su cuerpo, abrazado. Se dirigió al cuarto de baño y se metió con el Omega en la bañera.
—No creo poder hacer mucho después de esto. —dijo Jimin, recostándose del pecho de Jungkook.
—¿Por qué? ¿Te duele el cuerpo?
—Me duelen las piernas, soy un desastre. —rio nervioso.
—Has llevado con calma esta situación. —apuntó, sincero— Me refiero a que otros Omegas en sus ciclos se vuelven locos, literalmente, lloran, patalean, son muy mimosos. Tú lo tomaste con calma, me dejaste hacerme cargo de ti.
Jimin levantó un poco el rostro para mirarle la cara.
—Eso es porque conozco bien cómo funciona mi cuerpo. Al ser estudiante de medicina, tengo el suficiente conocimiento de cómo funcionan los ciclos, cuáles son los síntomas, qué se debe hacer, y cómo se debe llevar. Cuando empecé a sentirme ansioso y caliente por dentro, supe que no era algo normal. Entonces, caí en cuenta que probablemente se deba a un ciclo de calor, y al ser mi primera vez en esta situación, intenté mantener la calma porque sabía que…
Hizo un abrupto silencio que dejó confundido al Alfa.
—¿Sabías qué cosa?
—Sabía que tú estarías allí para ayudarme, porque solo no iba a poder. —confesó.
Jungkook acarició su rostro y le pellizcó las mejillas, era tan adorable, todo lo que tuviera que ver con Jimin era simplemente magnífico.
—¿Ya te he dicho que me encantas? —el rubio negó— Bueno, te lo digo ahora, me encantas. —besó su frente, su mejilla, y sus labios— Me encanta cuando me miras, cuando me regañas, y cuando me montas de esa manera tan deliciosa hasta el punto de romperme la verg…
—¡Jungkook! —el Alfa carcajeó— ¡Por la luna! ¿Por qué no puedes decir algo romántico sin decir una barbaridad tan obscena?
—Tiene que haber un equilibrio entre lo romántico y lo sucio. Y yo digo ambas. —Jimin negó con la cabeza, totalmente avergonzado, pero más que todo, avergonzado de sí mismo por descubrir esa faceta tan sucia que no sabía que tenía a la hora de tener sexo.
Já, Alfa suertudo.
Se terminaron de duchar a la hora, salieron del cuarto de baño y se dirigieron a la habitación de Jimin para cambiarse por algo más cómodo. Ya era casi mediodía y no habían comido absolutamente nada. Jungkook se propuso a hacer el almuerzo, mientras que Jimin revisaba su celular, leyendo el sinfín de mensajes que tenía.
—Joder. —musitó.
—¿Qué pasó? —preguntó el Alfa.
—Mi profesor está en la cárcel.
—Ah, ¿en serio? —fingió demencia, preparando el arroz.
—La noticia está por todas partes, y ahora la Universidad se encuentra bajo investigación. ¿Pero… Cómo sucedió todo esto? Dice que alguien denunció anónimamente con pruebas.
—Mm, ¿no es algo bueno? —inquirió.
Jimin lo miró de reojo.
—Supongo, pero, aquí dice que lo hallaron moribundo. Como si alguien lo hubiera golpeado adrede y dejado en la comisaría a propósito.
Jungkook asintió, probó la salsa y después se lavó los manos.
—Bueh, lo tenía merecido, ¿no crees? De seguro alguien se enteró de lo que hacía y le dio una pequeña lección. Ojo por ojo, diente por diente.
Jimin dejó el teléfono en la mesa y observó a Jungkook en silencio. Tenía un presentimiento, algo vibraba en su pecho y le decía que el Alfa tenía algo que ver con esto. Pero, era una locura, ¿no? No es como si Jungkook fuese un matón, no es como si tuviera tal influencia, es totalmente imposible.
«Estás pensando demasiado, Park» se repitió una y otra vez.
Cuando la comida estuvo lista, se sentaron en el sofá para comer juntos mientras miraban un programa de televisión. Sin embargo, Jimin no dejaba de pensar en lo que sucedió. Miró de reojo a Jungkook, y después bajó su mirada a su brazo donde se encontraba la cicatriz en forma de dragón. Era tan grande que abarcaba un tatuaje entero.
Su cabeza estaba llena de dudas, tenía una espina atravesada en la garganta, y necesitaba soltarla ya.
—Jungkook. —habló.
—¿Si?
—¿Puedo hacerte una pregunta?
El Alfa tomó una lata de gaseosa y la llevó a su boca, tras asentir.
—Dime.
Jimin se recostó del sofá llevando sus piernas a la altura de su pecho, sin dejar de mirar al Alfa, como si intentara buscar más allá de su mirada una respuesta sincera.
—Quiero saber lo que realmente te sucedió cuando nos conocimos por primera vez. Sé que dijiste que fue una pelea en un bar, pero es que, no me saco de la cabeza la verdadera razón.
—¿Por qué preguntas eso de repente?
—Bueno, tengo el derecho de saber, ¿no crees? Yo considero que a este punto, tenemos una relación seria, ¿no? Si algo me ocultas, quiero saberlo, porque no quiero estar con alguien que me oculta cosas importantes de su vida.
Jungkook dejó la lata en la mesa y se cruzó de brazos, su mirada cambió rápidamente a una sin expresión, el ceño levemente fruncido volvió a ser parte de su apariencia.
—Por supuesto que tenemos una relación seria. —aclaró— Eso no quiero que vuelvas a dudarlo.
—Bien, entonces dime lo qué pasó esa noche.
Jimin estaba trazando un espacio entre ambos en ese instante, una fina línea que podía desaparecer si le decía la verdad. Jungkook no era un estúpido, desde hace mucho supo que el Omega tenía una personalidad y un carácter bastante fuerte, era ese tipo de persona que no dudaría en sacarte de su vida si le hacías algo malo.
Esas pequeñas cosas que veía en él, lo habían atrapado.
Estaba siendo muy masoquista.
—De acuerdo. —finalmente aceptó, ya habían llegado a este punto de inflexión y no podía retroceder— Te diré la verdad. —el rubio asintió, dándole chance a continuar—. Ese día estaba escapando de unas personas que querían matarme.
—¿Matarte? ¿Por qué?
—Estoy teniendo problemas en mi trabajo.
—¿En el negocio de vinos?
—Sí, digamos que sí. —eso no se escuchaba tan convincente— Estas personas me han inculpado de algunos crímenes que involucran mi trabajo, y vine huyendo de Japón a Seúl, sin embargo, me encontraron al cruzar la ciudad y me atacaron. Así que, llegué como pude hasta ese callejón, y fue cuando te ví.
Jimin sentía que faltaba más en esta historia, algo le decía que no era un simple negocio de vinos. Pero, por ahora iba a conformarse con esto. No quería presionarlo para hablar, pero tampoco que se quedara callado.
—¿Por qué mentiste y dijiste que había sido una pelea en un bar? —interrogó.
—No quería que pensaras mal de mí, es todo.
—¿Seguro que fue sólo por eso?
—Amor. —se acercó al Omega, recostandose de su regazo como un cachorro— No hay otra razón, créeme. ¿Podemos no hablar de eso? Me da jaqueca cada que recuerdo ese día.
—Está bien, pero no vuelvas a mentirme. —le pidió con sinceridad— De verdad no tolero las mentiras, prefiero saber la verdad antes de tiempo para no sentirme decepcionado después.
Jungkook le sonrió, aunque esta vez, la sonrisa no fue sincera. Se inclinó sobre los labios de Jimin y lo besó de forma brusca, quitando cualquier duda e incertidumbre que el Omega tuviera al respecto. No quería mentirle, pero tampoco involucrarlo en los problemas que tenía consigo.
[🖤]
La Universidad suspendió las clases por varios días, y durante ese tiempo, Jimin se la pasó en casa descansando todo lo que no había podido descansar durante todo este semestre entero. Jungkook le preparaba la comida y después se metía en su cama al caer la noche para dormir juntos.
No supo en qué momento la relación trascendió a ese nivel. Pero le agradaba cada sensación que recibía por su parte cuando sólo eran ellos dos bajo el fino manto de la penumbra.
Como el resto de la noche, Jimin despertó después de una larga siesta. Eran tan sólo las siete y treinta, pero afuera estaba tan oscuro que el cielo brillaba de estrellas. Jungkook se levantó de su lado buscando sus calzoncillos, se colocó un pantalón y salió de la habitación para fumar.
Jimin se restregó el rostro, sumido en la somnolencia. No obstante, el timbre de la casa comenzó a sonar. Se levantó con pereza y se vistió rápidamente para salir de la habitación, Jungkook lo miró desde el balcón.
—¿Esperas a alguien? —preguntó.
—No. Probablemente sea Taehyung, dijo que vendría estos días. —con ese pensamiento, Jimin abrió la puerta. Pero la persona que recibió no era Taehyung— Mamá…
Jungkook se escondió detrás de la puerta del balcón, guardando silencio.
—¿Y esa cara? ¿Estás decepcionado de ver a tu madre? —la mujer entró a la casa, mirado todo a su alrededor. Había un olor fuerte a feromonas de Alfa— ¿Qué estabas haciendo? La casa entera huele a alcohol.
—Es un aromatizante que compré. —mintió— Pero, ¿qué estás haciendo aquí? No llamaste para avisarme.
La señora Park se volteó, dándole una mirada de pies a cabeza a su hijo. Notaba algo diferente en Jimin, pero no sabía qué era.
—Supe lo de tu Universidad. —comenzó a decir— Quiero saber qué piensas hacer ahora, fui a hablar con el decano y me dijo que lamentablemente los estudiantes que estaban viendo la materia con Choi Hyunjoong, muchos de ellos tenían bajas calificaciones y tras no haber profesor nuevo, iban a repetir la materia en el próximo semestre. Y tú estás entre esos alumnos.
—De todas formas pensaba retirar la materia y verla en el próximo. —replicó Jimin.
—¿Estás bromeando? Eso te atrasaría mucho más de lo que estás ahora, Jimin.
—Mamá, tú misma viste las noticias. El profesor era un acosador y yo fui parte de esos estudiantes que él acosó.
La mujer bufó.
—¿Ahora resulta que eres una víctima? Por favor, ya deja de mentir para no ceder a la responsabilidad.
—Pero no te estoy mintiendo, madre. Además, he estudiado duro todos estos meses, ¿acaso no me merezco un descanso? Quiero dejar de pensar en la Universidad y tener un día tranquilo.
—Un profesional no se queja como tú. Te permití vivir solo con la condición de que mantuvieras notas impecables, la carrera de medicina no es juego, Jimin. Tómatelo en serio o termina de irte de la casa como lo hizo el inútil de tu hermano cuando decidió abandonar sus estudios por ese Alfa con el que está ahora. ¿Eso quieres? ¿Terminar como él, sin dinero, sin un futuro? Siendo una completa decepción para nuestra familia.
Jimin apretó sus manos con molestia, ya no aguantaba esto, ni a su madre, ni a la jodida presión que tenía en su cabeza.
—Jungwoo se fue de la casa porque estaba harto de ti y encontró su felicidad con alguien más.Y yo haría lo mismo de no ser porque te tengo lastima. Sin mí, quedarás sola, porque ambos sabemos que papá tampoco te soporta y por eso te ha sido infiel todos estos años.
Un golpe resonó en la sala. Jimin se mordió el labio al sentir su mejilla ardiendo por la bofetada que su madre le propinó con todas sus fuerzas.
—¡Si vuelves a hablarme de esa forma, te juro que..!
—¡¿Qué?! —Jimin la enfrentó con la paciencia al límite y los ojos acuosos— ¡¿Qué me harás madre?! ¡¿Vas a golpearme por desobedecerte?! ¡¿Vas a encerrarme en una habitación como lo hacías cuando era pequeño?! ¡Adelante, hazlo!
La señora Park alzó su mano para golpearlo, pero el golpe jamás llegó. Su muñeca fue sostenida con fuerza por una tercera persona. Ambos miraron al Alfa que llegó de la nada a detener la discusión. Su mirada estaba oscurecida, el semblante frío y los ojos fulminantes. Jimin había visto a Jungkook de ese modo.
Como un depredador.
—¿Quién eres tú? Suéltame. —la señora Park se zafó de su agarre, sosteniéndose la muñeca enrojecida.
Jungkook se colocó frente a Jimin, evitando que esta mujer volviera a ponerle una mano encima.
—No creo que esa sea la forma correcta de tratar a su hijo. —dijo, serio— Y menos delante de mí, señora Park.
La mujer Alfa observó a Jimin y después al hombre que lo defendía. Al notar sus pocas ropas y las marcas en su cuello, comprendió enseguida la situación.
—Já. —bufó— Ahora entiendo. Te enamoraste y por eso estás perdiendo el juicio. Hay que ver qué Jungwoo y tú son hermanos después de todo.
—No sabe absolutamente nada de Jimin. —espetó Jungkook— Independientemente de si está o no enamorado, él ha hecho hasta lo imposible para complacerla. Estudia día y noche sin descanso, sin comer, incluso sin fuerzas. No tiene derecho de venir a su casa y golpearlo, exigiendo cosas como si fuera una máquina. Sólo por esta vez lo dejaré pasar, pero a la próxima que le ponga una mano encima, no responderé con palabras, mis acciones son más duras que mi boca, señora Park. Tenga eso en cuenta.
La mujer quedó sin palabras, sintiéndose intimidada por el aura tan fuerte y peligrosa que este hombre tenía. Jimin apartó a Jungkook, totalmente avergonzado y agotado.
—Será mejor que te vayas, madre. —dijo sin ánimo alguno de continuar con esta charla— No vuelvas a venir de esta manera, no esperes nada de mí a partir de ahora.
Su madre tampoco quería continuar con esta conversación que se había transformado en un caos entre tres. Decidió marcharse por esa vez, Jimin le cerró la puerta, pero se mantuvo allí de pie, sosteniendo la perilla con fuerza.
—Jimin, podemos hablar de… —Jungkook se le acercó, pero Jimin lo apartó.
—No quiero hablar ahora.
Pasó por un costado del Alfa, dirigiéndose a su habitación y encerrándose en ella.
Jungkook dejó caer su cabeza hacia atrás, revolviéndose el cabello ante la frustración que sentía por dentro. Durante todo este tiempo, Jimin siempre tuvo curiosidad sobre su vida, le preguntaba cosas básicas para conocerlo mejor, y saber con qué clase de persona se estaba involucrando. Por supuesto, era algo normal tener curiosidad sobre alguien. Pero él nunca le preguntó sobre su vida, sobre, quién era realmente Park Jimin.
¿Quién era? ¿De qué familia venía? ¿Era hijo único? ¿Tenía hermanos? ¿Por qué eligió medicina? ¿Le gustaba lo que hacía? No, nunca hizo una pregunta cómo esta. Se concentró tanto en sus problemas y en tenerlo para él solo, que ignoró por completo los otros problemas que existían a su alrededor.
Se dio cuenta en ese momento de lo absurdo que fue querer entrar a la vida de alguien, que estaba igual de roto que él.
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