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006

—¡Agh, Jimin! duele.

—Treintón y quejón. Sólo estoy usando mis dedos, ¿por qué te quejas tanto?

Jungkook formó una mueca de dolor, seguido de un gemido que brotó de su garganta.

—¡Tus dedos duelen!

Jimin rodó los ojos y terminó de colocarle la crema en las heridas del hombro. Estaban en la sala de estar, mientras el rubio le curaba las heridas como habían acordado hace una semana atrás. Pero, Jimin jamás se esperó que un Alfa “dominante” como este, fuese a quejarse tanto por un simple dolor.

Já, y luego dicen que los Omegas son los debiluchos.

—Listo, puedes colocarte la camiseta. —le indicó, cerrando el botiquín y dirigiéndose a la cocina para ver el arroz hirviendo.

—Normalmente me dicen que me la quite, pero tú prefieres que me vista. —dijo Jungkook con una socarrona sonrisa en el rostro.

El Omega rodó los ojos, negando con la cabeza.

—Definitivamente eres un Alfa. —murmuró.

Jungkook se levantó con cuidado y se acercó a donde Jimin se encontraba cocinando el almuerzo de ese domingo. Sus ojos detallaron las manos del rubio tan pequeñas y blancas, sostener el cucharón. Luego sus pomposos y rosados labios abrirse para probar el arroz. Jungkook tragó grueso, sintiendo su lobo aturdido. Desde hace días se había cuestionado muy seriamente si dar un paso atrevido con el Omega. Pero él era un hombre de valores y no se involucraba con chicos jóvenes.

Sin embargo… Su vida no era normal. Muchos lo querían muerto, huir no era una solución, pero ahora mismo estaba contra la espada y la pared. Encontró, inconscientemente, un refugio con un Omega por casualidad. Todo lo que pasó antes de conocerlo, se sentía como un espejismo.

—Oye, ¿te quedaste dormido con los ojos abiertos? —Jimin agitó sus manos delante del Alfa. Jungkook reaccionó, mirándolo de cerca, apreciando un poco sus pecas.

—Tengo algo de sueño, creo que después de comer tomaré una siesta.

—Son las pastillas, los analgésicos para el dolor dan un poco de sueño.

—Ya veo.

Jimin sintió un semblante extraño en el Alfa, normalmente siempre estaba bromeando con él y molestandolo. Algo pasaba por su cabeza, Jimin era ajeno a sus pensamientos, porque su única tarea era ayudarle a sanar tal cual como acordaron. Pero de vez en cuando le entraba la duda de saber más de su vida. No estaba seguro si Jungkook le hablaría de él, pero, quería hacer el intento de conocer mejor al Alfa que tenía escondido en su casa.

Sirvió la comida en dos bowls y las dejó sobre la mesa. Jungkook se sentó para comer, tomó dos palillos y carne de otro bowl.

—A todo esto… —Jimin lo miró, curioso— ¿Puedo saber cómo terminaste de esa forma? Me refiero a golpeado y apuñalado.

Jungkook guardó un silencio unos segundos, hasta finalmente hablar.

—Una pelea en un bar. —miente— Unos Alfas problemáticos me molestaron, y ya sabes. No me quedé callado.

—Hm, y terminaste en un callejón agonizando. —el Alfa asintió, metiéndose un trozo de carne enrollado con lechuga en la boca— ¿Y a qué te dedicas? No tuve la oportunidad de preguntarte apropiadamente.

—¿Estás interesado en mí?

Jimin bufó.

—Te estás quedando en mi casa, como propietario, me merezco saber información básica de ti.

—Ajá —una sonrisa se dibujó en su rostro, Jimin era muy malo mintiendo— Soy dueño de un negocio de vinos.

—¿Vino? ¿En serio?

—Sí. Lo distribuyo a nivel mundial. Justamente tenía un cargamento a Suiza, pero me robaron.

Jimin estaba sorprendido, le parecía fascinante que fuese dueño de un negocio así. Se esperó algo como eso, Jungkook tenía vibras de un empresario, o dueño de muchos negocios.

Y en parte, no mintió. Más allá de ser un mafioso, trabaja de forma legal en un viñedo, dicha marca está bajo su nombre. Sin embargo, usa como excusa su trabajo normal para el contrabando de bienes y productos falsificados. Sin mencionar el control territorial que Jungkook tenía en la ciudad de Matsumoto, Japón.

Era todo un trabajo grande, esparcido en pequeñas zonas.

—¿Cómo te robaron? —Jimin estaba tan curioso de saber más de su trabajo, que dejó de lado el último trozo de carne, el cual, Jungkook tomó con los palillos y se los llevó a la boca.

—Se supone que tenía que llevar una mercancía a Suiza, ¿no? Pero, me tendieron una trampa, me robaron el cargamento y perdí el dinero. Ahora, necesito recuperarlo.

—Se oye muy de película todo eso. Sólo falta que seas un mafioso encubierto. —rio, divertido.

Jungkook lo miró fijamente.

—¿Y si lo fuera? ¿Me seguirías hablando como lo haces ahora?

Jimin dejó de reír y le miró dudoso, el rostro del Alfa denotaba seriedad. Por un momento pensó que sólo estaba bromeando, y le siguió la corriente.

—Los mafiosos son malas personas. —dijo. Jungkook guardó silencio— Ellos hacen cosas ilegales y corruptas, son un clan lleno de asesinos y drogadictos.

—No todos los mafiosos son así, Jimin…

—¿Ah no? Nombrame uno que sea bueno.

«Yo»

—No lo sé, sólo digo que no todos son así. Hay unos que simplemente tomaron ese camino por su familia. Y no tuvieron más opción que seguir el legado. Están los que torturan y extorsionan, y los que simplemente se dedican al lavado de dinero, o exportación de armas, productos, que se yo.

—¿Y eso te parece bueno? No lo creo. Siguen siendo delincuentes, no los defiendas. Si me encontrara en una situación con uno de esos, llamo a la policía de inmediato.

Jungkook sintió la comida pesada en el estómago. Fue un golpe de realidad para él y su lobo. De ninguna manera ambos iban a poder congeniar cuando sus mentes eran totalmente diferentes. Jungkook rio, como un imbécil.

—Tienes razón. Son personas malas. —con un suspiro, se levantó de la mesa— Tomaré una siesta.

El rubio permaneció sentado, algo confundido por la extraña reacción del Alfa. Pero decidió no hacerle mucha cabeza y ponerse a lavar los platos.

La semana de exámenes estaba cerca, y él no había abierto ni el primer libro.

[🖤]

Una extraña tensión se formó en ambos desde la charla pasada.

Jungkook actuaba más serio de lo normal, y Jimin no entendió a qué se debió este cambio tan drástico. Le cambiaba la venda cada dos días, pero después de eso ambos permanecían en silencio. Jimin estudió toda la semana para los exámenes con la esperanza de obtener el primer lugar. Ya que competía con un Alfa llamado Minho.

El viernes por la noche Jimin salió de su última clase, y con el peso sobre sus hombros y el cansancio apoderándose de su cuerpo, caminó hacia la parada de autobuses para ir a casa. Mientras esperaba, un auto gris aparcó cerca, la ventanilla bajó y el rostro de Eunwoo de hizo presente.

—Hey, Jimin. ¿Esperas el bus? —le preguntó.

Jimin ni siquiera sintió emoción al verlo, es como si ese encanto que tuvo por él al inicio, se hubiese desvanecido.

—Sí, no tarda en llegar. —respondió.

—Voy en la misma dirección, ¿quieres que te lleve?

—Ahm… No creo que sea necesario, pero gracias.

—No seas así, está a punto de llover, sube. Te llevaré.

Jimin miró el cielo lleno de nubes oscuras, a pesar de que era de noche, se notaba el clima frío, no tardaría en llover.

Suspiró.

Y entró al auto de Eunwoo.

—Gracias por llevarme. —dijo, colocándose el cinturón.

—No hay de qué. —Eunwoo comenzó a conducir, llenando el auto de sus feromonas.

Jimin sintió náuseas al sentirlas, antes no le pasaba, pero ahora, ni siquiera las suyas podía tolerar.

—¿Sabes? Me pareció extraño que vinieras el otro día con ese aroma encima. Llegué a pensar que estuviste con otro Alfa y yo ya no era tu favorito.

El Omega le miró sorprendido. ¿De qué estaba hablando?

—¿No se supone que tienes novia? ¿Por qué dices esto de repente?

—¿Novia? —bufó— Gisell no es mi novia, sólo me está ayudando con matemáticas.

Jimin no le creía, estaba claro que negaba lo que sucedió en su fiesta de cumpleaños. Eunwoo era un Alfa más del montón, y hasta ahora se daba cuenta de eso.

—Puedes dejarme en una de estas esquinas, caminaré a casa. —le pidió.

—¿Por qué? Déjame llevarte.

—No, gracias. Quiero irme caminando.

El Alfa giró el volante y aparcó cerca de una farmacia. Jimin estaba por bajar, pero Eunwoo sostuvo su muñeca.

—Jimin, no sé qué estás pensando, pensé que sentías algo por mí, pero ahora huyes.

El Omega frunció sus cejas.

—¿Lo sabías?

—¿Quién no? —sonrió— Eres un poquito obvio.

Jimin tragó saliva y se soltó de su agarre.

—Pues, ya no me gustas. Pensé que eras alguien diferente porque siempre te mostrabas amable con todos, pero ahora veo que resultaste ser igual a ellos. Un Alfa inmaduro que no piensa en los sentimientos de los demás.

Dicho eso, bajó del auto y se alejó con un nudo en la garganta. Se sentía un tonto por reaccionar de esa manera, pero, los Alfas eran tan idiotas que no lo toleraba. Todos los de su Universidad eran lo mismo; Unos mujeriegos, mentirosos, aprovechadores.

Estaba harto.

La lluvia comenzó a caer, empapando su ropa. Pero no le dio importancia. Su teléfono sonó en la mochila, se detuvo frente a una tienda para poder contestar.

Al ver que era su madre, Jimin intentó calmarse y contestar correctamente.

—Madre.

—¿Cuándo planeabas decírmelo? —su voz sonaba molesta, Jimin sintió nervios al oírla hablar así.

Eso no era buena señal.

—¿A qué te refieres, mamá?

—Acabamos de ver el corte de calificaciones de los últimos exámenes. En bioquímica un seis y en anatomía un cinco. ¿Qué son esas calificaciones, Jimin?

Jimin se paralizó en medio de la calle, ¿cómo es que sus padres pudieron ver primero su corte de notas? Ni siquiera había pasado una semana completa desde los últimos exámenes.

—Mamá, no es tan malo como parece.

—¡Por supuesto que lo es! Si para la otra semana no mejoras esas calificaciones, regresarás a Busan y estudiaras desde casa. ¿Entendiste?

La llamada se cortó.

Jimin se mordió el labio inferior y caminó a paso rápido hacia su dormitorio. Tras abrir la puerta, dejó la mochila en el suelo y avanzó lentamente por la sala, Jungkook dormía en el sofá, como siempre. El Omega lo miró en silencio, y sin pensarlo, se sentó frente a él, flexionando sus rodillas a la altura de su pecho.

El suelo estaba frío, y él lo terminó de empapar con el agua que goteaba de su ropa. Pero no le importó.

Hoy no estaba de humor.

Sólo quería desahogarse, no importa con quién.

—Tenías razón. —comenzó a decirle a Jungkook, a pesar de que este dormía— Los Alfas como Dongmin son falsos y mentirosos… Tenías razón en todo. Y para colmo, también soy una decepción para mis padres, todos esperan tanto de mí y… Yo ni siquiera sé qué quiero o quién soy, es mucha presión… Es mucha presión.

Jungkook abrió los ojos lentamente, giró el rostro hacia Jimin, quien lloraba de manera silenciosa. Estiró su mano y la llevó a la mejilla del rubio, limpiando las lágrimas.

Jimin lo miró en silencio.

—Lloras demasiado, ¿lo sabías? —su voz grave causó cosquillas en el estómago de Jimin, en estos momentos se sentía tan vulnerable, que cualquier cosa podría ser radiactiva.

—¿Te vas a burlar de mí por eso?

—No. Me parece adorable que llores todos los días, tu nuevo apodo será señor llorón.

Jimin esbozó una sonrisa, quitándose los mocos de la nariz. Jungkook lo jaló hacia su cuerpo, el Omega cayó sobre su pecho, mirándole fijamente a los ojos.

—Te dije que los Alfas como él no valían la pena, pero aquí estás llorando por él y por tus padres.

—No lo entiendes…

—Lo entiendo perfectamente. —Jimin bajó su mirada a los labios del Alfa. Su aroma de impregnó de él, calmando toda la tempestad que traía consigo de afuera— Has venido directamente a mí llorando, eso es lindo para alguien que no deja de insultarme cada que puede.

Otra sonrisa adornó el rostro del Omega, Jungkook le miró los labios, y luego sus pecas, las cuales deseaba besar una por una.

Jimin se dio cuenta de que el Alfa le observaba mucho los labios, y aprovechó la oportunidad para acercarse, rozando sus bocas. Jungkook sonrió con los labios entreabiertos, y lo sostuvo de la nuca.

—Si quieres besarme sólo dilo. —susurró— Cielo, yo con gusto te besaría de nuevo.

Esas palabras, sus feromonas, y su lobo ansioso, fueron suficientes para que Jimin cortara la distancia y uniera su boca con la suya. Jungkook gruñó en respuesta, sosteniendo más fuerte al rubio para mantenerlo cerca de él y de su aroma.

Jimin dejó salir su olor a vino, inundando el aire con sus feromonas. Jungkook gimoteó ante ello, profundizando aquel beso tan hambriento y mezclando sus aromas en una fragancia deliciosa y frutal.
Quizás Jimin no se daba cuenta de ello, pero Jungkook sí. Y la sensación de familiaridad, como si fuese hecho para él, no abandonaba su cabeza.

Jimin era su Omega ideal. Todo encajaba.

Y esta vez no iba a perder la oportunidad de tenerlo. Así tenga que ocultar su verdadera identidad, con tal de estar un poco más con él.

Ese Omega sería suyo, y de nadie más.











Lo que más me gusta del Omegaverse es que cuando un Alfa se obsesiona con su Omega a tal nivel que da todo por él, mi concepto de amor JSJD, espero que les haya gustado el cap♡

estoy un poco resfriada y con fiebre, pero aproveché para escribir alguito, hasta mañana!

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