LAS CATAPULTAS
Plaza central. Monte Olimpo.
12 de enero del 2020
ANUBIS
Cargamos contra el grupo de soldados y con unos pocos golpes los asesinamos a todos.
Al salir, vimos como otros dioses luchaban y destruían todo a su paso, además de una gran batalla que no parecía terminar.
– ¡Horus! ¡Necesito que destruyas las catapultas! – gritaba Quetzalcóatl.
– Bien, Anubis, necesito tu ayuda hermano–
Yo asentí con su cabeza.
Las catapultas estaban posicionadas por grupos de cinco o más de ellas en las plataformas de aterrizaje en los extremos del complejo.
Me subí en el lomo de Horus, acto seguido él se elevó varios cientos de metros dirigiéndonos a la entrada sur, la cuál era la más cerca.
– Bien, ¿Cuál es el plan? – le pregunté.
– Primero deberíamos encargarnos de un escuadrón de arqueros montados en grifos–
– ¿Grifos? – pregunté confundido.
– Si, los griegos tienen una criatura que tiene cuerpo de león, cabeza de águila y unas grandes alas. Creo que tienes que dejar el inframundo de vez en cuando para informarte de lo que pasa en el resto del mundo–
– Bien, ahora agáchate–
– Solo haz lo que te digo–
– Bien, bien, empecemos–
En ese momento salieron tres grifos de una nube cercana. Horus comenzó a volar a altas velocidades siendo perseguido de cerca por los tres grifos, mientras que sus arqueros no paraban de dispararnos. En ese momento se me ocurrió algo y, sin pensarlo dos veces, salté hacia uno de los grifos con mi hacha lista para matar a su jinete, era una caída larga si fallaba, pero afortunadamente caí bien matando a el jinete en el acto y decapitando a su arquero después. Luego, lancé mi hacha contra uno de los grifos que se acercaba matándola, haciendo que ambos tripulantes cayeran. Pero casi de inmediato, una flecha que venía de detrás de mí cruzó muy cerca de mí, al girarme, vi que el último grifo estaba atrás mío. Comencé a hacer maniobras evasivas, pero sin poder escapar. De repente, Horus apareció a gran velocidad envistiendo al grifo matando a sus tripulantes en un ágil movimiento con su espada. Pero un cuarto grifo apareció logrando que su arquero matara de una flecha en la cabeza a mi esfinge haciendo que comenzara a caer a gran velocidad, luego vi cómo Horus, utilizando sus plumas como dagas, mató al grifo y sus dos tripulantes en el acto.
A varios metros de mí logré ver la esfinge que maté con mi hacha incrustada en su cráneo, así que comencé a descender en picada hasta que logré alcanzarla, cuando recuperé mi hacha, vi que ya estaba muy cerca del suelo y bajaba a gran velocidad, ahora si estaba asustado, por suerte Horus me salvó a pocos metros antes de dar contra la plataforma de aterrizaje sur.
– Justo a tiempo– le dije.
– Creo que será mejor que de ahora en adelante sea yo quien haga esas cosas en el aire–
– Oye, eso fue increíble, creo que deberíamos hacerlo más seguido–
– Lo discutiremos luego, primero concentrémonos en la misión–
– Bien, ya estamos cerca–
Un par de minutos después, llegamos. Las catapultas estaban colocadas en una de las dos plataformas de aterrizaje protegidas de varias ballestas y arqueros.
– ¿Estás listo Anubis? –
– Claro, es hora de destruirlos a todos–
– Bien, bombas fuera– dijo mientras me soltaba desde una altura de cien metros.
Comencé a descender en picada para una mayor velocidad utilizando mi hacha de escudo contra las flechas que me disparaban
– ¡Los veré a todos en el Inframundo! – les dije mientras daba un giro preparándome para dar un gran golpe a la plataforma. Acto seguido, impacté con tal fuerza que destruí la plataforma cayendo junto con todos los soldados por la montaña y, por segunda vez, Horus me salvó.
– Esta es la segunda vez que te salvo, creo que es mejor dejar los planes arriesgados e ir por lo seguro– me dijo.
– Si, después de esto tú serás quien volará, yo ya tuve suficiente acción aérea por otro par de siglos–
– Bien, ahora vamos por la siguiente–
– ¿Qué tal si vamos al este? –
– Si, vamos a mirar cuál es la situación cerca al Jardín de los Sueños–
– Mientras no entremos en él me parece perfecto–
– Bien, sujétate– me dijo mientras comenzaba a volar muy rápido.
Un par de minutos después ya habíamos llegado. Horus me dejó a unos cuantos metros del lugar teniendo que luchar contra los guardias que protegían el puente de acceso, que por cierto, salieron corriendo al ver a un gran perro de más de dos metros de alto que los mataría para llegar a las catapultas, una idea muy astuta de parte de ellos. Pero una bola de fuego impactó contra el puente destruyéndolo. Afortunadamente aún estaba alejado de la zona de impacto, pero ahora no podía cruzar y Horus estaba muy ocupado peleando contra un grupo de soldados que se acercaban a mi posición.
Entonces apareció Perseo montado en el famoso caballo alado llamado Pegaso, quien, armado con un mazo, derribó una columna principal de la plataforma haciendo que colapsara y cayeran.
– ¿Necesitas un taxi? – me preguntó acercándose a mí.
– Claro, necesito uno a las plataformas occidentales–
– Sube–
Me monté y tomé un arco que tenía Perseo, unos minutos más tarde ya estábamos en el aire a pocos metros del suelo cruzando por la plaza central esquivando las rocas cubiertas de fuego de las catapultas y todo tipo de armas arrojadizas que se dirigían hacia todas las direcciones. Durante el vuelo vimos a Quetzalcóatl en su forma de serpiente emplumada gigante que, sin ningún problema, embistió a la plataforma norte derribándola al instante.
– Bueno Anubis, llegamos, toma el mazo y prepárate para destruir todo lo que veas–
– Al fin destruiré algo con un mazo– dije emocionado.
– Bien, ahora comienza a golpear cosas– dijo mientras sacaba su espada y hacía que Pegaso aterrizara y siguiera por el puente cabalgando.
Cruzábamos el puente atacando todo hombre que se cruzara por nuestro camino, hasta que entonces, una de las catapultas disparó uno de sus proyectiles contra nosotros. De inmediato, me subí en el lomo del caballo y con el mazo golpeé la roca de fuego con todas mis fuerzas devolviéndola contra la catapulta destruyéndola. Luego, llegamos a la plataforma donde con el mazo, destruía las catapultas dejándolas fuera de acción, ahora nuestras tropas estarán más tranquilas. Mientras que yo tomaré un descanso. Suficiente acción por un largo tiempo.
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