Roma. Italia

19 de enero del 2020

ESTEBAN

Cayó la noche y el ruido de sirenas era abrumador. Los fuertes combates cesaron aproximadamente dos horas después del ataque a nuestra "fortaleza". Limitándose a pequeñas escaramuzas en zonas aisladas a las afueras de la ciudad.

Desde entonces, he buscado en los escombros del par de bloques de apartamentos colina abajo, sin pista alguna de Pablo y Sergio. Pero en ese momento, escuché el movimiento de los escombros más delante de mi posición. En aquel lugar, descansaban un grupo de cuatro soldados con sus uniformes desgastados y llenos de polvo se acercaban desde la calle. Quizá son sobrevivientes o sobrevivientes de alguna de las escaramuzas. Preparé mi fusil y les apunté. Pero resbalé y un ladrillo cayó creando un gran estruendo revelando mi posición.

Los hombres dispararon obligándome a buscar cobertura, entonces, un par de minutos después, dos camionetas llegaron y de ellas bajaron varios soldados junto a las chicas y mataron al grupo de sobrevivientes.

– ¿Estás bien? – preguntó Camila

Me limité a guardar silencio.

– Bien, empezaremos a buscar entre los escombros – dijo con un sentimiento de indiferencia ante mi reacción.

En ese momento, un par de carros blindados llegaron y destruyeron las camionetas matando a un par de soldados.

– ¡Cúbranse! – dijo uno de ellos justo antes de que una bala atravesara su pecho cayendo muerto al instante.

Todos corrimos y nos escondimos entre los escombros.

Los dos vehículos se estacionaron frente a nuestra posición dejando un grupo de aproximadamente quince soldados.

El intercambio de balas duró unos minutos provocando apenas un par de muertos en cada bando. De repente, apareció Horus volando cayendo encima de uno de los soldados, tenía aspecto de un humanoide de poco más de dos metros con cabeza de halcón, ojos de un color azul brillante y un par de alas que brotaban de su espalda. Estaba equipado con una armadura dorada y armado con una lanza de doble filo la cual usaba con mucha destreza.

Los soldados enemigos le dispararon, pero no lograron hacerle ningún tipo de daño. En cambio, Horus los mató con varias maniobras con su lanza e incluso, lanzó a uno de ellos con tal fuerza que creería que logró sentir lo que es volar antes de caer.

– Es hora de subir, el helicóptero los espera –

– No lo haremos, nos quedaremos a buscar a Pablo y Sergio – respondió Jennifer.

Horus caminó hacia los escombros mirando al suelo, hasta que pateó un pequeño montículo de escombros revelando la entrada a uno de los pisos de uno de los edificios lleno de escombros pero al menos casi intacto. Entró allí y unos pocos segundos después salió con Sergio y Pablo totalmente inconscientes, llenos de polvo y sangre. Un gran escalofrío corrió por mi cuerpo.

– Ahora suban, nos veremos en el Olimpo – dijo antes de levantar el vuelo a una gran velocidad dejando atrás tan solo una ráfaga de polvo que nos hizo retroceder.

El estado de ambos me asusto y me causándome ansiedad e intriga, solo espero que ambos estén bien.

Ahora tenemos que ir al Olimpo y esperar noticias de nuestros amigos caídos.