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CAPÍTULO 39: ¿DÓNDE ESTÁS MI AMOR?

Decidida a hacer algo por saber dónde estaba Edward, empecé a ir al hospital en lugar de la facultad. Cada mañana le pedía al automóvil que me dejase en otra de las puertas de la enorme universidad para poder empezar mi entrenamiento. Mis ropas de señorita de sociedad cambiaron por unas más sencillas. Abuela y papá pensaron que estaba deprimida y no preguntaron por dejar atrás los llamativos atuendos exclusivos.

No fue difícil inscribirme en un curso de primeros auxilios porque muchas personas los solicitaron, luego de una semana pregunté a uno de los profesores universitarios que trabajaba en el hospital, si ofrecerían cursos de enfermería. En un inicio se fijó en mi ropa costosa pero después de insistir me llevó con la enfermera a cargo del adiestramiento de guerra.

—No creo que tengas madera para esto— dijo mirándome de arriba abajo una mujer robusta.

—No soy citadina, crecí en el campo— aeguré rogando para que me acepte.

—¿Tu familia te dejará ir si el ejército envía enfermeras al frente?— preguntó muy seria.

—Tengo alguien allá peleando y aunque mi familia se oponga, me subiré en el primer barco que parta a Londres— dije convencida. Quizás mi determinación fue lo que la convenció o la desesperación de mis palabras.

—Pabellón 2, aulas 3 y 5. Llevarán clases teóricas un par de semanas y luego harán turnos en el hospital, en emergencias. Aún no tenemos fecha para partir. El ejército vendrá a seleccionar al personal de apoyo que viajará. Así que no te aseguro nada.

—Es suficiente— suspiré aliviada.

››››

—¿Qué es ese maletín dentro de tu bolso?— preguntó Alice mirando mi botiquín con apósitos.

—Ah es solo una pequeño bolsito, para mis lapiceras— dije escondiéndolo dentro de mi elegante bolso Launer europeo.

—Diría que es horrible pero ya no estamos para frivolidades en estos días— suspiró.

—¿Te sucede algo?— pregunté. Últimamente ha estado muy callada, terminó sus estudios de diseño el año pasado y está trabajando en un atelier muy elegante pero la preocupación que carga no creo que sea por el trabajo. –Ali ¿qué te pasa?— insistí.

—Jasper se ha en listado para ir al frente— me soltó de pronto, con los ojos llenos de lágrimas. –Está loco por ir a esa guerra, ha estado insistiendo a su tío para que lo considere en el primer barco que salga para allá y por cómo van las cosas eso sucederá pronto— confesó, sus brazos envolvieron su pequeño cuerpo y la rodeé con los mío para mostrarle que estoy con ella.

—Ali...— dije conteniendo mis ganas de hacerla partícipe de mis secretos. –No creo que el país entre en guerra, no sucederá— dije para calmarla.

—¡Claro que si! Incluso es una necesidad. Pero temo por Jasper, no sé de qué hacer, nosotras solo debemos quedarnos y ¿esperar? He dejado mi empleo en Maibocher— confesó limpiando una lágrima.

—¿Qué?— pregunté. Estuvo detrás de un puesto de pasante en ese taller por meses. Cuando lo consiguió se hizo empleada estable en solo cuatro semanas allí, debido a su talento. —¿Y qué vas a hacer?

—No necesitamos más moda Bella, no necesitamos ropa costosa y deslumbrante. Es tiempo de sencillez, de ser prácticas. Estos corsés, mangas, encajes, no son prácticos. Presiento que pronto la gente no podrá darse el lujo de comprarlos, tal como va todo, creo que es momento de cambios. Voy a trabajar con un pequeño taller que está produciendo ropa en serie— me dijo algo avergonzada.

—¿Ropa en serie?— pregunté.

—Empezaron abasteciendo al ejército pero ahora están en un gran proyecto para fabricar ropa en cantidades. Sé que es una locura, que estoy yendo en contra de todo lo que había soñado, que tenía grandes proyectos para poder mostrar diseños exclusivos al mundo pero no es la época correcta— volvió a suspirar. –Bella, mucha gente ha perdido todo, los negocios están cerrando, si entramos en guerra quedaremos a la deriva ¿Quién va a pensar en moda? Sólo la gente que pueda pagarlo, mujeres de grandes empresarios, ricas herederas pero yo no quiero trabajar así. Prefiero hacer ropas para mucha gente aunque sean en serie.

—Sé que todo está cambiando, que la guerra se acerca y también estoy asustada— dije. –Alice, has sabido alguna noticia de Edward?— pregunté.

—Nada. Le escribí a la señora Masen, ellos están en Londres pero no me ha respondido, deben estar mudándose debido a las amenazas...

—¿Qué amenazas?

—¿No lees los periódicos?— preguntó como si fuera obvio.

—Sí, claro pero no todo...

—Bella, los alemanes han amenazado con bombardear Londres

—¿Qué?— dije asustada.

—El gobierno va a enviar una docena de destructores con militares de élite, apoyo médico y armas pero Alemania está posicionando sus submarinos y no los van a dejar llegar. Bella ¡Jasper va a viajar! En una o dos semanas parten los primeros barcos— se echó a llorar en mis brazos.

—Alice... yo...

—Sé que ya olvidaste a Edward y que no podemos hacer nada desde aquí más que rezar pero Bella, no voy a quedarme de brazos cruzados— dijo más firme. –Me gustaría hacer algo, lo que sea.

—Lo haremos, algo surgirá— le dije intentando sonreír. –Es tarde, tengo clases— me despedí de ella con un nudo en la garganta. ¿Qué dirán mi abuela y mi padre cuando me vaya? Porque si soy seleccionada no pienso decirles, me obligarían a quedarme, no me dejarán partir. Esto es algo que no puedo decírselo ni a mi querida prima. Nadie sabrá lo que esto a punto de hacer hasta que esté dentro de ese barco.

››››

—Sostén eso ¡Rápido!— me gritó la enfermera más antigua. Llevaba la bata manchada de sangre, mis manos temblaban, sentía que estaba a punto de desmayarme pero logré presionar más fuerte en la herida.

Llevaba dos terribles días haciendo turno en el área de emergencia del Hospital de Chicago. Mis nervios se descontrolaban cuando llegaba algún aviso del arribo de la ambulancia. He visto atropellos, fracturas y gente con heridas profundas producto de peleas callejeras. Hoy ha llegado un joven de no más de 20 años, apuñalado. Su abdomen está completamente lleno de sangre, no creo poder con esto.

—¡Abre los ojos y mira lo que haces!— me gritaron nuevamente. Creo que no soy la indicada para esto, Edward podía hacerlo bien, yo no. Pero si no puedo calificar como personal de apoyo médico, no podré ir a Londres ni buscar a Edward.

—¡Lo siento enfermera!— repliqué lo más secamente posible. Minutos después el joven era ingresado a cirugía y nuestro trabajo terminó.

—El lunes vienen los marines— empezó a hablar la enfermera en jefe haciendo que muchas de las estudiantes contuvieran la respiración o soltaran un grito de terror. –Como saben, muchos médicos, estudiantes de medicina, enfermeras y paramédicos han sido enviados como apoyo a Inglaterra. Nada de esto es obligatorio, no es oficial que nuestra nación entre en esta guerra pero el gobierno va a seguir enviando ayuda. Así que las personas que deseen en listarse, podrán hacerlo, incluso los que apenas han empezado, concluirán su preparación allá. Espero sus documentos en mi escritorio para las personas seleccionadas, solo mayores de edad por favor— sentenció y el mundo se me fue al piso. Aún no cumplo los 18 años, me faltan escasos 3 meses.

Desperté preocupada porque no podré ir aún si me seleccionan. Tengo mis documentos pero no seré apta por mi edad. Estaba tan ensimismada en mis pensamientos que no me fijé que mi abuela me estaba mirando en el desayuno.

—¿Qué sucede Bella?— preguntó.

—Yo... es que, lo siento abuela, estoy algo pensativa— dije a modo de disculpa.

—Recibí carta de Carlisle ayer— comentó mirando mi reacción.

—¿Alguna noticia de Edward?— pregunté. ¿Dónde estás mi amor? Me repetía mentalmente, mientras mi abuela se tomaba su tiempo en responder.

—Sí. Está en Jersey, una de las islas del Canal de la Mancha.

—¿No está con Carlisle?— pregunté con temor.

—No, Edward no pudo salir. Estaban evacuando las islas cuando llegaron aviones alemanes y bombardearon el muelle.

—¿Qué? ¿Pero está vivo?— pregunté frenética.

—No, no se sabe con seguridad, Carlisle dice que Edward estaba terminando de des implementar el hospital de campaña, que viajaría en uno de los últimos buques pero tal embarcación no llegó a zarpar. Nadie puede entrar o salir de esa isla, los pobladores fueron tomados como prisioneros.

—¿Jersey? Canal de La Mancha...— murmuré.

—Ten fe hija, lograrán rescatarlo.

—¿Y mientras tanto que hago yo?— dije sin poder contener mi sufrimiento.

—Sus padres están allá pero ningún barco puede acercarse... al menos sabemos que no estaba herido, que el barco no sufrió daños, solo hay que esperar.

—No pienso esperar— dije enojada.

—No te precipites, sé que estás resentida con él pero no tienes que tomar ninguna decisión, sigue estudiando, escribiendo, no te refugies en alguien solo por decepción— comentó intentando ser suave.

—¿Qué?— pregunté sorprendida.

—Bueno Bella... es que... me han informado que frecuentas otras facultades en la universidad y que te han visto cerca del hospital de Chicago. Si sales con alguien, estás en tu derecho, ha pasado ya tiempo desde que Edward y tu...

—¡No salgo con nadie abuela!— dije enfadada conmigo misma. ¿Esa es la impresión que doy? ¿Alguien con sentimientos tan superficiales como para salir con otra persona por despecho?

››››

—Fórmense para la inspección— nos ordenaron en el patio del hospital. Hoy vendrían los altos oficiales de la armada para seleccionar al personal de apoyo. Me erguí lo más que pude y esperé tranquila. Aún no terminaba mi entrenamiento pero ya tuve prácticas así que eso debe contar. –Den un paso al frente el personal dispuesto a enlistarse para ser enviados a Londres— ordenó el director del hospital, uno de los profesores de Edward que yo conocía de vista.

Sin dudas avancé hacia adelante, dispuesta a salir en busca de la persona que tanto amo.

—Bien, las personas mayores de edad, que no presenten ninguna enfermedad crónica, que tengan adiestramiento básico pueden presentarse mañana a primera hora en la base naval portando una maleta pequeña. El buque sale en tres días así que sólo los que estén verdaderamente decididos podrán abordar. Se les proporcionará vestimenta, comida y entrenamiento— nos dijo un marine alto de cabellos rubios y ojos azules.

¡Tres días! ¿Y cómo consigo documentos para que me reciban?

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Un nuevo capítulo después de meses, me ha dado la twilimania otra vez. Ando como adolescente suspirando por Edward y recordé los viejos fanfics que no he concluido. 

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