011.
Oficialmente habían pasado tres semanas desde que el príncipe Park Jimin había sido secuestrado por la tripulación del capitán Jeon Jungkook.
El rey estaba que en cualquier momento le daría un ataque cardíaco por el constante estado de nerviosismo, estrés e inquietud que se encontraba al no tener respuesta alguna sobre el paradero de su hijo. Se había ofrecido a ir junto con la marina británica en busca de su hijo pero tal petición se le fue negada debido a que era una misión sumamente riesgosa. El rey se sentía impotente. Lo único que podía hacer era dar órdenes y mantenerse al tanto de nuevos informes para después esperar en su despacho hasta que lograsen encontrar a su único heredero.
Jimin.
El futuro rey, el legítimo heredero del reino y su único hijo.
Quería haber podido concebir a más hijos, tener una mayor herencia que fortaleciera la línea de sucesión sin tener que preocuparse y vivir con más tranquilidad. Pero la vida fue cruel y le arrebató a su amada reina de una enfermedad mortal cinco años después de dar a luz a su hijo. Su esposa murió entre sus brazos mientras la abrazaba después de escuchar sus últimas palabras:
"Cuida de nuestro hijo, cariño. Prioriza su felicidad antes que la tuya".
Jimin no lo recuerda con claridad porque su mente se había encargado de borrar ese recuerdo de su mente, pero él estuvo presente en la misma habitación cuando su madre murió y el rey lo recordaba muy bien. Aún le dolía recordar a su hijo de pequeño cuando tenía el cabello más claro y ojos brillantes con los brazos apoyados sobre la colcha mientras observaba confundido la desesperación de su padre.
Desde ese día algo se quebró dentro del rey y jamás volvió a ser el mismo de antes. Entró en una depresión eterna y lo único que le sostenía era su hijo, aunque a veces eso no servía de mucho. Aún con su dolor, alzó firme su cabeza y se dispuso a criar por su propia cuenta al que sería el futuro rey de Inglaterra. Le enseñó todo lo que sabía, lo que debía hacer y lo que no debía hacer. Le inculcó valores, ética y justicia. No fue suave. No podía permitirse ser suave cuando la corona estaba en riesgo al tener sólo un único heredero. Fue un padre duro, estricto y firme. Pero estaba orgulloso de lo que había creado.
Porque Jimin era perfecto.
Y no iba a dejar que unos miserables piratas se lo arrebatasen para siempre.
Por lo que desde su posición el rey dio un comunicado de prensa a toda la nación en donde estipulaba que aquel que encontrase al príncipe Jimin iba a recibir una recompensa de una absurda cantidad de dinero por parte de la corona.
El pueblo enloqueció. Todos los ciudadanos que tenían alguna embarcación se pusieron en marcha para ayudar con la búsqueda y los que estaban en tierra se dispusieron a buscar mapas, rutas o teorías. Se corrió la voz por todo lado y en menos de un parpadeo todo el mundo lo sabía. El rey estaba complacido porque además de tener a la marina británica de su lado también tenía a su ambicioso pueblo que no iba a dudar en hacer hasta lo imposible para buscar a su alteza real y obtener esa recompensa.
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Eran contados los lugares en los que los piratas podían llegar a desembarcar para arreglar la nave, repartir el botín o vender mercancía ilegal, pero no había otra isla como la famosa Isla Tortuga.
Tortuga era el refugio de los piratas de las embarcaciones que los perseguían y nido de bucaneros, un puerto donde la piratería y la ilegalidad se respiraba en el aire. En Tortuga podía encontrarse a la más valiente tripulación para las más temerarias expediciones, se podía comerciar sin pagar impuestos a ninguna Corona y sin que nadie preguntara por la procedencia de la mercancía. Generalmente los piratas iban a tomarse un descanso de las aguas yendo a cantinas para beber ron y cerveza, buscando compañía femenina de alguna prostituta o a comprarse nuevas armas para sus próximas aventuras.
Parte de la tripulación del Belleza Negra había desembarcado en la Isla a horas de la noche cuando mejor se ponía el lugar, todos yendo a diferentes direcciones para encontrarse en dos días nuevamente en la nave mientras que la otra parte se quedaba en el barco haciendo guardia y renovando los cañones.
El capitán Jeon amaba Tortuga y siempre procuraba divertirse lo más que podía junto con su mano derecha Taehyung. Sin embargo, esta vez era diferente porque tenían en sus manos y cuidado a uno de los tesoros más valiosos en ese momento quien era el príncipe Jimin por lo que también desembarcó con ellos.
Así que allí se encontraban metidos en una especie de taverna o cantina donde la música de acordeones gobernaba el lugar junto con las exclamaciones y risas de la gente. Gran parte de la tripulación del Belleza Negra se encontraban borrachos y entretenidos, excepto Jimin quien se encontraba en una esquina ajeno a todo el lugar con los brazos cruzados aún usando el abrigo del capitán y un sombrero puesto que le permitía ocultar parte de su rostro para poder pasar desapercibido. Los piratas con quienes venía le ofrecieron varias veces algo de beber pero él se negó al igual que muchas mujeres hermosas con escotes pronunciados se acercaron a ofrecerle compañía y por mucho que se viera tentador también las negó.
A este punto de la noche ya se encontraba harto y solamente quería un lugar tranquilo para descansar. Pues claramente no estaba acostumbrado a ese tipo de lugares por lo que le generaba un rechazo total, pero todos los tripulantes estaban demasiado entretenidos en sus propios asuntos y se negaba a salir solo en ese sitio.
Inclusive el capitán Jeon se encontraba bastante ocupado besando ferozmente a una prostituta con la que había estado charlando en la mesa. Jimin evitaba mirarlos pero era casi imposible cuando estaban al frente suyo, por lo que fácilmente pudo ver el momento en que Jungkook le miró mientras besaba a aquella mujer y volvió a guiñarle un ojo.
Jimin infló su pecho y apartó la mirada en molestia mientras trabajaba saliva con dificultad. Ese hombre era sumamente fastidioso e insoportable en todo su esplendor.
Al lado de Jeon se encontraba Taehyung conversando y riendo con otro pirata pero cuando miró a Jimin de reojo no pudo evitar ir a molestarlo.
—¡Alteza, tengo algo para usted! —exclamó ebrio y le abrazó de lado mientras le extendía un vaso de cerveza— Es para usted.
—No, gracias —respondió el rubio zafándose del agarre del pelirrojo.
—¡Ay! ¿Cómo que no? ¡Es una fiesta y tiene que divertirse!
—No es mi tipo de diversión.
—¿Cómo que no? —le miró confundido— ¿Entonces que hacen ustedes los de la realeza para divertirse?
—Algo completamente diferente a esto claro está.
Taehyung comenzó a reírse negando con la cabeza.
—¡No mientas! ¡Yo sé perfectamente lo que ustedes hacen! —le señaló con el dedo índice— Realizan enormes banquetes con un delicioso festín, toneladas de alcohol y sexo por doquier. No es tan diferente a esto.
—Yo no suelo asistir a esos banquetes —específico bajando la mirada hacia sus manos para jugar con su anillo y encogerse de hombros— Nunca han sido de mi completo gusto.
—Quizás faltaba algo... —intuyó el pelirrojo observando con ojos brillantes el anillo de oro con un rubí impregnado en el dedo índice del príncipe— ¿Qué es esa belleza que tienes ahí? —cuestiona tomando la muñeca del príncipe con fuerza para observar mejor la joya— ¡Vaya! Lo tenías muy escondido, ¿eh?
—¡Suéltame! —gruñe antes de rápidamente apartar su mano con brusquedad pero al observarla se da cuenta que ya no tenía el anillo— ¿Qué? —murmura y alza la mirada para notar que Taehyung se lo había robado— ¡Hey, devuélveme eso! —exclama queriendo quitárselo pero inmediatamente el chico le apunta con una pistola sin apartar sus ojos del objeto.
—Vaya, vaya... Qué anillo más hermoso y valioso, ¿debería venderlo o llevarlo puesto? —se preguntó a sí mismo.
—Ni se te ocurra —advierte entredientes el rubio encerrando sus manos en puños— Era de mi madre y lo quiero devuelta.
—¡Oh, Dios mío, la reina! —Taehyung le mira con los ojos completamente abiertos y emocionados— ¡Joder, con mucha más razón lo voy a conservar!
—¡No! ¡Dámelo, ahora! —Jimin se abalanza contra Taehyung y ambos comienzan a forcejear bruscamente.
—¡Hey! ¿Qué está pasando aquí?
El capitán Jeon intervino acercándose a la escena con una botella de ron en la mano y viendo confundido entre los dos.
—Alteza, no pensé que usted fuera de ocasionar peleas —mira sorprendido al príncipe.
—Idiota. ¡Tiene mi anillo! —exclama señalando al pelirrojo.
Jungkook se voltea hacia Taehyung y este solamente se encoge de hombros con indiferencia a lo que ambos prosiguen a reírse.
—Lo siento. Creo que no volverá a ver ese anillo nunca más, Alteza —responde el capitán entre risas— Se le olvidó que a eso nos dedicamos, inclusive creo que ya vendieron sus vestimentas a un excelente precio y algunas de sus joyas.
—No me importa las demás cosas. Solamente quiero mi anillo devuelta porque es una joya familiar que no puedo permitirme perder.
—¡Oh, eso lo vuelve mucho más valioso! —dice Jeon con una amplia sonrisa mirando a Kim.
—¡Es lo que dije! —le sigue el otro también sonriente.
—¡Hablo en serio, lo necesito! —vuelve a repetir el rubio viéndole con frustración— Por favor, es lo único que tengo de mi madre...
Jungkook relaja su mirada a una seria mientras Taehyung continuaba riéndose completamente ebrio.
—¡Lo siento, Alteza! ¡Es mío, ahora!
—Dámelo —ordena Jeon con voz firme extendiendo una mano hacia su compañero.
—¿Qué? —Taehyung le mira incrédulo— ¡Por supuesto que no!
De inmediato Jungkook le mira fijamente con su típica y severa mirada azulina.
—He dicho que me lo des, ahora —ordena con un tono de voz exigente.
Aún estando bajo los efectos del alcohol, Taehyung no tuvo más opción que depositar de mala gana el anillo sobre la palma de Jungkook y proseguir a tomar de su cerveza mientras se alejaba a regañadientes.
Jungkook guardó el anillo en uno de sus bolsillos. Jimin iba a decir algo pero inmediatamente el capitán avanzó a dirección opuesta y le miró señalando con la cabeza hacia la salida.
—Acompañeme —pidió para comenzar a abrirse paso entre el eufórico gentío de la cantina. Y Jimin molesto le siguió.
Ya volví, no se preocupen, voy a intentar actualizar los martes y sábados en la tarde noche, quizás este horario pueda ir variando pero ahí les estaría avisando. De recompensa les traje un maratón para que lo disfruten.
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