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003.

Un silencio sepulcral gobernó a la tripulación quienes permanecían anonadados al haber contemplado la vívida escena del príncipe derrotando a su capitán y dejándolo sin escapatoria.

Ahora desarmado, Jungkook se quedó inmóvil observando sorprendido las filosas hojas de aquellas espadas apuntándole. Y Jimin no pudo evitar sonreír.

—He ganado, capitán.

Sin previo aviso los tripulantes de la nave comenzaron a aplaudir y chiflar. Pues fueron pocos los que alguna vez lograron derrotar al capitán en un duelo de espadas. Entonces Jungkook al instante les dedica una mirada severa e inmediatamente guardan silencio.

—Bien —comienza el pelinegro sin ninguna expresión en su rostro— Tiene razón. Realmente es muy bueno en esto, Alteza.

Jimin frunce el ceño y aún manteniendo su postura acerca más las espadas a Jungkook.

—Mi libertad —exige.

—Primero baje las armas.

—¿Por qué? ¿Tiene miedo?

—El duelo ha terminado y sigue apuntándome. No era un duelo a muerte si piensa matarme.

—Debería matarlo —gruñe el rubio.

—¿Y por qué aún no lo ha hecho?

—Porque tengo ética, algo que a usted y sus hombres les falta muchísimo. Así que si me disculpa, tomaré uno de tus botes para irme lejos de aquí.

Park tira las espadas lejos como si les tuviera desprecio, y no era mentira, sabía usar armas pero en el fondo no le gustaba pelear. Jeon le sonríe de forma maliciosa dejándolo confundido hasta que se voltea e inmediatamente es detenido por dos piratas más grandes y fuertes que él. Intenta zafarse de ellos pero es imposible, entonces escucha la fastidiosa risa del capitán y siente su sangre hervir en cólera.

—¡Dijo que me liberaría!

Jungkook recoge tranquilamente su espada del suelo mientras le entrega la otra a su dueño sin quitar la sonrisa en su rostro.

—¿En verdad pensó que iba a dejarlo libre? ¿Después de lo mucho que me costó encontrarlo? —interroga viéndole con obviedad y guardando su espada.

—¡Hicimos un acuerdo, joder!

—Alteza, ¿no le enseñaron que nunca debe de confiar en un pirata? Mentí desde el principio, sólo quería verificar qué tan bien sabía defenderse y realmente me ha impresionado.

La respiración de Jimin está irregular viendo al capitán completamente furioso y sin dudarlo, intenta lanzarse contra él para golpearlo, soltándose momentáneamente de los agarres de los piratas. Pero en cuestión de segundos volvieron a detenerle sin haber sido capaz de tocarle aunque sea un cabello al contrario. Este, impresionado por la osadía del príncipe, se arriesga y corta la distancia entre ambos.

—Sé que es injusto pero así es la vida ¿no? —susurra al estar cerca de su rostro suspirando con falsa tristeza— Y no tiene otra opción más que quedarse aquí hasta que yo lo decida.

—Usted es despreciable —escupe el rubio viéndole con odio.

—Eso es un cumplido para mí —arruga su nariz antes de alejarse— Llévenlo devuelta al camarote y que no salga de allí hasta que yo ordene —espetó hacia los piratas que agarraban al príncipe— Ah, y denle ropa un poco más adaptable al lugar. Pueden prestarle de la mía, creo que somos de la misma talla.

—Está demente si piensa que usaré su maldita ropa.

—¿Prefiere andar desnudo?

Jimin le mira sorprendido por unos segundos para después fruncir el ceño y tragar saliva.

—Váyase a la mierda, Jeon.

—Capitán —corrige, viéndole fijamente y con seriedad— Para usted soy capitán. Nada más.

—¿Me está exigiendo respeto cuando ni siquiera puede tenerlo conmigo? ¡Qué sinvergüenza!

Jeon ríe.

—Vale, es verdad —asiente y seguidamente le hace una reverencia— Con su permiso, Alteza, me retiro.

Dicho esto se da media vuelta y baja las escaleras hacia la cubierta, ignorando los gritos y maldiciones del príncipe cuando lo arrastraron nuevamente hacia el interior del barco.

——— [ ☠️ ] ———


Jimin permaneció encerrado en aquella habitación durante todo el día. Por más que forzaba la cerradura en ningún momento pudo abrirla así que terminó rindiéndose a la media hora. Únicamente podía escuchar las voces de los piratas trabajando en la cubierta, hablando de cosas sin sentido y que no lograba entender. Lo más probable era que pasaban ebrios todo el día, pues lo que salía de sus bocas eran cosas inimaginables y fantasiosas. Estaban locos.

También podía escuchar la voz del capitán dando órdenes, aún no podía creer que le hayase engañado tan descaradamente.

Llegó la noche. El ruido en el barco disminuyó, poco a poco los tripulantes se dirigían a su respectivo camarote después de cenar dejando únicamente a los encargados de hacer guardia en la cubierta. Jimin estaba recostado sobre la cama, había permanecido así durante horas después de haber buscado por toda la estancia algún arma o forma de salir y fracasando en el intento. Como ordenó el capitán, fue obligado a cambiarse de ropa: una camisa holgada de manga larga color vino, unos pantalones marrón y botas negras conformaban la vestimenta que ahora tenía. Nada comparado con su ropa original que probablemente jamás se la devolverían por el simple hecho de estar conexionada por telas finas y costosas.

Sin previo aviso la puerta se abre después de mucho tiempo. De inmediato Jimin se incorpora de la cama poniéndose en alerta cuando entraron dos tripulantes del barco y le miraron de forma extraña.

—¿Qué quieren? —pregunta de forma tosca e insegura.

—Cenará con el capitán, solicitó que se presente ahora mismo en su camarote y sin objeciones.

Park alza una ceja.

—Avísenle al capitán que pienso declinar su insana solicitud.

—Sin objeciones —recalca firmemente uno de los tripulantes— Por favor, Alteza. No queremos hacerle daño.

—Oh, vamos —volteó los ojos— Si realmente no quisieran hacerme daño, no me hubieran secuestrado desde un principio. Así que no, díganle a su querido capitán que me niego a cenar con él.

Ambos piratas se miraron en silencio y asintiendo, se acercaron al mismo tiempo hacia el príncipe.

—Entonces lo haremos a la fuerza.

Jimin inmediatamente retrocedió.

—¡No se atrevan a tocarme!

—Entonces no se oponga y obedezca al capitán.

—Está bien... —acepta finalmente suspirando con pesadez— Iré.

Los tripulantes sonrieron.

—Acompañenos, su Alteza —piden cordialmente haciéndose a un lado y esperando.

Jimin tragó saliva y avanzó hacia la puerta pasando al lado de los piratas quien uno de ellos hizo ademán de tomarle del brazo pero inmediatamente lo apartó, saliendo solo de la habitación y sin que nadie le tocase. Pues ya estaba harto de tener las manos de esos despreciables hombres sobre él.

Al salir siguió a los piratas hacia el otro lado del barco donde se encontraba el camarote del capitán. Cuando le abrieron las puertas, Jimin notó que el ambiente no era tan diferente a la habitación en la que anteriormente se encontraba. Las paredes eran de madera oscura, los colores café y vino resaltando e iluminado por linternas. De seguro el camarote estaba dividido en más secciones, pues ahora se encontraba en una pequeña estancia donde únicamente estaba una enorme mesa y algunos asientos.

—Entre —ordena uno de los piratas dándole un empujón por la espalda para introducirlo al lugar.

Jimin les dedicó una mirada amenazante pero aún así obedeció sin quitarles un ojo de encima.

—Cuando salga de aquí, les juro que me encargaré de hacer que acaben en el más horrible y e inhumano calabozo para toda la maldita eternidad —los amenaza entredientes.

—¿Y qué le hace creer que saldrá vivo de aquí, su Alteza? —sonríen los piratas antes de cerrarle la puerta en la cara.

Entonces Park gira sobre sus talones observando nuevamente el lugar y sin ver al capitán por ningún lado.

—¿Me buscaba, Alteza?

Jimin se sobresalta y mira sorprendido a su izquierda observando la oscura figura del capitán apoyada sobre una pared sombreada, cruzado de brazos y con una pequeña sonrisa en su rostro. Evidentemente no le había visto al estar escondido entre las sombras por lo que decidió salir y avanzar hacia el mencionado.

—Luce muy bien usando mis prendas... —halaga Jeon al verle sin pudor de pies a cabeza— Oh, y aún conserva ese delicioso aroma —murmura al invadir su espacio personal y haciendo ademán de tocar su rostro.

—No me toque —el príncipe se aleja sin mirarle a los ojos y con la respiración pesada.

Jungkook relaja la mirada y presiona sus labios finalmente apartándose de Jimin.

—Lo siento. Es que usted es muy interesante e inusual. Nunca había conocido a alguien tan... —se detiene.

Jimin alza la mirada esperando su respuesta pero finalmente Jungkook niega con la cabeza y le resta importancia. Seguidamente señala la mesa de al frente y sonríe.

—Siéntese.

El rubio lo hace y cautelosamente toma asiento. El pelinegro imita su acción sentándose al frente y con un silbido indica a los sirvientes del barco que trajeran la cena. Inmediatamente varias personas entran al lugar y comienzan a preparar la mesa dejando elegantes y finos platillos con deliciosa comida sobre la mesa. Jimin se quedó algo impresionado, jamás pensó que un barco pirata pudiera tener tanta elegancia y por un momento se sintió en un palacio. Jungkook agradeció a los sirvientes y después de eso se retiraron.

—Provecho, Alteza —murmura antes de comenzar a comer tranquilamente.

Jimin le mira con desconfianza y seguidamente también a la comida. No iba a mentir, tenía muchísima hambre y aquellos platillos se veían deliciosos pero definitivamente no confiaba en nada ni en nadie de ese lugar, por lo que dudó en comer por un momento. Sin embargo, el apetito le ganó y finalmente cedió ante la comida.

Después de haber comido por aproximadamente cinco minutos, a Jimin comenzaba a fastidiarle la forma en la que Jungkook le miraba a cada rato. Ni siquiera le devolvía la mirada pero sabía que le estaba viendo mientras comía y eso era incómodo como aterrador.

—¿Quiere dejar de mirarme? —pide al perder la paciencia viendo al pelinegro con suma molestia y fastidio.

—¿Le molesta?

—Sí, mucho.

—Oh, disculpe —sonríe de forma inocente— Ya le dije, usted es muy interesante. ¿Cómo puede comer con tanta elegancia y delicadeza? Qué aburrido... No tiene a nadie a quién impresionar.

Jimin frunce el ceño.

—No busco impresionar a nadie, crecí en un palacio y así me educaron. ¿No es obvio?

—Sí, pero no tiene por qué comportarse de esa forma conmigo. Siéntase libre de actuar como quiera, su Alteza.

—Se llama educación y modales, algo que usted no posee.

—En eso se equivoca —dice de inmediato— He intentado mantener el mayor respeto hacia usted. Así que, completamente maleducado no soy.

—El mayor respeto que puede tenerme es obedeciéndome —corrige el príncipe con voz firme— Porque le guste o no, soy su superior y futuro rey, pero claro está que le importa un carajo.

—Exactamente —concuerda descaradamente el capitán con una sonrisa.

Park niega con la cabeza suspirando pesadamente. Ya no tenía hambre.

—Nunca había conocido a un hombre tan sinvergüenza como usted. No sabe lo mucho que me desagrada.

—Eso es un halago para mí —afirma Jeon llevando una mano a su pecho y mostrando una cálida expresión— Pero compartimos opiniones distintas sobre el otro porque usted me agrada bastante.

—No me interesa si le agrado o no.

—¿Por qué tan grosero, Alteza?

—He terminado de comer —avisa levantándose rápidamente de la mesa al mismo tiempo que el capitán quien le detiene con una mirada seria.

—Siéntese —ordena.

—No, he perdido el apetito.

—He dicho que se siente, ahora —espeta con dureza, el color azul de sus ojos haciéndose más intenso e intimidante.

En silencio, Jimin vuelve a sentarse, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño. Jungkook le pide a los sirvientes que retiren la comida, poco a poco la superficie de la mesa se va despejando hasta quedar vacía. A continuación, Jungkook se levanta y se dirige hacia una vitrina de madera de sauce donde saca dos copas de vidrio y procede a llenarlas de ron. Jimin observa extrañado sin entender nada.

—Se suponía que nada más iba a cenar e irme —avisa.

—Nadie dijo nada de irse, se queda aquí y punto.

Dicho esto se acerca nuevamente a la mesa y extiende una de las copas al príncipe.

—Tómelo —ordena.

Jimin niega con la cabeza.

—No suelo beber alcohol.

—Una lástima, es difícil beber otra cosa en alta mar. Tendrá que acostumbrarse —vuelve a acercarla está vez de forma más exigente— Tómelo, por favor.

Park recibe la copa entre sus manos observando con desconfianza el fuerte líquido en su interior.

—¿Cómo sé que no está envenenado? —pregunta con cautela.

—Alteza, si quisiera matarlo lo hubiera hecho desde hace rato, ¿no cree? Simplemente quiero aligerar un poco las cosas, es todo.

Sin apartar su vista desconfiada del capitán, el príncipe comienza a beber despacio del líquido. Sonriendo, el capitán imita su acción y le da un gran sorbo antes de dejar la copa sobre la mesa.

—¿Mejor?

Jimin asiente lentamente con la cabeza y tragando saliva decide finalmente preguntar lo que hace horas le inquietaba.

—No me ha asesinado porque necesita algo de mí —comienza con voz tranquila— Y creo que merezco una explicación del por qué estoy secuestrado en este barco, capitán.

Jungkook le observa sin ninguna expresión durante unos segundos hasta que finalmente se aleja y comienza a buscar algo en un librero. Jimin se abstiene de preguntar, simplemente se dedica a mirar en silencio como Jeon saca un mapa escondido en un libro y vuelve a dejarlo en su lugar para acercarse de nuevo.

A continuación extiende el mapa sobre toda la superficie de la mesa y lo forza por las esquinas con algunos objetos para que estuviera completamente visible.

—¿Qué es esto? —pregunta Jimin observando el plano de papel tapiro tamaño mediano con tonalidades amarillentas y cafés, claramente era un mapa antiguo, pero no lograba localizar las indicaciones que mostraba.

—Es a donde comenzaremos a zarpar a partir de mañana —explica y seguidamente alza la mirada para conectarla con el rubio— ¿Ha oído hablar sobre la fuente de la juventud, Alteza?

—¿Fuente de la juventud? —repite frunciendo el ceño— No, nunca.

Jeon asiente con la cabeza y carrapea su garganta.

—A principios del siglo XVI, Juan Ponce De León fue en búsqueda de una leyenda —comienza caminando vagamente por el lugar bajo la confusa mirada de Jimin— Una leyenda que hablaba sobre una fuente cuyas aguas otorgaban a quienes bebían o se bañasen en ellas la inmortalidad. Se dice que la encontró pero no logró utilizarla pues no tenía conocimiento de los requisitos que pedía... Así que dibujó con sus propias manos un mapa de la ubicación exacta de la fuente.

—Creo que ese trago le afectó demasiado, capitán  —murmuró el rubio creyendo firmemente que el pelinegro tenía un tornillo flojo— Está claro que sólo son leyendas tontas. No es real.

—¿Ah no? —levanta las cejas y señala el mapa— Ese es el auténtico mapa de Ponce De León.

Inmediatamente Jimin bajó la mirada a la mesa observando sorprendido el mapa y por un momento pensó que era real, pero no, era imposible. Negando con la cabeza y perdiendo la paciencia se levanta con brusquedad.

—¡Suficiente! —exclama encarando al capitán— Ya me quedó bastante claro que usted es un completo lunático. Y ahora mismo exigo que me diga qué quiere de mí. ¿Qué estoy haciendo aquí escuchando sus estúpidas fantasías?

Jungkook le mira fijamente sin ninguna expresión.

—No me ha dejado terminar, Alteza. Y todo lo que le estoy diciendo es completamente real, no es una leyenda... Este mapa —coloca una mano sobre el pergamino— Lo estuve buscando durante dieciocho días por el Mar Caribe. Y lo encontré en el barco abandonado de Ponce de León dentro de un cofre con miles de espinas alrededor... Aún me siguen doliendo las manos.

Jimin permanece en silencio intentando no dejarse llevar por la mínima credibilidad de aquella historia, pero la mirada de Jungkook era seria y no arrogante como acostumbraba a tener al hablar, era una mirada sincera. Además la forma en la que relataba cada detalle sonaba muy creíble. Siempre había escuchado sobre leyendas e historias de las criaturas y misterios del mar. Pero jamás pensó que pudieran ser completamente reales.

—Será mejor que comience a creer en las historias que le contaban de niño —Jungkook pareció leerle la mente— Los monstruos marinos, las sirenas, los fantasmas y hasta los dioses antiguos... Todo existe y es real.

El príncipe traga saliva sintiendo como poco a poco su ritmo cardíaco se aceleraba y un vacío en el estómago.

—¿Y qué tengo que ver yo con la fuente de la juventud?

La mirada de Jeon parece iluminarse por un segundo y con una sonrisa ladina comienza a acercarse lentamente hacia Park.

—Para poder usar la fuente se necesitan solamente dos cosas —estando cerca del príncipe toma delicadamente una de sus manos y la observa. Jimin se tensa— Uno, los cálices de oro de la última cena —gira la mano dejando la palma a la vista— Y dos... —sin previo aviso pincha con su dedo pulgar cubierto de un dedal punzante la piel de Jimin sacándole un jadeo para después ambos contemplar su sangrado. Entonces Jungkook le mira fijamente a los ojos y dice— La sangre de un heredero al trono.

De inmediato el rubio aleja su mano del pelinegro retrocediendo y viéndole asustado.

—¿Qué? ¿Va a matarme? —interroga intentando procesar todo lo que acababa de escuchar.

—No —niega tranquilamente— Aún no. Lo necesito vivo para poder completar el ritual a la perfección y debo utilizar su sangre fresca para eso. No muerta ni conservada, fresca. Así que lo llevaré hasta la fuente y será como mi sacrificio. Descuide, sólo será un pequeño rasguño —sonríe— No dolerá mucho...

Jimin traga saliva, manteniendo escondido detrás de su espalda un cuchillo que había logrado robar de la mesa mientras Jungkook estaba distraído.

—El viaje durará un mes... máximo dos —explica Jeon caminando hacia el mapa y comenzando a señalar los puntos— Primero pasaremos por la laguna de Adán donde buscaremos los cálices, después haremos una pequeña parada en la Isla Tortuga para darnos un descanso y reparar algunas cosas de la nave —apunta un sitio a la derecha— Después de eso no podremos detenernos y continuaremos hasta pasar por la Bahía Sirena y por último recorreremos las aguas fantasmales que están al oeste... —suspira— Será muy peligroso, espero no muramos en el intento o que no surja algún inconveniente de camino. Así finalmente obtendré lo que quiero y mi tripulación un abundante botín que se dice se encuentra en la laguna.

—¿Y yo qué gano con todo esto? —cuestiona el príncipe acercándose lentamente al capitán.

—Nada. Quizás la experiencia de una gran aventura —sonríe alegre— Claro, si es que no muere en el camino. Pero descuide, no permitiré que eso suceda. Yo lo cuidaré.

—No necesito que me cuide.

—Alteza, es obvio que usted no tiene ni las más mínima idea de lo que es navegar en aguas peligrosas  —oscurece su mirada— Y no va a morir en manos de otros que no sean las mías.

Inmediatamente y sin previo aviso, Jimin gruñe y se lanza contra Jungkook intentando clavarle el cuchillo en el pecho. Sin embargo, el pelinegro reacciona rápido y se aparta.

—¡Joder! —exclama, retrocediendo cuando el contrario volvió a acercarse para atentar contra su persona.

El rubio alcanzó a rozar con el filoso cuchillo la mejilla del capitán antes de que los piratas de la vez pasada entraran al lugar y lo detuviesen de los brazos con fuerza. Se removió, furioso e impotente, pero sintió una ligera satisfacción al saber que prácticamente le había devuelto la herida en su mejilla.

—¡Ahg! —se queja Jeon, llevando una mano a la herida que comenzaba a sangrar— ¡¿Qué mierda fue eso?!

—¡Está demente si cree que me va a llevar a mi muerte segura!

Ambos se miran en silencio de forma fulminante y con un evidente rechazo hacia el otro. Jungkook suspiró con fuerza, retener a Jimin iba a ser más difícil de lo que pensó. Definitivamente el chico era todo lo opuesto a lo que imaginó que sería, aún así, le encantaba esa peculiar actitud. Sin embargo, también le sacaba de quicio al no poder controlarlo como quería. El plan podía fallar si no lograba hacerlo y no podía permitirlo.

—Sáquenlo de aquí —espeta con dureza.

Los piratas obedecen llevándose a Jimin a la fuerza y dejando a un Jungkook pensativo. Sólo era cuestión de tiempo hasta que el príncipe lograra acostumbrarse y aceptar su destino. No iba a dejarlo ir para nada del mundo, pues había estado planeado esta misión durante años y nada se lo iba a impedir.

Nada.

Bueno gente, qué tal están? Qué les pareció el CB de Bangtan, la verdad aún sigo en la piedra. Anyways, espero que les esté gustando la historia y cuando esté más avanzada estableceré un horario para ir actualizando y así. Stream Yet To Come, loks. See you'll 🤍

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