Capítulo 35
Jaelyne
El lugar del evento se ha vuelto un caos, los curanderos no dan abasto. Muchas personas están mal, los guardias revisan todo el castillo y el festejo se convirtió en catástrofe. Kael se ve triste, estoy enojada, furiosa, nadie hace infeliz a mi marido.
Sea quien sea ese dios me las va a pagar.
—¡Jacky! —me llama Kael cuando se da cuenta que me voy.
Avanzo por los pasillos y toco mi runa, hay un ruido extraño, entonces el camino se vuelve nubloso, así que me detengo.
—El olor de las runas —susurra el culpable del desastre.
—¿Quién eres? —consulto al no verlo—. Eres quien atemoriza a mi amiga y destruye mi boda, ¿verdad?
—Mi mujer es la creadora de las runas. —Lo oigo detrás de mí, así que toco el mango de mi espada y me doy la vuelta, pero no está ahí—. ¿Sabes? No me tienes miedo, me aburres.
—¿Y entonces por qué te presentas ante mí?
—Dale un mensaje a Cielo.
Una piedra con otro dibujo de runa cae al suelo, entonces la niebla se disipa. Me acerco y agarro el objeto.
—Jaelyne. —Veo a Morket venir junto con Aerix y el dios alza la mano—. Yo me encargo —me aclara.
—No, lo haré yo.
—Es tu boda —me recuerda.
—Lo sé, pero por algo me lo dio a mí.
—Por más que me encante que la fiesta que te convirtió en bígama se arruine, déjame que me encargue.
—No. —Guardo el objeto—. Me ocuparé cuando sea el momento. —Regreso al evento.
—¡Jaelyne! —Se acerca Kael hasta mí—. No me asustes así.
—Tranquilo, no me va a pasar nada. —Sonrío—. Terminemos esto.
Aerix
Salgo de los baños y no me visto con mi ropa habitual, me pongo ropa del Reino del Desierto. Una yukata que cubre todo mi cuerpo. No quiero estar con poca ropa si Ketran aparece, sé que no sirve de nada, pero ya no sé cómo tranquilizarme. Me abrazo mientras avanzo con miedo por el pasillo, me sobresalto cuando tocan mi hombro.
—Oh, eres tú —le digo a Morket con alivio.
—¿No puedes dormir? —consulta ya que es muy tarde.
—Creo que no dormiré en mucho tiempo. —Suspiro.
—¿Blus duerme?
—Ronca —me quejo y se ríe.
—Eso sí ahuyentará a papá.
—No bromees.
—No se acercará si estás con Blus, le dio alto dolor de cabeza.
—No creo que nada funcione —opino.
Veo que ofrece su mano.
—¿Quieres venir conmigo? Me quedaré despierto.
Mis mejillas arden, mi corazón golpea fuerte, entonces sin darme cuenta ya estoy aceptando su gesto, porque noto su tacto cuando tomo su mano.
___
jfbbkdvbdskvbsdkvsuy protégeme a mí también. Yo corrigiendo el capítulo y chillando como pendeja JAJAJA por los dioses, me emociono 😍
Atte: Vivi.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro