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XXXVII.

No había sentido la necesidad de pensar mucho la compra que había hecho, simplemente le nació comprar el collar de plata más caro con el que se cruzó, al ver la joya supo en el momento que le quedaría de maravilla a su omega, incluso se lo había imaginado llevándolo. Conducía con una sonrisa hacia su hogar mirando de vez en cuando la bolsita donde llevaba el regalo para su omega.

Estaba ansioso por verlo con aquel collar.

Cómo era de costumbre al llegar a su penthouse Jimin lo recibió con una sonrisa, un abrazo y un beso, era encantador ser recibido de tal forma todos los días. Sin duda alguna su más grande hazaña había sido casarse con Jimin. Su mejor decisión fue haberlo arrebatado de los brazos de su hermano.

“Hola, amor.” Le sonrió besando su frente. “¿Cómo has estado?”

“Muy bien, hoy ensayamos para una presentación.” Dijo con una sonrisa tras envolver su mano con la de su alfa. “Adivina que presentaremos.”

“¿El lago de los cisnes?”

“Cerca.” Sonrió. “El cascanueces.”

“¿Y ya sabes cuál será tu papel?”

“Aún no, espero tener uno bueno, pero sé que seré un ratón por mi reciente incorporación.” Rió.

Jungkook acompañó su risita, pero se prometió hacer todo lo que estuviese en sus manos para conseguirle el protagónico, cueste lo que le cueste.

“Tengo un regalo para ti.” Dijo Jungkook atrayendo de la cintura a Jimin, teniéndolo tan de cerca y mirándolo a los ojos sus ganas por marcarlo como suyo para siempre crecían, tuvo que besarlo para quitar esos deseos de su cabeza.

El momento de marcarlo llegaría cuando Jimin se lo pidiera.

“¿Ah, si?” Bajo la mirada algo tímido por el beso imprevisto de Jungkook, aún no se acostumbraba a las muestras de cariño por parte de su esposo. Aún no se acostumbraba a recibir besos de alguien que no fuera su ex novio. “¿Qué es?”

“Vamos a la habitación, quiero que lo veas.” Tomó su mano y con pasos rápidos lo llevó hacia la habitación que compartían.

Olía a coco, vainilla y a rosas, esos aromas colocaban una sonrisa en Jungkook pues eran de las cremas y colonias de su omega. En cualquier parte de su penthouse podía sentir su presencia ya sea por sus colonias o su aroma natural, podía drogarse con aquello.

Colocó cuál muñeco a Jimin frente a su peinador y sacó de la bolsita su regalo, tomó la caja de gamuza y la abrió frente al omega, los ojos le brillaron al ver cada zircón y el hermoso dije de corazón que estaba en medio.

“Wow, es tan… hermoso, gracias, Jungkook.” Le miro con mejillas sonrojadas y timidez.

“No me agradezcas, esto es lo mínimo que podría darte, te daría todo lo que me pidas, amor.” Beso su frente. “Ahora veamos cómo te queda.”

Jimin se giró para verse en el espejo mientras Jungkook le colocaba la joya en su fino cuello, se estremeció por sus dedos fríos contra su piel pero no le importo, solamente sonreía mientras hacía contacto visual con su esposo a través de su reflejo.

“Te queda perfecto.” Dijo orgulloso, llevó sus manos a la cintura de su omega y lo pegó a su cuerpo, reposó su mentón en el hombro de Jimin y sonrió. “Eres tan hermoso.”

“Me sonrojas.” Bajo la mirada y recostó su cabeza con la de Jungkook, se miró al espejo y al momento de encontrarse con sus propios ojos sintió como su boca se agriaba por la imagen frente a él.

Se veían bien juntos, muy bien, pero ese no era el lugar que le correspondía a Jimin y lo sabía, la vida y la luna lo habían destinado a otros brazos pero él había desobedecido a aquello, había actuado por impulsos y suposiciones. Pero no había marcha atrás, tenía que acostumbrarse a aquel reflejo por el resto de sus días. Vería siempre a Jungkook tomándolo posesivamente de la cintura mientras le besaba el cuello.

Suspiro pesadamente y trato de dejar de pensar en aquello, quería disfrutar del momento que vivía en los brazos de Jungkook.

“¿Qué es eso?” Preguntó Jungkook señalando con su mirada un collar de oro rosa que hacía al lado de su joyero.

Pronto Jimin se ahogó en sus propios nervios, se había olvidado guardar aquel viejo regalo y ahora su esposo lo había visto.

“Oh, un regalo viejo, estaba ordenando mis joyas y… se me olvidó ponerlo en su lugar.”

“Es un corazón.” Lo soltó y fue a tomar el collar. “¿Quien te lo regaló? ¿Tu papá?”

“No, fue—” Fue interrumpido.

“Taehyung.” Dijo mirando la inscripción que llevaba el corazón atrás, era una J y una T. “¿No?”

“Sí…”

El ambiente se tornó tenso, Jungkook dejó de hablar y solo se dedicó a examinar la joya cuidadosamente.

Era oro barato, lo había notado desde que lo tuvo en sus manos y aunque fuera barato había sido usado una infinidad de veces por su omega, en cada centímetro del collar podía sentir su aroma.

“Es lindo. Muy él.” En sus palabras, dijo que era barato. “¿Te gusta?”

“Sí… no sé, pensaba guardarlo.”

“¿Por qué? Es bonito, veamos como te queda.” Dijo acercándose a él.

“No, Jungkook, no tienes por qué…” No soportaría verse con ese collar, no quería, reviviria mil y un recuerdos mirándose tras el espejo.

Estaba bien sin pensar en lo que dejó atrás y ahora Jungkook estaba obligándolo a qué recuerde. Quería que supiera que todo eso estaba atrás, que lo de hoy y mañana era él, ellos.

“Mírate.” Ordenó tras colocar el collar en su fino cuello. “El oro te queda.”

No quería alzar la mirada, sentía que lloraría al verse y luego a Jungkook.

“Mira.” Alzó la voz ordenándole, Jimin tuvo que hacer caso. “¿Qué tal?”

“Jungkook…”

“¿Cuál te gusta más? ¿Mi regalo o este collar?”

Jimin se miró al espejo, su corazón se rompió al ver manos ajenas a Taehyung tocar ese collar. Se lo había regalado cuando le pidió que fueran novios, tras un picnic y un paseo en bicicleta Taehyung le había pedido de rodillas que fuera su pareja, los recuerdos lo ahogaron y por eso sus ojos se aguaron.

“¿Cuál, amor?” Pronto sintió un gran consuelo, solo escucho la voz de su alfa y se sintió en paz, dejo de pensar en lo que fue y no será.

“Tu regalo. Es más lindo.” Dijo con una sonrisa, llevando su mano hacia la de su esposo y acariciándola.

“Bien.” Beso su cabeza. “¿Entonces para que conservas esto?” Llevó su mano hacia el collar y lo rompió con un jalón, fue tan rápido que Jimin no pudo reaccionar. “Hay que tirarlo.” Así hizo, lo tiró al piso logrando que el dije saliera volando por la habitación.

Su corazón se rompió, Jungkook tenía razón, no había razón para guardar algo con tantos recuerdos. Aún así, quiso llorar, quiso arrodillarse y reparar el collar roto, quiso golpear a Jungkook por haberle hecho eso, pero no. Solo suspiro.

“Te queda mejor lo mío.” Volvió a colocar el collar que le había regalado, acarició el dije y le beso la mejilla. “¿No crees?”

“Sí.” Asintió. Suspiro, sonrió.

Las manos de Jungkook se volvieron a posar sobre su cintura, sus labios volvieron a buscar su cuello y sus cuerpos volvieron a tener aquella fricción de la cual era prisionero hace muchas noches. Se dió la vuelta para besar a su esposo, lo beso con hambre y pasión, quiso acallar los pedazos que crujían en su interior.

Jimin desvistió a Jungkook con desesperación, le quitó el saco, la camisa y tiró su corbata, se subió a él de un salto mientras tomaba sus labios con fiereza. Quiso quemarse con el tacto de su esposo para olvidar todo el pasado, en sus besos quería olvidar lo vivido al lado de otra alma; su alma gemela.

Encima de la cama que compartían y con el collar que llevaba la sangre de su esposo en el dije dejó que lo tomara, se entregó a él entre lagrimeos y un corazón roto.

“Nunca me dejes, Jungkook.” Le dijo entre jadeos, abrazándose fuertemente al cuerpo del alfa.

“Jamás.” Afirmó, limpio las pequeñas lágrimas que desfilaban por las mejillas del omega. “Nunca te dejaré, Jimin, jamás.”

El omega no dijo nada, solo busco el calor que el cuerpo de su esposo le brindaba, se aferró a él fuertemente mientras esté le besaba.

















:3

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