diciassette
Cuando Yoongi vio a Jungkook en el despacho de su amigo con el ceño fruncido, tuvo el leve presentimiento de que hizo algo malo.
Taehyung dormitaba en un sillón, completamente cansado puesto a que esas noches no había podido descansar como le hubiera gustado por sus redundantes pensamientos, que iban desde la planeación de su viaje con el pintor hasta lo que sea que él se refiera al decir que terminará por desnudar su alma. Cualquiera de las dos opciones, le hacían mantener sus ojos abiertos mirando a la nada.
Los pelinegros se encontraba juntos en otro mueble, más cerca de lo que les gustaría a ser un asiento para dos personas. El pálido disfrutaba de su arroz crudo con un poco de vergüenza al escuchar el ruido que sus dientes hacían al masticar, incluso había ofrecido su bocadillo y fue rechazado.
—¿Para qué viniste?
—Quiero hablar con Tae. — respondió el menor con rapidez, sin dirigirle la mirada.
—¿Sabes dónde está Hoseok? — pregunta Yoon, a lo que recién puede lograr que el contrario le mire por sobre su hombro.
—Creo que en casa de su padre.
—Entonces me voy. — sin decir más, Yoon sale del despacho con rapidez, sin poder aguantar el semblante de Notte, quien parecía estar molesto, confundido e indignado, le resultaba un poco extraño.
Una vez solo, se dedicó a ver más a su amante, le transmitía tanta paz verlo tan calmado. Se levantó de su asiento para trabar la puerta y, con pasos nerviosos y vacilantes, se dirigió al castaño. No estaba seguro de lo que haría o cómo, pero lo quería.
Así que, con su corazón latiendo por añoranza y nerviosismo, se acostó a su lado.
El sillón no era muy grande que digamos, por lo que terminó casi recostado encima de un cuerpo que no era suyo. Las piernas de ambos quedaron enredadas, una encima de la otra, sus pelvis quedaron más juntos que nunca antes al igual que sus torsos. Sus bocas se rozaban, en cualquier movimiento podrían iniciar un beso, algo que ha estado deseando Jungkook.
Rápidamente, sintió dicha calidez que tanto ama al estar en los brazos de Taehyung. La fuerza con la que le rodeaban no era mucha, puesto a que seguía dormido, pero existía un mínimo de agarre que no le permitía caer al suelo y casi pudo sentir una muerte dulce al suspirar como el enamorado que es.
Pasaron así un buen rato, por fortuna, nadie apareció para molestar. El silencio era agradable para el pintor, aunque siga sumergiéndose en sus pensamientos, se limitó a disfrutar el contacto que le hacía sentir seguridad y protección, buscando esconderse en la curvatura del cuello y hombro del contrario, donde dio más suspiros al percibir todas sus extremidades calientes, felices de tener tal contacto.
No pudo evitar que las yemas de sus dedos trazaran líneas imaginarias a donde llevara sus manos, al rostro, pecho y espalda baja de su amante. Le era fascinante y etérea la belleza que éste poseía, tan magnífica y digna de admirar, de ser plasmado en los lienzos del mundo entero. Que todos vean su sonrisa al igual que sus lágrimas, sabe que la envidia es mala, pero desea que los demás la tengan al saber que está abrazado a tal hombre.
Dio cortos y pequeños besos en la piel expuesta, sin ser totalmente consciente, empezó a subir una de sus piernas hasta que su rodilla quedó a la altura de la cintura que tanto ama tener en brazos. Estuvo así por unos cuantos minutos, sorprendiéndole que Tae no haya despertado aún.
De repente, su vientre se contrajo.
Sus ojos se abrieron por completo y detuvo cualquier movimiento, incluso su respiración. Ya no sentía calor, sino frío y mucha vergüenza al reconocer tal sensación casi olvidada.
—¿Por qué te detienes? — aquella nueva voz ronca no ayudó en nada a su condición, por lo que trató de tirarse al suelo en un acto desesperado y dramático, pero lo único consiguió fue un agarre en su cintura más fuerte — No te vayas.
—Tae, e-es que–.
—No te vayas — volvió a pedir y supo que es un ser débil ante su voz de recién levantado —. Te he extrañado.
—Yo también, pero–. — no pudo seguir hablando porque un par de labios se posaron en los suyos.
El beso fue calmado en un inicio hasta volverse un poco brusco, o quizás sólo eran imaginaciones del pelinegro, quien aún tenía una temperatura alta. Las manos de Taehyung no se quedaron atrás, acariciaron con parsimonia la espalda de su noche, yendo de arriba abajo por toda la extensión de su columna con sus grandes palmas.
—Estás caliente. — dijo el castaño después de separarse para tomar aire, afirmando sus palabras al posar su boca en la frente del menor.
Jungkook sólo quiso enterrar su cabeza en la tierra, todo él de ser posible.
El sonrojo en su rostro sólo lograba hacer especulaciones en el mayor, el cual se intensificó al ver que éste tenía unas cuantas marcas rojas que él mismo hizo sin darse cuenta. Su cara fue inspeccionada con suma delicadeza, casi perdiéndose en el toque que le daban un par de dedos y, la mínima cordura que le quedó, rezaba para que a Tae no se le ocurra ver a su entrepierna.
—Tienes fiebre.
Marcini quiso levantarse con rapidez, algo desorientado por su reciente sueño y preocupado por el bienestar de su amante tras su apresurada conclusión, quien fue el encargado de colgarse de su cuello para no dejarle ir.
—Mi Noche, puede que estés enfermo, iré a traer paños remojados en agua para que se te pase. — habló con dulzura, sin saber realmente qué estaba pasando.
—No, mi Giorno, no me dejes — Kook se acercó más a él, donde las marcas no parecían querer desaparecer. Si salía con eso, está seguro que alguien preguntará y no tardará en saber quién se las hizo al estar a solas, ni cómo culpar a Yoongi —. No estoy enfermo, sólo quédate a mi lado.
—Notte, ¿cómo no vas a estarlo? — a regañadientes, volvió a acostarse para apresar al menor entre sus brazos — Me preocupas.
Con inocencia ni segundas intenciones, coló su mano por debajo de la camisa que Kook portaba, para validar aún más sus palabras al poder imaginar el calor por el que su amante pasaba. Sin embargo, pasó por alto la reacción de éste, siendo que arqueó su espalda y un muy bajo jadeo salió de sus labios.
Sin contar la fricción en su pelvis que el movimiento de sus cuerpos generaba. Sobre todo, por esa pierna que estaba entre las suyas.
—Llamaré al doctor Abati para que te revise, puede que tengas lo mismo que Francesca hace meses. ¿Tienes los mismos síntomas? — el pelinegro negó — Debes de cuidarte, mi amor. No quisiera que tengas algo grave por lo cual debas de sufrir dolor físico, aun así, estaré a tu lado hasta que te recuperes porque no quiero verte mal, así que v–.
—Taehyung, te amo — le dijo apresuradamente, a lo cual el nombrado respondió que él también con confusión por la inesperada declaración —. Pero, por favor, cállate o deja de hablarme con ese tono de voz ronco que me estoy excitando.
El sonrojo en sus mejillas aumentó cuando no escuchó ninguna palabra por parte del contrario, por lo que optó esconderse más en su cuello para no tener que verle.
De acuerdo, él ya no era un adolescente que no sabía lo que sucede con su cuerpo. Las erecciones son sucesos normales que los hombres tienen, información dada por Jimin la primera vez que le tocó. Lloró tanto al no entender por qué su miembro se levantaba con tan poca estimulación.
Al principio, claramente tuvo placer y curiosidad al explorar las partes de su cuerpo, le parecía hasta divertido conocer qué le gustaba y, entre esas cosas, estuvo aquel rubio, quien le decía te amo con cada beso, caricia y penetración que le dio en su momento. Tuvo experiencias inolvidables, en el mal sentido, a tan corta edad que hasta hace poco supo que era abuso y violación, aprendizaje por parte de Jin al preguntar indirectamente – o tal vez, no tanto – sobre si está bien si alguien toca zonas específicas de tu cuerpo, incluso si te negabas a ello.
Lo que fue bonito y amoroso, se convirtió en espantoso y terrorífico. Por muchos años se prometió a sí mismo no tener más contactos de esa índole con nadie más al resultarle asqueroso y repulsivo.
Sin embargo, se sorprende verse disfrutando el mínimo toque del mayor.
Las sensaciones que volvía a experimentar eran divinas, además de seguras. Las veces en las que se ha masturbado son muy escasas, creía que tal deseo de tocarse se apagó por andar pensando en otras cosas más importantes. Pero ahora, si ya se sentía tan bien estar entre los brazos de su día, ahora podría afirmar ser capaz de todo.
—Soy nuevo en esto. — mencionó el castaño, con sus mejillas rojas a más no poder. Recién cayendo en cuenta que, lo que sentía en su estómago, no era ninguna rodilla.
—También soy nuevo en esto con una persona que amo — soltaron una risa nerviosa como el par de inexpertos que eran. No se movía, mucho menos sus manos de donde las dejó por el temor e inseguridad que le empezaba a abrumar —. L-Lo siento.
—Está bien, supongo. Tranquilo.
Inesperadamente, Taehyung no está tan desconcertado a comparación que el menor. Si bien no sabía qué hacer, pensó que aquello no era nada malo o extraño, sólo era desconocido para él. Con algo de curiosidad en él mismo, bajó la mirada hacia su propio miembro, el cual estaba... normal.
» No siento nada. «pensó con extrañeza. Él también tenía erecciones, pero siempre sucedían en completa soledad. Pocas ocasiones fueron en las que logró correrse con su propia mano, no era una de sus actividades favoritas, pero se presentaban sin poder evitarlo por completo.
—Ah, mierda. En serio lo siento — habló de nuevo Kook, aún avergonzado y sin poder relajarse —. N-No sé qué me pasa, sólo que hace m-mucho no me toco y yo te a-amo en todas las maneras posibles, también me a-atraes m–.
—¿Yo provoqué eso?
—A-Algo así.
» Yo también lo amo y no reacciono así. «a esas alturas, el castaño ya se hacía una idea de que su cuerpo estaba dañado o era defectuoso.
—¿Vas a esperar a que baje o...? — no terminó su pregunta puesto a que no se le atravesaba una idea coherente en la cabeza para calmar a su amante.
—Quiero esperar, no tengo buenos recuerdos sexuales — Taehyung asintió de manera compresiva, tampoco tenía mucho que hacer para ayudar —. P-Perdón nuevamente si te hago sentir incómodo o presionado.
—No lo haces, mi Noche — responde con sencillez —. No tengo experiencia en esto, sigo siendo virgen y creo que moriré así.
—¿De verdad? — preguntó, recibiendo un pequeño sí en un susurro casi inaudible.
Sus miradas se conectaron, aun si los nervios no les dejaban pensar con claridad, Kook posó su palma en el pecho contrario mientras sus labios se posaban en los otros sin iniciar un beso.
Tragó grueso al llegarle pensamientos que creía enterrados acerca de su cuerpo, su rostro y atractivo, realmente no quería volver a verse como una persona que nadie quiere porque mucho le ha costado aceptar que también es digno de ser amado.
—¿Y no quisieras hacerlo conmigo?
Movió un poco su pelvis, con mucho temor al rechazo e incertidumbre. Se escondió nuevamente mientras sentía su erección crecer más con cada roce, de su boca salían leves jadeos que el mayor no supo decidir si le provocaban ternura o cierta incomodidad, aunque quiera evadir lo segundo. De cierta manera, le atraían un poco los gemidos que escuchaba.
—No lo sé.
—¿Q-Quieres que m-me separe?
Ni siquiera supo cómo formuló la pregunta, puesto a que está más concentrado en el muslo que tocaba partes sensibles en su piel. No recibió ninguna respuesta, por lo que sus acciones se desvanecían de a poco.
—¿T-Taehyung? N-Necesito que me d–. ¡Oh, mierda! ¡Taehyung!
El nombrado había alzado más su pierna, con la única intención de escuchar esos leves gritos, sorprendiéndose en demasía al agradarle haber escuchado su nombre de esa manera.
Jungkook separó más sus extremidades para poder sentir tal tacto más de cerca, la ropa le empezaba a parecer tediosa y molesta. Las manos en su espalda no dejaron de acariciarlo, obligándolo a arquear su cuerpo y mostrar su rostro ante el del contrario, su ceño ligeramente fruncido, mejillas sonrojadas y labios entreabiertos evidenciaban cómo respondía a la placentera estimulación.
—Hazlo de nuevo — pidió el castaño con voz grave y el pintor no supo a qué se refería, estaba demasiado cegado por el calor del momento y sumergido en la belleza frente a él —. Gime mi nombre, me gusta escucharte.
—¿Taehyung? — dijo bajito y cerró sus ojos con fuerza al percibir otra fricción en su miembro que pedía a gritos ser atendido — T-Taehyung...
» Sigo sin sentir nada. «volvió a pensar el nombrado después de unos minutos de simples provocaciones, sintiéndose de pronto tímido e inseguro, por lo que terminó levantándose con una rapidez que logró confundir a su amante.
Su rostro se encontraba también un poco sonrojado, pero no tanto como el hombre que le miraba preocupado y dolido en el sillón. Con mucho disimulo, vio a su propia entrepierna y notó que su pantalón estaba con leves manchas, no por sus propios fluidos, sino los del menor, quien optó por darle la espalda tras cubrirse al también estar mojado.
Suspiró, la situación le abrumaba conforme pasaban los segundos y se le hacía imposible respirar. Terminó por salir del despacho, creando un fuerte ruido al cerrar la puerta tras él que retumbó en el desolado pasillo. Mantuvo una postura serena, incluso si nadie le estaba viendo y se encaminó hasta su habitación, la cual se encontraba hasta el final de aquel camino donde se cambió rápidamente y tomó otra muda de ropa para su amante.
La cabeza la tenía hecha un lío, no sólo por lo que acaba de pasar, sino también por no haber reaccionado de la misma manera. Se dio un tiempo para verse al espejo al lado de su cama, además de su camisa arrugada, no había ningún indicio de casi haber estado en un encuentro sexual o como sea que se le tenga que llamar, odiaba tanto ser un inexperto en ese tema.
También quiso llorar al percibirse como un completo inútil.
Regresó al despacho con paso apresurado y cohibido, tenía cierto temor a entrar que logró alimentarse al escuchar un sollozo.
Jungkook, por su parte, se había hecho una pequeña bolita en si sitio al alzar sus piernas hasta su pecho. Ya no tenía calor, sino mucho frío y su cuerpo estaba resentido al ser rechazado, se negaba a moverse a no ser que sea envuelto nuevamente en los brazos del castaño. Las lágrimas no tardaron en salir al verse completamente solo, no supo decir si era por la chocante actitud de Tae o todas las emociones que sintió de golpe.
La erección en sus pantalones bajó con rapidez, odiándose por haber sentido tal mundano deseo como muchos lo habían catalogado en el pasado.
—Traje ropa para que te cambies — dijo Marcini entrando a la habitación y trabando nuevamente la puerta —. Creo que ha de ser incómodo... estar así.
Notte jadeó por lástima mucho más fuerte, sin embargo, asintió e intentó levantarse hasta quedar sentado. Algunos mechones de su cabello estaban pegados a su frente y cuello, tenía casi todo el rostro sonrojado y las piernas entumecidas, un leve mareo le permitió ver borroso por unos segundos hasta que pudo estabilizarse.
—¿N-No te parece lindo mi cuerpo? — preguntó sin mirarlo y el mayor asintió con rapidez.
—Mi Noche, yo te amo y amo tu cuerpo, eres tan lindo para la vista de cualquiera — lo dicho sólo logró hacer brotar nuevas lágrimas —. Pero no de esa manera. No tanto, creo. E-Es complicado, ¿sabes? Nunca he tenido ese tipo de contacto y tampoco he estado interesado o necesitado de tenerlo.
—E-Es que es extraño — admitió, queriendo despejar toda duda que hay en su cabeza —. No me quieres como las únicas dos formas en las que me han querido. No me buscas para tener sexo o ser un sirviente, ¿verdad?
—No, no lo hago.
—Entonces, ¿para qué me quieres? ¿Por qué me quieres? ¿Por qué decidiste enamorarte de mí tan rápido?
—¿Crees que mi amor no es real? — Marcini se sentía ligeramente ofendido, aunque descolocado por dichas preguntas puesto a que no tenía respuesta para ninguna.
No las tenía porque no encontraba respuestas complejas, mucho menos la última. Es decir, ¿por qué decidió enamorarse tan rápido? No fue su culpa, en realidad, fue el mismo pelinegro que le hizo dar cuenta de eso y creía que ya había afirmado ello.
—¡Es confuso! — terminó por sentarse correctamente en el sillón, sin darle la espalda al contrario, quien seguía sosteniendo sus prendas y se había arrimado a su escritorio — Jimin también me decía cosas bonitas, cuánto supuestamente me amaba y hacía parecer que me iba a dar todo el mundo, como t-tú, s-sólo para maltratarme.
Jungkook ocultó su rostro en sus palmas, tratando de respirar para no tener alguna otra crisis nerviosa. Su cuerpo temblaba por el llanto, se sentía tan patético y vulnerable, tan cansado que podría dormir por años hasta volver a despertar a su espíritu jovial.
Unos brazos le rodearon con delicadeza, permitiéndole aferrarse al torso que ahora estaba frente a él. Su mejilla acarició la suave tela en busca de más caricias, las cuales recibió con recelo. Decir que Marcini no se sintió algo con la comparación sería mentir, pero de cierta manera, entendía su amante.
—Soy Taehyung, no Jimin.
—S-Sólo conocía dos maneras de amar, pero contigo todo es diferente y t-tengo miedo.
—Yo conocía una, que era el de mi familia y tú me enseñaste una nueva — las grandes palmas del castaño fueron hasta las hebras negras para peinarlas con parsimonia y paciencia —. Sé cuán espantoso es que te obliguen a hacer lo que no quieres. Si no quieres que te toque, hable de ciertos temas o cualquier cosa que te haga sentir incómodo, dímelo sin problemas. E-Estoy aprendiendo de ti, el sabio aquí eres tú
—Tengo miedo porque quiero hacer muchas cosas contigo, hablar, escucharte, tocarte y que me toques. Nunca antes lo he querido tanto y eso asusta, te amo tanto que duele — Kook tomó cierta distancia hasta que sus rostros quedaron a la misma altura, nuevamente estaba casi encima del contrario. Recibió un casto beso con sabor a lágrimas saladas —. Tampoco soy ningún sabio.
—Lo eres para mí.
—Porque nadie más te ha hablado como yo o se ha acercado a ti. Así mismo como nadie más ha hecho lo que tú hiciste conmigo.
—¿Qué hicimos?
—Enamorarnos. — susurró en voz baja.
Sus labios se volvieron a encontrar mientras el mayor le limpiaba las lágrimas a su pequeña Noche, tan frágil entre sus brazos y afirmó una vez más que no se equivocó al nombrarlo así. Aunque en la cabeza del menor seguía siendo un caos y estaba muy consciente que aún hay mucho que hablar y aclarar.
—Taehyung — le llamó al separarse —. Cuando me propusiste trabajar para ti, ¿por qué me preguntaste quién es la mujer de mis pinturas?
—Uhm... — pensó un poco antes de suspirar y caer rendido más en el sillón — Está bien, lo diré porque no quiero que haya mentiras entre nosotros, las odio y me siento hipócritas al mantenerlas — Notte asintió, acomodándose mejor para recibir la calidez que le brindaba —. Quería casarme con ella.
—Ni siquiera sabías si era real o no.
—Lo sé, muy tonto de mi parte — soltó una risita —. Ahora que vuelves a mencionarla, te diré que siempre me preocupó su expresión triste, se veía muy solitaria y nadie hablaba de eso.
—Sí, se sentía muy sola... — murmuró, arrimando más su cabeza a la del contrario.
—Eres bueno para transmitir emociones en los lienzos. Tienes mucho talento, mi Noche.
—Lo sé, lo sé — ambos sonrieron —. Pero, ¿ahora ya no quieres casarte?
—Sigo pensando que el matrimonio es inservible porque la mayoría son forzados. Mira a Francesca, Yoongi y hasta a mí. Mi madre, desde que llegué, me ha presionado con conseguir una buena esposa porque teme a que pierda todo lo que he conseguido con el pasar de los años.
» Sé que algún día he de morir y dejaré la casa, mis viñedos y cualquier propiedad a mi nombre en manos de nadie porque no tengo ningún hijo el cual herede eso. Pensé en que mis hermanas podrían manejarlo, pero lo más probable es que sus futuros esposos sean los que se apropien de ello y no quiero que nadie más allá de mi familia toque lo que es mío.
—Tu madre sigue sin convencerme. Es tan contradictoria que me asusta.
—Se preocupa por sus hijos, de una manera errónea, pero lo hace y busca lo mejor para ellos según ella — hizo una corta pausa para mimar el rostro del menor, quien se veía muy a gusto con cada toque y eso hizo que su pecho se sienta aún más cálido, hablar sí que liberaba el alma —. Como decía, supongo que la desesperación y poca experiencia con personas más allá que Fran, Rosé, mamá, madre Berenice y la familia de Yoongi, se mezcló para que viera una salida en esa bella mujer como para creer que la amaba.
—Muchos quieren saber de ella, la verdad. Porque nunca la han visto para luego empezar con sus habladurías cuando no les debería de importar quién eso, algunos dicen que es mi hermana, madre o esposa.
—Iba a ser tu esposa — le recordó con amargura —. Aunque, tengo curiosidad en saber su historia. Es decir, cómo siguieron comprometidos por un tiempo hasta que decidieron ya no seguir juntos.
—Pronto lo sabrás, mi Taehyung — sus tonos de voz fueron suaves al igual que los pequeños besos que se daban cada tanto —. Rompí con ella al darme cuenta que me enamoré de un viticultor que poco a poco está aprendiendo a expresar sus emociones, no sabes cuánto me enorgullece.
—Yo conocí a un pintor que me hizo conocer muchos sentimientos y darme cuenta de ellos, sobre todo los que hacen explotar mi corazón cuando estoy cerca de él.
—Perdón por no ser una mujer — soltó de repente, extrañando a su compañía —. Si fuera una, todo sería más fácil. Tu madre no me odiaría, podría darte los hijos que quisieras y seguir con el legado de tu apellido. Podríamos pasear por las calles de la mano, besarnos donde se nos dé la gana y ser un matrimonio feliz.
—Entonces, también perdón por no ser una mujer.
—No tienes por qué pedir perdón por eso.
—¿Y tú sí? — Jungkook iba a volver a hablar, pero fue callado por unos dedos que se posaron encima de sus labios — Pensé que íbamos aceptando quiénes somos. Un hombre enamorado de otro hombre.
—No digo que no me estoy amando. Sé que soy un hombre enamorado de otro hombre — suspiró —. Me costó hacerlo, aun así, pienso que todo sería más fácil si fuese... una bella mujer.
—Pero no lo eres.
Era inevitable no pensar en eso de nuevo. En ver a su Día de la mano con una doncella sería lo mejor para todos y aquello le provocaba un terrible dolor de cabeza, además de romperle el corazón.
—Desearía serlo si eso implica poder ser felices.
Sin embargo, él era un egoísta, siempre lo fue.
—Aunque estoy feliz de ser un hombre que ama a otro hombre.
Una cena iba a desarrollarse en la residencia Marcini esa noche.
Cada día faltaba menos para que la hija mayor de la familia se desposara, lo cual no tenía alegre a ninguno, es más, parecía que todos esperaban a la mismísima muerte. Yendo de un lugar para otro, organizándose lo mejor posible sin muchos ánimos para recibir a la familia Vitale con la excusa de aprender a convivir todos para el día tan esperado.
—Patrañas.
Taehyung sentía que la cabeza le explotaría en cualquier momento, ahora se encontraba vistiendo uno de sus mejores atuendos para recibir a esas personas, gastando el tiempo cuando perfectamente podría estar compartiendo besos con su Noche, hablando con él y tocando sus suaves mejillas, quien no ve desde hace un par de días no le ha visto por el mismo ajetreo en la casa.
Lo extraña.
Su relación siguió en el marco de lo que podría considerarse normal en ellos, disfrutando los pocos acercamientos porque cada uno tenía algo que hacer, demasiado ocupados en sus respectivas y diferentes vidas. Aun así, el menor buscaba ciertos espacios para ir a verlo a su despacho al ser que aún no podía acercarse a su establo.
Al parecer, una sorpresa le esperaba allí y eso le emocionaba tal niño en busca de regalos.
—A mí qué mierda me importa conocerles, con quienes están a mi lado basta y sobra. Mierda.
Las maldiciones y su ceño fruncido nunca le abandonaron como a diferencia de Yoongi, el pelinegro se había ido temprano por la mañana al saber lo que ocurriría, alegando que él no tiene ningún lugar en la mesa como para opinar o escuchar de temas que no le incumben, cuando ambos saben que se fue sólo porque quiso.
Él también deseaba largarse, pero no podía para bien o mal. Puesto a que la gran mayoría de matrimonios se realizaban por fines meramente políticos o económicos, el de Francesca no parecía ser una excepción. Una desgracia para todos.
Un par de golpes en su puerta le llamaron la atención, donde fue con el mínimo interés para encontrarse a una joven sirvienta de cabello negro y muy fino a simple vista, un par de mechones cubrían su frente perlada de sudor. Dedujo que era nueva al no reconocerla y tampoco haberla visto con anterioridad.
—¿Qué sucede? — preguntó después de unos segundos al ver no daba ningún atisbo de querer hablar, haciéndole perder el tiempo — ¿Cuál es tu nombre?
—Jieun, señor Marcini.
—Bien, Jieun — intentó sonreír para transmitirle seguridad — ¿Ibas a decirme algo?
—L-La señora Fiorella p-pregunta si ya está listo... La familia Vitale está aquí.
Asintió sin mucho que decir, dio un vistazo rápido a su habitación antes de voltear a ver a la joven nuevamente —. Está bien, gracias por el comunicado.
Caminó por el pasillo con mucha lentitud, dando a entender nuevamente que no quería encontrarse con nadie. Antes de bajar por las escaleras e insultar al murmullo que empezaba a surgir, vio a su despacho con extrañeza puesto a que la puerta parecía estar abierta.
No pensó mucho al respecto y se dedicó a cerrarla sin mucho interés para seguir con su camino.
Al llegar a la planta baja, había un total de siete personas esperando en él – sin contar a los sirvientes –. De inmediato pudo sentir un frío escalofrío por su espalda al tener tantos ojos puestos en su persona.
—Él es mi primer hijo — mencionó su madre ni bien entró en su campo visual, colgándose de su brazo con una sonrisa forzada —. Es un honor para nosotros tenerlos en casa, señor Vitale.
—Llámeme por mi nombre, Fiorella — fue incómodo para el castaño ver a su madre soltar una pequeña risa al saber que ésta era fingida, la conocía tan bien al utilizarla con frecuencia. Luego, la mirada de aquel hombre alto de cabello rojizo se posó en él para extender su diestra —. Massimo Vitale. — se presentó, sonriendo en grande.
—Taehyung Marcini. — aceptó su mano, viendo cómo el resto de su familia se le situaba al lado.
—Ella es mi esposa, Carina — señaló con su cabeza a la susodicha e inevitablemente pensó en la gallina de Notte, sacándole una sonrisa fuera de lugar. Sacudió con disimulo su cabeza —. Mis hijos Santino e Irene.
—Encantado de conocerles.
Saludó a las mujeres con un beso en sus manos y al futuro esposo de su hermana sólo con una mirada totalmente desaprobatoria. No les prestó más atención de la necesario, siguieron hablando de temas triviales que no quiso escuchar para dedicarse a asentir a lo que le decían, como hace muchos años no hacía.
Le disgusta mucho y, sin poder evitarlo, un pequeño puchero que casi pasa por desapercibido se instaló en sus labios. Casi porque Rosé se dio cuenta de ello, puesto a que tenían los mismos sentimientos encontrados.
La castaña también tomó el brazo de su hermano, ya siendo olvidado el cierto enojo que tuvo por haberle negado ir a ver a Notte. Vio a la pelinegra hablar con la que será su cuñada, o intentar hacerlo porque aquella pelirroja no parecía decir más de lo necesario mientras mantiene una postura recta y rostro serio.
Cuando anunciaron que la mesa estaba lista, ambas familias caminaron con paso tranquilo, tomaron asiento a lo largo de la mesa y dejaron algunos asientos vacíos. Taehyung estaba en la cabecera, su lugar al ya demostrar ser la cabecilla de los Marcini. A su diestra, le seguía su madre, Francesca y Rosé. Del lado contrario, tuvo al señor Vitale, Carina, Santino y, finalmente, Irene, quien no parecía querer hablar y eso estaba bien, tampoco le interesaba.
Frente a ellos, un par de platos pequeños fueron puestos como entrada, algunas ensaladas y papas horneadas. Ideales para ser un acompañante a una extensa charla.
—Dinos, Taehyung — le dirigió la palabra Massimo, llamando la atención de todos —. Tu madre nos dijo que eres idéntico a nuestro hijo, ¿en qué se parecen?
—Determinación en sus trabajos. — habló rápidamente Fiorella y no supo si agradecer o aborrecer la acción.
—¡Espléndido! — halagó esta vez Carina — Santino es muy bueno en las finanzas, tiene una cabeza brillante. Podría trabajar para ti en tus viñedos, debes de necesitar un poco de ayuda.
—Mujeres, estoy queriendo mantener una conversación con el señor Marcini — el pelirrojo regañó, causando cierta disonancia en los demás presentes. Sobre todo, en la madre de aquel castaño, quien mordió su lengua para evitar soltar algún otro comentario. En cambio, la señora Vitale, mantuvo una sonrisa pequeña en su rostro, acostumbrada al trato —. Guarden silencio.
—Es una buena idea que Santino trabaje en los viñedos — dijo Irene esta vez, ganándose una mirada desaprobatoria de su progenitor, la cual ignoró por llevar un poco de zanahoria a la boca —. Señor Marcini, yo también estudié finanzas. Puedo ayudarle, soy igual de competente o incluso mejor que mi hermano.
Los Vitale eran conocidos por los lares por diversas cosas, entre ellas está que el hijo mayor sea un prodigio en las matemáticas. Estaban muy metidos en la industria del cuero por Italia, al menos, su cabecilla, las mujeres eran alabadas más por ser consideradas buena y futura buena esposa, de aspecto sumiso y leal.
Aunque era la primera vez que escuchaba algo más interesante de aquella mujer.
—¿Qué clase de mujer y hermana eres como para decir esas cosas? — Massimo murmuró por lo bajo.
—¿De verdad? — preguntó Tae y ella asintió con una sonrisa — Me alegra, pero deniego la oferta por motivos privados. Muchas gracias — su mirada se posó en el padre de la chica, a quien sonrió falsamente —. Mi madre puede hablar cuando se le plazca. Recuerde que usted está en mi casa, no puede venir imponer órdenes.
—Sólo digo que se abstengan a intervenir en donde no se le son llamadas, que conozcan su lugar en la sociedad y en la familia — el hombre asintió para sí mismo, viendo a Francesca —. Espero que su hermana sea una buena mujer para mi hijo, callada y de actitud pasiva, como debe ser.
—Y nosotros esperamos que su hijo sea un buen hombre para ella, que no le falte el respeto y le dé su debido lugar como futura señora Vitale — dijo, mirando directamente a Santino, quien se abstuvo a mantener el contacto visual con evidente nerviosismo —. De lo contrario, me veré obligado a intervenir.
—¿Nos está amenazando, señor Marcini?
—Quiero dejar en claro que cuido de las personas que conforman mi hogar, señor Vitale. ¿Usted no haría lo mismo? — el hombre asintió con resignación — Me alegra saber que logra comprenderme.
Los platillos fueron retirados de la mesa junto a algunos cubiertos, las mucamas se movían con rapidez y, entre ellas, pudo ver a Jieun, la cual se mostraba más nerviosa que antes. Cuando sus miradas chocaron, le regaló una sonrisa fugaz.
—Me gustaría decir lo mismo, Taehyung — aún con la comisura de sus labios alzados, vio al pelirrojo con desdén —. Mi lugar en mi familia es siempre velar por el bienestar de todos, darles a conocer su labor de cada quien. Mi esposa sabe cómo debe comportarse ante mi presencia o en al de algún otro hombre, al igual que mi hija y mi primogénito seguirá mis pasos.
—De ser así, ya no nos sentimos muy convencidos de este arreglo nupcial entre mi hermana y Santino.
—Claro que no lo estarán. Porque la familia Marcini se ha visto tambaleante con el pasar de los años, sin ninguna figura paterna que reprenda a sus hijos y su mujer, no tuvieron una mano dura que les reprenda — habló con altanería, acercándose más al castaño para que sólo él pudiera escuchar lo que diría —. Eras muy pequeño cuando ocupaste el papel de tu padre, ¿verdad? Es una lástima que ahora no puedas entenderme, al haber sido criado sólo con mujeres, no me extraña tu actitud mansa y débil.
El plato principal fue puesto en su nariz y ni eso pudo sacarlo el corto trance en el que se había metido. A sus fosas nasales llegó el delicioso aroma de la carne sumergida en una salsa espesa junto a arroz fresco y apetecible, no fue hasta que la mano de aquella nueva sirvienta se posó en su hombro con mucho disimulo.
Sí, era una verdadera pena la muerte de su progenitor. Pero, ¿qué debía hacer a esas alturas? ¿Llorar por él? ¿Maldecirlo? No sabe a dónde quiere llegar Massimo, pero no se doblegará ante él con tanta facilidad.
—Si para usted es una lástima que no pueda entender a un muy probable abusador de poder... Le doy toda la razón.
El sonido de los cubiertos siendo dejados caer en la mesa retumbó por todo el comedor, a su vez, la palma de su madre le agarró el muslo por debajo de la mesa, dándole un regaño silencioso.
—No dejaré que llame así a mi padre. — dijo Santino con voz grave y ceño fruncido, evidentemente molesto con la situación. Su cabello negro bien peinado le daba un poco de gracia al ser una persona que no arregla mucho su apariencia, se abstuvo a no comentar nada al respecto.
—Esto es sencillo, familia Vitale — sus manos tomaron el tenedor y cuchillo para empezar a cortar la carne, dándole un aspecto más desinteresado en la conversación —. Ustedes nos dan el debido respeto que merecemos como personas y nosotros se los daremos en igual medida. Ni más, ni menos.
—Hablas con tanta facilidad por no estar en mi lugar, niño — las palabras de aquel pelirrojo, inevitablemente, le hicieron recordar a su Noche, chocándole por unos segundos —. Pero no puedo esperar mucho de quien no ha formado una familia propia.
—Si quiero o no conformar mi propia familia, a ustedes no les interesa.
—Lo hace ante la probabilidad de que sus patéticas convicciones se les haya pegado a sus hermanas también — la mirada frívola del hombre se dirigió a las Marcini menores —. Míralas, cada una ya debe de tener su esposo de la alta sociedad como nosotros, con un hijo o dos, si es que sirven para algo.
—¿Qué mierda? — oh, ese viejo no debió insinuar eso sobre sus hermanas.
—Las mujeres no sólo deben de ser consideradas para tener hijos y formar familias, por Dios — Irene maldijo, próxima a saber lo que pasaría puesto a que, con el señor Vitale, se podría esperar de todo y nada a la vez. Era un hombre con el mismo pensamiento que la mayoría a su alrededor, algo que le frustra en demasía —. Lo siento, señor Marcini. Los ideales de mi padre son estúpidos.
—Hija, habla como una señorita. — reprendió Carina, siendo ignorada olímpicamente.
—Sólo estoy diciendo la verdad, me dan vergüenza.
—Tú nos avergüenzas — Massimo dijo con, lo que parecía ser, su voz más gruesa, en un intento banal de mostrar la poca autoridad que tenía —. Ahora deja de hablar a los adultos.
—¡También soy una adulta, cumpliré veintidós pronto!
—¡Silencio!
La familia Marcini veía a sus invitados con indignación y sorpresa. Si bien creían que Fiorella era la que más mantenía una postura conservadora, aquellas personas les asombraban porque, aunque estuvieron acostumbrados a la actitud dominante de su madre y la dependencia económica de Taehyung, trataban de comportarse como iguales en la mesa. Dándole el debido respeto a su progenitora cuando se requería y aceptando, a regañadientes, sus muchas órdenes que tenían como excusa velar por el bienestar de sus hijos.
Tomaron de sus copas con incomodidad, las cuales estaban contenían vino recién servido. Las sirvientas a sus alrededores vieron la escena y, de inmediato, mantuvieron su mirada en el suelo.
Con un ademán, el castaño llamó a Jieun, quien se encontraba en la pared más cercana a él. La pelinegra palideció en cuanto la vio por escasos segundos, sin embargo, avanzó hasta su asiento de manera silenciosa. Su delgado cuerpo se movía con gracia, como si estuviera bailando y eso le transmitió confianza.
No supo cómo pudo saberlo, pero aquella chica era de fiar. De cierta manera, le recordó a Jungkook en sus primeros encuentros, tímido y cohibido, pero con un semblante firme tras los nervios, dando a entender que no dejaría que nadie pase por encima de ellos.
—Pueden retirarse.
Ella asintió ante lo dicho, aún con la discusión de los Vitale de fondo. Rápidamente el comedor quedó vacío, logrando que las voces de ambos pelirrojos se escuchasen con mucha más claridad. Estaba seguro de que, si se encontrasen de pie y muy cerca, el hombre no dudaría en golpearla por cómo se inclinaba a su dirección.
Sorbió las últimas gotas del vino, del cual desconocía la marca. Usualmente, no es de consumir las propias bebidas que fabrica o de las que vendía sus vides.
La pelea acabó cuando el ruido de cristales rotos se escuchó.
—No me gustan los gritos — admitió Taehyung ni bien tuvo la completa atención de los presentes después de dejar caer su copa al suelo —. Y no queremos escuchar sus problemas familiares — ninguno habló, por lo que él lo siguió haciendo —. Creo que estamos conscientes que nadie aquí quiere que se realice este matrimonio, sin contar acuerdos económicos que aún no hemos aclarado.
—Los aclararemos — aseguró Massimo, pero no había certeza de ello —. Sólo díganos qué nos puede ofrecer para entregarles algo del mismo valor.
—Personalmente, no quisiera darles nada de lo mío — un jadeo salió de los labios de los tres mayores en la mesa —. Pero sé que debo de hacerlo para obtener un mínimo de beneficio en este arreglo — pensó un poco, la verdad, no tenía preparado qué decir —. Lo siento, Francesca.
—Yo también quiero beneficiarme de esto — murmuró la nombrada, sorprendiendo a los demás al escucharla por primera vez en la sala —. Yo seré la que se casará y tendrá a los futuros Vitale. Conociéndoles, no descansarán hasta vernos con una triste familia.
—Hija, eso n–.
—Ni siquiera lo intentes, mamá. Todos sabemos que tú eres la que más estuvo emocionada en este asunto por el simple capricho de ver a tus hijos siendo infelices — escupió con odio —. Tú y la estúpida idea de que tener familia es sinónimo de felicidad.
—¿Yo qué ganaría con ser su esposo? — el pelinegro les preguntó a sus padres, quienes, a su vez, dirigieron su mirada al castaño — Porque yo acepté esto al prometerme un buen puesto de trabajo.
—Mierda. Cállate, Santino. Serás el que mayor provecho saque del matrimonio — espetó con amargura, realmente no le agradaba ese hombre algunos años mayor que él. De pronto, una sonrisa no dudó en aparecer en su rostro, con diversión y burla —. Si muestras ser competente, te daré el cargo de supervisor en el viñedo de Bari.
—¿Ese no lo tiene Yoongi? — preguntó Rosé con extrañeza. Aunque no era amiga cercana al pálido, estaba al tanto de sus acciones en la residencia y junto a su hermano, también del rumor de su estafa.
—No más —» Será mejor que empieces a darme las gracias, Cetti. Aún tenemos una conversación pendiente. «—. También, y si es que llega a presentarse la oportunidad, esa plantación quedará a sus hijos bajo el control de Francesca, le enseñaré todo lo necesario para poder llevar con eficacia la cosecha de vides.
—Pero n–.
—¡Aceptamos! — el pelirrojo calló a su hijo con una seña, el cual suspiró con resignación y se dispuso a terminar de comer — Por un convenio que tenemos con algunas producciones de telas, les proponemos darles las últimas novedades en ropa a un bajo precio — las hermanas Marcini asintieron rápidamente con entusiasmo tras escuchar dichas palabras, si bien tenían las posibilidades de comprar lo que quisiesen, algo con rebajas nunca venía mal —. Y la fábrica de cuero, que también está en Bari, quedará a su nombre, Taehyung, para sus herederos.
—Que la fábrica esté a nombre de Rosé y cerramos el trato — la nombrada miró con ojos expectantes a su hermano, al igual que los demás —. No pienso tener hijos, así que será un desperdicio tenerla para mí solo. Tampoco creo morir pronto, por lo que ocuparé lo que me queda de vida en convertir a mis hermanas en perfectas sucesoras, no sólo para próximos negocios, sino también para todo lo que abarca el apellido Marcini.
La mesa se sumergió en un silencio incómodo y todos los ojos estuvieron en aquel hombre que soltó esa descabellada idea para la mayoría de los presentes por no decir casi todos.
Fiorella vio a su hijo con el ceño totalmente fruncido, enojada por sus palabras, soñadores según ella, como él mismo, dignas de ser plasmadas en un cuento fantasioso que no tenía cavidad en dicha cena.
Francesca y Rosé estaban asombradas y asustadas, poco y nada sabían sobre los negocios de su hermano más que tenía cosechas en varias ciudades. Aun así, la ilusión de saber que podrían ser algo más que las simples marionetas de su madre, les hacía a sus corazones palpitar con rapidez.
—¡No pensé que serías tan idiota, Taehyung Marcini! — exclamó Massimo con grandes carcajadas, seguido de su esposa y Santino, quienes reían en voz baja. Irene le seguía viendo con ilusión en sus pequeños ojos, aunque molesta por los comentarios que no dejaba de soltar su padre — No sé qué es más estúpido, que creas que dejarán a tus hermanas administrar lo que es tuyo o el hecho de pensar que no piensas tener hijos, ¿tu esposa no tiene que servir para eso?
—No estoy casado.
—Pero lo estará — aclaró la pelinegra mayor rápidamente —. Sólo debemos de encontrar a la mujer perfecta para él y sé que estará encantado de tener sus herederos con ella.
» No me atraen las mujeres. «quiso decir y otra sonrisa fuera de lugar se posó en su rostro al imaginar el asombro de los demás si decía aquello. Y cree que, aunque no tenga su gusto por los hombres – u hombre –, tener sexo con alguien no estaba en sus planes, ni siquiera con Jungkook, el cuál sí le atraía.
Era extraño el asunto, aún debe de pensar bien qué pasa con él y la falta de deseo en la cama.
—¡Pero si eso es sencillo! — Vitale seguía burlándose en la cara del castaño, quien permanecía con una expresión neutra y de disgusto por la conversación.
—No lo es tomando en cuenta que debe de ser una mujer de bien y fértil, puesto a que será la única futura señora Marcini cuando Rosé adopte el apellido de un futuro esposo — Fiorella, nuevamente, se interpuso. Puesto a que le desagradaba la idea de que aquel hombre, con el cual intentó mostrarse alegre y carismática, quisiera sentirse superior que su hijo —. Taehyung sólo tendrá una buena esposa, no cualquiera.
—Puede casarse con Irene.
Los dos nombrados en la reciente conversación vieron a sus padres con total asombro y negación. Pero en la cabeza de ese par de adultos, sólo pudieron ver la solución a uno de los tantos problemas de ellos.
—¡No me casaré con él!
—¡No quiero casarme aún!
La pelirroja, aunque ha obtenido la aprobación de muchas familias para ser considerada parte de ellas, con las intenciones de que contraiga matrimonio con algún hombre desde que tiene trece años, siempre se negó a ello.
Puede que su familia la haya criado para ser aquel prospecto de mujer sumisa y callada, pero sus padres, en el silencio de su propia residencia, peleaban constantemente con ella por estos motivos. Porque Irene pudo desarrollar un propio criterio con autonomía que debe merecer como persona, colocando cuantos límites pudiera en los años que, lastimosamente, ha vivido.
Por su parte, Taehyung está consciente que su progenitora tarde o temprano le lanzaría la noticia de haber encontrado a una chica – porque todas las personas que le ha presentado les lleva un mínimo de diez años – para ser su esposa. Está bien, él sabía que es algo que sucederá, quiera o no.
Sin embargo, ahora no estaba dispuesto a hacerlo. Tal vez en unos años o uno de ser posible, quiere pasar tiempo con Jungkook, la idea del viaje no había abandonado su cabeza, incluso hasta había trazado rutas en un mapa y elegido su destino, en el que pasarían algunas semanas.
Grecia, la ciudad que creía, sería su tierra prometida.
Aún no está seguro si comenzar yendo hacia el norte hasta Milán y descender por toda la península, o bien dejar aquel territorio en el olvido para disfrutar el sur, acudiría a Yoongi para pedirle ayuda hasta llegar a Roma a tal bar que ansía conocer, sabe que a su Noche le encantará ir.
Pasar por demás pueblos, ver lugares no tan nuevos para él, pero sí para el pelinegro. Bari definitivamente está en la lista para visitar, extrañaba a Mia y sabe que Kook la amará igual que él, la costa también era llamativa, tal vez se quedarían por esos lares unos días disfrutando el olor a mar y arena, junto al canto de aves.
Aproximadamente, el viaje no debería durar más de tres a cinco meses. Está en debate si irse este año o el próximo por el hecho de que su cumpleaños, un tema delicado para él porque siempre la ha pasado solo y, al llegar a Firenze hace unos meses, lo primero que quiso hacer es pasar aquel treinta de diciembre con su familia.
Pero, ahora, el pintor se sumaba a su hogar y sus planes fueron felices de haberse estropeado. Y, pensando en él, recordó que no sabe cuándo cumple años, anotó mentalmente preguntárselo más tarde.
—Esta cena no es para hablar sobre mí, por favor — habló con voz fuerte el castaño, a lo que ella agradeció. Si bien, de cierta manera, lo poco que ha escuchado y visto de él le atraía, no románticamente, sino misteriosa e inquietante —. No hablemos de esto aquí.
—Fiorella, ¿le parece conversar más tarde sobre ellos dos? — Tae realmente quería golpear la cara de Massimo, pero sintió más decepción al ver a su madre asentir — Son la pareja perfecta, ambos son complicados con este tema y lo mejor sería juntarlos. Más fábricas del apellido Vitale serán puestas a su nombre.
—Así mismo como un par de viñedos a su apellido, ya sea para que los administre Santino, los hijos que tenga con Francesca y él o bien, los propios de Taehyung con Irene.
—¡Madre, no regales mis viñedos como si no me hubieran costado lágrimas y sangre tenerlos! — espetó con cólera. Porque arreglar su matrimonio era una cosa, ofrecer todo el trabajo que ha hecho, era una muy diferente que despertaba sus sentimientos más posesivos y egoístas.
—No, no pienso estar con él — volvió a repetir la pelirroja, ganándose otro regaño de sus padres —. Soy joven aún, no permitiré que me conviertan en un objeto que sólo sirve para estar en casa y tener hijos. ¡Estoy segura que soy más de eso!
—En realidad, creo que te conviene — murmuró su hermano en su oído, ignorando la discusión que los Marcini mayores tenían. La chica lo vio con el ceño fruncido y, antes de que pudiera decir algo más, volvió a hablar —. Serás la señora Marcini y se ve que el tipo no le importa que seas mujer para dejarte a cargo de sus propiedades, yo no podría hacer eso.
—No puedes porque eres un inútil y mentiroso. Si lo hicieras, me darías todo tu trabajo como siempre.
—No puedo porque no soy una mujer. Ve acercándote a él, trata de poner resistencia si es que nuestros padres logran comprometerte con él, pero a la vez, acércate a él simulando estar enamorada, se dice que es muy manipulable, sólo míralo.
Ambos Vitale vieron de manera disimulada el panorama, viendo cómo seguían enfrascados en una discusión sobre terrenos y no entendieron qué más. Rosé y Francesca también dispusieron hablar entre ellas, ignorando el caos a su alrededor mientras que Carina seguía comiendo con tranquilidad.
—Es un hombre solitario y necesitado. No creo que en treinta y no sé cuántos años no haya tenido deseos de estar con alguien, no sólo de manera sexual, sino sentimental. Una persona no puede estar tanto tiempo sin compañía, se siente triste después — para Santino, no había secreto que no conociera de esa familia o eso creía él, pues su padre le mandó la tarea de investigar todo acerca de ellos —. Cásense, hazte cargo de sus viñedos principales y deriva las ganancias a nuestro apellido. Sencillo.
—¿Qué haré cuando nos pidan hijos, estúpido? No me acostaré con él.
—Eso lo pensamos después, habría que hablarlo todos en casa. Por ahora sólo muéstrate abierta a la posibilidad de ser la señora Marcini.
Irene volvió su vista a Taehyung, quien casi parecía llorar de la frustración, pero aún mantenía una postura firme después de todo, repitiendo incontables veces la palabra no, aunque ésta no sea escuchada.
—Estoy ocupado, no tengo tiempo para una esposa ahora — aquello la ofendió un poco, no era una niña como para tener alguien que la cuide todo el día —. Ni ella, ni yo queremos esto.
—Pensándolo bien, no suena tan mal otro matrimonio...
La pelirroja sintió una fría mirada llena de odio, viniendo del Marcini, quien empezaba a convencerse que la premisa que tenía de la dicha era un simple disfraz de sus intenciones. Un escalofrío recorrió por su espalda al escuchar a su progenitor y Fiorella hablar sobre el tema en un lugar más cerrado.
Oh, mierda. En qué se estaba metiendo y cómo estaba arrastrando al hombre.
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