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━ twelve: insecurities and fears.

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•° CAPÍTULO DOCE. °•

•── INSEGURIDADES Y MIEDOS ──•


Tras renacer como el espíritu de la primavera, fue el Conejo de Pascua quien la encontró meses después, mientras vagaba por los bosques perdida y sin memoria. La llevó consigo a la madriguera, la cuidó y le enseñó todo lo que necesitaba saber sobre su nueva condición y el mundo en el que viviría a partir de ahora. Le contó sobre los guardianes, le explicó que había sido el Hombre de la Luna y no la propia luna quien la había elegido y le habló sobre sus deberes como el espíritu de la primavera. Y mientras se iba acostumbrando a su nueva vida, sus recuerdos comenzaron a regresar de a poco; pues no los había perdido por haberse convertido en espíritu, sino por el daño que recibió en la cabeza cuando cayó en aquella trampa para animales, y por el trauma de morir y renacer.

Los primeros recuerdos que recuperó fueron de sus padres, por lo que inmediatamente fue a buscarlos para verlos una vez más. Sin embargo, para entonces habían pasado tres décadas desde que Lyanna Madden había fallecido y sus padres ya no se encontraban en la casa familiar, habían fallecido también unos años antes. La noticia la destrozó y lloró por días mientras Bunny hacia todo lo posible para consolarla.

No mucho después de aquello, sucedió su tan esperado reencuentro con Jack, pero no fue nada memorable por dos cosas: La primera era que los recuerdos de Lyanna sobre Jack todavía se demorarían en regresar una década más, por lo que no lo reconoció cuando lo vio, y la segunda era que aunque los recuerdos de Jack sobre Lyanna sí estaban intactos, la imagen que tenía de ella en su memoria era tan absolutamente diferente que no la reconoció. Y Bunny, quien contempló la trágica escena, no pudo sentirse más triste, pues sabía bien cuán importante era Jack para Lyanna y a su vez, Lyanna para Jack.

Para cuando al fin regresaron sus recuerdos sobre el albino, Lyanna se sintió horrible por haberle olvidado, no haberle reconocido y porque al olvidarlo, también había dejado de creer en él. Nunca lo había hecho después de que él se fuese, pero había terminado haciéndolo tras convertirse en el espíritu de la primavera. Ese día lloró y maldijo al Hombre de la Luna durante horas.

Bunny le sugirió contárselo a Jack la próxima vez que se encontrasen, pero entre la culpabilidad que sentía por haber dejado de creer en él cuando había prometido nunca hacerlo, las pocas ocasiones que tuvo de verlo de nuevo debido a que ambos se la pasaban viajando de aquí a allá para cumplir sus deberes como espíritu del invierno y de la primavera respectivamente, y el hecho de que la actitud del albino era muy diferente a la que ella estaba acostumbrada, se le terminó haciendo imposible decírselo y las estaciones solo siguieron cambiando.

Ciento cincuenta años pasaron en un parpadeo desde que renació como el espíritu de la primavera o como Lyanna Flower, que era el nuevo nombre que le había dado el Hombre de la Luna, aunque básicamente todo el mundo la llamaba Flower sin más. La pelirroja comprendió que cuando te volvías un ser inmortal, el tiempo se volvía relativo y parecía trascurrir más rápido, pero seguía resultándole extraño como cambiaban tan velozmente las épocas. Ella había nacido a mediados del siglo XIX y sin embargo, cuando se quiso dar cuenta, había comenzado el siglo XXI, el cual traía consigo cosas que ella, a pesar de su portentosa imaginación, jamás había llegado a soñar.

Después de tanto tiempo, Lyanna se había hecho reconocer por niños de todo el mundo, niños que esperaban con ansia la llegada de la primavera y la belleza, esperanza y sueños que traía consigo; por supuesto, no tenía tantos que creyesen en ella como los guardianes, pero ella estaba más que satisfecha con los que tenía.

Hablando de los niños, la primera vez que uno creyó en ella, tras pasar más de cinco décadas sin que nadie pudiese verla, por fin había conseguido comprender porque Jack había sido tan feliz el día en que ella comenzó a creer en él. La sensación era increíble e inolvidable. Era como si todo cobrase sentido cuando eso sucedía, como si todo mereciese la pena, como si todos tus anhelos y deseos se cumpliesen. Y darse cuenta de ello, la hizo sentir aún más culpable por haber olvidado a Jack y haber dejado de creer en él, porque él no tenía a nadie más que ella.


—Flower, Flower —la llamaba alguien, pero estaba tan sumergida en sus pensamientos que ni lo escuchaba—. ¡Flower! —terminó gritando la persona en su oído.

Sorprendida, dio un respingón y terminó cayéndose de la roca donde estaba sentada. Alzó la cabeza mientras se sobaba el culo adolorida para encontrarse con su tan amado Conejo de Pascua mirándola con ojos entrecerrados, algo molesto porque lo había estado esperando.

—Lo siento, Bunny, ¿decías algo? —inquirió con ojos inocentes.

Ya que Bunny era quien la había encontrado y cuidado, a la vez era su guardián favorito y encima la Pascua se celebraba en primavera que era la estación de la pelirroja, ambos se habían vuelto muy unidos —lo que era un sueño cumplido para ella— y siempre que Lyanna no estaba cumpliendo sus deberes como espíritu, estaba en la madriguera con él.

—Estaba diciendo que tengo grandes planes este año para Pascua y que espero que cierto espíritu no intente fastidiarla de nuevo —respondió con cierto hastío al referirse a Jack.

—Bueno, no creo que lo haga de nuevo ya que no sería original —repuso Lyanna mientras se sacudía la falda del vestido antes de volver a sentarse junto al contrario.

El conejo rodó los ojos tras escucharla.

—Así que ahora sus irresponsables bromas tratan de ser original —bufó y negó con la cabeza—. Sabes que no es habitual que nieve en primavera, ¿no? Y tú aun así se lo permites.

—Bueno, no es como si me molestase —murmuró ella a la vez que jugaba con los dedos índices de sus manos, juntándolos y separándolos sin parar.

—Pues debería molestarte, se mete en tu estación mientras que tú respetas la suya —se quejó Bunny, molesto—. Cualquiera diría que lo estás rehuyendo.

La pelirroja desvió de inmediato la mirada en cuanto lo escuchó, indicando así que el conejo había dado en el clavo.

—¿Lo rehuyes porque te abandonó o porque no te reconoció? —continuó hablando Bunny—. Si es por lo segundo, aunque no quisiera justificarlo, puedo entenderlo. Si no fuera porque yo seguí observando tu crecimiento después de que él se fuese, tampoco te habría reconocido cuando te encontré —le explicó—. Cambiaste mucho desde niña y más aún después de que fueras escogida por el Hombre de la Luna.

Lyanna sabía eso muy bien. Sabía que había cambiado mucho al crecer, sus propios padres y abuela se lo habían dicho constantemente en el pasado, y cuando se convirtió en el espíritu de la primavera, sus cambios solo aumentaron. Los ojos marrones con los que había nacido se habían transformado en verdes y su cabello que siempre había sido de un pelirrojo claro, ahora era de un rojo tan fuerte como el de las rosas. No entendía porque el Hombre de la Luna había determinado realizar aquellos cambios en su físico, quizás había sido simplemente para hacer que representase mejor a su estación, pero no estaba del todo segura de ello.

—No es por eso —indicó entonces con voz baja.

No guardaba ningún tipo de rencor hacia Jack por los dos temas que Bunny había mencionado. Lo de que no la reconociese era entendible, pues era muy diferente a como él debía recordarla, ya que la última vez que ella supiese que la vio fue cuando tenía siete años; aunque en realidad Jack había ido a verla varias veces hasta que cumplió los diez. Y lo de que la abandonó, lo había llegado a comprender incluso desde que era niña. Había comprendido que se había ido por lo que sucedió en el lago congelado, porque seguramente se había sentido culpable y había creído que a ella le iría mejor sin él —aunque no fue para nada así—.

—¿Entonces, por qué es? —cuestionó el conejo, pero la pelirroja no respondió—. ¿Es por qué lo olvidaste?

Lyanna bajó la mirada hasta sus manos y estuvo unos minutos en silencio hasta que finalmente decidió responder.

—Yo le prometí que siempre lo recordaría y nunca dejaría de creer en él, pero no lo cumplí. —Incluso si solo había incumplido su promesa de forma temporal, ella no podía evitar sentirse culpable, pues las promesas eran algo sagrado para ella y más cuando era una tan importante.

—No fue culpa tuya, no es como si lo hubieras querido —repuso Bunny para luego suspirar, sabía que eso no la reconfortaría—. Y, además, si Jack llegase a enfadarse por eso cuando él fue el primero que rompió vuestra promesa, no sería digno de volver a estar a tu lado y solo demostraría que es un mocoso egoísta e irresponsable que solo piensa en sí mismo.

—¡Jack no es así! —bramó Lyanna, indignada.

—El Jack con el que pasaste aquel año no era así —corrigió el contrario—. Pero el Jack de antes y después de estar contigo, sí es así, y no puedes negarlo porque tú misma lo has comprobado.

La pelirroja apretó los labios, frustrada. Tenía razón, no podía negarlo. El Jack con el que se había encontrado después de convertirse en el espíritu de la primavera era muy diferente al Jack que había estado con ella de niña y al cual había considerado su más preciado amigo. Ese era otro de los motivos que provocaba que le resultase difícil decirle quien era.

—Estoy segura de que es así porque se encuentra solo y perdido, y el Hombre de la Luna no responde a sus preguntas —intentó justificar, terminando con un puchero. 

—¿Y por qué no vas a buscarlo para ayudarle a encontrar las respuestas? —inquirió el conejo y resopló al ver que la pelirroja solo desviaba la mirada de nuevo—. Está bien, dejaré de insistir, es tu decisión al fin y al cabo.

Dicho aquello, saltó de la roca donde estaba subido y se alejó, dejándola sola. Ella se levantó unos minutos después, caminó hasta alcanzar unos huevos sin pintar que estaban correteando por la hierba, los cogió entre sus manos y los acercó hasta su rostro.

—Bunny es un verdadero gruñón, ¿sabéis? —les habló, haciendo un mohín después—. Pero se lo perdono porque también es muy lindo.

Y no solo por eso, sino porque sabía que tenía razón y que únicamente estaba preocupado por ella. El problema era que Lyanna se sentía insegura y ya no sabía como enfrentarse a Jack, porque le daba miedo hacerlo y que entonces, él la rechazase y ya no pudiera volver a estar con él. Después de todo, habían pasado más de ciento cincuenta años desde que se habían separado y quizás él ya no la quería ni la necesitaba en su vida. 


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Comenzamos con el acto dos. Este capítulo es como una introducción del acto para que entendáis como está la situación actualmente.

Antes de hacer unas aclaraciones sobre la historia, quiero comentar algo y es que me arrepiento de haber publicado los tres últimos capítulos del acto uno seguidos. Porque no sé, pero parece que algunos se acostumbraron a ese ritmo de actualización y después de eso, me han estado insistiendo sin parar con que actualizase y como algunos supondréis, eso me ha molestado. 

Primero, porque eso fue algo excepcional debido a que me dio un brote de ser buena samaritana y decidí publicarlos todos seguidos para finalizar al fin el acto, aprovechando que ya los tenía escritos. Si hubiese hecho como normalmente hago cuando tengo varios capítulos de una historia escritos, que es publicar uno a la semana, todavía tendríais que haber esperado unas semanas más para el inicio de este acto. 

Y segundo, porque encima de que no me paraban de insistir, como si no tuviese una vida u otras historias, esas personas en su mayoría ni siquiera se han molestado en darme su opinión sobre la historia o los capítulos donde han dicho esos "sigue". Y algunos ya directamente ni votaban, así que meh. 

Pero, bueno, no me quiero cabrear, así que lo dejó ahí, solo quería haceros saber que ya nunca más voy a publicar capítulos seguidos, porque no quiero que luego la gente se me acostumbre y me haga esto de nuevo, ya que me hace sentir agobiada y molesta.

Ahora sí, vamos con las aclaraciones:

Como habéis leído, Lyanna olvidó, pero solo fue temporalmente. Muchos pensasteis que iba a olvidar estilo Jack, pero no, ya que en la trama que tengo pensada desde el inicio necesito que Lyanna recuerde. Pero no os preocupéis que drama habrá igual, jaja.

Muchos también comentasteis que Lyanna tenía que olvidar porque si te vuelves un espíritu te olvidas de tu vida pasada. Bien, no tengo ni idea de donde habéis sacado esto o lo de que para volverse espíritu se necesite salvar a un niño. Ese es solo el caso de Jack, no la regla. En ningún lado, ni libros ni películas, se dice que esto sea siempre así.

Además, aprovecho para aclararos también que Jack es el único guardián que murió y renació. Todos los demás estaban vivitos y coleando cuando el Hombre de la Luna los escogió y nombró como guardianes, siendo el primero Sandman.

Y, para finalizar, solo decir que este acto tendrá una extensión similar al anterior (quizás un poco superior), ya que aunque va a abarcar la película no pienso narrar cada escena con detalle. Y esto debido a que no me gustan las historias (sean del fandom que sean) donde meten a la oc hasta en la sopa cuando a veces no tiene ni sentido, y encima hasta hacen que les quite escenas y diálogos a los canon. 

Así que teniendo en cuenta esto, Lyanna solo va a aparecer en las escenas de la peli que yo considere adecuadas y necesarias, porque cabe decir que la peli trata sobre los guardianes contra Pitch y Lyanna no es una guardiana, solo el espíritu de la primavera, por lo que no tiene mucho sentido que este demasiado involucrada en el asunto, más allá de por su relación con Jack y Bunny.

Y ya, esto es todo (me ha quedado larguísima la nota de autora, sorry). Espero que os haya gustado el capítulo y esas cositas. ♥

Marie Weasley.

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