EPÍLOGO
Algunos años después...
Mientras acomodaba algunos libros en un estante alguien entró repentinamente al lugar, provocando que la campanita de la puerta sonara.
—Hola, doctora —me saludó una niña, acompañada de su perrita dálmata.
—Hola, Lucy —respondí alegremente, ya que ella venía con frecuencia—. ¿Luna ya está mejor? —indagué, preocupada.
—Sí, ¿cierto, Luna? —se dirigió a ella, quien le contestó con un ladrido.
Lucy y Luna me recordaban tanto a mí y a Pickles...
—Me alegro. —Sonreí.
—Vinimos a darle las gracias, doctora. Usted es la mejor veterinaria del mundo —opinó, haciendo un gran gesto que abarcó toda la habitación.
—No hay que exagerar. Solo tengo un año de experiencia —repliqué, avergonzada.
—No importa. Luna y yo lo creemos —rebatió con determinación.
—Bueno, Luna y tú pueden venir cada vez que quieran —aseguré—. Mi clínica se siente sola sin ustedes —añadí.
—De acuerdo, doctora. La visitaremos más seguido —prometió—. Por cierto, ¿quién es? —preguntó, curiosa, señalando los cuadros de la pared en los que estaba Pickles.
—Es un viejo y querido amigo... Su nombre era Pickles —contesté, nostálgica.
—¿Lo extraña?
—Mucho... —respondí—. Fue él quien me inspiró para ser veterinaria.
—¿Ah, sí? Pues Luna y yo le damos las gracias, señor Pickles —le habló a las fotos, haciéndome sonreír. Realmente era una pequeña adorable—. Gracias a usted todos los perritos del mundo tienen a una gran doctora que los salve.
Ante las dulces palabras de Lucy esbocé una pequeña sonrisa mientras contemplaba el tatuaje que me había hecho en honor a Pickles. Era de color negro, de aproximadamente 3 cm y estaba localizado en la región externa de mi antebrazo izquierdo, muy cerca de la muñeca. Era una simple frase: Fly high, y estaba acompañada de una huella de perro.
Vuela alto, Pickles.
Después de Pickles no volví a tener ninguna mascota. Sin embargo, decidí hacerme veterinaria y abrir un refugio para perros en el que las personas podían adoptarlos.
—Doctora, ¿está triste? —indagó Lucy al ver una lágrima rodar por mi mejilla—. Seguro el señor Pickles no quería que se pusiera triste.
—No lo estoy. Son lágrimas de nostalgia porque extraño mucho al señor Pickles —expliqué, secando mi rostro.
—Bueno, sé que lo va a extrañar siempre, pero ahora nos tiene a Luna y a mí —dijo con una sonrisa.
—Gracias, Lucy —emití.
—Ya nos vamos, doctora. Hasta pronto —se despidió, agitando su pequeña mano.
—Vuelve siempre.
Después de la partida de Lucy continué organizando la clínica, ya que el horario de servicio había terminado. Luego, como no tenía mucho que hacer, me apoyé en el mostrador para ver la última entrevista de Reformers, puesto que no había tenido tiempo debido al trabajo.
Al abrir Instagram, el primer post que me salió fue uno de Kenya. En estos momentos se encontraba en la India. Después de romper su compromiso con el idiota de Évett y renunciar a su carrera como modelo, Ken había borrado todas sus publicaciones para abrir una nueva cuenta acerca de viajes. Finalmente estaba haciendo lo que le hacía feliz viajando por el mundo.
Austria, por otra parte, ya había ganado su primera medalla de oro como boxeadora, convirtiéndose en campeona olímpica. No obstante, su carrera había recesado en los últimos meses, ya que tantas peleas no serían buenas para los gemelos que cargaba en su vientre.
Ella y Owen no perdieron el tiempo...
Por otro lado, las gemelas estaban muy contentas con la idea de ser tías; pero además estaban estudiando lo que amaban. Ambas lograron entrar a la escuela de arte y su trayectoria universitaria estaba siendo impecable, motivo por el cual toda la familia estaba muy orgullosa de ambas. Estaba convencida de que Venecia sería la mejor directora de orquesta y de que Landa llenaría los teatros.
Acerca de la loca de Paris no había mucho que decir. Ella siempre fue feliz siendo influencer y, a pesar del paso de los años, seguía siendo muy exitosa. La única novedad acerca de su vida era que se iba a casar.
Sí, sí, yo tampoco logré creerlo cuando me lo dijo.
Jamás pensé que alguien lograría atraparla.
Leo debe tener algún encanto oculto...
Paris y él llevaban saliendo desde que estábamos en tercer año del instituto y ambos habían crecido mucho como pareja en todo este tiempo. Mi prima finalmente había conocido el amor...
Hasta a la fiera más indomable le llega su hora...
Leo estaba perdidamente enamorado de ella. Incluso había llamado "Paris" a uno de sus mayores éxitos como DJ.
Will seguía apasionado por los libros. De hecho, ahora era escritor y ya había publicado su primera novela, la cual tituló "Atrévete a amarme".
¿A quién creen que se la dedicó?
Will y Dallas, a pesar de todas las críticas y oposición que recibió su relación, estaban juntos hoy en día. Ambos se amaban y apoyaban incondicionalmente. Mi primo, en la esfera profesional, continuó con su gran pasión de la juventud: el baloncesto.
Después del instituto no supe mucho más de Megan. Solo me había enterado por Caleb, quien aún mantenía el contacto con ella, de que se había vuelto jueza. Calvin, para sorpresa de todos, sí había hecho algo con su vida. Era productor de cine (y uno muy reconocido he de añadir).
Después de vagar por Instagram finalmente encontré un fragmento de la entrevista en la cuenta de Reformers.
—Muchachos, nos alegra tanto tenerlos aquí —dijo la entrevistadora.
—El placer es nuestro, Julie —dijo Phoebe con una sonrisa. Era increíble lo hermosa que continuaba a pesar de tener 26 años ya.
—Phoebe, sabes que todas las chicas del mundo te envidian mucho ahora mismo, ¿cierto? —bromeó la presentadora.
—Imagino el porqué. —Sonrió ella—. Estos dos son mis grandes amores —comentó, abrazándolos.
—Eso dice ahora después de obligarnos a ensayar hasta tarde —se quejó Caleb con tono divertido.
—Nuestros fans merecen lo mejor —replicó Pheebs, haciendo un corazón con sus manos—. Ellos son nuestra razón de ser...
—Hablando de sus fans... —intervino la presentadora—. Todos se están preguntando cuándo será la boda tuya y de Zack...
—No hay nada planeado por ahora —respondió él—. Estamos enfocados en nuestra carrera.
—Comprendo... Su primer álbum fue muy exitoso. Los catapultó directo a la cima —comentó Julie.
—Renacer fue un álbum muy especial para nosotros —explicó Caleb—. No solo por ser el primero, sino por todo el esfuerzo que hay detrás... Cada letra, cada acorde, cada nota... fue en busca de un sueño, uno que pudimos lograr gracias a ustedes —agregó, provocando que las personas que estaban presentes en el programa estallaran en aplausos.
—A mí, en lo personal, me encanta ese álbum. De hecho, tengo una hija de 15 años que los adora y que me matará si llego a casa sin sus autógrafos —bromeó, haciéndolos sonreír—. Chicos, tengo entendido que su gira termina la próxima semana...
—Sí, tocaremos en nuestra ciudad natal —aclaró Phoebe.
—Supongo que extrañarán mucho su hogar. Llevan meses fuera —replicó.
—Nos encanta tocar y conocer a nuestros fans de todas partes del mundo, que nos acogen con tanto cariño; pero siempre se extraña a quienes dejas en casa... —opinó Caleb.
—¿Extrañas a alguien en concreto, Caleb...? —indagó Julie, provocando una sonrisa en él—. Tal vez sea a la musa misteriosa que te inspiró una de las canciones favoritas del álbum: Eres.
—Pues sí... Extraño mucho a mi musa... —confesó, provocando que mis ojos se humedecieran.
—Yo también te extraño... —dije, palpando la pantalla de mi móvil.
De repente, escuché al fondo el sonido de la campanita de la puerta, motivo por el cual dije:
—Lo siento, ya hemos cerrado.
—¿También está cerrado para mí? —preguntó una voz que hizo erizar mi cuerpo, provocando que me girara automáticamente.
—¿Caleb? —musité al verlo.
—¿No vas a darme un abrazo? —indagó con una sonrisa y luego corrí para abalanzarme sobre él—. Te extrañé... —dijo, aferrándose a mí mientras inhalaba el aroma de mi cabello para luego acunar mi rostro.
—Y yo a ti...
Caleb apenas me dejó terminar la frase, ya que en cuestión de segundos se apoderó apasionadamente de mis labios, plasmando en cada movimiento la nostalgia acumulada de todos los meses que llevábamos sin vernos.
—Joder, te extrañé tanto... —emitió, depositando su frente sobre la mía.
—La vida de rockstar te reclama —bromeé.
—No es tan divertida si no estás a mi lado —replicó, acariciando mi cabello, el cual me había dejado crecer hasta la mitad de la espalda.
—Es tu sueño, Caleb —le recordé.
—Lo es, pero no olvidaré mi sueño más grande: tú... —rebatió con suavidad.
—¿Sabes algo, Caleb? —musité—. Cuando Reformers comenzó a ganar fama una parte de mí tenía miedo de que tú... me olvidaras... —confesé.
—Eso es imposible, mi musa —aseguró—. No importa a cuántas personas conozca o cuántos lugares visite, tú siempre serás mi lugar seguro... ¿Sabes por qué? —preguntó y yo negué con la cabeza—. Porque muchas personas te aman cuando tienes éxito, pero pocas son capaces de amar tus heridas e, incluso más importante, ayudarte a sanarlas... No importa cuántos meses pase sin verte, no importa cuántas chicas adoren nuestra música... Tú siempre serás la musa de mis canciones...
—Esto de ser famoso te está volviendo más cursi —me burlé, intentando disimular lo mucho que me habían conmovido sus palabras.
—Créeme, mi lado cursi no fue el único que te extrañó —refutó, aproximándose a mi rostro, seductor, mientras desplazaba sus manos por mi espalda hasta depositarlas en mi trasero descaradamente.
—¡Caleb! —lo regañé, apartándome, avergonzada—. Estamos en mi trabajo.
Los años pasan y él sigue igual que siempre.
Y a ti te sigue gustando igual que siempre.
—Dijiste que estaba cerrado... —me recordó, avanzando en mi dirección con una sonrisa ladina.
Nos queda claro la zona concreta de su anatomía que te extrañó...
—Pero todo se ve a través de los cristales —refuté y él rápidamente cerró las cortinas.
—Problema solucionado —articuló, acorralándome contra el mostrador con su característico aire depredador—. ¿Quieres saber qué fue lo que más extrañé...? —dejó suspendida la frase.
—Logro hacerme una idea... —respondí, ligeramente nerviosa—, pero dime... —le pedí, sosteniendo su mirada.
—Pensándolo mejor... Podría demostrártelo justo aquí... —sugirió, tocando el mostrador.
—Estás mal de la cabeza —sentencié, sonriente.
—Culpa tuya, mi musa... —dijo justo antes de volverme a besar.
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Sabía que Reformers era una banda muy querida. También estaba consciente de que sus conciertos se llenaban, pero aun así no pude evitar sorprenderme con la inaudita velocidad a la que se vendieron las entradas.
—El estadio está lleno —comenté, asomándome desde el ajetreado backstage.
—El concierto empieza en 30 minutos y ustedes tres aún no están listos —se quejó Nancy, la representante de Reformers—. Pasan los años y ustedes siguen dándome los mismos dolores de cabeza que cuando debutaron —rememoró con dramatismo.
—Nancy, todapoderosa, relájate —emitió Caleb, provocando que su representante lo fulminara con la mirada—. ¿Cuándo te hemos fallado?
—Si no fuera por el buen salario que recibo, hace mucho habría renunciado para no escuchar tus tonterías, Shines —replicó.
—Sé que en el fondo de ese corazoncito helado tienes un lugar especial para mí —refutó Caleb mientras Nancy rodaba los ojos, intentando contener la sonrisa.
Ella tenía la típica apariencia de mujer fría de negocios, pero era una muy buena persona y se preocupada mucho por ellos. Supongo que el hecho de haberlos acompañado desde el inicio de su carrera también ha sido importante en su relación.
—Phoebe, ¿aún no terminan de maquillarte? —indagó.
—¡Ya casi, jefa! —gritó Pheebs desde el tocador.
—¿Y tú qué haces ahí tirado? —inquirió al ver a Zack tocando la guitarra en un rincón.
—No me desconcentres. Estoy pensando en el próximo éxito que te dará dinero —contestó sin mirarla siquiera.
—¿Lo ven? ¡Así sí da gusto trabajar! Este chico me cae bien.
Ante las palabras de Nancy, Zack sonrió; pero no por el hecho de simpatizarle, sino porque lo dejó en paz.
Hay cosas que simplemente nunca cambian.
—¡Ya estoy lista! —anunció Pheebs algunos minutos después, deslumbrante como siempre.
—Ya casi va a comenzar el concierto, pero antes hay alguien que los quiere ver —les informó Nancy y segundos después hizo acto de presencia el señor White.
—¿Edward...? —murmuró Zack, poniéndose en pie.
—¿Cómo están, muchachos?
—Dios, qué alegría verte —saludó Phoebe, dándole un fuerte abrazo.
—No creí que vendrías. —Le ofreció la mano Caleb—. Pensé que estabas ocupado buscando nuevos talentos —bromeó, ya que conocía su adicción por el trabajo.
—Ustedes siempre serán mis preferidos —argumentó, orgulloso—. Marcaron un antes y un después en mi discográfica. Realmente tengo mucho que agradecerle a Bélgica... —depositó la mirada en mí—, si no fuera por su insistencia aquel día, habría perdido la oportunidad de conocerlos... Sé que ya se los he dicho antes, pero estoy realmente orgulloso de ustedes y de todo lo que han conquistado como músicos.
—No habríamos llegado hasta aquí sin ti, Edward. Tú fuiste quien nos dio la oportunidad de convertirnos en lo que somos hoy —replicó Phoebe con gratitud.
—Yo solo les di una mano. El talento es de ustedes —rebatió él, conmovido. El señor White tenía un cariño muy especial por Reformers. Los quería como a sus hijos.
Después de sus palabras los cuatro se fundieron en un cálido abrazo que fue interrumpido por Nancy.
—Bueno, ya. El concierto no se va a dar solo —gruñó y luego todos fueron a sus puestos.
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Había pasado un largo tiempo desde la última vez que vi a Reformers tocar en vivo. Al verlos así hoy con una inmensa multitud que los alababa y cantaba sus canciones, recuerdo a esos 3 chicos que vi tocar aquella noche en un bar con el sueño de ser grandes músicos.
Y lo lograron...
Al concluir con Mil razones (una de mis canciones favoritas del álbum, la cual Zack había escrito para Phoebe), Caleb comenzó a hablarle al público, animando el concierto.
—Todos tenemos personas importantes en nuestra vida... —habló—. Yo, en lo personal, tengo a varias mujeres muy especiales... Phoebe —la señaló y ella le arrojó un cariñoso beso—, esa cantante que todos adoramos, mi amiga, mi guía, la hermana que la vida me regaló... Mi madre —la buscó con la mirada en la primera fila—, cuyas palabras de apoyo fueron mi mayor aliento para emprender finalmente esta aventura que ha sido Reformers... Clara, mi ángel de la guarda, mi hermanita... donde sea que estés recuerda siempre que te amo... —dijo, mirando el cielo—. Y por último quiero mencionar a alguien que se ha convertido en un pilar en mi vida... Ustedes saben que todo artista necesita una musa que lo inspire... Y yo no soy la excepción —agregó, sugerente—. Es por eso que me gustaría invitar al escenario a esa mujer misteriosa que ustedes tanto querían conocer, esa mujer que me ha inspirado desde que la conocí cuando era tan solo un adolescente, la musa de mis canciones... Por favor, Bel, ven al escenario... —pidió, provocando que mi corazón se paralizara.
—No hagas esperar a la estrella, muchacha. Pasa al escenario —me regañó Nancy, así que avancé bajo la atenta mirada de la multitud, extremadamente nerviosa.
Te entendemos, no debe ser fácil ser la novia de la estrella del rock del momento. Nos apiadamos tanto de ti.
—Acércate, Bel —me pidió, tomando mi mano—. Tranquila... —agregó con una sonrisa reconfortante, apartando el micrófono para que solo yo lo escuchara—. Sabía que estaban ansiosos por conocer a la mujer de mi vida. Es ella, mi querido público —me presentó.
Una parte de mí se sentía feliz de que me presumiera con tanto orgullo y amor, pero otra estaba al borde del ataque cardíaco.
—¿Alguna vez han deseado expresarle a esa persona especial todo lo que significa para ustedes y no han encontrado las palabras? —le habló al público mientras yo tomaba asiento en un pequeño taburete que estaba sobre el escenario—. Y es que a veces las palabras no son suficientes para abarcar la dimensión de un sentimiento... Eso fue lo que me pasó cuando escribí esta canción...
Al escuchar esas palabras, el público estalló en vítores y aplausos, puesto que sabían a qué canción se estaba refiriendo: "Eres".
—Sé que la han escuchado antes... La compuse pensando en ella... Bel —se posicionó frente a mí, enfocándome con su azul mirada, como si el público hubiese desaparecido y solo estuviéramos él y yo sobre el escenario—, esto es para que nunca olvides todo lo que eres para mí...
Dicho eso, la música comenzó a sonar y segundos después Caleb empezó a cantar:
«Después de tanto tiempo junto a ti
me miras y preguntas:
qué significas para mí.
Si te queda alguna duda,
si aún quieres saber,
pon atención, te lo explicaré.
Para mí tú eres una fuente de inspiración.
La que me devolvió las ganas de reír,
la pasión y una razón para vivir.
Eres mi musa, una divinidad
a la que no me canso de adorar.
Eres un milagro
que llegó desde el cielo
para darme consuelo
en mis momentos vacíos
porque aunque a veces sonreía,
en realidad, motivos no tenía.
A tu lado ya no tengo miedo del pasado.
A tu lado pude resurgir
como un ave fénix
que sus alas vuelve a abrir.
A tu lado finalmente tengo un lugar
al que poder llamar "hogar",
un lugar cálido, hermoso y puro.
A tu lado es mi lugar seguro.
Eres la cura
que me alzó de la sepultura
en la que yacía,
indiferente a mi propia vida.
Eres el sol después de mi tormenta,
la única que hace
que mi jardín florezca.
Eres la persona que hizo
mi máscara caer.
Eres quien provocó
que mi piel volviera a arder
con tu belleza y tu encanto.
Cada vez que te miro
juro que no merezco tanto.
Eres la alegría, la luz, el optimismo.
Eres la salida de mi profundo abismo.
Si la tentación tomara forma humana,
es una certeza que en ti ella encarnara.
A tu lado ya no tengo miedo del pasado.
A tu lado pude resurgir
como un ave fénix
que sus alas vuelve a abrir.
A tu lado finalmente tengo un lugar
al que poder llamar "hogar",
un lugar cálido, hermoso y puro.
A tu lado es mi lugar seguro.
Si no estás convencida
con la reciente explicación
que te ofrecí,
olvida esa cuestión.
¿Sabes qué eres?
Tú eres todo para mí».
Al finalizar el último acorde, la inmensa ovación del público no se hizo esperar; pero, a pesar de todo el ruido y la parafernalia del concierto, yo me sentía como la misma adolescente que cayó enamorada de ese chico bromista y encantador.
—Probablemente quieras matarme por volverte el centro de atención —bromeó ante mi mirada conmovida y vidriosa, haciéndome sonreír—, pero antes de que lo hagas me gustaría que me hicieras el mayor regalo del mundo... —añadió, sacando de su bolsillo una pequeña cajita mientras yo esbozaba una genuina expresión de sorpresa.
¿Acaso iba a...?
—Me gustaría que me sigas inspirando en lo que me resta de vida... Bélgica Knoller, musa... mi musa... —dijo, arrodillándose y mostrando el hermoso anillo que contenía la pequeña caja—, ¿te gustaría casarte conmigo?
Ante su romántico gesto cubrí mi boca con mis manos, impactada y con los ojos vidriosos. No daba crédito a lo que estaba viendo.
Caleb acababa de pedirme matrimonio...
Sí, y está esperando una respuesta, querida.
—¡Dile que sí! —gritó alguien procedente del público por encima del sepulcral y expectante silencio, sacándome del estado de shock.
—Sí... —murmuré con una sonrisa—. ¡Claro que sí! —enfaticé, liberando una lágrima de felicidad mientras Caleb se ponía en pie para luego darme un fuerte abrazo, seguido por un profundo y apasionado beso.
Los años te han vuelto cursi a ti también.
—Es hermoso... —emití cuando me puso el anillo.
—Igual que tú... —respondió, acariciando mi rostro—. ¡Adivinen quién es el hombre más feliz sobre la faz de esta tierra! —se dirigió al público, contagiándolos con su entusiasmo.
No sé quién sea el hombre más feliz sobre la tierra en estos momentos, pero sí sé quién es la mujer más feliz y afortunada.
Su nombre es Bélgica Knoller.
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Y adivinen quién está llorando de emoción :"""""")
Bueno, no literalmente, pero ustedes me entienden xd.
Ahora sí, oficialmente hemos llegado al final.
Realmente estoy muy feliz de haber concluido esta historia que tanto disfruté.
Qué les pareció el final? :D
Ya mis Reformers son grandes músicos, lo merecían :")
Y qué opinan de la canción?
Espero que a ustedes les haya gustado leer esta historia tanto como a mí escribirla.
Gracias por haber llegado hasta aquí, por el apoyo, los votos y comentarios.
<333
P.D: Como bien saben, Reformers es una trilogía, por tanto, pronto comenzaré a subir la segunda parte, así que no debemos despedirnos definitivamente de estos personajes que tanto amamos.
El próximo domingo empezaré a subir "El secreto más evidente", historia que será narrada desde la perspectiva de Phoebe. Conoceremos mejor a nuestra cantante de cabello encendido :)
La portada está disponible en mi cuenta de Instagram: daia_marlin por si gustan verla :D
Hasta entonces.
No olviden que los aprecio con mis dos riñones y espero verlos en próximas aventuras.
Gracias por haber leído hasta aquí.
\(^.^)
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