BÉLGICA.

Mientras contemplaba el techo de mi habitación durante la tarde del jueves mi fiel amigo Pickles me observaba, acostado a mi lado en mi cama, como si supiera que había algo que me atormentaba.

Y sí lo había: Caleb... y Megan.

La forma en la que Caleb logró inmiscuirse en mi cabeza con su sonrisa y encanto me daba miedo. Lo desconocido que era en realidad me aterraba aun más y la forma en que lograba confundirme cuando pensaba que finalmente había descifrado sus secretos era lo peor.

Pensaba que estaba enamorado de Phoebe y de la nada lo veo besándose con Megan en la biblioteca justo cuando pensé que quería hablar para aclarar las cosas, para contarme algo significativo de su vida que me ayudaría a comprender a ese chico que me estaba comenzando a gustar tanto; pero ya veo que es imposible.

Desde el lunes lo estuve evitando porque no quería enfrentar sus mentiras nuevamente. Todo era una cortina de humo.

Mientras me freía el cerebro pensando en Caleb, Pickles me tocó con su hocico en un gesto tierno y preocupado.

—Eres el único que es sincero conmigo, Pickles —le dije, acariciando su cabeza, lo cual lo animó un poco, ya que al parecer yo también estaba un poco más animada—. ¿Crees que alguna vez conoceremos realmente a Caleb? —pregunté y él inclinó su cabeza, como si estuviera confundido—. Para ti todo es muy simple. Lo viste una vez y logró agradarte. Caleb tiene ese poder... Llega de repente, usa todo su encanto y hace que caigas rendida ante su sonrisa, pero nunca logras descubrir qué hay detrás de esa sonrisa. ¿Qué lo atormenta? ¿Qué lo hiere? ¿Qué lo persigue? ¿Quién es en realidad? Son preguntas que no tienen respuesta cuando estás enamorada de Caleb Shines...

—Así que te enamoraste... —escuché comentar a una voz procedente de la puerta.

—Paris... —emití, sorprendida y avergonzada de que escuchara mi conversación con Pickles.

—Sabía que tarde o temprano te darías cuenta de que tenía razón —se jactó, tomando asiento en la cama.

—Amas tener la razón —repliqué.

—Pues sí —admitió—, pero lo que realmente me importa es que tú estés feliz —añadió, acariciando mi mano.

—¿Crees que estar enamorada de Caleb me hará feliz? —pregunté, dubitativa.

—Creo que podrías intentar averiguarlo —emitió ella.

—Lo vi besando a Megan —confesé.

—Hijo de... sus padres —masculló—. Y esa Cuernos de diabla no pierde el tiempo. Siempre quiere todo lo que es tuyo —dijo entre dientes.

—Caleb no es mío —rebatí.

—Es obvio que tú le gustas y ella se metió en medio solo para molestarte —opinó.

—No lo creo, Paris —dudé—. Ellos ya se conocían desde antes. Tienen una historia que desconozco, pero es evidente que tuvieron algún tipo de vínculo afectivo y, conociendo a Caleb, ya sabemos lo que fue...

—¿Y si nos metemos en un convento? —soltó de repente, haciéndome reír.

—No sobrevivirías en la abstinencia —comenté, divertida.

—Me obligaría a hacerlo. Los hombres no merecen la pena —dijo, acostándose en la cama con dramatismo.

—Habló la que no puede vivir sin ellos —repliqué, arqueando una ceja. Paris era bastante liberal... Había perdido la cuenta de los novios que había tenido.

—Son mi placer culpable —admitió—. Me encantan, pero a la vez me hacen sufrir.

—Paris, jamás te he visto sufrir por un chico. Tus relaciones no duran ni siquiera un mes —puntualicé.

—Supongo que este chico me está haciendo sufrir por todos los otros juntos —habló con tristeza.

—Estás hablando de Zack, ¿cierto? —adiviné.

—¿Tanto se nota?

—Desde el primer momento te encaprichaste con él y te mantienes así hasta hoy. Es evidente que para ti no es como los otros —analicé.

—Estuve con él, Bel... —confesó.

—¡¿Qué?! —exclamé—. ¿Estar...? Estar, estar... —balbuceé.

—Sí, Bel. Me lo follé —aclaró, ceñuda ante mi reacción.

—¿Y cuándo pensabas contarme? —La golpeé con una almohada.

—No fue hace mucho —explicó.

—Pero era eso lo que querías, ¿o no?

—Normalmente es eso lo que busco y luego olvido al chico, pero con él no lo logro. Esta vez fue él quien siguió adelante sin mí —dijo con voz triste.

—La idea del convento me parece cada vez más tentadora —comenté para hacerla sonreír. No me gustaba verla decaída y menos por un chico al que ni siquiera conocía.

—Lo peor de todo es que no puedo reprocharle nada porque nunca me prometió nada —aclaró—. Para ambos estaba claro que solo sería sexo de una noche, pero no sé por qué no logro sacarlo de mi cabeza.

—Hasta el alma más indomable se puede enamorar —emití en voz baja, acariciando a Pickles, quien estaba acostado tranquilamente a mi lado.

—No estoy enamorada de Zack, solo... me interesa más de lo que me conviene —zanjó—. Creo que debería bajar, ordené una pizza y debe estar a punto de llegar.

—¿Ahogarás tus penas en harina? —indagué, divertida.

—Es lo mejor que hay, en especial si es pizza con piña.

—¿Por qué haces eso? —me quejé—. Salado y dulce no se mezclan —sentencié, viéndola caminar hacia la puerta.

—Es un debate que muchos estarían dispuestos a tener; pero no te preocupes, pedí otra porque sé que no te gusta.

—Mereces mil años de vida —dije, haciéndole un gesto de corazón con mis manos.

Inmediatamente después de que Paris abandonó mi habitación mi celular comenzó a sonar, provocando que Pickles emitiera un ladrido.

—¿Hola? —hablé.

—¿Bel? Es Phoebe.

—Oh. Hola, Pheebs —saludé, un poco extrañada.

—Caleb me dio tu número —explicó—. ¿Cómo has estado?

—Bien, supongo...

—Me alegra. Te llamaba para invitarte a un ensayo que tendremos esta noche.

—¿Esta noche? —repetí, insegura de si debía aceptar, ya que Caleb estaría allí y no tenía muchas ganas de hablar con él después de lo que vi en la biblioteca.

—El ensayo termina temprano. Sé que tienes instituto mañana. Puedes invitar a Paris si quieres —ofreció, esperanzada—. Me haría mucha ilusión que vinieras.

—De acuerdo. Iremos.

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Al llegar la noche, Paris y yo fuimos en su auto hacia el bar en el que Reformers normalmente tocaba. Ambas sentíamos una extraña mezcla de emoción y miedo, ya que veríamos a los chicos que nos gustaban, pero que a la vez debíamos evitar porque no eran apropiados.

Mujeres... ¿Quién las entiende?

—¡Hola, chicas! —saludó Phoebe, abalanzándose sobre nosotras alegremente.

—Hola, Phoebe —le devolví el saludo y luego comencé a mirar el lugar al igual que Paris.

Me gustaría decir que observábamos la hermosa y romántica decoración ambientada con velas, pero sería una vil mentira.

Era obvio que buscaban a Caleb y Zack, pequeñas masoquistas.

—Vamos a sentarnos —interrumpió nuestro escrutinio Pheebs, guiándonos hacia las primeras mesas.

—¿No subirás al escenario? —pregunté al tomar asiento, curiosa y extrañada, ya que ella era la vocalista principal de Reformers.

—No, hoy es el turno de mis chicos de brillar —emitió con una pequeña sonrisa y un hermoso brillo en sus ojos color avellana. En sus palabras se percibía la hermandad, el compañerismo, el orgullo, el afecto y la admiración que sentía por Caleb y Zack.

—Qué tatuaje tan curioso —comentó Paris de repente, tomando la muñeca de Phoebe de una forma un tanto indiscreta, pero a ella no pareció molestarle en lo absoluto, por el contrario, me dio la impresión de que se emocionó por el hecho de que notaran su tatuaje tan particular.

El tatuaje era negro y medía unos 2 cm de largo y alrededor de 1 cm de ancho.
Se encontraba en la región cubital de la parte interna de su muñeca izquierda. Me parecía un poco abstracto, pero lo que pude entender era una especie de zigzag con una línea curva dentro. Era sencillo, pero los detalles estaban muy bien hechos.

—Gracias —dijo Pheebs, sonriente como de costumbre.

—En la fiesta de Paris me dijiste que me contarías el significado de tus tatuajes —le recordé—. ¿Qué simboliza este? —pregunté.

—Este tatuaje me lo hice en honor a Zack y a Caleb —explicó, mostrándomelo de cerca—. Esta es la Z de Zack y esta, la C de Caleb —añadió y fue cuando me percaté de que efectivamente "el zigzag" era una Z y "la línea curva" era una C.

—Debes quererlos mucho —opinó Paris.

—No estaría aquí hoy de no ser por ellos... —respondió con una sonrisa triste y nostálgica.

Las palabras de Phoebe me dejaron confundida y a la vez intrigada. Ella me parecía una persona tan alegre y genuina, pero era prácticamente una desconocida. No sabía casi nada de ella y, al parecer, al igual que Caleb ocultaba turbios secretos.

—Su amistad ha de ser muy sólida y especial —intervine.

—Ellos son todo lo que tengo...

—Casi va a comenzar el show —habló Paris unos minutos después—. Iré a buscar algo de beber. ¿Quieres algo, Bel?

—No, gracias. La última vez que bebí no salió bien...

—¿Y tú, Pheebs?

—No, gracias, Paris. Yo no bebo —descartó la oferta.

—¿En serio no bebes?

—El alcohol destruye a las personas y hace sufrir a los que te rodean —opinó y luego Paris se alejó hacia la barra.

De repente las luces del escenario se encendieron y las personas se quedaron en silencio, atentas a los dos chicos sentados en banquetas de madera: eran Zack y Caleb. El primero tenía una guitarra completamente negra mientras que el segundo traía una con diferentes tonalidades de marrón. Ambos acomodaron sus micrófonos y luego sus dedos se deslizaron por las cuerdas de las guitarras, generando una hermosa y familiar melodía.

—Me encanta esa canción... —murmuró Pheebs, cerrando sus ojos mientras movía lentamente la cabeza al ritmo de la armoniosa música.

—Well you only need the light when it's burning low... —comenzó a cantar Caleb, acariciando mis oídos con su prodigiosa voz—. Only miss the sun when it starts to snow...

Había escuchado esa canción antes, era Let her go de Passenger. No era la música que solía escuchar, pero realmente era una hermosa canción y, como tal, me rendí ante ella al igual que el resto del público.

Zack, al igual que la vez anterior que lo vi tocar, estaba completamente inmerso en lo que hacía, como si no hubiese tiempo ni espacio para nada más. La música era su forma de expresión, era su forma de amar, era su forma de vida.

—Only know you love her when you let her go... And you let her go... —prosiguió Caleb mientras el público lo enfocaba con atención escuchando las guitarras sonar.

—Staring at the bottom of your glass hoping one day you'll make a dream last but dreams come slow —comenzó a cantar Zack—, and they go so fast...

Era la primera vez que lo escuchaba cantar. Realmente la música era lo suyo. Era muy talentoso tocando diferentes instrumentos y su voz no tenía nada que envidiarle a la de Caleb o Phoebe. Realmente ellos habían nacido para esto.

Ambos impregnaban sentimiento e intensidad en cada palabra, como si hubiesen vivido lo que cantaban.

De vez en cuando, Zack miraba a Phoebe, quien lo escrutaba completamente embobada.

Definitivamente esos dos se gustan...

Me daba la impresión de que el momento en que tocaba era cuando único Zack desnudaba su alma y permitía vislumbrar sus sentimientos. Era una pequeña grieta en su enorme coraza de hielo.

A medida que pasaba la canción iban intercalándose los fragmentos, dándole cada uno su estilo particular a la interpretación.

Otra cosa que noté fue que, de vez en cuando, Caleb se quedaba viéndome, como si quisiera decirme algo.

—But you only need the light when it's burning low... only miss the sun when it starts to snow... only know you love her when you let her go... —comenzaron a cantar juntos el coro y se escuchaba simplemente maravilloso.

—Staring at the ceiling in the dark same old empty feeling in your heart because love comes slow and it goes so fast —cantó Zack solamente y luego continuaron intercalándose los fragmentos.

—Only know you love her when you let her go... and you let her go —cantó Caleb el fragmento final, enfocándome con su penetrante y azul mirada.

Cuando concluyeron el público estalló en aplausos, poniéndose todos en pie para alabar la grandiosa interpretación.

—¡Estuvieron increíbles! —exclamó Phoebe, abalanzándose sobre ellos para abrazarlos.

—Gracias, Pheebs —respondió Caleb, devolviéndole el abrazo mientras que Zack simplemente se quedaba inerte e indiferente ante el contacto de Phoebe.

No entendía a Zack. Era obvio que le gustaba ella, pues las miradas no mienten y la forma anhelante, intensa y casi salvaje en la que Zack miraba a Phoebe lo delataba. Sin embargo, siempre se mostraba frío y distante con ella.

De repente llegaron algunas chicas a hablar con ellos y elogiar su presentación, motivo por el cual retornamos a nuestra mesa para esperar.

—No entiendo a Zack —dije de pronto.

—¿A qué te refieres? —preguntó Pheebs, curiosa.

—Bueno, en realidad no los entiendo a ustedes dos —me corregí.

—¿Qué? —murmuró, nerviosa.

—Se gustan —señalé lo obvio y a Phoebe se le pusieron las mejillas de color escarlata.

—No... No es así... —lo negó sin mucha convicción.

—No suenas muy segura. —Arqueé una ceja—. ¿En serio dirás que no te gusta?

—Pensé que no se notaba —explicó con la mirada en la mesa.

—¿Se supone que era un secreto? —pregunté, escéptica—. Porque me parece el secreto más evidente —opiné y ella esbozó una sonrisa tímida. Definitivamente Zack era su punto débil.

—Tienes razón... Él me gusta... desde que era una niña... —confesó, mirándolo junto a sus admiradoras, anhelante—. Pero yo no le gusto a él —añadió con tristeza.

—¿Qué? —chillé, incrédula—. Phoebe, ¿te fijaste en cómo te miró mientras cantaba?

—Solo lo hace porque me conoce. Lo ayuda a sentirse confiado —rebatió.

—La forma en la que te miró no es la mirada que se le da a una simple conocida.

—Lo dices porque no sabes cómo es conmigo cuando estamos a solas... Prácticamente no me habla.

—Por eso no logro comprenderlo... Pero estoy segura de que tú le gustas.

Al llegar a esa conclusión, recordé a Paris. A ella también le gusta Zack, pero debía ser justa. Mi prima estaba encaprichada con él por un motivo que desconozco, pero Phoebe realmente estaba enamorada de él y, lo más importante, es recíproco. Debía ayudar a Paris a olvidar a Zack, sería lo más sano para todos.

—Me voy a casa —anunció Zack con voz hastiada cuando regresaron.

—¿Tan temprano? —emitió Pheebs.

—Solo vine a tocar, así que ya me voy —explicó y dio media vuelta para largarse, dejando a Phoebe un poco triste—. ¿Vienes? —dijo después de dar algunos pasos, lo cual provocó que a ella se le extendiera una sonrisa en el rostro.

—Bel, ¿te importa si me voy ya?

—Para nada...

—Gracias... Nos vemos, Cale —se despidió.

—Pórtense bien —dijo él, pícaro—. Me alegra que aceptaras mi invitación... —se dirigió a mí—. Le pedí a Pheebs que te llamara porque tenía miedo de que me dijeras que no —explicó—. ¿Qué pasó la última vez? Pensé que querías hablar conmigo. Te esperé en la biblioteca, pero nunca llegaste.

—De hecho, sí fui.

—Pero estuve allí y nunca te vi —emitió, confundido.

—Estabas muy ocupado para verme —repliqué.

—¿Qué? —musitó con confusión—. Oh, ya entiendo... Seguro apareciste cuando estaba con Megan... Bel... El beso que viste no...

—No tienes que explicarme —lo interrumpí.

—No tengo nada con Megan —aclaró—. Ella ni siquiera me gusta. Es solo una amiga.

—¿Es una amiga como Rue? —refuté, recordando que ellos habían sido "amigos con derechos".

—¡No! —aseguró en una exclamación—. Ella... es parte de mi pasado...

—Entiendo. Es parte de ese pasado que no me quieres contar —concluí, ceñuda.

—Bel... —murmuró.

—¿Cómo esperas que confíe en ti si eres incapaz de contarme hasta el más mínimo detalle de tu vida?

—Solo quiero que sepas que no me gusta Megan. Ese beso que viste fue un malentendido —aseveró con vehemencia.

—Todo contigo es así... —rebatí, dolida—. Pareces algo que en realidad no eres. No quiero sentir algo por un espejismo, Caleb.

—Soy real, Bel. Tal vez no te muestre todo lo que soy, pero la parte de mí que brota cuando estoy contigo es la más pura y verdadera...

—Yo no quiero una parte de ti. Quiero conocer tus defectos también. Solo así podré...

Enamorarme por completo...

—¿Podrás qué? —repitió, expectante.

—Nada. Me voy, ya es tarde —lo evadí, rodeándolo para irme mientras llamaba a Paris.

—Déjame llevarte. —Me retuvo, tomándome por el brazo.

—No hace falta —decliné su propuesta, esperando a que Paris contestara mi llamada, pero, en su lugar, me envió un mensaje: "Tranquila, me iré sola a casa. No te preocupes. Aprovecha para hablar con Caleb".

—Insisto. No quiero que te vayas así...

—De acuerdo —cedí finalmente.

—¿Te gustó la presentación? —me preguntó cuando estuvimos en su auto después de varios minutos de silencio.

—Claro. Ustedes tienen mucho talento —opiné con sinceridad—. Ya te lo he dicho antes.

—Me alegra...

—No pienses que solo por eso estamos en paz —refuté, ceñuda.

—Bel, por favor... ¿No puedes dejar ese tema a un lado? —me pidió.

—Solo responde algo. ¿Megan sabe eso que me ocultas? —insistí en saber, pero él no emitió palabra alguna—. Tu silencio lo dice todo... No me duele que la besaras, Caleb. Me duele que elijas confiar en ella y no en mí.

—Bel, yo no lo elegí. Ella fue parte de lo que viví. No escogí que estuviera ahí, simplemente pasó —explicó—. Además, tengo miedo...

—¿De qué?

—De que te alejes cuando sepas la verdad —completó.

—No lo haré, te lo prometo —aseguré—. Cuéntame. ¿Qué enfermedad tienes? —pregunté, pero él se mantuvo en silencio—. Bueno, ¿por qué te avergüenza donar sangre?

Silencio.

—¿Quién es Kai? ¿También es parte de tu pasado oscuro?

—Ya llegamos —emitió de repente.

—¿Entonces no me contarás nada? —pregunté por última vez.

—No puedo. Lo siento... Quiero tenerte cerca...

—Tus secretos solo lograrán alejarme —mascullé, bajándome y cerrando con un portazo.

—¡Bel! —llamó mi atención—. Te prometo que algún día te contaré... Cuando me sienta listo...

—Nada cambiará. Te lo prometo... —dije con una débil, pero esperanzada sonrisa.

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Qué hay! :D
Cómo anda la vida?
Qué les pareció el cap?
Leo comentarios.
Al final Bel vio a Caleb y Megan :(
Y Paris y Zack tuvieron sus cosas :0
Pero a Zack le gusta Phoebe y viceversa :')
A alguien más le gusta la canción que cantaron? Yo la amo :")
Y seguimos sin saber qué le pasó a Caleb. Qué habrá sucedido?
Más adelante nos enteraremos :)
Hasta el próximo cap.
Chau, chau.
Dato random: No me gusta la pizza con piña :/ Y a ti? Eres #teamParis o #teamBel? xd
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IG: daia_marlin