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Capítulo 3: Un NO.

—Tenemos que hacer algo. No podemos quedarnos de brazos cruzados —murmuró Taehyung, con los codos apoyados en la mesa del club de radio, el ceño ligeramente fruncido y un lápiz girando entre sus dedos—. Si no traemos a alguien que llame la atención, este lugar será historia.

Jimin, sentado frente a él, alzó una ceja mientras mordía el borde de la tapa de su botellita de agua.

—¿Y qué propones? ¿Qué hagamos un desfile de talentos y elijamos al más fotogénico?

—No es mala idea —respondió Taehyung en voz baja, como si lo estuviera considerando de verdad.

Justo en ese momento, la puerta del aula se abrió de golpe.

—¡¿Hay alguien ahí?! —La voz de Namjoon retumbó antes de que su cuerpo asomara por el marco, seguido por un chico alto de mandíbula impecable, piel perfecta y gafas oscuras colgadas en el cuello de su camiseta blanca impoluta—. ¡Necesitamos un espacio!

—¿Un espacio? —repitió Taehyung, girándose en su silla.

—Sí, para la moda. Estilo. Look del día. Consejos, reseñas de tendencias, entrevistas a diseñadores del instituto, lo típico.

—¿Lo típico en qué universo? —intervino Jimin, cruzado de brazos.

—En el nuestro, cariño —respondió Seokjin con una sonrisa resplandeciente, haciéndole un guiño. Llevaba un conjunto de mezclilla impecablemente coordinado, con una bufanda fina que no tenía justificación climática alguna.

—Yo soy Seokjin, por cierto. Pero puedes llamarme Jin. Él —dijo, señalando a Namjoon— es mi manager, consejero espiritual y ocasionalmente el único con ideas prácticas.

—Y pareja temporal —añadió Namjoon con un suspiro resignado.

Taehyung parpadeó.

—Vale, me gusta. Segmento de moda. Tendencias escolares. Eso puede dar puntos. El problema es que necesitamos presencia. Alguien que atraiga al público.

—¿Como Jungkook? —dijo Yoongi desde el marco de la puerta, con una mochila medio abierta colgando de un hombro.

Todos se giraron.

Taehyung se enderezó. Sabía que no habían noticias buenas por su expresión. —¿Le hablaste?

Yoongi hizo una mueca que no disimulaba nada.

—Dijo que no. Bueno, no lo dijo así, solo fue un "no" sin más. De esos que sabes que no cambiarán aunque se incendie el edificio.

—¿Y qué le pasa? ¿Por qué es así? —preguntó Jimin, con un notable enfado.

—¿Desde cuándo esperas respuestas claras de Jungkook? —Yoongi negó con la cabeza—. No es que esté molesto, simplemente no quiere. No le interesa. Así de simple.

Taehyung suspiró, cruzando los brazos sobre el pecho.

—Tiene que haber una manera. Un punto débil. Algo.

—Mmm... —Jimin giró su teléfono en las manos, pensativo—. No creo que tenga puntos débiles. Pero sí sé algo: está observando. Aunque no lo diga, está atento. Y si logra encontrar una razón, una sola lo pensará.

—Entonces se la daremos —dijo Taehyung, levantándose de golpe—. Aunque tenga que disfrazarme de disco giratorio y plantarme frente a él con luces LED.

—No lo hagas —le pidió Jimin con horror real en la voz.

—Solo si no queda otra opción —Taehyung guiñó un ojo.

A la hora siguiente, la tensión en el aula se cortaba con un cuchillo. Los exámenes estaban por ser devueltos, y el sonido de los papeles siendo repartidos solo aumentaba el nerviosismo.

—Kim Taehyung —dijo el profesor, sin mirar a nadie más mientras colocaba una hoja sobre su pupitre.

Una gran "D" estaba rodeada por un círculo rojo. Su estómago se hundió.

—Necesitas repasar más, Kim. No has tenido una buena calificación está vez. Si algo sucede, eres bienvenido a hablar conmigo —añadió el profesor, caminando sin detenerse.

Taehyung no respondió. Solo tragó saliva y escondió la hoja entre sus libros.

—Jeon Jungkook.

Todos alzaron la cabeza. El profesor dejó el examen frente al muchacho que se sentaba dos filas detrás de Taehyung, sin una palabra de crítica.

—Muy bien. Como siempre.

Taehyung giró levemente, justo lo suficiente para ver de reojo cómo Jungkook asentía, sin sonreír, sin agradecer, sin nada.

Y entonces sucedió.

—Clase, silencio. Tenemos un nuevo compañero —anunció el profesor.

Se hizo un murmullo breve antes de que alguien entrara por la puerta. —Él es Cha Eunwoo. Espero que lo reciban bien.

Eunwoo era todo presencia. Postura perfecta, sonrisa medida, uniforme perfectamente planchado. Caminó hasta el asiento vacío justo al lado de Jungkook.

Jungkook lo miró, detalladamente. Como midiendo algo.

—¿Qué es esto, una obra de teatro? —murmuró Taehyung, apretando los ojos.

Durante el entrenamiento, Jungkook se movía en silencio, siguiendo cada instrucción del entrenador con precisión. No bromeaba con los demás, ni respondía a sus comentarios. En los vestidores, cuando Yoongi volvió a mencionar el tema del club, Jungkook preguntó:

—¿Qué beneficios traería entrar a ese club?

Yoongi se quedó callado por un instante, sin una respuesta clara.

—No lo sé. Pero podríamos hacer que Taehyung y Jimin te den una razón válida. Si logran convencerte, ¿entrarías?

Jungkook se quedó pensativo.

En ese momento, Eunwoo apareció en los vestidores, saludando con familiaridad. Aunque no era parte del equipo, lo dejaban estar por conocer a los primos. Se sentó cerca de ellos y escuchó parte de la conversación.

—Sería interesante abrir un segmento de confesiones anónimas de crushes —sugirió con una sonrisa.

Jungkook lo miró con una expresión neutra, sin decir nada más. Por los altavoces oyo aquella particular voz, la de un Taehyung hablando con voz animada.

—Hoy tenemos un nuevo rostro entre nosotros. Cha Eunwoo, recién llegado, pero ya se comenta que conoce a uno de los chicos más callados y misteriosos de este colegio. ¿Será qué por fin alguien romperá esa capa de hielo?

Entre los vestidores todos soltaron una risa, excepto Jungkook, quien se dedicó a ponerse los patines en silencio, escuchando solo el eco de esa voz que había cambiado a una sección diferente.

Al otro lado, en la cabina, tiempo más tarde, Jimin llegó al club con aire curioso.

—Me encontré a Jungkook y Eunwoo almorzando juntos —dijo mientras se sentaba—. Eunwoo hablaba, y Jungkook solo asentía.

Taehyung entrecerró los ojos.

—Entonces hablan. Eso significa que podemos usarlo. Si son cercanos, Jungkook al menos escuchará si Eunwoo habla.

—¿Qué planeas?

—Vamos a reclutar a Cha Eunwoo.

Jimin y Taehyung llegaron al comedor corriendo, un poco sonrojados y acalorados, pero con un solo propósito. Localizaron rápidamente la mesa. Eunwoo y Jungkook comían tranquilos.

—¡Chico nuevo! —dijo Jimin con su sonrisa característica—. ¡Bienvenido!

—Oh, gracias —respondió Eunwoo, educado.

Taehyung, quien se mantenía a su lado, le dio una pequeña sonrisa, tendiendole la mano.

—Estamos en el club de radio —dijo Taehyung—. ¿Te interesaría unirte?

Jungkook dejó los palillos con un gesto seco.

Taehyung le sonrió con amabilidad.

—Buenos días, Jungkook.

Jungkook lo miró sin expresión, asintió, y siguió comiendo. Taehyung, sin embargo, notó algo curioso: arrugaba la nariz ligeramente al masticar. Un gesto pequeño. Íntimo.

Un nuevo detalle que se grabó en su mente.

—Sería interesante lo que podrías aportar —le dijo a Eunwoo mientras le entregaba un folleto doble del club. También dejó uno sobre la bandeja de Jungkook sin decir más.— Hemos escuchado que eres vegetariano, podríamos tener una sección en el sector alimenticio.

—Gracias —respondió Eunwoo, con una sonrisa brillante.

Jimin explicó con entusiasmo de qué trataba el club, mencionando los segmentos informativos, de música, noticias, entrevistas, entretenimiento y la idea de abrir uno de confesiones anónimas.

Fue entonces cuando Yoongi llegó, besó a Jimin con naturalidad y se sentó junto a los tres.

Jungkook le lanzó una mirada de advertencia. Aún tenían que hablar. 

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