Furioso, definitivamente era un estado que había sobrepasado con rapidez, sentía que la sangre le hervía y quería soltar un fuerte grito.

¿Cómo se atrevían esos idiotas a impedirle el paso? ¿Acaso no sabían que un Omega en estado de gravidez necesitaba permanecer al lado de su Alfa? Si que eran unos ineptos.

Entre gritos, empujones y reclamos logró llegar hasta la sala que mantenía confinado a su esposo, empujando a un par de sujetos y corriendo hasta abrir con agresividad la blanca puerta.

Definitivamente mantenía un peso en su pecho, no se sentía orgulloso de haber amenazado a alguien.

Su mirada se encontró con unos ojos realmente oscuros, los cuales lo envolvieron en cuestión de segundos, comenzando a penetrar lo profundo de su alma. Ambas respiraciones se detuvieron al momento en el cual comenzaron a admirase por primera vez. Incluso si no reconocían esa extraña calidez al interior de sus pechos los pequeños lobos tenían clara la razón de la sensación.

Un escalofrío recorrió su cuerpo y provoco el llanto de felicidad de su lobo. Su Alfa estaba ahí. Lastima que el lobo no pensaba en Taemin.

—Jimin. —Fue lo único que escucho salir de los labios de él chico con olor a pino. Ya que corrió a gran velocidad y se encargó de abrazarlo incluso si su gran vientre le impedía tener aún más cercanía.

Por otra parte pero no menos importante se encontraba él Líder Alfa, quien había comenzado a experimentar una extraña sensación atravesando de su cuerpo, tratando de tranquilizar a su Lobo, quien había comenzado a moverse impaciente dentro de su ser.

Con un ligero movimiento le indicó a los guardias que se encontraban molestos y delante de la blanca puerta, que podían retirarse.

Esos mismos guardias a los que Jimin había logrado esquivar y maldecir en voz alta.

Mantuvo una postura firme y tranquila, observando el efusivo reencuentro de la pareja. Preguntándose cuánto amor podía dar una persona a otra.

Él chico de cabellos plateados sostuvo con delicadeza el cuerpo de él Omega embarazado, disfrutando de el dulce aroma a vainilla que desprendía desde su cuello hasta el otro lado de la habitación.

"Estoy seguro de que es él. Tiene que ser él".

Taemin dirigió su mirada que se encontraba por los suelos hasta los ojos perdidos de él chico pálido. Encarando con suavidad y sin un toque de agresividad él pálido rostro.

Yoongi le dedicó una ligera sonrisa y asintió con los ojos en un movimiento lento. Él propio Alfa líder entendía que la pareja frente a él se encontraban en un momento íntimo. Y él no era nadie para impedírselos.

—Les daré un momento de privacidad. —Realizó una reverencia sutil y se dirigió a la puerta. —Terminaremos de hablar más tarde. —Suspiró. —Será mejor que hables con él. —Fue lo último que salió de los delgados labios antes de abandonar la habitación.

Jimin logró percibir como el cuerpo de su esposo se tensó en segundos, presintiendo que la próxima charla no sería ciertamente sencilla.

—No tienes que decirme nada, es un sujeto que debe aprender a meterse en sus propios asuntos. —Hablo con un poco de molestia en su voz.

—Escucha cariño...-

—No quiero, no Justo ahora. —Formó un mohín en sus pequeños labios.

Realmente parecía un pequeño niño en busca de cariño. Así era en realidad, Jimin podía ser un Omega adulto y esperando un cachorro, pero eso no le parecía motivo para abandonar su actitud mimada e infantil.

—Jimin esto es muy importante. —Declaró con cierto tono que él rubio conocía a la perfección. Era la entonación que usaba cuando debía dar malas noticias. Y él, definitivamente no estaba listo para escucharlas.

¿Qué estaba pasando?

Taemin suspiró, desprendiendo por primera vez en semanas su aroma a pino, manteniendo este lo más controlado posible. Tratando de calmar al lobo dentro de Jimin, garantizándose mentalmente que éste seguiría inquieto por más que se esforzara. Claro, después de todo Jimin tenía un predestinado.

Por otra parte, Jimin lo atesoro, manteniendo su pequeña nariz de botón sobre el cuello de su esposo.

—No me mires así. —Sonrió con tristeza. —Y antes de que digas algo debes escucharme.

Jimin asintió, viéndose separado de el cuerpo de sus esposo y encontrándose ahora sentado en la silla en la que se encontraba anteriormente él "molesto sujeto".

Era curioso que resultase más molesto dado que su lobo parecía querer acercarse a él. Le resultaba frustrante no lograr entender los deseos internos de su parte animal.

—Estoy infectado cariño.

Jimin negó con rapidez,

No deseaba escuchar esas palabras, incluso si lo sabía. No era justo, no podían obligarlo a soltar eso a lo que tanto se había aferrado por años.

—Mi amor. Ya no puedo protegerte. —Soltó el Alfa con tristeza.

Todo se congelo con extrema rapidez. Y no supo exactamente el momento que su Omega había vuelto a envolverlo entre sus brazos.

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Yui-Chan.❤️