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E I G H T E E N

Dedicado a: @dreamitsx




































Su cuerpo hormigueaba en su totalidad, cegando por momentos su vista y dejándole en una profunda oscuridad de la cual lograba liberarse con solo ver la radiante sonrisa que era dedicada hacia él.

El niño frente a sus ojos deslumbraba una inocencia imposible de comprender, reflejando una tranquilidad que por segundos logró invadir cada rincón de su ser.

Una de sus manos tembló y dudo por un par de segundos el tocar los pequeños cabellos del infante, pero la apacible mirada acompañada de los ronroneos que el lobo interior de Bae le mostraba lograron brindarlo de una confianza momentánea y cegadora.

Realmente quería algo así al lado de su esposo, esperaba el nacimiento de su pequeño con tal emoción que dudaba que esta no se desbordara de su alma segundo a segundo. Eso era lo que él quería; un futuro donde su cachorro y él pudiesen jugar de ese modo.

—Jimin... Jimin... —Comenzó a percibir su nombre con esfuerzo, puesto que se encontraba tan inmerso en su imaginación que olvidó todo aquello que lo rodeaba por unos cuantos microsegundos. Aquellos que en una situación como la que se encontraba viviendo, no te podías permitir.

—Ven, sígueme. —Comentó él chico con aroma a mantequilla de maní, realizando movimientos con su mano e indicando que fuese acompañado a una de las habitaciones desconocidas por Jimin.

A pesar de las intenciones de su lobo que le rogaban por no abandonar al menor, se colocó de pie y con mucho pesar dedicó una dulce mirada al infante que parecía muy concentrado con los bloques de plástico de colores que se encontraban siendo su fuente de entretenimiento.

Pocas palabras habían sido expulsadas de su boca esa mañana, no lograba sentirse totalmente cómodo en un lugar donde no se encontraba su esposo; quizá se debía a su estado o el trasfondo de las emociones que le provocaba su lobo.

—Imagine que necesitarías algo que te relajara. —Una puerta al final del corredor fue abierta y dejó a la vista la bonita decoración, sencilla pero acogedora. —El agua está caliente y por ser nuevo puedes usar el doble que los demás por única ocasión, a mi esposo le gusta decir que es una recompensa después de tanto tiempo sobreviviendo en las calles.

—Yo... muchas gracias. —Sonrió con sutileza y observó el vientre del castaño frente a él. Lucia aún más grande que el suyo, mucho más pesado y quizá un poco más activo al notar los movimientos sutiles pero visibles que mantenían presentes bajo su ropa.

Taehyung sonrió y le indicó un par de cosas más que eran importantes como las instrucciones sobre las llaves que daban paso al agua y de cómo debía sujetarse si quería levantarse por su cuenta de aquella bañera.

Cuando se encontró a solas su ser tembló por un momento, era extraño sentir esa tranquilidad que le impedía relajarse por completo, incluso si aquello no lograba tener mucho sentido al pensarlo detenidamente por un tiempo.

Retiro cada prenda que cubría su cuerpo y se observó por un momento en el gran espejo que se encontraba dentro de la habitación.

Acaricio sus brazos ligeramente mallugados y la pequeña casita de su niño, preguntándose una vez más que hubiese sido de su familia si toda aquella catástrofe no hubiera ocurrido.

Ingreso con lentitud y detenimiento al sentir el agua caliente rodeándole casi por completo, soltando un suspiro de dicha al tener la oportunidad de tomar un baño, ¿como algo que parecía cotidiano se transforma en un deseo diario?

Comenzó con movimientos ligeros sobre su pecho y hasta su vientre al sostener la barra de jabón, no había pensando en lo mucho que extrañaba esas cosas que acostumbraba realizar diariamente.

Taemin, pensar en él le provocaba cierto escozor y por consiguiente su lobo refunfuñaba al sentir la tristeza del humano encontrándose en desacuerdo con ciertas emociones, su parte animal trataba de distraerlo constantemente de aquella gran preocupación que surgía al imaginar en dañar al cachorro por aquellas emociones negativas.

Limpio su cabello y se sintió tan bien que no lograba comparar la experiencia con sus viejos recuerdos, le parecía una actividad nueva después de tanto tiempo.

Su cuerpo se encontraba caliente y fresco, no se había sentido de ese modo incluso cuando se encontraban en el refugio, su lobo comenzó con una ligera agitación en su cola, enloqueciendo por el embriagador aroma que se expandía por todo el lugar.

Su cuerpo se elevó y se preguntó mentalmente que tan hinchado estaría, ¿acaso estaría muy gordito? Seguro que si, pero al menos de esa forma seguia luciendo pequeño y bonito, aunque por momentos pensaba que eso solo era parte de su antiguo ser, aquel que no tuvo que comer cualquier cosa para no morir de hambre por semanas, acostumbrándose al horrible hedor que desprendían los cadáveres e incluso el mismo.

Su mente divagaba en tantos planetas que quizá y solo quizá, existían pensamientos que jamás debieron existir o siquiera surcar por su ser.

Pronto se vio cubierto por una gruesa bata que le parecía realmente afelpadita y perfecta para cubrir a su bebé del frío que se provocaba a sí mismo al tener que despedirse del agua, era momento de salir de ahí.

Observó la puerta y un pequeño temblor se instaló en su corazón, comenzó a jadear a causa de la ansiedad que le provocaba la soledad.

Una de sus manos se encargaba de sujetar el borde de la afelpada prenda, mientras que su diestra le daba acceso a la salida de aquella habitación.

Relamió sus labios una y otra vez, dejándolos un poco más lastimados de lo ya acostumbrado, no se atrevía a pronunciar el nombre del chico que lo había cuidado durante ese par de horas.

—¿Hola? —Sus piernas no se hicieron esperar y comenzó a recorrer el camino hasta el lugar donde había pasado la noche.

Pronto, ingreso en la habitación y se aseguró de cerrar la puerta tras de sí, logrando que el aire regresara a su sistema y le permitiera sentir un poco de seguridad.

Uno, dos, tres y quizá cuatro golpes se presentaron en la puerta de la habitación antes de que la madera se escuchara crujir, haciéndole sentir nervioso y un poco presionado, se encontraba totalmente expuesto.

—¿Jimin? —La tranquila voz de aquel Alfa era esperanzadora.

El aire que contuvo por esos segundos se liberó, permitiendo que se dejara caer sobre la acolchonada superficie.

—Dios, realmente me asustó.

—Oh, lo lamento mucho. Solo quería traerte esto, mi hermano salió y no quise hacerte esperar.

La brillante mirada que él hombre le dictaba apaciguaba un poco su sentir, notar ropa limpia sobre las manos de el joven era un goce espiritual, tanto que sus pequeños ojos pestañearon excesivamente ante lo que parecía irreal.

—Lo conseguí antes de regresar y supuse que necesitarías más, Taehyung fue a por ellas.

Sus pequeños dedos dudaron y terminaron por aceptar las prendas, observándolas con una ligera sonrisa que le dedicó segundos después a su mayor. —Se lo agradezco mucho Hyung.

—Avísame cuando termines, necesito hablar contigo.

—Puede hacerlo ahora.

—Creo que deberías vestirte primero, la casa es cálida, pero el clima no mucho y podrías resfriarte.

—Puedo charlar y vestirme al mismo tiempo. —Sugirió, apresando la vestimenta contra su pecho.

Yoongi no hablo, su lobo se encontraba suficientemente nervioso desde el primer segundo que ingresó a la habitación. —¿Piensas que es conveniente?

—¿Por qué no lo sería?

—Bueno... supongo que soy muy tradicional en ese sentido pero... eres un Omega, yo un Alfa... y no interesado en verte desnudo...

Alrededor de cinco o diez segundos el único sonido que permaneció en la habitación fue algo que claramente Yoongi no había experimentado jamás, la dulzura y armonía de la risa del rubio le hizo suspirar.

—Hyung ambos somos hombres, además no pensaba vestirme frente a usted, el armario es grande y podía cubrirme con la puerta mientras se dedicaba a mirar hacia otro lado.

Fue extraño y alentador, aquel efímero momento le había provocado una gran sonrisa, estaba tranquilo y hasta cierto punto, comenzaba a sentir como aquella muralla que impedía la confianza o comodidad absoluta se derrumbaba.

El Alfa enrojeció y se encargó de soltar una risa que detonaba lo avergonzado que se encontraba. —Claro, si. Por supuesto. —Estuvo de acuerdo, girándose y manteniendo su mirada hacia la puerta por la que había ingresado.

—Y... ¿De que se trata? —Preguntó él menor, encontrándose un poco disperso al tener que retirar la capa de calidez de sobre su cuerpo, para avecinarse a inhalar con ansia el aroma de la nueva ropa, justo antes de comenzar a colocársela.

—En realidad preferiría que lo habláramos frente a frente. —Reafirmó, manteniendo sus ojos cerrados y sus manos inquietas sobre sus piernas. —Así que tomate tu tiempo, puedo esperar.

Jimin asintió incluso si sabía que el azabache no podía ver que se encontraba de acuerdo.

Era curioso, sus nervios se habían dispersado sin siquiera notarlo, sabía que los aromas podían tranquilizarlo ya que demostraban la presencia de alguien más en aquella soledad en la que parecía confinarse en cada ocasión que no se encontraba al lado de su esposo, pero la forma en cómo su lobo parecía despreocupado y tan apacible le hizo temblar, ¿era acaso a causa de su mayor?

Movió con torpeza sus pequeños y enfundados pies, camino y tomó asiento al lado de él. —¿Que sucede?

Yoongi aguardó, respirando con lentitud y preparándose para sus próximas palabras antes de girarse y encarar al más joven. —Hable con el personal del médico, los chicos del laboratorio y debido... al estado de tu esposo, recomendaron transfusiones... las cuales comenzarán hoy. —Espero alguna reacción. —Es mejor hacerlo lo más pronto posible y él está de acuerdo.

Lo proceso, al menos eso intento. —¿Es... seguro?

—Hasta donde estoy informado... si, él y yo preferimos que trates este tema a su lado. Quiere verte y yo imagine que tú querrías lo mismo después de lo ocurrido afuera.

Él rubio asintió y colocó su mano sobre aquella cuevita que le reconfortaba en los momentos más difíciles. —¿Tendrás algún listón?

—¿Un listón? —Preguntó un tanto confundido.

—Yo... solía usarlos antes, adornos y cualquier cosa en mi cabello, él solía decir que me veía lindo... ¿podrías conseguirme uno? Ya luzco suficientemente desastroso y no quiero que siga guardando esa imagen sobre mi. —Comentó en un susurro poco audible.

El más alto sonrío y se inclinó para conectar su mirada con los cansados ojos que se encontraban conectados en algún punto muerto del azulejo. —Yo creo que te ves genial, todo es cosa de perspectiva e imagino que lucirás hermoso para él en cualquier ocasión, pero si un adorno te ayuda, prometo conseguirlo.

Su lobo Omega chilló, se sintió mimado y eso era algo que había extrañado, ya que a pesar de las contantes muestras de afecto por parte de Taemin que eran recíprocas, no parecía sentirse igual a los que podía recibir dentro de un lugar donde su vida no se viera amenazada por lunáticos sedientos de sangre.

Parpadeo y noto que la presencia del Alfa se había desvanecido y antes de poder levantarse reprobó aquel pensamiento por parte de su animal, no era bueno y mucho menos certero en sus decisiones.

Abrazo su vientre y salió de la habitación, recorriendo el lugar con extremo cuidado y atención, buscando aquella silueta que parecía tranquilizarle con su presencia.

—¿Hyung? —Camino. —¿Yoongi Hyung?

Una sonrisa se cruzó en su camino. —Solo encontré esto, es un poco improvisado pero te servirá. —Informó, antes de tomarse el atrevimiento de colocar un pequeño lazo adornado sobre la rubia melena.

—Creo que últimamente sólo puedo decir gracias, gracias.

—Oh y una cosa más, a mi hermano no le gustará saber que conseguí un bálsamo y no se lo entregue, así que guardémoslo en secreto, ¿de acuerdo?

Era pequeño y realmente no recordaba jamás haber usado algo de aquella marca, pero si era sincero, muchas de esas cosas las había dejado de lado y se había concentrado en obtener solamente algo de comer.

Sonrió, era un obsequio lindo y algo difícil de esperar dada la situación actual de la sociedad. —Es muy lindo, lo cuidare y prometo no decir nada. —Confirmo antes de tomar el pequeño contenedor de humectante labial.

Yoongi suspiró, observándolo antes de mostrar su brazo en una indicación de que podía tomarlo si así lo deseaba. —Es hora.

Él omega asintió, esperando y confirmando un una mirada que la invitación no era obligatoria, pero realmente esperaba ser de apoyo.

Así que lo último que hizo fue rechazar aquel gesto, sujetando entre sus gorditos dedos la prenda que el mayor se encontraba portando, apenado y no seguro de sujetar su ante brazo.

Él Alfa sonrió y se dirigió a su próximo destino acompañado del chico que había rescatado hace tan poco tiempo, que aún tenía por su estado y aquello que podía provocar las aquellas experiencias vividas afuera.






























Uf, tarde mucho tiempo en actualizar y hasta cierto punto eso me hace sentir mal : / quería concéntrate me totalmente en terminar una de mis historias y descuide mucho esta y otras.

Espero que aún reciba amor :3 prometo tratar de actualizar lo más pronto posible.





































Yui-Chan❤️

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