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Capítulo 29

N/A: Favor de leer la nota del final.

(...)

Las fuertes y grandes manos de Yoongi acariciaban su pequeño cuerpo con parsimonia, casi como si temiera hacerle daño. No tiene idea de cómo terminaron en la cama, pero poco le importaba en realidad.

Mmh...

El suave gemido de Jimin sobresalió de entre aquellos chasquidos acuosos. Su profesor no había parado de besarlo desde hace un buen rato, apenas permitiéndole respirar.

Los besos descendieron hasta su cuello, un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir el húmedo y cálido sinhueso del mayor deslizarse por la zona, dejando tras de sí una serie de succiones y mordidas.

Un familiar hormigueo en su vientre le hizo jadear, probablemente se encontraba algo vulnerable y extremadamente sensible debido al alcohol que ingirió momentos atrás, pero realmente no era un problema. No para él.

La rodilla del mayor se abrió paso entre sus piernas, obligándolas a separarse lo suficiente para que pudiera encajar entre ellas. Incapaz de controlar sus acciones, comenzó a menearse, restregando tímidamente (pero con cierto descaro) su erección.

Yoongi ante eso gruñó, volviendo a tomar sus labios en un beso desgarrador. El menor volvió a gemir de forma ahogada, sintiendo pequeños hilos de saliva escurrir por la comisura de sus labios; quería seguir drogándose con esa sensación tan placentera lo más que pudiera.

Sin embargo...

Jimin se inclinó en busca de los labios de Yoongi cuando este decidió apartarse, el gruñido descontento que escapó de sí no pareció tener efecto sobre el mayor.

Se obligó a abrir los ojos, respirando con dificultad. El rostro levemente sonrojado de su profesor llenó el panorama, siendo una imagen realmente adorable para el menor. El cuerpo contrario parecía estar tenso y ese ceño fruncido le indicaba que algo había salido mal.

—¿Q-qué pasa? —preguntó a duras penas, con la mirada vidriosa y relamiéndose sus labios los cuales se encontraban extremadamente sensibles e hinchados.

Min se tomó unos segundos para responder.

—No podemos —dijo, mirándole nuevamente con esa expresión tan vacía, lejana—. Estás ebrio.

Jimin formó un puchero. No estaba seguro, pero aquello que salió de la nada había sonado más como una excusa.

—N-no, yo puedo-

—No, ángel. Puedes creer que quieres esto, pero realmente no lo haces —ladeó su cabeza, como si estuviera analizando las reacciones de Jimin—. Incluso ahora estás temblando.

El menor dejó salir un bufido.

—Estoy bien, yo quiero seguir, por favor...

—No —exclamó cortante mientras detenía la mano de su alumno la cual estaba a punto de acariciarle el rostro—. Debes descansar, tu rostro literalmente grita "estoy a punto de quedarme dormido, por favor déjame hacerlo".

Jimin no pudo contener una risita tonta.

—Por favor —volvió a insistir, meciendo torpemente sus caderas en un intento por "seducir" al mayor—. Prometo ser bueno... si me quedo dormido... simplemente puede-

Antes de poder terminar esa oración, su cuerpo fue tirado contra el pecho de Min, quien de un momento a otro cambió la posición en la que se encontraban.

Jimin se removió, no dispuesto a tolerar aquel rechazo por parte del mayor.

—Deja de hacer berrinche, ángel.

El menor suspiró.

—Me duele ahí abajo... —insistió por última vez, cambiando el tono de su voz a uno más meloso.

Min bufó, parecía algo irritado.

—No pasará nada esta noche. No cambiaré de opinión.

Jimin finalmente decidió dejar de insistir, prefiriendo simplemente acurrucarse junto al cálido cuerpo de su profesor. A pesar de que aún llevaban puestas las mismas ropas que por la mañana, la comodidad prevalecía. El silencio reinaba en la habitación, y la sensación de cercanía era reconfortante.

Pronto, sintió los suaves falanges de Yoongi acariciar su cuero cabelludo, peinando de forma sutil sus rizos. Jadeó, realmente se sentía muy bien.

—¿P-profesor? —Jimin, avergonzado, tartamudeó mientras recibía un suave sonido de aprobación por parte del mayor, indicándole que estaba atento a lo que tenía que decir—. ¿Puedo hacerle... una pregunta?

—Acabas de hacerlo —Jimin gruñó, claramente no se refería a eso y él lo sabía—. Es broma, puedes.

El corto silencio que vino después no le agradó en lo absoluto al mayor.

—La otra vez usted mencionó algunas cosas que... hicieron su pasado algo... tormentoso —sintió el cuerpo del mayor tensarse bajo su mejilla—. Lamento molestar mucho con ese t-tema, p-pero... algo de lo que dijo me preocupó mucho...

—¿Puedo saber exactamente qué fue?

Jimin tragó saliva con nerviosismo. La sensación de mareo lo invadía mientras que sus párpados comenzaban a pesar cada vez más.

—¿Realmente... vio a alguien morir frente a usted?


[...]

«—Mi madre siempre está de mal humor. Mi papá... él no suele llegar a casa. Cuando lo hace, pierde su tiempo en gritarle tanto a mi madre como a mí.

—En verdad lamento escuchar eso. Por favor, continúa.

El menor suspiró, mirando hacia la ventana. La verdad era que no deseaba seguir hablando sobre él.

—¿Alguna vez se ha preguntado qué hay después de la muerte, profesor?

El aludido asintió, un poco desconcertado por el repentino cambio de tema.

—Todos lo hemos hecho en algún punto de nuestra vida, pero es extraño que tú-

—¿Siendo tan joven piense en ello? —sonrió, arrebatándole las palabras de la boca—. Me lo han dicho, no solo usted. Jeon también.

El profesor alzó ambas cejas.

—Supongo que tus pensamientos son... normales, dentro de lo que cabe. Es curiosidad solamente. Sin embargo, ustedes dos no deberían de hablar acerca de ello.

El joven se recargó contra el respaldo de la silla, aún sonriendo y con esa mirada vacía y carente de emociones que siempre se encargaba de mostrarle.

—¿Por qué no? Creo que es un tema del que nadie se atreve a hablar porque no creen que exista algo bueno que decir. Salvo los creyentes, que piensan que algo les espera una vez fallezcan.

El profesor suspiró, quitándose las gafas para colocarlas cuidadosamente sobre el escritorio.

—Bien, ya que estás tan interesado en ello, ¿qué piensas tú que existe después de la muerte?

El menor tarareó, pasaron unos segundos antes de que respondiera:

—Paz.

—¿Paz?

—Sí —murmuró con convicción—. No creo en la existencia de un cielo o un infierno, ni en las reencarnaciones; lo que creo es en la simple paz porque, cuando ya no existes, cuando el sufrimiento se desvanece la "nada" te envuelve y, eventualmente, eso se convierte en una profunda paz.

El profesor entrecerró los ojos, algo pareció tintinear en ellos. ¿Era miedo? ¿Curiosidad? ¿O tal vez...?

—Un pensamiento demasiado sombrío para un joven como tú, pero de alguna forma interesante.

—Supongo que gracias.

—Es curioso cómo sueles cambiar conmigo. Un día vienes a mí con actitud tímida y al otro pareces una especie de emo. Pero, justo ahora, estás siendo juguetón y hasta filósofo.

El menor dejó salir una especie de risa.

—No soy el único cambiante, ¿sabe? Usted suele fingir también.

—Yo nunca-

—Sabe perfectamente a lo que me refiero.

El menor se inclinó, lo suficiente como para verse reflejado en las iris del profesor. Un latido pasó, segundos en donde ninguno parecía querer abandonar la mirada del contrario.

—¿Alguna vez le han dicho que tiene bonitos ojos?

—No, nunca.

—Me gustan —dijo, ladeando ligeramente la cabeza—. Parecen ser un mar repleto de secretos, es interesante.

El mayor frunció los labios.

—Creo que ya he sido demasiado generoso contigo.

—No, querido profesor. Yo he sido el benevolente con usted.

El mayor se mordió el labio inferior, negando suavemente con la cabeza.

—Vas a volverme loco —confesó.

—Esa siempre ha sido la intención.»

Yoongi despertó, encontrándose con esa cabeza enrulada que aún descansaba plácidamente sobre él. Parpadeó repetidas veces, acostumbrándose a la luz del día que se colaba por los grandes ventanales.

Dejó escapar un largo suspiro mientras contemplaba fijamente el techo de la habitación. Su cabeza comenzaba a doler a pesar de que no había una razón aparente para ello; el alcohol no podía ser la causa, ya que siempre ha sabido cómo lidiar con el.

No, el problema era ese estúpido sueño que acababa de tener. Aunque no era la primera vez que lo tenía, esta vez se sentía diferente, más parecido a una pesadilla de la cual era imposible escapar por más que despertara.

Volvió a centrar su atención en el chico que parecía estar durmiendo en una nube por la extraña comodidad que mostraba. Min no pudo resistirse y acarició suavemente esas hebras doradas, deteniéndose después de unos cuantos segundos.

«¿Realmente vio a alguien morir frente a usted?» fue la pregunta que el menor le hizo, pero este no escuchó la respuesta ya que se había sumido en un profundo sueño.

Yoongi lo prefería de esa forma.

Era posible que el chico lo olvidara, pero dada la terquedad que había mostrado últimamente dudaba que fuera así de sencillo. Por alguna extraña razón, el menor había adquirido la manía de querer averiguar todo sobre su persona, lo cual, siendo honesto, le resultaba sumamente incómodo.

¿Por qué desenterrar el pasado? Min prefería que permaneciera donde pertenecía: enterrado y olvidado.

Volvió a suspirar, exhausto. Su mente era un auténtico caos en ese momento. Yoongi era plenamente consciente de que podía mentir, hacerle creer a Jimin algo que no era cierto solo para ponerle fin al asunto.

Pero eso, por alguna razón, le parecía incorrecto.

Culpaba al pequeño monólogo que le hizo anoche mientras el vino corría por sus venas. El menor había soltado una serie de cosas que dejarían a cualquiera boquiabierto si las escuchara sin comprender el contexto y el trasfondo de estas. Conocía bien aquel dicho que hablaba acerca de como "los niños y los borrachos siempre dicen la verdad", si eso fuera cierto, entonces...

«Usted no tiene que fingir conmigo, lo sabe.»

Sacudió la cabeza en un intento de despejar sus pensamientos. Tal vez fue debido a su estado en ese momento, pero el chico realmente no sabía lo que esa simple frase había provocado en lo más profundo de su ser.

La verdad es, que el "fingir" no era algo difícil para Yoongi. Desde que tiene memoria había comprendido en qué situaciones era apropiado actuar de cierta forma y poco a poco comenzó a percatarse de que no era el único hipócrita en ese sentido.

Todos tienen algo que ocultar, algo que no desean mostrarle a los demás.

Sin embargo, eso no significaba que siempre resultara bien. Para Yoongi, han existido ocasiones en las que "fingir" lo había metido en situaciones complicadas.

Como en la que estaba ahora.

Fingir ser un profesor respetuoso, comprensivo y caritativo lo había llevado a esta situación. Al principio aquello le resultaba divertido, pero con el paso del tiempo se había vuelto tedioso y ahora... no estaba seguro de qué pensar al respecto.

Odiaba el contacto físico innecesario, pero sostenía a Jimin con la misma firmeza con la que este se aferraba a él, incluso estando dormido.

Era reacio a la idea de dar besos, encontrándolo sumamente repulsivo desde que tiene memoria.

¿Entonces por qué no pudo apartar sus labios de los de Park durante casi una hora la noche anterior?

Peor aún, se debatía la imperiosa necesidad de revelarse completamente, mostrarse sin máscaras ni engaños, justo tal como era ante la presencia de ese joven iluso.

Y a pesar de ese repentino deseo de hacerlo, algo se lo impedía.

«¿Vas a tirar del gatillo?»

La última vez que permitió que su "verdadera esencia" saliera a la luz, todo se había desmoronado en un caos total.

No iba a cometer el mismo error esta vez.

Pero la urgencia de lanzarle un ultimátum al chiquillo se hacía aplastante, resultando más irritante para Yoongi porque comenzaba a percibirlo como una amenaza real.

Aunado a eso, una punzada de culpa le atormentaba por todas las acciones que se habían llevado a cabo en las últimas semanas, aunque claro, no se trataba de nada relacionado con lo "socialmente aceptable".

Pues si alguien le diera la oportunidad de repetir lo que hizo, no solo con Park sino durante toda su vida, probablemente la aceptaría.

Excepto por una cosa...

—¿Mh?

El cuerpo de Yoongi se tensó al notar la repentina pérdida de peso sobre su pecho. Jimin finalmente despertaba con un tierno bostezo. Sus ojos siguieron las acciones del menor, quien se estiró un poco antes de encararlo completamente.

—Uhm, ¿buenos días? —dijo, sonando tímido mientras mostraba aquella sonrisa que provocaba un tierno hoyuelo.

—Buenos días.

Min pudo apreciar cómo el ceño del chico se fruncía, probablemente había sonado más cortante de lo normal.

Entonces, se limitó a contemplarlo en silencio: sus ojos aún delataban rastros de sueño, aquellos labios rojizos se encontraban más esponjosos de lo normal; su cabello estaba despeinado pero eso solo le daba un aspecto encantador, aquellas mejillas enrojecidas le incitaban a mordérselas y esa mirada avellana parecía tener el poder de iluminar toda la habitación.

Jimin era... realmente era hermoso.

Siempre lo había sido.

—¿T-tengo algo en la cara?

El repentino tono preocupado del chico lo sacó de sus pensamientos.

—No, solamente me preguntaba cómo un chiquillo puede ser tan hermoso —confesó, tomando el mentón de su alumno—. Tienes un rostro armonioso, simétrico. Realmente pareces un ángel.

Jimin se rió, quedito y nervioso.

—U-usted también es muy guapo...

Yoongi negó suavemente con la cabeza.

—Tú vas más allá de lo convencional, no eres solo "guapo" o "bonito", sino que posees una belleza natural y encantadora. Tus rasgos con cierta feminidad no son una desventaja, sino más bien una característica que te favorece.

Jimin intentó liberarse del firme agarre en su mentón, pero el mayor no cedió, forzándolo a acercarse aún más a su rostro.

—Realmente es una pena.

—¿A qué se refiere? —murmuró el más joven, no pudiendo evitar centrar su mirada en los labios del mayor.

—Cuando termine contigo no quedará nada de lo que eres ahora —susurró, buscando encontrarse con aquella mirada desconcertada—. Me pediste que dejara de fingir contigo, eso haré.

«Siempre destruyes todo lo
que consideras tuyo.»

—Supongo que sí... —se respondió a sí mismo, dejando confundido al menor.

Antes de que el menor pudiera formular una pregunta, Min invirtió sus posiciones, dejando al chico debajo de su cuerpo, aprisionándolo entre él y el colchón.

—¿Profesor?

—Sí, ya estoy cansado de fingir.



***

¡Es el primer aniversario de esta obra! 🥳💖

Aunque la fecha "real" sea hasta el 29 de septiembre, decidí publicar el capítulo antes debido a que no podré hacerlo en el día exacto.

¡Esta es la primera vez que llego tan lejos con una historia! Normalmente suelo descartar mis obras, dejándolas por ahí en la nube sin terminar. El hecho de que "Behind His Mask" siga entre nosotros me enorgullece muchísimo.

Y en gran parte es por ustedes, lindas personitas que han seguido aquí. Muchísimas gracias. Esperemos llegar al final. 💘

También debo informarles que entraré en un cortito hiatus (semanas de exámenes, ayuda) pero puede que regrese con algún pequeño maratón, ¿les parece la idea?

Por último, ¿qué opiniones tienen con respecto a la historia hasta ahora? ¿Alguna escena que les haya gustado? Me gustaría saber lo que piensan (todo con respeto, claro) disfruto leyendo sus comentarios. ^^

Nos leemos pronto, cuídense mucho.

— Cherry. 🍒

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