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Capítulo 26

—Espero que ese viejo ridículo se atragante con su café amargo y ensucie su fina corbata.

—Ryujin, tranquila, respira profundo.

Jimin acariciaba suavemente el antebrazo de su amiga, la cual estaba a punto de vomitar lava y derretir el suelo que pisaba debido al coraje que la rodeaba.

—¡Se atrevió a escribirme la palabra "copia" en mi tarea! —gruñó, siguiendo con pasos torpes a su amigo—. Puedo ser capaz de muchas cosas, ¿pero de copiarme? ¡Jamás!

—Estoy seguro que se solucionará. Conozco al profesor Han, él rectifica cuando se ha equivocado.

El rubio trataba de tranquilizar a su amiga y levantarle el ánimo, aunque en el fondo tenía la teoría de que estaba haciendo un pésimo trabajo. Justo ahora, deseaba que Taehyung estuviera con ellos. Él seguramente sabría qué hacer.

—Realmente agradezco que estés conmigo en estos momentos, Jimin —exclamó la castaña, ahora luciendo más tranquila—. Cualquier otro ya me habría abandonado a mi suerte en medio del pasillo mientras seguía con mi pequeño berrinche.

Jimin dejó salir una risita, negando suavemente con la cabeza.

—Eres mi amiga, nunca podría dejarte sola.

—Dios, ¿cómo un hombre puede ser tan tierno? —sonrió, deteniendo sus pasos.

Jimin igualmente lo hizo.

Ryujin retuvo un suspiro. Eran contadas las veces en las que podía hablar tranquilamente –y cara a cara– con Jimin sin Taehyung orbitando a su alrededor. No era como si el castaño fuese una molestia, al contrario, amaba cuando estaban los tres juntos.

Solamente que había algo que tenía que preguntar.

Algo de lo que Taehyung no podía enterarse hasta que fuese seguro.

—Jimin... —Ryujin dudó, pero contuvo el aliento y apretó los puños—. Necesito hablar contigo.

Pero antes de que siguiera prestándole atención a su amiga, su mirada se enfocó en lo que había detrás de ella.

Del otro lado del pasillo, casi al fondo, Jimin pudo vislumbrar perfectamente la figura del profesor Min. Pero no se encontraba solo.

Estaba con Kim Jennie.

Ambos riendo.

Ambos lo suficientemente cerca uno del otro sin parecer sospechoso a los ojos de los demás.

—¿Jim?

—¿Si?

—Tú... ¿estás bien? —dijo Ryujin, ladeando la cabeza—. De repente te pusiste tenso.

No mentía y él no pudo refutarlo. No cuando sus manos se habían vuelto puños y en su interior una creciente molestia comenzaba a doler.

—¿Jimin?

Dio un último vistazo a su profesor, quien obviamente no le había visto.

—Te veo en clase.

Sin darle oportunidad para oponerse, Jimin corrió lejos del lugar. Ni siquiera prestaba atención a dónde huía, solamente quería estar solo.

«Dijo que ya no la vería...» «mintió...»

Los pensamientos inundaron su mente como una tormenta ácida, cada uno de ellos más doloroso que el anterior. Sus ojos ardían, amenazando con liberar las lágrimas que se acumulaban. Un malestar característico se instaló en su nariz mientras su corazón golpeaba con furia en su pecho, envolviéndolo en una angustia insoportable.

«Mintió, mintió, mintió»

Mientras giraba en uno de los pasillos, su cuerpo tembloroso se estrelló contra un objeto sólido con tal fuerza que parecía que caería de no ser porque algo lo sostuvo.

—Hey, ¿te encuentras bien?

Con un gesto tembloroso, Jimin alzó la vista para reconocer a su salvador.

—P-profesor Jeon...

El mencionado arqueó ambas cejas, mostrando compasión en su mirada.

—¿Jimin? ¿Te encuentras bien?

Jungkook se sorprendió cuando su cuerpo fue abrazado por los pequeños brazos del menor.

Park abrió los ojos de golpe al percatarse de lo que había hecho.

—¡L-lo siento! —dijo, separándose del mayor con un evidente sonrojo—. No quise-

—Tranquilo, no te preocupes por eso —acercándose lentamente para no asustarlo, Jeon lo tomó suavemente por los hombros—. ¿Necesitas hablar?

Jimin negó con la cabeza, suspirando pesadamente.

—Solo quiero... distraerme.

El mayor asintió, aún mostrando esa amigable sonrisa.

—Entonces ven conmigo.

Ambos se dirigieron a un aula vacía.

Por un momento, Jimin pensó que Jungkook le haría alguna especie de prueba psicológica o algo por el estilo. Para su fortuna, no fue así.

Jeon tomó dos pupitres, los cuales colocó uno frente al otro. Al principio, Jimin se sentía incómodo por estar de esa forma con su ex-psicólogo, pero conforme pasaron los minutos esa molesta disminuyó gradualmente.

—Y así fue como terminé trabajando aquí —Jungkook sonrió, Jimin contuvo una risita.

Parecía un conejo.

—Es interesante cómo toda esa travesía sucedió solo porque perdió un examen de admisión...

—Lo considero como un efecto mariposa —alzó los hombros—. A veces suceden cosas que consideramos insignificantes sin saber las consecuencias que traerán para nuestra vida en el futuro.

El menor asintió, creyendo comprender a lo que se refería.

—Jimin...

—¿Si?

—Últimamente te he estado observando durante mis clases —el tono de su voz se había vuelto más serio que de costumbre—. Considero que has cambiado.

—¿Eso es algo malo?

—No realmente —recargó su mejilla contra su puño, mirando fijamente a esos ojos avellana—. Hay un brillo especial en tu mirada.

Tragó saliva, comenzaba a ponerse nervioso.

—Has estado muy animado, no necesitas gritar de alegría cuando tu mirada se ha encargado de anunciárselo al mundo.

—¿A dónde quiere llegar con eso?

—Jimin, ¿estás enamorado?

Los latidos de su corazón se detuvieron durante unos segundos, ¿Jeon realmente acababa de preguntarle tal cosa?

—Lamento mi indiscreción —se apresuró a decir cuando notó cómo el menor comenzaba a temblar—. Es solo que, justo ahora, tu mirada se refleja triste, decepcionada. Como si acabaras de pasar por alguna especie de decepción emocional.

No estaba tan equivocado.

Recordó la escena del pasillo.

Comenzó a reír, nervioso y hasta algo humillado.

—Yo no diría que es por eso.

—Sé perfectamente que una "decepción emocional" no tiene que ser forzosamente por un enamoramiento fallido, pero suele ser lo más común. Sobre todo cuando haz estado tan animado y ahora... bueno, no debí asumir tal cosa. Lo siento.

Jimin sonrió, jugueteando con sus dedos.

—Entiendo porqué lo dice, pero está equivocado. No estoy saliendo con nadie y-

—¿Quisieras que fuera así?

Los ojos de Jimin se abrieron en demasía.

No lo sabía, pero Jeon había tocado un nervio.

—Lo siento —el mayor rascó su nuca, claramente nervioso—. De nuevo estoy siendo entrometido, ¿no es así?

Jimin le correspondió, sonriéndole de forma tímida y con las mejillas acaloradas.

—Entiendo que es porque se preocupa por mí. Antes no lo hacía tanto pero... ahora lo agradezco. Mucho.

Jungkook tomó su mano, sin dobles intenciones.

—Sabes que puedes contar conmigo.

La mirada de Jimin se detuvo en aquella acción.

Aunque la mano de Jeon era cálida, no sintió absolutamente nada cuando este apretó la suya en un gesto reconfortante.

Su corazón no se aceleró, ya no estaba nervioso. No sentía ese ferviente deseo de querer que el contacto perdurara lo más posible. Al contrario, quería apartarse bruscamente.

Sus manos no encajaban a la perfección.

Se sentía tan diferente a cuando Min lo hacía.

Esto se sentía mal.

—Profesor-

La puerta del aula fue abierta. Jimin casi se desmaya cuando Yoongi entró al salón.

A pesar de que ambas manos se separaron de forma abrupta, Jimin tuvo la sensación de que Min alcanzó a ver aquel contacto que podría malinterpretarse.

Y si era honesto, quería que lo hiciera.

—¿Interrumpo algo? —cuestionó el azabache con una sonrisa que si bien podría decir que era forzada, se miraba demasiado honesta y natural.

—No realmente —respondió Jeon al instante—. Ya terminamos de hablar.

Jimin alternó su mirada, pasando de Jeon a Min. Una idea vino a su mente.

—Gracias por todo, profesor Jeon. Realmente me gustó hablar con usted.

Después de despedirse de ambos docentes, abandonó el aula.

Y mientras sentía una filosa mirada detrás de él, una sonrisa curveó sus labios.


[...]


Conseguir el permiso de la profesora Lee para ir al baño es todo un reto. La mujer era demasiado estricta incluso para eso, los alumnos preferían orinarse encima del asiento antes que tener que lidiar con esa mujer.

Para fortuna de Jimin, la profesora Lee se encontraba de buen humor. Le había concedido el permiso con solo preguntárselo dos veces. Era un récord.

Después de salir del baño y aprovechando su pequeño "receso", decidió perderse un poco –sin la intención de alejarse mucho–, simplemente quería estirar las piernas un poco. La mayoría de los pasillos se encontraban desolados, era lógico, todos estarían en clase o haciendo algún proyecto escolar.

Cuando finalmente se aburrió de caminar como alma en pena decidió regresar hacia su respectivo salón. Sin embargo, un fuerte agarre en su muñeca, seguido de un tirón lo detuvo.

El mundo se aceleró a su alrededor: el estruendo de una puerta cerrándose con violencia, él acorralado contra una superficie implacable. Unos ojos deslumbrantes, pero rebosantes de furia le miraban fijamente.

—¿Qué demonios se supone que estabas haciendo?

Esa hipnotizante voz.

—Profesor Min...

Chilló al sentir cómo el borde de un escritorio se clavaba en su espalda baja. Ahí estaba, completamente acorralado entre el y Yoongi mientras este último lo sostenía firmemente por las muñecas, dejándolo en una posición vulnerable.

—Te hice una pregunta —frunció el ceño, luciendo tranquilo pese a que su voz temblaba del enojo—. ¿Crees que es gracioso?

—En verdad no le entiendo, profesor. ¿Hice algo mal?

Si había algo que Min detestara, era la ignorancia en la gente. Park no era estúpido, pero de alguna forma se las ingeniaba para parecer uno.

—De acuerdo, hagámoslo a tu manera —inclinó su cuerpo, obligando al menor a doblarse un poco hacia atrás—. ¿Por qué estabas tomado de la mano con Jeon?

—Solamente estábamos hablando —se defendió, incapaz de devolverle la mirada y sintiendo cómo el agarre en sus muñecas se intensificaba—. Yo estaba... triste, así que decidí hablar con él para tratar de-

—¿Por qué no acudiste a mí? ¿Por qué tuvo que ser precisamente él?

Jimin no estaba seguro, pero le pareció ver cierto temor en sus ojos. Aún así, eso no bastaría para hacerlo disculparse.

—¿Por qué lo haría? —el mayor enarcó una ceja, luciendo confundido—. No cumple lo que dice...

—¿Qué se supone que significa eso?

El menor forcejeó, pero fue inútil. Suspirando con resignación, dijo: —Lo vi. Lo vi muy amigable con "la señorita Kim". Usted... usted me dijo que no la vería más, pero ahí estaban, riéndose en los pasillos y-

Min apretó sus labios. Sería cruel burlarse del chiquillo en su cara.

—Luces tierno estando celoso, pero piensa un poco, amor. ¿Qué motivos reales tendría para ignorarla durante la jornada escolar? Me pediste que dejara de verla, eso hice. Desde ese día no la he vuelto a ver en horarios extemporáneos.

Jimin formó un puchero, eso tenía sentido. Pero igualmente se sentía herido, ¿es que acaso no podía verlo?

—Ya entendí, por favor déjeme salir...

—No —respondió, borrando cualquier rastro de serenidad en él—. Tenemos que hablar. Estoy molesto contigo.

—¿Y por qué? ¿Por que me vio con el profesor Jeon? —con un ligero rastro de vergüenza, decidió encarar al mayor—. No debería estarlo, él solamente se ofreció a hablar conmigo.

—¿Acerca de qué?

—Nada importante —se removió incómodo bajo el escrutinio de Min—. N-necesito volver a clase...

Yoongi lo liberó, pero no duró por mucho tiempo.

—¡Ah!

Con firmeza, el mayor tomó la pequeña cintura del rubio con sus manos y lo elevó en el aire para luego recostarlo con violencia sobre su escritorio sin preocuparse por lo que cayó al suelo, solo tenía ojos para él en ese momento.

La mente de Jimin se nubló cuando Min separó sus piernas, colocándose en medio de estas con facilidad.

—P-profesor, n-no haga esto —sus pequeñas manos se detuvieron en los hombros del mayor, tratando de impedir que se acercara más—. Alguien puede entrar...

Yoongi permaneció en silencio mientras juntaba las manos del chico para colocarlas sobre su cabeza, usando solo una de las suyas para mantenerlas inmóviles.

—¿No piensas disculparte?

—No he hecho nada malo...

Los ojos de Jimin se abrieron en demasía cuando sintió cómo la mano libre del mayor luchaba por desabrochar el saco de su uniforme.

—Yo creo que deberías hacerlo —bramó, luciendo concentrado en lo que estaba haciendo—. Espero que lo hagas. Cuando salgas de aquí, no volverás a hablar con ese imbécil a menos que sea sobre la escuela.

Un jadeo escapó de sus labios mientras Min desesperadamente comenzaba a desabotonar su camisa. Sintió el aire frío impactar contra su torso, lo que le hizo moverse incómodamente.

—P-por favor no...

—Eres mío —le interrumpió, ahora desabrochándole el cinturón—. ¿Lo recuerdas, cariño? Tú mismo lo dijiste.

—P-profesor, espere, a-alguien puede- mh~

Las súplicas se extinguieron cuando sintió cómo el mayor comenzaba a besarle el cuello, tomándose su tiempo para morderlo, lamerlo e incluso succionarlo.

Sus manos quedaron libres, pero ya no luchó contra lo que realmente quería.

—Eres mío —volvió a decir, esta vez en voz baja, susurrándole al oído—. Y eso, te lo debes a ti mismo.

Un escalofrío le recorrió su espalda, los labios del mayor descendieron hasta sus clavículas lastimadas, las cuales se encargó de morder sin llegar a marcarlo como acostumbraba.

No pudo evitar jadear sonoramente, sintiendo cómo los besos húmedos de Yoongi se detuvieron en uno de sus pezones. Allí, experimentó lamidas tortuosamente placenteras y pequeños mordiscos, mientras el otro pezón era pellizcado con sus dedos.

—Eres ruidoso —gruñó, separándose en un chasquido del pezón—. ¿Tendré que obligarte a guardar silencio?

Yoongi continuó estimulándolo, sus ojos no se perdían de las reacciones que provocaba en el menor.

—¡E-espere!

Con los ojos repletos de lágrimas pudo observar cómo su pantalón era tirado hacia abajo, dejando libre su ropa interior que ya se encontraba con una mancha de líquido pre seminal.

—¿Crees que esto podría provocártelo él? —Min gruñó, masajeando el miembro del rubio por encima de la tela.

—A-ah... —Jimin se removía sobre la superficie del escritorio, su respiración se aceleraba con cada sutil caricia.

—¿Ves esto, amor? —alzó lo más que pudo una de sus piernas, señalando aquella "M" que se encontraba cicatrizado sobre su muslo—. Significa que solamente yo puedo tocarte. Me perteneces. Siempre lo harás.

Jimin curveó su espalda, siendo testigo de cómo su ropa interior era tirada hacia abajo, deteniéndose en sus muslos. Su pene erecto quedó al descubierto y, poco después, Min bajó la bragueta de su propio pantalón.

—P-profesor... duele...

Yoongi apretó la quijada, tenía muchos planes pero dado a que se encontraban en la escuela debía posponerlos. Por ahora, solo quedaba terminar.

Así que, sin perder más tiempo, deshizo el nudo de su corbata. Tomó la fina tela entre sus manos y la llevó hasta el rostro contrario.

—Abre tu boca.

Jimin lo hizo, separó sus labios temblorosos con un jadeo que fue silenciado cuando la fina tela invadió su boca hasta dejarlo preso.

—No puedo confiar en que serás silencioso —el mayor respondió las dudas que se reflejaban en sus ojos.

Yoongi deslizó un dedo sobre la dura erección de Jimin, estaba caliente y un poco palpitante. Comenzó a hacer movimientos circulares sobre su glande, provocando que este goteara como prueba de lo mucho que le gustaba ser atendido.

La respiración de Jimin se agitó y su cuerpo se movía de un lado a otro, sus gemidos morían ahogados gracias a la tela que llenaba su boca, cosa que agradecía.

—Deberías ver cómo te retuerces con mi tacto —se burló, rodeando completamente el pene del rubio para masturbarlo con firmeza.

Las pupilas de Jimin rodaron hacia arriba de sus ojos, se sentía increíble y muy estimulado. Quería gemir libremente, pero era imposible.

—¿Quieres que acelere el ritmo, ángel?

—Mgh... —al no poder responderle como quisiera, meció sus caderas, buscando más fricción.

Las sensaciones eran abrumadoras. Estaba siendo sometido en la oficina de su profesor y siendo masturbado en la escuela a solo unos cuantos minutos para que su clase finalizara. Peor aún, no recordaba haber escuchado que el mayor cerrase con seguro la puerta.

¿Y si alguien entraba?

Sus ojos llenos de lágrimas se agrandaron al sentir algo tibio rozarse contra su pene. Yoongi liberó su propia erección para juntarla con la suya, disipando sus dudas cuando la firme mano envolvió ambos miembros.

—¡Mgh! —volvió a arquear su espalda mientras se aferraba a los brazos de Yoongi.

El mayor comenzó a acariciarlos rápidamente. Jimin se encontraba demasiado ido como para siquiera pensar en lo "mal" que estaba. No le importaba. Amaba todo esto, sentir la erección dura de su profesor era el maldito cielo.

Como pudo, empezó a mover sus caderas, encontrándose con los movimientos de Yoongi, sintiendo sus pieles húmedas y calientes, ambos pre semen mezclándose.

Yoongi soltó un fuerte gruñido seguido de unos cuantos jadeos roncos. Jimin amaba que fuera ruidoso, le hacía sentir que disfrutaba de él. Sin poder soportarlo más, gimió de forma ahogada. Todo todo su cuerpo tembló y se contrajo; clavó sus uñas en los brazos de Min y se dejó ir, empapando ambos miembros de semen.

Exhausto, luchaba por respirar, tratando de encontrar aire alrededor de la corbata empapada de su saliva. La humedad hacía que se desbordara por las comisuras de sus labios.

Yoongi ante la imagen de su alumno rendido por el placer no pudo contenerse más, por lo que siguió masturbándose con fuerza, dejándose ir en el bóxer de Jimin.

El aire olía a sexo y sudor.

Jimin casi lloriquea de felicidad cuando la corbata húmeda finalmente abandonó sus labios. Pasaron minutos de silencio que de vez en cuando eran interrumpidos por las respiraciones aceleradas de ambos.

Yoongi se encargó de limpiarlos, así como de asegurarse de que el menor no estuviera adolorido por el tiempo estuvo contra el escritorio. Arreglaron sus ropas, pero había un problema: la ropa interior de Jimin se encontraba empapada del semen de su profesor.

—Vas a dejártelo así —Min exclamó, subiéndole los pantalones en conjunto con la tela húmeda—. No te lo quitarás hasta que regreses a casa.

Las mejillas de Jimin se encendieron en rojo.

—P-pero... está húmedo.

—Sentirás mi semen en cada paso que des, así recordarás a quien le perteneces.

—¿Y si se traspasa? No puedo... no puedo ir así.

—Si sucede, considéralo como un castigo.

—Pero...

Su cuerpo fue arrojado contra la puerta, siendo apresado entre la madera y el cuerpo de Min.

—¿Vas a seguir replicando? —inclinó su rostro, invadiendo lo más posible su espacio personal—. No me tienes muy contento, Park. Te sugiero que te detengas ahí.

Jimin frunció el entrecejo.

—L-lo siento... e-es solo que...

Yoongi maldijo.

Jimin no se esperaba lo que sucedió después.

El mayor agarró con firmeza la barbilla de su alumno con su pulgar e índice, obligándolo a mirar. Jimin tembló intensamente, reprimiendo un grito cuando sintió los labios de Yoongi tomar posesión de los suyos.

Yoongi deslizó una de sus manos hasta la nuca del menor, profundizando el beso, mordiendo con rudeza sus labios en el proceso. Jimin gimió y su profesor finalmente introdujo su lengua dentro de la boca del menor para besarlo con lascivia.

El corazón de Jimin latía como loco dentro de él y miles de escalofríos azotaban su espina dorsal conforme los chasquidos de aquel desgarrador beso aumentaban. Podía sentir la saliva que se escapaba escurrir por sus labios a la par que su profesor succionaba su lengua.

Finalmente, Yoongi rompió el contacto. No sin antes darle una última mordida a su labio inferior para después lamer la saliva que serpenteaba por la comisura de su boca.

Ambos estaban jadeando, incrédulos por lo que acaba de ocurrir.

—Usted... usted me b-besó —estaba deshecho, acariciando sus labios con parsimonia. Se encontraban hormigueando, adoloridos y muy usados.

—Vete a clase —fue lo único que respondió, dejando libre al menor.

Jimin dejó salir un suspiro, pero obedeció la orden.

Y cuando finalmente estuvo solo, Min se dirigió a su escritorio.

Acercó el dorso de su mano hasta sus labios, dispuesto a limpiarlos.

No pudo hacerlo.

Con rabia, azotó un puño contra el escritorio.

«Maldita sea.»

***

Dos actualizaciones seguidas. Para que vean cuánto les quiero. ♥️

— Cherry. 🍒

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